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¿Tienes merecimiento para resolver tus problemas? 10578

¿Tienes merecimiento para resolver tus problemas?

En cierta ocasión una lectora me envió un e-mail diciendo que vivía lejos (en Londres, Inglaterra) y, a la vista del gran desembolso que le suponía, me preguntó si yo le garantizaba la solución de sus problemas en caso de venir a São Paulo para someterse a la TRE.

Le conteste aclarándole que esta terapia es un trabajo de equipo, en el cual hay tres partes implicadas:
-a) El mentor espiritual – ser desencarnado de elevada evolución espiritual, directamente responsable por nuestro perfeccionamiento espiritual. Como orientador del paciente, conoce a éste profundamente, por eso, es él quien conduce esta terapia, mostrándole la verdadera causa de su(s) problema(s) y su resolución;
-b) Co-terapeuta – en esta terapia, mi papel es auxiliar al mentor espiritual del paciente, preparando a éste de la mejor forma posible para que en las sesiones de regresión pueda comprender lo que es necesario saber acerca de las causas, y también procurar abrir el canal de comunicación, para que al final del tratamiento el mentor pueda ayudarle orientándolo hacia la mejor solución.
Por lo tanto, como co-terapeuta, busco auxiliar y facilitar la comunicación entre ambos. Por analogía, yo sería el copiloto que ayuda al comandante a conducir la aeronave;
-c) Paciente – es la parte más importante de esta terapia, pues para que ésta tenga éxito, hacen falta cuatro requisitos:
-1) Fe en la existencia de los seres invisibles;
-2) Humildad – mente abierta para conocer la verdad sobre uno mismo;
-3) Esclarecimiento – el mínimo necesario acerca de la espiritualidad (plano espiritual, reencarnación, seres de luz y de las tinieblas, etc.);
-4) Merecimiento – en esta modalidad de terapia, la TRE, el paciente ha de presentar merecimiento para poder resolver sus problemas.

Por eso en la fase inicial de elaboración de esta terapia (que surgió en 2006), un mentor espiritual – a través de una paciente – al final del tratamiento, me mandó un recado (eventualmente, sin que yo lo pida, los mentores espirituales de los pacientes me mandan un recado) diciendo: Hermano, no prometas nada que no esté a tu alcance. Cada cual aquí (se refería a los pacientes) recibirá el auxilio que merece en la cantidad y calidad que le hagan justicia.

Le pregunté a qué justicia se refería…
Contestó: -Con arreglo a sus obras, a sus hechos, o sea, a lo que cada paciente haya hecho en el pasado – de esta o de otras existencias, así será ayudado.
¡A decir verdad, él se refería a la Ley del Merecimiento, que se traduce en el conocido dicho popular: Según lo que plantes, así cosecharás!

Caso Clínico:
Un ángel encarnado
Mujer de 28 años, casada, un hijo.


Acudió a mi consultorio una joven de 28 años, deseando comprender por qué su vida era buena, feliz, y no así la de sus familiares que, por el contrario, era muy difícil, penosa. Y esto le hacía sentir mucha culpa.

En la entrevista de evaluación, me relató esto:
Hasta los 15 años vivía muy bien con mi familia, en una casa confortable de clase media, en Florianópolis. Fue entonces cuando mis padres perdieron sus respectivos empleos y tuve que ayudar en el sostenimiento de la casa. Yo vivía con mis padres y otros tres hermanos, dos chicos y una chica, siendo yo la mayor.
Me preguntaba por qué todo me salía bien en la vida; en cambio con mis familiares no pasaba lo mismo.
Desde que mis padres perdieron sus empleos, no conseguían nada en el mercado de trabajo y se dieron a la poca formalidad. Así, mis hermanos tuvieron que salir de la escuela privada y se fueron a la pública; yo, sin embargo, no – la directora llamó a mis padres y me ofreció una beca integral para terminar los estudios.
Mis padres empezaron a tratarme con desconsideración, tenía que hacerlo todo en casa y además ayudarles fuera; mi hermana benjamina fue acometida por una alergia crónica que le impedía salir de casa, pues tenía que untarse por todo el cuerpo con un medicamento muy costoso, y ellos no tenían para comprarlo. Con eso mi madre cayó en depresión, empezó a engordar; mi hermano marchó de casa y nunca más se supo de él, y el mediano se metió en las drogas. No lo entiendo, Dr. Osvaldo, hasta mis 15 años todo era perfecto: teníamos una buena casa, mis padres trabajaban, mi hermana y yo teníamos nuestro cuarto, y mis dos hermanos vivían en armonía.
De repente, todo se ha vuelto patas arriba, solo a mí me ha ido bien.
Hoy soy licenciada en arquitectura, mi matrimonio es excelente, tengo un hijo precioso, un despacho bien montado; en fin, todo cuanto empiezo sale bien; pero a mi hermana todo le sale mal. Ya les he ayudado de todas las maneras, pero no salen del bache.
Me gustaría entender ¿por qué la vida de ellos no avanza?

En la primera sesión de regresión, la paciente ya obtuvo todas sus respuestas, por su facilidad y merecimiento:
Veo una luz azul en forma de una mujer… Ella se acerca a mí y me da las gracias. (Pausa).
- Pregúntale cuál es el motivo de ese agradecimiento – Pido a la paciente.
Ella me dice que soy un ángel, y que por eso no debería preocuparme, ni tener pena de mis familiares, pues con mi sola presencia ya suavizo sus padecimientos y angustias.
Aparte, dice que he ayudado a muchas personas en una vida pasada, en la época del holocausto. Yo era la esposa de un militar nazi, pero ayudé a muchas personas salvándolas de la cámara de gas y de otras formas de muerte, como hambre, frío, sed, etc.
Ella cuenta que lo hice a sabiendas de que mi marido, un general, podía incluso matarme a mí y a mis hijos.
Mi casa – en aquella existencia pasada – era muy grande y tenía un sótano donde cabía mucha gente. Allí era donde escondía a buena parte de aquellas personas; a otras les conseguía empleos como sirvientes en las casas de los oficiales alemanes; en fin, ayudé como pude.
Ese ser espiritual que habla conmigo fue una de aquellas personas a quienes ayudé. Aclara que por esas buenas obras – practicadas en aquella vida pasada – todo me sale bien en la encarnación actual, todo, efectivamente. Revela que incluso mi muerte será en una forma muy tranquila, o sea, me iré a dormir y mi espíritu se marchará. Revela además que tendré otro niño, y que mi vida realmente será de mucha felicidad, pues lo que hice en aquella existencia pasada hizo que superase incluso el miedo a morir.

Termina diciendo que en todas partes por donde pase, dejaré alegría, prosperidad, pero me pide que no sienta pena de aquellos a quienes nada les sale bien en la vida, pues cada cual tiene aquello que plantó."

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Muy interesante amigo, esto explica muchas cosas . Me surge una duda: Independientemente de que una persona con problemas reuna los requisitos o merezca ser ayudado. Esa ayuda nunca llegará sin una terapia de este tipo o en una sesión de espiritismo marialoncero? u otra cosa?

Saludos!

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Hola EJBM70, se tiene claro que las personas que llegan a esa terapia lo hacen inducidos espiritualmente por su propio mentor que conociendo la mejor opción para su problema lo hace llegar hasta allí. Tanto en el auxilio espiritual, para contrarrestar un mal, para ser protegido de un mal, para desbloquear los caminos se tiene que tener un merecimiento ya que todo ocurre dentro de las Leyes Divinas, así actúan los espíritus de luz; estos pueden atender a la persona en el lugar donde se encuentra o guiarlo a un Centro donde pueda ser asistido, indiferente de la insignia que los identifica, si allí lo pueden auxiliar porque necesita un recurso especifico llegará a ese lugar y conseguirá incluso los recursos en algunos casos, en otros tendrá que esforzarse por conseguirlos de acuerdo al merecimiento de la misma. Yo he sido asistido por espíritus diversos aquí, sin ser evocados en momentos determinados pero han sido ayudas leves considerando que mis actitudes tienden a reaparecer, sin embargo, me sueltan un poco la soga que me ahorca a lo poco. En lineas generales, si alguien no merece ser ayudado ningún espíritu de luz le ayuda, y si alguien no merece estar protegido sus propios protectores se apartan dejando que todo mal y asedio espiritual llegue hasta él, pero ¿son entonces malos por hacer eso? ¡No! todo tiene una causa, y nada ocurre sin el permiso de Dios, los seres de luz respetan la Ley y si nadie desde lo Alto da orden de que ese personaje debe ser ayudado no habrá forma de hacer nada, aunque se esfuercen mucho porque hay fuerzas contra las que ni ellos mismos pueden. Hay espíritus que no me los han podido quitar aunque me hayan trabajado incorporados, al contrario, aumentó la agresividad de los mismos pero llegado el momento con una simple oración fueron retirados ¿qué impidió que al ser ayudado no se solucionó nada sino que empeoró todo? pues, el merecimiento. Te voy a anexar algo para lectura de Ramatís, resulta que son los mismos seres de luz quienes administran todos nuestros sufrimientos y dichas en la vida, el mismo ángel de la guarda se aparta a voluntad para que te ataquen, para que te perjudiquen o impide que otros ayuden, puede sembrar enfermedad, desdicha, pobreza, tragedias y demás en la vida de una persona con objetivos diversos.


LA ACCIÓN DE LOS GUÍAS ESPIRITUALES Y EL KARMA

Pregunta: En el caso de que los encarnados se aparten de sus deberes y de la disciplina espiritual en la Tierra, ¿pueden los Guías intervenir desde el Espacio y detener los desmanes de sus protegidos?
Ramatís: El trabajo principal del "guía", en relación con su protegido encarnado, es el de librarlo en todo lo posible de las imprudencias, de las ilusiones, de los atractivos del vicio y de las pasiones peligrosas del mundo material. Del lado de acá", nuestra mayor preocupación es la de impedir que el amigo o el discípulo encarnado termine esclavizado a las pasiones animales que le dificultarán su ascensión espiritual. En cuanto al éxito deseado, no siempre podemos conseguirlo satisfactoriamente, pues por lo general, la criatura encarnada rechaza la recepción vibratoria de su mentor y se hace inmune a sus inspiraciones superiores. ¡Por regla general, escucha solamente la voz de la "sirena de las sombras", que termina conduciéndola a los mayores ridículos y disparates! Cuando eso sucede, su guía o protector echa mano de recursos extraordinarios e interviene tanto como le sea posible a favor de su protegido, con el fin de frenar sus desatinos y evitar a tiempo los desvíos peligrosos que lo conduzcan a la esclavitud de entidades malhechoras.
Pregunta: ¿Cuáles son los métodos empleados por los guías en esa intervención espiritual para beneficio de sus protegidos encarnados?
Ramatís: Cuando fallan todos los recursos en el plano mental de la inspiración superior y el protegido peligra en su integridad espiritual, generalmente, sus guías se valen del recurso de la enfermedad y de las vicisitudes morales y económicas, a través de las cuales puedan neutralizar a tiempo las causas principales de los desatinos y de las imprudencias. Casi todos los seres humanos son portadores de verdaderas válvulas de seguridad psíquica, aunque se trate de deficiencias karmicas provenientes de males pasados, sirviéndose de las cuales intervienen los guías para impedir los desvíos peligrosos.
Sabéis bien que el cuerpo carnal es el reflejo exacto del temperamento psíquico de cada alma, pues entre dos hermanos gemelos de perfecto parecido, aunque sean xifópagos, podéis notar considerable diferencia en su contextura moral e intelectual, comprobando que aunque se hallen bajo el mismo patrón consanguíneo, bajo iguales antecedentes biológicos o tendencias hereditarias, esas dos almas difieren profundamente en cuanto la ascendencia psíquica. Por tanto, el organismo físico de cada criatura, conserva también en su intimidad etéreo-astral una zona vulnerable de su propio psiquismo ancestral, que puede servir de recurso excepcional para que, a última hora, pueda intervenir el guía y aplicar la disciplina compulsoriamente, cuando su protegido le hace "oídos sordos".
Pregunta: ¿Podéis ofrecernos un ejemplo concreto de ese asunto?
Ramatís: Hay casos en los que determinado protegido hasta entonces ordenado y amigo del hogar, se deja fascinar por cualquier pasión mundana peligrosa que poco a poco lo va absorbiendo, amenazando con causarle grave perturbación en el seno amigo de la familia. A veces, él se vuelve refractario a cualquier intuición espiritual superior o se niega a cumplir las promesas hechas durante el sueño cuando deja el cuerpo físico en el lecho, prefiriendo dejarse obsesar completamente por la mujer extravagante, parásita o fascinadora, por el alcohol o por el juego insidioso.
Cuando menos lo espera, es lanzado al lecho del dolor; otras veces, ve que cesan las facilidades o los recursos materiales que le permitían sostener su condenable imprudencia, quedando en-entonces impedido de proseguir en su comportamiento irregular. Otro caso, por ejemplo, puede ser el de un individuo saludable, fuerte, demasiado viril y dotado de un cuerpo excelente, pero cuyo espíritu irascible y prepotente se niega a ablandar su temperamento o desecha la intuición bienhechora de su amigo desencarnado. Con ventajas en su cuerpo y en sus fuerzas, reacciona siempre con violencia y atrevimiento ante cualquier consejo o protesta ajena. Sumamente agresivo, usa sus manos como vigorosos guantes de boxeo, abofeteando con facilidad y moviéndolas amenazadoras, sin propósito alguno de tolerancia y de excusas. En el hogar, su irascibilidad siembra angustias continuas, pues es atrabiliario con la esposa, con los hijos y con los vecinos; vive seguro de no necesitar de nadie y se siente bastante autosuficiente para despreciar los favores del prójimo. Entonces, su guía espiritual sólo tiene un recurso para domar al pseudo "gigante" eufórico de su estatura y de su musculatura: llevarlo a un lecho de sufrimiento crucial y arrasarlo hasta que reconozca su propia debilidad humana en el seno de la humanidad. ¡De este modo, le cercena la auto violencia y lo coloca en el camino de la ternura y de la humildad bajo el guante del sufrimiento, demostrándole que no pasa de ser un troglodita vestido a la moderna, cual extravagante gladiador que abusa de su fuerte armadura de carne, nervios y huesos! Lo lanza por tierra, abatido por insidiosa enfermedad, haciéndolo entrever el límite de los bastidores del "otro mundo", con lo que le proporciona un tremendo susto, despertándolo en un deseo de continuación de vida para cuidar del socorro ajeno.
En general, aquellos que aparentan mayor indiferencia hacia la muerte porque son robustos y sanos, son casi siempre los que más se acobardan ante la perspectiva de perder el cuerpo que les proporciona los placeres fugaces de la vida animal y les facilita todos los caprichos y vanidades de la carne. Como no confían en la perspectiva agradable de la "otra vida", además del prosaísmo de la existencia física, se agarran desesperadamente a la armadura carnal, como el náufrago a una tabla de salvación.
Pregunta: ¿Es suficiente ese recurso a que os referís, para ajustar al protegido rebelde a las inspiraciones superiores?
Ramatís: Naturalmente, estamos presumiendo un tipo psicológico para nuestro ejemplo, de cuyo sufrimiento podáis sacar ilaciones provechosas para otros casos semejantes o de la misma índole espiritual. No obstante, ese tipo es mucho más común de lo que os imagináis, y muy cobarde ante las pruebas rectificadoras del espíritu.
Aunque puedan variar inmensamente los recursos y los métodos empleados por los guías de acuerdo con las reacciones psicológicas de cada individuo en prueba, la enfermedad es siempre la más valiosa intervención correctiva para lograr cohibir el abuso de los encarnados que se imaginan "dueños del mundo" y pretenden vivir por completo desligados de cualquier compromiso u obligación para con sus amigos y mentores que los acompañan desde el mundo invisible.
El cuerpo físico, es el banco escolar en donde el alma se sienta para aprender el alfabeto espiritual y proceder a su necesaria renovación interior. En el caso de que ese alumno desprecie las oportunidades del gran aprendizaje espiritual y prefiera entregarse al comando de las pasiones animales, es muy común la enfermedad como un efecto doloroso de las vidas pasadas, pudiendo suceder también la intervención disciplinadora de lo Alto, si ello fuera necesario.
Para nuestro ejemplo anterior, hemos aprovechado el tipo del hombre irascible, violento e intolerable, que abusa de su organización carnal privilegiada, sobre aquellos menos agraciados por su cuerpo o por ser sus subalternos, cuya ostensividad nociva sólo podrá ser corregida cuando se vea echado en el lecho del dolor y victima de prolongada enfermedad. ¡Posteriormente, flácido de carnes, impotente y encadenado a un cuerpo débil, reducido á guiñapos sobre un colchón incómodo, ha de sentir la amarga humillación de su fragilidad humana! Pierde de peso alarmantemente, se demacra de ojos fulgurantes, sus labios crispados están amortecidos y exangües; la respiración ruidosa e imponente es sustituida por un débil hilo de aire que fluye con dificultad por la boca entreabierta. Los acostumbrados gritos estentóreos se transforman, ahora, en breves susurros para pedir el té caliente y los medicamentos. ¡Sin el amparo de la musculatura vigorosa, se verá en la necesidad de reconocer el valor de la comunión de la familia y prestarse a recibir su auxilio para sobrevivir! Antes, expulsaba de su presencia hasta a los humildes que deseaban servirlo; ¡después, abatido y exangüe, toma la medicina hasta de las manos de una criatura y sorbe la sopa bajo la vigilancia de la esposa amiga!
En la melancolía del lecho de sufrimiento, le ha de sobrar el tiempo para valorar los servicios que le prestan en la hora angustiosa; comprenderá la inutilidad del orgullo de la irascibilidad, basado en el hecho de poseer un cuerpo excesivamente acolchonado de carne. Entonces, la visita de un amigo, el interés del vecino o la lealtad constante de la esposa, han de ser para él acontecimientos agradables y esperados con ansiedad. Los más pequeños favores se transforman para él en dádivas del cielo; para el gigante de carne soterrado en el lecho, que no consigue, siquiera, atender a sus propias necesidades fisiológicas.
Visitado por facultativos que le describen diagnósticos sentenciosos, envuelto por medicamentos famosos de la farmacología moderna, coleccionando placas radiográficas, exámenes complejos de laboratorio; perforado por las hipodérmicas y saturado por grageas y comprimidos, ante la perspectiva de ser un ente incurable, ¡se va volviendo cada día más cobarde!
Pero ¡qué importan al guía los diagnósticos brillantes, las elucubraciones etiológicas o las citas clásicas de rigor médico académico, cuando lo que en el caso interesa es la caída del trotamundos, vencido en la arena de la vida humana! No obstante la competencia médica que emitió un diagnóstico grave de infarto cardíaco, diabetes "melitus", angina pectoris o la disfunción cardio-hepato-renal, ¡lo que realmente se hace provechoso para el espíritu allí aprisionado en la carne flácida, es la naturaleza de sus nuevas reflexiones, que deben despertar en él un nuevo entendimiento sobre la verdadera naturaleza humana tan frágil, guiándolo a la visión egocéntrica para la vida real del espíritu!
Pregunta: ¿No sería suficiente la Ley de Causas y Efectos para hacer rectificar a aquellos que pueden abusar de su personalidad humana en detrimento del prójimo? ¿Es necesaria cualquier otra intervención excepcional por parte de sus guías?
Ramatís: Repetimos: La Tierra es una escuela de educación espiritual bajo la vista amiga y bienhechora de los espíritus protectores. No obstante, los hermanos de las sombras, deseosos de subvertir el orden de la ascensión angélica y dominar el mundo material, procuran dificultar la acción de los guías y los obligan a emplear todos los recursos posibles para no dejar a sus protegidos caer en la "tentación" de los malos y mantenerlos atentos a las lecciones provechosas de la escuela carnal.
Sin duda, el espíritu debe recoger en el presente, por la Ley de Causas y Efectos, los efectos buenos o malos correspondientes a las causas que sembró en el pasado por el uso de su libre albedrío, La Ley del Karma, entonces, que es Ley de rectificación espiritual de orden y de disciplina cósmica —una especie de contabilidad que lleva la cuenta del "debe" y del "haber" del espírita en el presente— sitúa cada alma en el escenario propio o en las condiciones que le corresponden exactamente en vista del bien o del mal que haya practicado» pero deja a la misma en libertad de reajustarse con la nueva situación, o de empeorarla.
Aquél que abusó de la fortuna en el pasado, es evidente que ha de nacer y vivir pobre en la vida futura, con el fin de que aprenda a valorizar la situación de quien es pobre. No obstante, disfrutando de su libre albedrío, en vez de resignarse con la prueba rectificadora de la pobreza, podrá convertirse en un mendigo astuto o en un individuo que viva de hurtos vulgares, así como también en un estelionatario o en una criatura muy deshonesta y rebelde contra su situación kármica.
Es evidente que la Ley del Karma en este caso, apenas lleva el individuo a la pobreza, pero el libre albedrío del mismo puede aumentar el efecto rectificador y llevarlo a prácticas aun más perniciosas y agravantes para el futuro. ¡Cuántas veces, y para el propio bien de la criatura, interviene su guía espiritual dificultándole todavía más la vida o enfermándola constante¬mente, con el fin de evitarle la materialización de los pensamientos peligrosos de la rebeldía o desacato a la vida espiritual! Muchos individuos evitaron agravar sus situaciones kármicas en la Tierra, con perjuicios para la presente y para las vidas futuras, porque sus protectores consiguieron encadenarlos definitivamente a un lecho de dolor o los privaron de los medios económicos que les hubieran permitido llevar adelante actos peligrosos para su integridad espiritual.

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Excelente amigo, mejor respuesta imposible, ya nos tienes acostumbrados a ellas, lo cual se te agradece y se te bendice.

Un ejemplo tipico es el del fumador compulsivo, que teniendo conciencia que el cigarrillo puede comprometer su salud, la de su familia e incluso otros aspectos cómo el futuro y bienestar de sus hijos, continua con su practica, creyendose lo suficientemente fuerte cómo parea fumar toda su vida sin ser afectado. Imagino entonces que llega un momento es que sus guias intervienen provocandole una enfermedad lo suficientemente grave para obligarlo a abandonar el vicio, que muchas veces , mas que una dependencia, es una practica ociosa. En mi caso, yo fumo, no soy un gran fumador, puedo decir que lo hago mas por dependencia fisica que psicologica u otras razones cómo el sentirme el macho que fuma.

Te comento que tuve una época muy buena, economicamente hablando, tenia empleos que me permitian generar unas 10 veces lo que era el salario minimo, aunque simpre tuve la virtud de compartir ese dinero con familiares y amigos menos favorecidos economicamente, llego un momento que tomé el vicio del juego, creo que el peor de todos, los casinos, incluso en una oportunidad recibí unas prestaciones sociales que me permitian comprar un apartamento en Guatire o comprar 3 taxis de agencia con la intención de entregarlos a una administradora para que los trabajaran por un alquiler mensual, esto me hubiera generado ingresos suficientes para llevar una vida comoda y en poco tiempo comprar una vivienda, pues me deje llevar nuevamente por el gusanillo del juego, dilapidando cobre a cobre tal cantidad, claro que también continué con mi practica de ayudar economicamente a todo aquel que lo necesitaba, tal vez esto pudo aligerar un poco el karma que me vendría. Esto me llevo después a épocas o situaciones economicas muy duras, te puedo decir incluso que llegaron a escasear los alimentos. Entonces ahora comprendo el castigo al que fui sometido, o el karma que fue generado por mis acciones, que pude haber controlado pero no lo hice. En estos dias pensaba que hubiera pasado si en lugar de malgastar todo ese dinero, lo hubiera invertido en ayudar a niños o personas en situación de pobreza extrema. Creo que otro gallo cantaria o no?

Otor caso que me hace reflexionar, es el de un antiguo vecino y amigo, al cual le comenzó a sonreir la vida, economicamente habando, pero a diferencia de mi caso, el optó por amasar fortuna sin considerar para nada la situación de sus propios familiares, gozaba de una salud fisica optima, pero caminaba en la nariz respingada, veia a las personas de arriba a abajo, incluso dejó de tratar con personas que habian sido sus grandes amigos, incluyendome. Se fue a otro país a montar un negocio el cual durante años le rindió buenos frutos, se olvido hasta de sus padres que muchas veces llegaban a necesitar y no contaban con su apoyo. Este amigo, a pesar de saber cómo se bate el cobre en cuestiones eotéricas, no pudo hacer absolutamente nada ante ataques espirituales despiadados por parte de familiares que vivian en ese país, esto le generó una enfermedad muy grave, que desencadenó la quiebra y posterior pobreza extrema, la "incondicional" esposa se vino a Venezuela dejandolo a las buenas de Dios y convertido en una piltrafa humana a punto de fallecer. Yo creo que entonces aqui intervinieron sus mentores proveyendole el pasaje en avion para Venezuela, donde al llegar al aeropuerto lo esperaban sus padres que con los ojos aguados corrieron a llevarlo a médicos para salvar la vida de su hijo.

Tuve la oportunidad de encontrarlo en la calle , conversar con él y a pesar de que mi situación de salud y economia no era precisamente la mejor, le tendí la mano, renaciendo de nuevo la amistad de muchos años. Ahora, en lugar de la sobervia, el egoismo y la prepotencia, lo acompaña la humildad, la resignación, la nobleza y las ganas de empezar de nuevo a pesar de las limitaciones. Yo su amigo de la infancia, me da mucha alegria ver cómo poco a poco va recuperando su salud, cuenta ya con un empleo digno y está presto a ayudar a sus padres que ya van para ancianos.

Te agradezco mucho Chico por invertir tu tiempo en instruirnos con tus escritos y experiencias de vida.

Saludos!

description¿Tienes merecimiento para resolver tus problemas? EmptyTendré que recurrir al multi-post debido a que es muy largo el contenido.

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En la Ley de Causa y Efecto cada acción tiene un resultado diferente, en otras palabras se describe con la simple frase de cosechar lo que se siembra y quienes fuman y se dejan inducir por las tendencias viciosas que conllevan a la destrucción no porque cooperen económicamente con otros o hagan mucha caridad se liberan de la carga inmediata que reciben directo de esas tendencias. En otras palabras, la única manera de corregir las consecuencias de fumar es dejar de fumar en definitiva y darle un buen cuidado al cuerpo y pulmones, y de por sí los fumadores se rodean de espíritus fumadores y de ahí deriva una necesidad física de fumar puesto que ellos al aproximarse a la persona le inducen sus propias necesidades y la persona llega incluso a tener que fumar más para saciarse él y saciar a los que le acompañan. Se considera suicidio inconsciente, evaluado como tal: un crimen en todo el sentido de la palabra. Si esto no se detiene ahora, puede pasar que a futuras encarnaciones nazcas con un aparato respiratorio muy dañado, problemas cardiacos y gástricos; si ha visto Nuestro Hogar verá como André Luiz, quien físicamente fue conocido como el Dr. Carlos Chagas, un médico a quien se le atribuye un gran descubrimiento médico de una enfermedad que lleva su nombre (el mal de chagas), él murió con las consecuencias del tabaquismo y el licor y pasó 10 años (aproximadamente) en el umbral con las secuelas latentes en su periespíritu; los líquidos y lo que conseguía para comer se le salía por las ulceraciones y justo en el Centro Espirita el camino hay de hecho un hombre que ya lleva 2 vidas naciendo con problemas gástricos crónicos debido a hábitos que tuvo entonces. En fin, esos espíritus además de inducir el vicio, malas tendencias, y vampirizarlo a usted y los suyos por su estado de desequilibrio emanan energías oscuras, por consiguiente, aunque usted tenga una disciplina de limpieza y oración ellos tienen más dominio en usted que le traduce las sugestiones y mientras estén ahí siempre va a haber energías oscuras, en otras palabras, son promotores de desgracias y pueden destruir la vida de la persona si esta se desliga de esa dependencia y ellos no están de acuerdo, en otras palabras amigo, dentro de la educación sobre la mediumnidad existe la posibilidad de que sus pensamientos, necesidades, impulsos y demás pueden ser producto de sus compañías espirituales. Te voy a anexar 2 fragmentos, 1-un tema que está publicado en Umbanda (foro) para lectura sobre vampirismo, causas y tratamientos y 2-lo que se le preguntó a Ramatís en Fisiología del Alma sobre el tabaquismo y los NO beneficios de esa tendencia auto-destructiva que los guías espirituales (los ligados a ti desde antes de nacer) permiten que sus consecuencias lleguen a tu vida por merecimiento impidiendo incluso la acción de los protectores.

Para ver el tema haga clic en: Vampirismo y parasitismo espiritual

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    EL VICIO DE FUMAR Y SUS CONSECUENCIAS FUTURAS
    Pregunta: El vicio de fumar, ¿es considerado un acto que ofende la dignidad de Dios?
    Ramatís: El vicio de fumar no significa ofensa alguna a la magnanimidad de Dios, pues el Creador no puede ser alcanzado por las estulticias e ignorancias humanas. Los resultados malos del vicio del tabaco, no son consecuencia de sanciones divinas ni de penalidades correctivas aparte, y sí de la exclusiva responsabilidad del hombre vicioso. Sin duda, el vicio de fumar es un delito que la criatura practica para consigo misma, por cuyo motivo debe sufrir sus consecuencias nefastas, tanto en la salud física como en el periespíritu, debido al quebrantamiento de las leyes naturales del mundo terrestre, como las que rigen en el mundo astral, cuyos efectos tendrá que sentir después de desencarnar.
    Pregunta: ¿Cómo podríamos comprender todo eso, respecto al fumador inveterado, y que no puede abandonar el vicio de fumar?
    Ramatís: Naturalmente, se considera una víctima de su propia negligencia espiritual, pues se trata de una criatura que actúa voluntariamente contra sí misma en su integridad física, creando además una situación gravosa para la vida que lo aguarda más allá de la tumba terrestre. El fumador inveterado, es un infeliz esclavo que abdica de su propia voluntad, cediendo su comando instintivo a un cerbero implacable y exigente, como lo es el tabaco.
    Pregunta: ¿Cuál es la opinión de los maestros espirituales sobre vuestra explicación?
    Ramatís: El tabaquismo es una enfermedad que padece gran parte de la humanidad, debido a su proverbial displicencia dejándose esclavizar por el culto insano al "señor" tabaco, que lo subyuga tanto en la esfera de los pensamientos, en las relaciones sociales y en las aptitudes psíquicas, como interfiere también en el campo de las inspiraciones superiores. Todo aquél a quien domina ese vicio, intenta presentar sus razones personales para justificar su esclavitud a la tiranía del tabaco, que por haber desarrollado fuertes raíces, dirige su propio psiquismo. Unos, alegan que fuman para "matar el tiempo" o porque necesitan de recursos hipnóticos para calmar sus nervios; otros, atribuyen al humo lento del cigarro o de la cachimba, el poder de inspiración que necesitan para obtener éxito en los buenos negocios, o como incentivo en la producción literaria.
    Actualmente ¡fuman profesores, médicos, militares, abogados, ingenieros, poetas, filósofos o científicos; fuman sacerdotes y malhechores; operarios y patrones! El vicio varía en cuanto a la técnica y al modo de quemar la hierba esclavizadora, que se ajusta conforme a la clase, fortuna, jerarquía o distinción social. Los de tierra adentro y aldeanos, fuman el maloliente cigarro de paja, o usan sarrosos pitos de barro; los hombres de clase media, fuman cigarros de papel, mientras que los más afortunados, se distinguen por el uso de vistosas pitilleras de aros de oro; chupan abultados cigarrospuros, o utilizan finísimas pipas que penden de sus labios ensalivados. ¡Pero es claro que esa ostensiva y pintoresca diferencia en el modo de quemar el tabaco, conforme a las aptitudes del individuo, no tiene valor alguno; pues el vicio acarrea a todos las mismas consecuencias nocivas y esclavitud mental execrable!
    Notad que el fumador inveterado vive inconsciente de su propia esclavitud, pues mete la mano en el bolsillo, toma un cigarro, se lo pone en los labios y lo enciende, ajeno a todos esos movimientos que el vicio guía instintivamente. Es un autómata vivo y tan condicionado al vicio de fumar, que en general, desde el momento que retira la cigarrera del bolsillo hasta que enciende el cigarro, cumple exclusivamente una voluntad oculta, nociva e indomable.
    En consecuencia, el fumador inveterado ya no fuma; estúpidamente es fumado: ya no comanda su voluntad, es dirigido servilmente por el tabaco. El comando subvertido en su psiquismo, como si se tratara de una entidad extraña, controla todos sus movimientos y se enseñorea de su automatismo biológico, para intervenir, a su bello placer en el espíritu del fumador, aunque éste atienda otras preocupaciones. Es una pérdida completa de la voluntad y del dominio de la criatura, pues su cuerpo físico se transforma en un vivo e inconsciente incinerador de tabaco.
    Pregunta: A través de vuestras explicaciones, dejáis traslucir que el tabaco se transforma en una entidad tan objetiva que hasta parece poseer fuerza física. ¿No es así?
    Ramatís: Realmente, ¡el tabaco es una entidad subvertida, que la mayor parte de la humanidad vive alimentando diariamente! La sirve dócilmente en su exigencia devoradora, tributándole culto y sacrificio por medio del humo fétido e irritante, a través de las vías respiratorias. El tabaco se torna, pues, en cerebro, en comandante y señor que, a través de varios ardides hipnóticos, como el cigarro, la pipa, el puro o la pitillera lujosa, satisface la negligencia viciosa y la vanidad humana, pero que actúa de modo subrepticio e impone su propia fuerza sobre la mecánica fisiológica de los fumadores. Aunque muchas personas afirmen que fuman por un inofensivo entretenimiento, son raras aquellas que consiguen librarse de la obsesión del tabaco que, imperiosa y mórbida, comanda su automatismo biológico y sus decisiones mentales.
    Pregunta: Creemos que el vicio de fumar no es tan degradante ni pervierte tanto como el vicio del alcohol o de los entorpecedores, que llegan hasta modificar el aspecto de la fisonomía y armonía humanas. ¿No es verdad?
    Ramatís: No estamos en desacuerdo con vuestras considera¬ciones; pero recordamos que el vicio del tabaco proviene de una raza atrasada, desconocedora de los sistemas de vida civilizada y sin credencial superior del espíritu humano, como eran los indios de la América Central, que los invasores españoles encontraron en las adyacencias de Tabaco, provincia de Yucatán. La Historia os narra que las naves de Cristóbal Colón, de vuelta de su segundo viaje a las nuevas tierras, llevaron muestras de tabaco a España. Más tarde, Monseñor Nicot, entonces Embajador de Francia en Portugal, obtuvo semillas de tabaco en los jardines del reino portugués y las plantó en su huerta, en los terrenos de la embajada. De ahí, pues, la denominación de "nicotina" dada a la principal toxina existente en el tabaco, en memoria de Monseñor Nicot. Poco a poco, el hábito de fumar se extendió por toda Europa, proliferando el comercio de tabaco y la industria manual de la confección de los cigarros. Pero no tardaron en surgir los primeros síntomas de envenenamiento por el humo, con las tradicionales jaquecas, mareos, vómitos y perturbaciones bronquiales, motivadas por la desesperada lucha del organismo físico en su defensa para no adaptarse a los terribles venenos que, de modo brutal, penetraban por las vías respiratorias y se diseminaban en la corriente sanguínea. No obstante la decidida campaña ofensiva contra el uso del tabaco, llevada a cabo por los médicos, reyes, príncipes, gobernadores y autoridades en general, su uso se extendió, infiltrándose en todas las capas sociales, aumentando entonces las competencias comerciales en la venta del tabaco, acabando por imponerse la detestable moda.
    Es así que, en el siglo actual, cuando las costumbres se degradan en vísperas de la gran selección espiritual del "fin de los tiempos", el tabaco consiguió establecer su imperio tóxico, antihigiénico y tonto, que tuvo origen en el vicio inocente del indio ignorante que se divertía aspirando el humo de las yerbas irritantes. No hay duda que para los salvajes, fue un gran éxito la venganza contara los civilizados —tan orgullosos de sus realizaciones morales y científicas— viendo que pasaron a imitarlos en la estupidez de llenar también sus pulmones de gases fétidos...
    En el pasado, únicamente los hombres y mujeres de mala reputación fumaban y bebían públicamente. Hoy, fuman casi todas las personas de las distintas clases sociales; pues hasta el sacerdote que desde lo alto del púlpito excomulga los pecados y los vicios humanos, después de la ofrenda religiosa enciende su finísimo cigarro mientras las cenizas caen sobre los versículos de la Biblia, que estudiaba para el sermón del día siguiente...
    Pregunta: ¿Podéis explicarnos ese carácter obsesivo del tabaco, que describís como un cerebro o un "señor" que nos domina a través del vicio de fumar?
    Ramatís: ¿Queréis una prueba evidente de la acción obsesiva del tabaco? Reflexionad sobre la actitud del fumador inveterado que puede pasar largo tiempo sin comer y a veces, hasta sin beber, ¡pero se descontrola y se desespera con la falta del cigarro! ¡La falta de satisfacción de ese vicio lo pone completamente angustiado, con el psiquismo excitado e incontrolable! Su deseo es terriblemente obsesivo: ¡fumar! Y esa acción obsesiva y oculta del tabaco, se recrudece a medida que el individuo se descuida de su comando psíquico después que abrió la puerta de su voluntad a tan indeseado huésped.
    Poco a poco, el fumador ya no se satisface con 10 ó 20 cigarros al día; aumenta la cantidad a 30, 40 ó más, volviéndose cada día más vicioso ¡pero nunca saciado! Entonces, procura disminuir la acción tóxica del humo por medio de filtros modernos de pitilleras especiales, o se dedica al uso de la cachimba elegante, engañado por la pretendida acción inofensiva del humo maloliente manufacturado astutamente con fines comerciales, para disfrazar su efecto nocivo. ¡Es así como el fumador crea, en torno suyo, un ambiente ridículo que llenaría de envidia a los viejos caciques masticadores de tabaco!
    Para atender la implacable exigencia del "señor" tabaco, el fumador gasta una parte de sus economías en la adquisición del cigarro; comúnmente, se irrita por el defecto del encendedor automático, que unas veces no tiene combustible y otras exige la reposición de una nueva piedra. Cuando fuma en cachimba, carga, al salir de la casa, el estuche apropiado para guardar el instrumento de holocausto al dios tabaco, se provee del limpiador del tubo, de la lata de tabaco, o, si no, lleva consigo el cortador de cigarros puros, la incómoda cigarrera o un puñado de filtros para la pitillera. Ante la perspectiva de un viaje, de un picnic o de una visita, ¡lo que primero le preocupa es el cigarro! Si le faltara, no pondría reparo a sacrificio alguno; pues si fuera necesario, viajaría hasta la ciudad próxima, perdería el almuerzo o subestimaría la cena nutritiva, pero en modo alguno se arriesgaría a que le faltara su inseparable alimentador del vicio que lo domina.
    Sometiéndose pasivamente a ese obsesor imponderable que comanda su psiquismo, ensucia de ceniza sus trajes, los tapetes, las toallas o las ropas de la cama, dejando su marca de nicotina por todos los lugares por donde pasa. De vez en cuando, corre a apagar un principio de incendio cuyo origen fue el descuido en tirar el fósforo encendido que cayó sobre la lujosa poltrona, o la colilla del cigarro caída sobre el tapete o la servilleta de la mesa. Hasta la hacienda heredada puede ser destruida por el fuego, debido al uso del tabaco o al tizón con que el campesino enciende su típico cigarro.
    De acuerdo con lo que aseguran las estadísticas de las compañías de seguros, la tercera parte de los incendios son producidos por descuidos de los fumadores inveterados. Es indudable que sólo puede ser de naturaleza obsesiva, ese hábito nefasto que hace al fumador perder hasta el sentido lógico de la prudencia y poner en peligro su propia vida.
    El fumador que pierde su control mental quemando el cigarro entre los labios displicentes, es realmente un obcecado, no obstante se quiera disculpar el vicio asegurando que es inofensivo. ¡Cuántos fumadores, a la hora del reposo en el lecho acogedor, se afligen al verificar que les falta el cigarro, al extremo de no vacilar en enfrentar intemperies o noches avanzadas, para salir en busca de su cerbero cruel! ¡Aun no acaba de caerles el café en el estómago, y ya el vicio les impone el deseo de fumar; aún no acaban de abandonar las cubiertas del lecho para hacer la acostumbrada higiene bucal, y lo primero que echan en el bolsillo del pijama, es el paquete de cigarrillos que se hallaba en la mesita de cabecera!
    Pregunta: Hemos tenido conocimiento que muchos de los grandes hombres han fumado. Lord Byron, consideraba el tabaco como un motivo sublime, y Bulwer Lytton, gran novelista y poeta, fumaba también, asegurando que el humo es un excelente calmante para los nervios. ¿Cómo podéis explicar ese hecho?
    Ramatís: Muchos de los llamados "grandes hombres" de la Tierra, aunque se destaquen admirablemente en los sectores científicos, académicos o artísticos de vuestro mundo, aún pueden ser víctimas de peligrosas pasiones y convertirse en esclavos del mundo astral inferior. Lo que menos sabe el hombre, es conocerse a sí mismo; y sobre esto, no podéis tener dudas. Los "grandes" de la espiritualidad, casi siempre son los más humildes de la Tierra, manteniéndose libres de cualquier vicio o cosa que pueda esclavizarles el espíritu al yugo de las pasiones animales. Además de ser humildes, heroicos o serviciales cuando están encarnados, son muy celosos de su integridad espiritual.
    Como no hay privilegios en el curso evolutivo del alma para el logro de su ventura sideral, "a cada uno le será dado según sus obras", y aunque algunos fumadores inveterados son criaturas de nobles sentimientos, no podrán eximirse de la acción nociva del tabaco en sus periespíritus, ni del deseo vicioso después de la muerte del cuerpo material.
    Pregunta: Hemos leído, también; que Rudyard Kipling, el insigne autor, además de ser un fumador inveterado, acostumbraba decir que "un buen cigarro, aunque sólo dure media hora, nos envuelve en humo inigualable". ¿No os parece digno de consideración que cerebros de tanto talento estimen el tabaco?
    Ramatís: Aunque tal concepto pueda haber partido de un espíritu tan inteligente como lo era Kipling, no por ello deja de existir visible contradicción entre el hombre inspirado que escribió admirables poemas, y el hombre común que, amoldado a las circunstancias del mundo, elogió el humo del tabaco. Es grande la diferencia del espíritu del hombre que compuso inolvidables poemas, comparado con el "hombre-carne" que, después, ensalza el supuesto placer concedido por el "inigualable" humo nocivo del cigarro. El contenido filosófico de sus poemas, es una afirmación que el hombre verdadero es el que se libera por completo de las convenciones del mundo, de la mentalidad es¬trecha y viciada del pueblo, y sobresale por encima de todas las vicisitudes y condicionamientos humanos,
    Recordamos, por eso, la preciosa advertencia de otro espíritu consagrado en el mundo, que fue Pedro, cuando dice: "Porque todo aquél que es vencido, es también esclavo de aquel que lo venció" (II-2:19). Sin duda, aquel que es vencido por el humo del cigarro, es obvio que también será su esclavo.
    Pregunta: Sucede que entre las autoridades médicas hay desacuerdo sobre la cuestión del tabaco, pues algunas afirman que el humo es inofensivo al organismo, mientras otras alardean hasta del peligro del cáncer pulmonar y de otras enfermedades peligrosas, que pueden provenir por el humo del tabaco. ¿Qué podéis decirnos al respecto?
    Ramatís: Por desgracia, vuestra humanidad se deja orientar por los conceptos subversivos y sofismas inspirados por los espíritus viciados de las sombras, que rodean de toda suerte de caprichos e imprudencias al terrícola indiferente para con su destino espiritual. A tales espíritus astutos, les interesa desarrollar cada día, el reinado del vicio en el mundo que dejaron, ya que así los propios encarnados les servirán de instrumentos dóciles para satisfacer sus deseos enfermizos, obstaculizados con la muerte del cuerpo físico. Por tanto, siembran la confusión y subvierten las advertencias de los mentores espirituales, procurando contradecir las opiniones sensatas, entre los hombres, con respecto a los vicios comunes. Así sucede con el vicio del tabaco, que varía hasta en la opinión médica, dividida en juicio favorable y desfavorable, sembrando la duda sobre los efectos dañinos de los venenos del tabaco, en la delicadeza del organismo humano.
    Pese a que es suficiente un simple examen de laboratorio para revelar la naturaleza agresiva de la nicotina alcaloide que existe profusamente en el tabaco, el hecho es que la mayoría de los médicos fuma y cuida a sus clientes con los dedos teñidos de amarillo por la acción de la misma nicotina, o mal consigue disfrazar la carraspera del fumador inveterado. Consecuentemente, el científico, el médico o el sabio viciado en el tabaco, no podrá opinar sobre la conveniencia o inconveniencia de fumar, pues si todavía no se ha liberado del pernicioso vicio, tampoco posee el mérito suficiente para imponer un sensato esclarecimiento científico.
    Pregunta: Afirman algunos médicos, que el organismo humano crea resistencia suficiente para neutralizar los efectos nocivos del tabaco. ¿Qué opináis?
    Ramatís: Desde luego, no desconocéis las reacciones violentas que se producen en el fumador poco habituado al tabaco, cuando, al fumar su primer cigarro, le causa síntomas terribles de envenenamiento obligando al organismo a movilizar los más desesperados recursos para producir con urgencia antitoxinas defensivas contra los venenos del tabaco. Sin duda, a medida que el hombre se va viciando cada día más aumenta el número de cigarros y su organismo se ve obligado a movilizar mayores defensas, hasta que llega a fumar, sin peligro inmediato, una carga de nicotina capaz de matar diez hombres abstemios al tabaco. Mientras bastan 50 miligramos de nicotina para matar un fumador novato, el fumador viciado soporta hasta 120 miligramos sin consecuencia mortal, en vista de su entrenamiento condicionado que le procura defensa contra el tabaco.
    Pero, el hecho que el organismo humano tenga siempre sus defensas orgánicas movilizadas para una resistencia amplia y permanente, no comprueba que el humo del tabaco sea .inofensivo, toda vez que esa defensa elogiable de la red orgánica, sólo se procesa a través del gasto oneroso de fuerzas y energías que son sustraídas a otras regiones del cuerpo físico, que las dejan debilitadas contra otros brotes de enfermedades peligrosas.
    Durante la guerra, y para enfrentar cualquier ofensiva peligrosa, el comando militar ordena desesperada concentración de tropas en el punto de la zona amenazada, es obvio entonces que el resto de la misma queda a merced de cualquier malhechor atrevido. Así sucede con las defensas orgánicas, que son movilizadas por la naturaleza contra los venenos del tabaco, gastando sus reservas para neutralizar las grandes dosis de nicotina, mientras el resto del organismo queda a merced de microbios y virus de cualquier tipo de enfermedad. Además, la reglamentación de esas energías para combatir la nicotina del tabaco, obliga al cuerpo a establecer nuevos procesos químicos que debilitan y operan otras necesidades orgánicas.
    Pregunta: ¿Cuál es la opinión de los espíritus de vuestra esfera sobre el vicio de fumar, por parte de nuestra humanidad?
    Ramatís: Es evidente que en nuestra esfera no estimulamos ese vicio deprimente, pero reconocemos, que el humo del tabaco, además de los perjuicios psíquicos causados en el Más Allá del Túmulo, es un veneno lento que lesiona el cuerpo físico en la Tierra. Además de la nicotina, el tabaco contiene venenos peligrosos que son fácilmente identificados en los análisis de laboratorio, entre los cuales se destacan los ácidos tánico, pectósico, málico, nítrico, oxálico, el amonio, los extractos nitrogenados, y otras sustancias ofensivas. En el humo, se puede percibir la presencia del ácido cinhídrico, más o menos, a base de 0,10 gramos por cada 20 gramos de tabaco analizado. El fumador inveterado inhala también cierta cantidad de gas venenoso en la forma de óxido de carbono, y, aunque sea absorbido en pequeña cantidad, exige también la movilización de otras defensas importantes del organismo.
    Pregunta: Conocemos personas que han logrado vivir hasta cien años, no obstante haber fumado ininterrumpidamente, ¿Cómo se explica eso?
    Ramatís: Aunque se verifique el caso de criaturas que logran vivir un centenar de años, fumando y demostrando buena salud, como en los casos de campesinos y esclavos africanos del Brasil colonial, el humo del tabaco siempre es un terrible enemigo de la criatura humana. Sin duda, la mayoría de la humanidad no consigue inmunizarse satisfactoriamente contra sus efectos perniciosos. No vemos razones sensatas para seguir fumando y sufrir las consecuencias por el hecho de notarse algunas excepciones en criaturas que aunque fumen exageradamente, gocen todavía de salud. Es de sentido común que las resistencias orgánicas varían de individuo a individuo, por cuyo motivo, ¡lo más sensato, es no fumar! Todas las lesiones orgánicas son afectadas por los venenos del tabaco. El cardíaco, principalmente, es una de las mayores víctimas de la nicotina y de los ácidos venenosos del tabaco, pues su respiración, perturbada por la insuficiencia del trabajo del corazón, se perturba aún más con los tóxicos volátiles que le afectan los bronquios y los pulmones. Los hepáticos —cuyo hígado funciona con dificultad para filtrar hasta las sustancias más inofensivas— son otras tantas víctimas de la acción insidiosa del humo, pues con su carga de nicotina, amoníaco, extractos azoados, sustancias minerales, materias oleosas y grasosas, los ácidos málico, nítrico y oxálico, le exigen trabajos anormales que agravan aún más la salud del enfermo. Es de lamentar que muchos de los que ignoran o hacen poco caso de lo nocivo que es el humo del tabaco, portadores ya de un hígado abatido por los tóxicos alimenticios, fumen en su convalecencia, cigarro tras cigarro.
    Pregunta: Si la principal defensa orgánica contra el veneno del tabaco consiste en neutralizar la acción de la nicotina, los filtros que se usan actualmente en los cigarros y en las pitilleras, ¿no bastan para eliminar su agresividad tóxica?
    Ramatís: El uso de cigarros con filtros en sus extremidades, hechos con algodón u otros materiales, o las pitilleras con filtros de diversas especies, indica que el fumador está convencido que el humo puede perjudicarlo; como la persona que tapa sus narices con un pañuelo al entrar en un lugar infectado, intentando disminuir los efectos de las toxinas del tabaco a través del filtro. Pero no consigue su intento, pues si penetra en su organismo reclama el resto de la cantidad a la cual está acostumbrado, por lo que el individuo pasa a fumar mayor número de cigarros, para compensar la cantidad de nicotina faltante. Hay fumadores que echando mano de pitilleras con filtro con el propósito de librarse de los efectos tóxicos del tabaco, notan que no quedan satisfechos, pasando a fumar cigarros de calidad bien "fuerte" y, así, piensan que están ingiriendo, debido al filtro, menos cantidad de nicotina, cuando la verdad es que se están engañando, puesto que la cantidad de veneno es la misma, al ser mayor el número de cigarros fumados con la pitillera. Cuando el fumador reconoce el mal que le causa el humo del tabaco, lo mejor es abandonarlo de una vez, en lugar de procurar paliativos para el vicio.
    Pregunta: Pero la naturaleza, ¿no sabe defenderse de las toxinas del humo?
    Ramatís: Si la naturaleza no supiera defenderse tan sabiamente cuando la criatura fuma el primer cigarro, ¡es casi seguro que caería irremediablemente envenenada! Por eso, cuando el niño practica la estulticia de estrenarse en el vicio del tabaco, su organismo lanza los más aflictivos y desesperados recursos, ya sea en la tentativa de hacerlo desistir de sobrecargarse con el exceso de nicotina mortal, como para ganar tiempo y neutralizar el veneno inhalado a través del primer cigarro.
    De ahí el motivo de las náuseas, salivación abundante, vómitos inmediatos y coercitivos con que el cuerpo lanza fuera cierta parte de los venenos condensados en el estómago por el humo del tabaco. Después de esa expulsión urgente por vía bucal, surgen los sudores fríos que, si se examinan en laboratorios, revelan contener varias sustancias peligrosas que fueron drenadas apresuradamente por la eliminación sudorífica. En ciertos casos de debilidad orgánica del paciente, la naturaleza se sirve todavía de otros recursos, apresurando la diuresis o produciendo brotes disentéricos, para eliminar la carga tóxica y agresiva producida por el humo. No obstante el individuo insiste en entregarse al vicio del tabaco y su organismo adecúa y moviliza otros recursos para constituir su defensa futura. De ahí el condicionamiento gradual e instintivo que se efectúa poco a poco en el individuo, permitiéndole más tarde consumir gran cantidad de cigarros sin envenenarse de inmediato.
    Pero en el futuro, surgen otros efectos de las toxinas del tabaco que, por el carácter agudo de los primeros envenenamientos, se transforman inadvertidamente en casos crónicos en el fumador inveterado, aunque bajo mejor control de su organismo contra los venenos. Surgen, entonces, periódicos dolores de cabeza, que generalmente provienen del monóxido de carbono; las irritaciones de los bronquios, garganta y pulmones, producidas por la amonia o piridina, y también de las fosas nasales, debido al calor de la brasa del cigarro que afecta las mucosas sensibles de las narices. También, existen los efectos dañinos de los derivados alquitranados del tabaco, que actúan por largo tiempo, atacando los pulmones y ennegreciendo los dientes.
    Además de la nicotina, que es el alcaloide más ofensivo contenido en el tabaco, la absorción incesante de otras sustancias agresivas que hemos enunciado, lesiona todas las defensas orgánicas y dificulta principalmente la filtración hepática, creando campo favorable para los resfriados comunes y las constipaciones intestinales. Asimismo, la dispepsia —tan responsabilizada por el "excesivo nerviosismo" propio del hombre dinámico del siglo XX — tiene en el vicio del tabaco uno de sus principales agentes patogénicos, pues a través de la saliva nicotizada se perturba el metabolismo de la producción y combinación de los jugos gástricos. Las toxinas del tabaco, atacan también la delicada mucosa intestinal, minan sus defensas y perturban las funciones digestivas y de los fermentos enzimáticos.
    Los venenos del tabaco, terminan integrándose a la circulación sanguínea y pasan a formar residuos nocivos, constituyéndose como reserva perjudicial en el organismo, cuya eliminación se hace demorada y dificultosa, porque el hombre todavía se sobrecarga de las sales, condimentos y alcoholes que agravan el trabajo drenativo por las vías emuntorias. Así, se retarda la limpieza y la higiene del cuerpo y el fumador jamás aparece completamente saludable, pues vive permanentemente asediado por una u otra incomodidad orgánica. Convendría que, en caso de envenenamiento crónico y grave, el fumador inveterado permaneciese algunas semanas en reposo y hasta en ayuno casi completo, alimentándose a base de jugos de frutas y privándose de condimentos y de sal. Es un tratamiento de emergencia en que el reposo, la poca alimentación y la dieta de sustancias excitantes, permiten el aprovechamiento total de las funciones de los órganos en su defensa y limpieza, drenando hacia afuera del cuerpo los tóxicos nocivos del tabaco.
    Para comprobar la existencia de intoxicación en una persona viciada con el tabaco, es suficiente humedecer un lienzo y enrrollárselo en su cuerpo desnudo, y observar más tarde que aparece modelado su cuerpo en el lienzo, por la nicotina expulsada por el sudor. Esa es una de las más importantes pruebas, que el adicto al tabaco observe que es un intoxicado permanente y vulnerable a las enfermedades más comunes.
    Pregunta: Suponiendo que una persona fume 20 cigarrillos por día, ¿cuál será la cuota de nicotina que absorberá?
    Ramatís: Creemos que cada cigarro debe contener cerca de un gramo de tabaco; por tanto, serán aspirados 20 gramos de tabaco durante el consumo de los 20 cigarros. Basándonos en experiencias de los científicos terrestres, que afirman que cada gramo de tabaco contiene, poco más o menos, 2,5 % de nicotina, se llega a la conclusión que cada 20 cigarros, o sea 20 gramos de tabaco, han de contener 50 miligramos de nicotina a la semana, para quien sólo consume un paquete de cigarros por día. En vuestro mundo, se hicieron experiencias que demuestran que la inyección de 5 a 7 miligramos de nicotina por vía subcutánea o endovenosa, fue suficiente para matar conejos y cobayos, mientras ciertas aves débiles, al aspirar el vapor de la nicotina, sucumbieron inmediatamente. De ahí el efecto desastroso que solamente 2,5 miligramos de nicotina existentes en un gramo de tabaco contenido en un cigarrillo, es capaz de causar al fumador neófito, disturbios respiratorios, salivación anormal, trastornos hepáticos, vértigos, falta de visión y audición, así como intenso dolor de cabeza, vómitos, debilidad, cólicos y hasta disentería. Es cierto que con el tiempo, la naturaleza se acostumbra a la carga venenosa cada vez más intensa; pero son raras las personas que conocen el tremendo esfuerzo que el cuerpo humano hace para sobrevivir al impacto venenoso del tabaco. Tal como hemos dicho, más tarde, los efectos perniciosos del tabaco se transforman en enfermedades crónicas que minan las defensas naturales y protectoras del organismo. Una de las más conocidas enfermedades crónicas, es la célebre ''bronquitis tabaquista", o la causada por disturbios del "asma bronquial, con la presencia de la incómoda carraspera, que no es otra cosa que el producto de la irritación constante causada por el tabaco en las mucosas respiratorias.
    El fumador inveterado, vive con la faringe, la laringe, los bronquios, el estómago y los intestinos, sobrecargados de nicotina y todos los derivados tóxicos del tabaco, obligando su naturaleza a permanente vigilancia, con el fin de poder mantenerse en relativo contacto con los fenómenos de la vida física exterior.
    Se sabe que la lengua posee pequeñas elevaciones conocidas científicamente como "papilas gustativas"; cada una de esas papilas contiene más de 20 receptores o burbujas gustativas, que forman la extremidad de los minúsculos haces de nervios con la función de transmitir al cerebro la sensación del gusto de las sustancias y líquidos que se ingieren. Siendo así, la lengua del fumador puede llegar a atrofiarse por los venenos del humo que alcanzan sus papilas gustativas, debido a la constante inhalación de cigarros.
    Tan pronto como el fumador termina las comidas e ingiere el acostumbrado café, se liberan las antitoxinas, estimuladas por la cafeína, de lo que surge la voluntad imperiosa de fumar, pues las defensas orgánicas existentes, piden el tóxico tradicional para combatirlo. Son fuerzas permanentemente movilizadas bajo un automatismo vicioso, que se excitan hasta los bajos e incontrolados pensamientos del fumador inveterado.
    Pregunta: Muchos fumadores —al contrario de lo que decís— afirman que el cigarrillo les calma los nervios en lugar de excitárselos! ¿Cómo se puede explicar eso?
    Ramatís: Los sedativos, principalmente los barbitúricos, también "calman los nervios", pero con el tiempo terminan causando depresión nerviosa y, más tarde, perturban todo el sistema nervioso del ser humano. Como toda acción del cuerpo astral de la criatura se apoya fundamentalmente en el gran nervio simpático, que es el responsable de todos los impactos emotivos y preocupaciones del espíritu encarnado, en la zona abdominal es donde más se acentúan las úlceras y las estenosis tan comunes en vuestros días. Sucede que la parte "astral" del tabaco, tiende a condensarse en esa misma región, toda vez que sus emanaciones se reflejan en el sistema nervioso del ser, desde la médula hasta los nervios distribuidos por el abdomen, o sea, por la región del "plexo abdominal". Surgen entonces, en el individuo, los casos de amnesia progresiva, cefalalgias crónicas y neurastenias, que irradian particularmente de esa región y que parecen quedar suavizadas con el socorro del cigarro. No obstante, se trata de la llamada "angustia astral" del vicio, como reflejo de la región en donde el cuerpo físico se liga a la indumentaria astral, acontecimiento este que se vuelve insoportable después que el desencarnado ingresa en el Más Allá del Túmulo. El efecto hipnótico que el astral del tabaco produce sobre el nervio simpático, después que la nicotina penetra en la circulación, es tomado por muchos como "calma de los nervios".
    El tabaco interpenetra todos los intersticios del cuerpo físico y se fija en forma residual, hasta que los riñones, el hígado, la piel y los intestinos, puedan eliminarlo satisfactoriamente. No obstante, se hace difícil, porque el fumador continúa alimentando el vicio, saturando el organismo, debilitándolo profundamente en sus defensas comunes contra las agresiones microbianas o los tóxicos de otra naturaleza, y cada vez necesita más antitoxinas para combatir el aumento de los venenos del tabaco. ¡Es tal esa saturación, que durante cualquier baño de vapor, el cuerpo del viciado del tabaco, traspira fuertemente el olor acre de la nicotina! Mientras sus órganos funcionan con regularidad, puede sentirse inmunizado contra el veneno del tabaco, pero tan pronto como la naturaleza comienza a ceder en sus defensas debido al exceso de la carga tóxica, se acentúa su decadencia física y pre¬dominan las enfermedades incubadas.
    Como el tóxico del tabaco deprime fuertemente a ciertas personas y les exige el máximo de defensa para develar su agresividad venenosa, adelgazan, y atribuyen su esbeltez física al hecho de fumar. Cuando dejan el vicio, sus organismos abandonan sus defensas y se sirven de todas las energías disponibles para separar las zonas debilitadas y reducir las antitoxinas que perturban el trabajo glandular, de cuyo aprovechamiento satisfactorio, unido a un mayor dinamismo orgánico, sobreviene el aumento de la gordura. No obstante, con el decurso del tiempo y el agotamiento de las antitoxinas en circulación excesiva, el organismo retorna a la normalidad y desaparece la excesiva gordura, volviendo la forma física a su tipo normal biológico, antes de fumar.
    Pregunta: ¿Puede ser el cáncer una consecuencia del vicio de fumar?
    Ramatís: El tabaco no es el exclusivo factor de la aparición del cáncer, pero puede producirlo si entre los fumadores inveterados existe alguno que sea electivo para el cáncer pulmonar, pues las sustancias alquitranadas del tabaco, atacan principalmente los pulmones. Ciertos médicos afirman que el cáncer es más común entre los hombres que entre las mujeres, tal vez porque la especie masculina es la que más fuma.
    No se puede atribuir al tabaco la culpa exclusiva de la producción del cáncer, puesto que hasta los animales —que no fuman—han presentado manifestaciones cancerosas; pero conviene recordar que los científicos terrestres han verificado que el cáncer ataca particularmente la boca entre los mascadores de la nuez de areca, y que el cáncer labial aparece, por lo general, exactamente en el punto del labio en el que más se usa el cigarro, la pitillera o la pipa.
    Muchas úlceras gástricas, erróneamente atribuidas a la vida tensa del ciudadano del siglo XX, tienen su origen principal en los efectos corrosivos de las sustancias, tóxicas y alquitranadas que la excesiva salivación del fumador acarrea a la delicada mucosa estomacal, modificando los jugos gástricos, entéricos, y lesionando el metabolismo armónico de la digestión.
    Pregunta: Aunque tengamos que contradecir en parte vuestras afirmaciones, debemos decir que hemos comprobado, en nosotros mismos, que cuando nuestros nervios se hallan sumamente excitados, se calman con el recurso habitual del cigarro fumado con calma. Algunas veces conseguimos la solución psíquica satisfactoria, que tanto deseábamos, a través de la reflexión obtenida con el uso del cigarro. ¿Cómo se puede explicar este hecho?
    Ramatís: Comúnmente, el hombre excita sus nervios en proporción a su interés en el mayor contacto con el torbellino de la vida y, principalmente, ambicionando las cosas del mundo material. Aquellos que pretendan llevar una existencia tranquila y "que se quieran liberar de los ciclos afectivos de la vida física, necesitan orientarse en la inteligente advertencia de Jesús, cuando dice: "Buscad los tesoros que la polilla no roe y el herrumbre no consume." Siendo así, que nadie pretenda poseer calma en sus nervios, ni aun echando mano del tabaco o de cualquier proceso engañoso.
    Cuando la criatura se pone a fumar intensamente para calmar sus nervios, ignora que apenas está reduciendo el contacto normal psicofísico con el ambiente, confundiendo esa reducción con un deseado estado de calma del sistema nervioso. Bajo la acción algo hipnótica del tabaco, frena en parte la acción del sistema nervioso, reduciendo su relación normal con las actividades exteriores, dejando su psiquismo más libre de preocupaciones, tal como ocurre entre los que toman alcohol y oscurecen su entendimiento.
    La preocupación, el susto o la emoción súbita, provocan en el ser humano la producción inmediata de ciertas hormonas que deben equilibrar los excesos peligrosos de los movimientos desordenados o impactos vigorosos en el vago simpático. Como los vasos sanguíneos acostumbran a contraerse fuertemente bajo la acción de la nicotina, el fumador cree estar en un estado de "calma" o de "desahogo psíquico", cuando no pasa de ser una reducción en el movimiento de su circulación sanguínea. Es que el tabaco, no sólo redujo el metabolismo circulatorio debido a la contracción de los vasos sanguíneos, sino que también deprimió y frenó la actividad fisiológica.
    No creemos que la absorción perniciosa del gas del tabaco pueda aportar inspiración de cualquier especie, o aun normalizar al sistema nervioso, pues los nervios son la prolongación viva del periespíritu actuando en el mundo físico. La serenidad del periespíritu no depende del frenamiento tóxico e hipnótico y sí, fundamentalmente, del control sano y psíquico del alma.
    Pregunta: ¿Por qué a medida que la humanidad conoce mejor los perjuicios que causa el uso del tabaco, aumenta el número de fumadores? Aumentan las advertencias sobre los peligros del tabaco y, no obstante, las estadísticas demuestran que los hombres fuman cada día más.
    Ramatís: Todo eso depende de la negligencia del hombre para consigo mismo, pues, a medida que se hace más científico y erudito, parece que se desinteresa de su propia ventura espiritual. El hombre del siglo XX, a pesar de ser excesivamente "intelectual", vive más en función de las razones o de las sugestiones del mundo exterior, que en auscultar sus propias necesidades; prefiriendo seguir la obcecación de la mayoría, aunque le sea perniciosa. En cuanto a las necesidades más comunes, se somete a esa fuerza sugestiva, ya sea por la moda femenina, a las innovaciones sin importancia fundamental, las tonterías que la radio, las revistas y los anuncios inculcan todos los días en el cerebro de los terrícolas, o cambiar, comprar o preferir artículos que no necesitan. La propaganda moderna se hace por hábiles y mañosos psicólogos, bastante experimentados en lo tocante a las reacciones humanas; se valen de los recursos hipnóticos y persistentes, exponiendo o anunciando sus productos en forma fascinante y agradable. Así, el más inofensivo dolor de cabeza o la más insignificante impaciencia nerviosa, asocian pronto la mente al nombre de un producto que la inteligente propaganda supo poner en evidencia en el momento. De tal modo actúan sobre vosotros la radio, el periódico, la revista y el cine, que vivís en función de esa fascinación impuesta por el mundo del comercio y la industria para encajar sus productos, actuando con astucia. Entonces, ya no escogéis las cosas; ¡son ellas las que os hipnotizan y se imponen a vosotros como imprescindibles! Lo mismo sucede a través de los efectos sugestivos de la hábil propaganda del cigarro, efectuada por las grandes industrias tabacaleras. Solicitan opiniones de científicos, hombres célebres o artistas de cine famosos, estampando sus retratos en cromos lujosos, carteles brillantes y coloridos, ¡en donde los dísticos más poéticos y las frases sugestivas, destacan la delicia y la hidalguía de fumar! Hasta los hombres que no fuman se sienten atraídos por tan habilidosa propaganda, dejándose muchas veces fascinar por las frases que ensalzan el cigarro a la categoría de una distinción imprescindible en el medio social. Más tarde, cuando el individuo se vuelve fumador inveterado y extremada-mente viciado, llega a perder la noción de la civilidad humana en casi todas partes; olvida que en los vehículos y en los salones de diversiones, el humo puede intoxicar, repugnar o irritar a otros. Olvida, también, que en muchos otros lugares de reunión, puede ser detestable al prójimo el olor del cigarro puro, del cigarrillo, y el del sarro de la cachimba. Algunos individuos fuman hasta en los salones de los restaurantes, en las horas de las comidas; otros alcanzan con su humareda los rostros de los compañeros en las "filas" de los transportes, ¡importándoles poco las protestas silenciosas de sus infelices víctimas! Aunque se proclame mucho la hidalguía del cigarro, no es raro observar que el fumador queme la ropa de su compañero de viaje, causándole a veces enorme perjuicio.

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    Pregunta: No obstante, algunos hombres de alta capacidad productiva y de gran dinamismo comercial, consideran el cigarro o el cigarrillo, el mejor amigo de todas sus horas. ¿Cómo se explica que para unos el humo del tabaco sea deprimente, mientras que otros lo ensalzan como poderoso estimulante?
    Ramatís: Aun tratándose del uso del tabaco, no hay regla sin excepción, pues su acción tóxica varía de conformidad con la resistencia orgánica del fumador. Como ya dijéramos anteriormente, los esclavos africanos alcanzaban más de cien años de vida, y fumaban ininterrumpidamente, así como muchos campesinos logran longevidad a pesar del excesivo abuso del tabaco. Evidentemente, esos hombres podrían ser más sanos y hallarse mejor dispuestos, si no fumasen, pues la salud a que os habéis referido, y la inmunidad contra el tabaco, eran apenas consecuencia de sus buenos antecedentes biológicos y no de lo inofensivo del tabaco. La mayoría de la humanidad terrestre, que vive enferma y con su sistema nervioso débil, mejoraría mucho su estado de salud si abandonase definitivamente el uso del tabaco, pues si éste no consigue minar el organismo de los hombres de salud resistente, es fuera de duda que puede aniquilar a aquellos que son propensos a las enfermedades más comunes. ¿Dónde está el hombre que puede asegurar, con absoluta certeza, que su organismo es inmune a los tóxicos del tabaco, y seguirá siéndolo en sus efectos lesivos, y solamente constables en lo futuro? El hombre inteligente y prudente, opta por no fumar.
    Cuando son colocados en cargos para los cuales se exige mucha agudeza mental, muchos hombres que fuman exageradamente, se sienten deprimidos delante de aquellos que no fuman, pues su memoria es más letárgica y sus errores más numerosos. Artistas, escritores, científicos, deportistas y oradores que abandonaron el uso del tabaco, no pueden dejar de reconocer que sus energías se han visto aumentadas, así como su apetito y hasta el gusto y el olfato, se sensibilizaron al extremo, que se hicieron receptivos a diversos paladares y olores que antes les eran desconocidos.
    Pregunta: ¿Puede influir el vicio del tabaco en el carácter humano?
    Ramatís: Es cierto que no se debe considerar al tabaco como responsable de las subversiones del carácter humano, como sucede con el vicio de la embriaguez, que realmente envilece e influye en la moral del ser humano, hasta el extremo de llevarlo a la degradación completa. Aunque el vicio del tabaco, puede causar perturbaciones fisiológicas, es mucho menos degradante y no tiene la fuerza suficiente para modificar el carácter del hombre, porque no lo lleva a la hipnosis o a la degradación completa, como lo hacen el alcohol y los estupefacientes. No obstante, es fuera de duda que aquel que fuma desordenadamente, abdica de su voluntad y se esclaviza a un vicio inútil, tonto y perjudicial que, en verdad, revela claramente cierta debilidad o negligencia psíquica para consigo mismo. El hábito de fumar no indica una subversión de carácter, pero comprueba la insuficiencia psíquica del individuo para dominar la tiranía mental del verdugo invisible, que es el tabaco.
    Pregunta: ¿Cuáles son los perjuicios espirituales para el ser humano, que pierde su dominio mental sobre el vicio del tabaco?
    Ramatís: Si el individuo, en virtud de someterse completamente al yugo del vicio del tabaco, cayese en el debilitamiento de su conducta moral, se arriesgará a transformarse en una exótica y oportuna "pitillera viva" para saciar el vicio de los fumadores desencarnados del astral inferior, pues las almas desordenadas y malhechoras que además de eso eran en la Tierra muy viciosas en el uso del tabaco, permanecen adheridos a la superficie terrestre, viviendo momentos de angustia inenarrables al no poder satisfacer el deseo de fumar, debido a la falta del cuerpo carnal que dejaran en la fosa del cementerio. Sólo les queda, entonces, un recurso maquiavélico para poder saciar el deseo vehemente de fumar, consistente en aproximarse a las criaturas encarnadas que puedan vibrar en sintonía simpática con sus auras enfermizas y transmitirles, así, las sensaciones etéricas de la quema del tabaco.
    Esas almas, realizan esfuerzos para ajustar sus periespíritus a los periespíritus de los encarnados que, además de igualarse a ellos como si fuesen moldes invisibles, procuran, por todos los medios, inhalar desesperadamente las emanaciones desprendidas del cigarro. Sucede eso, porque el tabaco, además de su característica volátil en el mundo material, interpenetra las capas bajas del mundo astral, por poseer, como todo lo existente, su doble fluido, el cual es absorbido ávidamente por los desencarnados que consiguen sintonizarse con el aura de los fumadores encarnados.
    Pero eso no los deja completamente satisfechos, ya que es muy reducida la cuota que pueden absorber en el eterismo del tabaco incinerado. Entonces, echan mano del recurso de acicatear a sus víctimas para que aumenten su ración diaria de cigarros, en lo cual puede descubrirse la causa que origina, que muchos fumadores digan que se sienten dominados por una fuerza oculta que les impide librarse del vicio de fumar.
    Es claro que esa desagradable sujeción a espíritus atrasados, sólo puede ocurrir en aquellos que además del vicio esclavizante del tabaco, se entregan a deslices morales peligrosos que pueden atraer junto a sí, muchos desencarnados delincuentes y viciosos.
    Pregunta: ¿Todos los fumadores inveterados, después de desencarnar, sufren en el Más Allá los efectos perniciosos del vicio cultivado en la Tierra?
    Ramatís: Después de la desencarnación, es la ley de correspondencia vibratoria la que realmente regula el sufrimiento o el placer de cada criatura, de conformidad con su esclavitud o liberación de los vicios de la carne. Por tanto, si el sufrimiento causado por la imposibilidad de fumar, entre las almas desencarnadas, varía de acuerdo con el grado de su esclavitud al vicio del tabaco. Las personas que fuman accidentalmente o por deporte, es decir, que solamente de vez en cuando toman un cigarro, no contribuyen para la creación del deseo astral que más tarde las podría acicatear con vehemencia en el Más Allá. Pero conviene que sepáis que no obstante la bondad, el amor, la pureza, la renuncia y la honestidad proporcionen a las almas desencarnadas una situación de paz y entendimiento espiritual, ¡la nostalgia y los estigmas de los vicios adquiridos en la Tierra, continuarán acicateando su espíritu aunque sean dignas de admiración en el mundo! De ahí la conveniencia de abandonar el vicio del tabaco antes de la desencarnación, pues el vicio terrestre es un asunto individual, cuya solución requiere la decisión interior del propio espíritu, y no depende del cambio a otro plano de vida.
    Existe un error por parte de muchos reencarnacionistas, así como también de muchos espiritistas, al juzgar que las sensaciones de la materia, tales como el hambre, la sed, el deseo de ingerir bebidas alcohólicas o de fumar, desaparecen con el cuerpo físico al dejar la tierra. Hay adoctrinadores que insisten junto a las entidades desgraciadas y viciadas que se comunican en sus trabajos mediúmnicos, para que dejen de pensar en el tabaco, en el alcohol, en la sed o en el hambre, por ser todo eso solamente ilusión traída de la vida carnal ya extinguida. Esas personas, ignoran que el "deseo" reside en el cuerpo astral y no en el cuerpo carnal, por cuyo motivo los infelices que parten de la Tierra siendo esclavizados por las pasiones perniciosas y por los vicios peligrosos, aunque dejen de pensar en los mismos, son perseguidos por el deseo vicioso y violento, porque partieron al Espacio sobrecargados de residuos tóxicos que acicatean acerbadamente su cuerpo astral. Solamente después que logran drenarlos hacia afuera de su vestidura periespiritual, es que podrán librarse de los deseos desordenados.
    En verdad, los vicios no deben ser encarados como "pecados" ofensivos a Dios, pero sí como grandes obstáculos e impedimentos terribles que, a continuación de la desencarnación, se transforman en una barrera indeseable que mantiene al espíritu desencarnado bajo el comando de las sensaciones inferiores.
    Cuando a través de los médiums combatimos el uso del alcohol, del tabaco, de la ingestión de la carne y otras costumbres que causan embarazo al alma en su vida espiritual, no lo hacemos en la condición de nuevos misioneros o de profetas que excomulgan pecados y pecadores. Actuamos más por espíritu de solidaridad fraterna, compungidos ante la visión de los cuadros dolorosos que todos los días presenciamos en el lado de acá, vividos por aquellos que parten de la Tierra profundamente viciados en el tabaco, el alcohol, la carne y otras prácticas perjudiciales. En realidad, el fumador que no intenta vencer su vicio cuando todavía se encuentra encarnado, se arriesga a revivirlo aún más cuando esté desencarnado.
    Toda vez que el objetivo fundamental de la evolución del espíritu es la liberación de todas las pasiones, males o deseos propios de los mundos físicos, el alma debe ejercitarse para lograr su más pronta felicidad espiritual y desunión definitiva de los vicios que pueden prenderla cada vez más a los ciclos tristes de las reencarnaciones rectificadoras. El cigarro, aunque os parezca un vicio sin importancia, es exigente señor que aun después de la desencarnación, obliga al espíritu a rendirle el homenaje del deseo vehementemente insatisfecho.
    Pregunta: En el caso de un individuo de alma excelsa que después de desencarnado mereciese hasta la felicidad de poder ver a Jesús, ¿Qué le sucedería si hubiese sido un fumador inveterado en la Tierra?
    Ramatís: ¡Sería semejante a un balón o globo cautivo que, habiéndose librado de noventa y nueve amarras, luchase aun, aflictivamente, para desprenderse de la última y frágil cuerda de seda que le impidiese dar el salto al espado! Esa alma santificada, aunque pudiese ingresar inmediatamente en el seno de una humanidad feliz y gozar de todos los beneficios y alegrías de una vida superior, sentiría que su ventura se turbaba de vez en cuando, ante el deseo insólito y condicionado del cigarro, vibrando todavía en su intimidad astral. Ante la Ley justa de ascensión espiritual, tanto disfrutamos de las glorías merecidas por una vida humana santificada, como tenemos que sufrir el resultado de cualquier descuido o imprudencia que hayamos practicado en la forma de vicios o de pasiones de la carne.
    He ahí por qué el sufrimiento en la vida futura, puede alcanzar, también a aquellos que ya lograron desarrollar los bienes superiores del espíritu, pero que se han descuidado de extinguir algún vicio o hábito mientras alimentaron la carne. Algunas almas desencarnadas, de cuyo espíritu se desprenden ya refulgencias de luces, no se pueden sustraer, de vez en cuando al hecho de que su mente se vea perturbada por el insufrible deseo del tabaco, del "churrasco" de carne, del whisky hidalgo o del pobre aguardiente. "En verdad os digo que todo lo que ligareis en la Tierra será ligado también en el cielo, y que todo lo que desligareis en la Tierra, será desligado también en el cielo." (Mateo 18:18). Como se puede ver, en ese admirable concepto de Jesús, está implícita la enseñanza que sólo habitaremos el cielo en el más completo estado de paz, libertad y alegría, después que nos hayamos desligado por completo de las cosas deseos y vicios del mundo carnal. Por tanto, lo que en la Tierra fue desatado por la voluntad y por la propia consecuencia del espíritu, también lo será en el Más Allá. Aquel que fuma, bebe o se alimenta desconsoladamente en la Tierra, queda ligado a esos placeres terrestres hasta que el propio espíritu se olvide de ellos, toda vez que la muerte no lo obliga a dejar los vicios con el cuerpo físico en el túmulo de la materia. El cuerpo carnal solamente revela las sensaciones del espíritu en el mundo físico. Por ello, los deseos inferiores que viven en la intimidad del alma, continúan manifestándose aun ante los excelsos ambientes celestiales.
    Preguntas En vista que el tabaco es tan pernicioso para el hombre, ¿no hubiera sido más sensato que Dios no hubiese creado la planta "Nicotina tabacuna", con cuyas hojas se preparan los cigarros?
    Ramatís: ¿Creéis que Dios haya creado alguna cosa perniciosa? Por ventura, ¿la medicina terrestre no se vale actualmente de los venenos, ácidos y drogas mortíferas que en su empleo terapéutico logran salvar millares de criaturas? El propio veneno de las arañas, escorpiones y culebras, ¿no está siendo aplicado con éxito para remediar diversos males al parecer incurables? En la planta a que os referís, existen gran cantidad de elementos que pueden ser aplicados con excelente utilidad en la industria, en la medicina, en el comercio y en otras esferas del trabajo digno. No consta en la tradición espiritual y en otras esferas de nuestro plano, que el Creador haya creado el tabaco para que el hombre lo mascara, lo fumara o lo tostase para introducirlo en las narices, ni siquiera para absorber el humo de sus hojas secas enrolladas bajo vistosos rótulos coloreados.
    Ciertos indios, masticaban las hojas del tabaco o las chupaban enrolladas, porque todavía les faltaba el sentido estético y el conocimiento médico que poseen los actuales civilizados. ¡No obstante, los hombres modernos, sustituyendo los antiguos colgajos de huesos de los salvajes por pitilleras elegantes continúan succionando los mismos hijos del tabaco! La diferencia consiste en que se engañan por el hecho de ordenarlas en artísticas cajas de madera o quemarlas reducidas a hebras, metidas en papel satinado y hasta entre pajas de mijo.
    La planta "Nicotina tabacum", no es una cosa perniciosa creada por Dios. ¡Es el hombre el que la transforma en humo, perdiendo su comando mental y transformándose en un obcecado del cigarro, que controla sus nervios motores y lo obliga a rendirle tributo desde la madrugada hasta la noche!
    Pregunta: ¿Cuál es la forma más práctica, a vuestro juicio, para dejar de fumar?
    Ramatís: Es obvio que el problema no se resume en largar el cigarro", como acostumbráis a decir, y sí en readquirir el poder de la voluntad, que se halla esclavizada por él. Si el hombre decide abandonar el tabaco, la carne o el alcohol, pero continua mentalmente fumando, comiendo carne e ingiriendo alcohol, poco importa que está huyendo del objeto del vicio, pues lo verdadero es que todavía no es dueño de su voluntad. Es en la mente del hombre, ante todo donde debe ser emprendida la campaña sana contra el vicio. A través de reflexiones inteligentes, debe convencerse de la estulticia de someterse a prejuicios físicos, psíquicos y económicos, causados por el cigarrillo, el cigarro o la pipa. La ofensiva, por tanto, no debe ser iniciada contra el objeto del vicio, que es el tabaco, y sí en el sentido de recuperar el comando mental perdido. ¡Hay que volver a tomar nuevamente el psiquismo director de los fenómenos de la vida de relación entre el alma y él medio! Es necesario que el hombre vuelva a convertirse en el señor absoluto de sus actos, despreciando las sugestiones tontas y perniciosas del vicio que lo domina. Es cierto que la liberación del vicio de fumar será mucho más difícil si, por afinidad de vicios o debido a cualquier desarreglo moral, el individuo estuviera siendo cercado por entidades del astral inferior, atraídas por él. En este caso, la liberación no sólo requiere el dominio de la propia voluntad, sino también la adopción de un modo de vida que provoque la desunión de otra entidad viciosa y libre, del Más Allá.
    Pregunta: Algunos de nuestros amigos consiguieron abandonar rápidamente el vicio de fumar, pero la falta repentina del cigarro los hizo sufrir notablemente. ¿Es esa la mejor solución para el caso?
    Ramatís: Indudablemente, los que así han procedido, son bastante dignos de encomio por haber demostrado ser dueños de una mente enérgica y bastante capacitada para dominar los deseos peligrosos de su psiquismo, pues lo difícil no es asumir la decisión de no fumar más, sino, y por encima de todo, poder soportar después los efectos aflictivos del condicionamiento creado por el humo del tabaco en el organismo humano. Durante la etapa viciosa, las antitoxinas orgánicas son exclusivamente movilizadas para mantener la defensa del organismo y neutralizar los venenos oriundos del tabaco. Por eso, después de la abstención, ellas pasan a actuar de modo intenso, exigiendo temporalmente el tóxico que estaban habituadas a combatir. Recuerdan un gran ejército que debe ser lanzado incontinente contra los objetivos para los cuales fue movilizado, y que se halla en inquietante expectativa que puede llevarlo a la indisciplina ante la falta de inmediata aplicación de su fuerza repentina.
    La recuperación psíquica después del abandono del vicio de fumar, debe ser* de naturaleza profundamente mental, sin los paliativos de los bombones y de las distracciones forzadas; pues un vicio no debe ser compensado por otro aunque sea menos ofensivo, toda vez que el problema fundamental consiste en fortalecer la voluntad y conservar la mente despierta, como seguridad contra la embestida de otros vicios perniciosos. La solución verdadera implica, pues, poder extirpar de la mente la idea que el tabaco es un placer, una distracción o un medio de calmar los nervios, por ser, en realidad, un vicio nocivo y ridículo que depone la propia inteligencia y sensatez.
    Pregunta: Si un fumador desea dejar pronto el vicio del tabaco, ¿qué providencias preliminares debe tomar para lograr el éxito deseado?
    Ramatís: Ya os hemos dicho que lo más importante es aclarar la mente e eliminar la idea que el cigarro pueda proporcionar placer o inspirar ideas. El fumador debe recordarse que así como no apreciaría ingerir cosas repugnantes, tampoco debe sentirse satisfecho succionando el humo acre y llenando con él los pulmones, que no fueron hechos para eso. Conviene que examine a la luz de la razón severa y consciente, cuáles son las ventajas que se derivan de fumar o no fumar, y el grado de inteligencia o de estulticia que revela la persona que absorbe tóxicos sin provecho alguno.
    Aquél que no se puede librar inmediatamente del tabaco, debe hacerse un planeamiento mental provechoso; del mismo modo que el comando militar investiga las faltas y las vulnerabilidades de su adversario, para después dominarlo y vencerlo por la tenaz resistencia. La voluntad debe ser entrenada constantemente bajo reflexiones sensatas e inteligentes, con el fin que, poco a poco, pueda ejercer acción modificadora en el subconsciente y convencerlo que el tabaco es una realidad perniciosa. Para el fumador inveterado e incapaz de una liberación inmediata del vicio, no hay otro recurso que mantener un estado alerta incesante y una lucha heroica contra sí mismo, Hay que conseguir vivir, si es necesario, con el cigarrillo en el bolsillo, pero con la fuerza de voluntad suficiente para vencer la satisfacción del vicio; como si desease humillarlo al no querer atender su sugestión perniciosa. Muchas veces atenderá hasta el pedido de "fuego" del compañero viciado, pero aunque sienta despertar en ti el deseo de turnar, ha de postergarlo cuanto sea posible. Pese al hecho que el fumador se vea aun obligado a quemar cigarros, lo debe hacer vigilando el alcance del vicio y abandonando el cigarro antes de sentirse satisfecho. Entonces, la fuerza de voluntad que hasta esos momentos había estado dominada por el tabaco, retorna prontamente bajo esa severa vigilancia mental y esa recuperación psíquica, tal como el adversario belicoso recula ante la acción tenaz y vigorosa del general decidido. Estando al lado de fumadores o de olores a tabaco, lo más acertado no es huir por miedo a ceder ante la aparente delicia y tentación del cigarro. Lo importante será enfrentar la situación con calma y vigilancia, analizando siempre la estulticia y el ridículo que representa la absorción del humo de aquellas hierbas fétidas. Es necesario convencerse que las tabaquerías son lugares en donde se explota el bolsillo del infeliz viciado del tabaco, que representan un comercio más bien de viejos indios de costumbres atrasadas, entregados a vicios repelentes. Naturalmente, cada individuo representa un temperamento y una fuerza psíquica determinada, por cuyo motivo no se puede aconsejar a todos, indiscriminadamente, un mismo modo de vencer el vicio del tabaco.
    ¡El propio fumador es el que debería sentirse herido en su dignidad, ante la humillación de dejarse vencer tan fácilmente por un vicio tan detestable! El tabaco es el verdugo indeseable que lo domina a su antojo, que dirige su voluntad y que se entromete en todos sus actos cotidianos. Le ensucia los dedos, los dientes y la ropa; lesiona su dinámica respiratoria e intoxica su estómago y circulación sanguínea, obligándole además a incurrir en gastos inútiles. Desgraciadamente, aquél que todavía no puede ejercer dominio sobre sí mismo o que no puede recuperarse de un vicio tan pernicioso, tampoco podrá liberarse de otras embestidas nocivas a su integridad psíquica. Por encima de todo, no conviene que el fumador olvide la probabilidad de convertirse en una detestable "pitillera viva" de otros espíritus delincuentes del Más Allá, que acechan continuamente toda .la intimidad espiritual posible, que se debilita en el vicio del tabaco. Además, que recuerde que es después de la muerte que sobrevienen las peores consecuencias para el fumador, porque el deseo de fumar continúa actuando con más vehemencia en su periespíritu, causándole las más terribles angustias ante la imposibilidad de satisfacer ese vicio nocivo y estúpido.
    Pregunta: Habéis dicho, en cierta ocasión, que las mujeres que fuman sufren mayores perjuicios que los hombres. ¿Queréis explicarnos detalladamente este asunto?
    Ramatís: Nos hemos referido, hace poco, a la acción venenosa de la nicotina, que causa deterioro en los vasos sanguíneos, retardando el aflujo de sangre a los centros cerebrales superiores y a las zonas sensitivas situadas externamente en el córtex cerebral. La prueba evidente de esa contracción de los vasos sanguíneos, está en que los fumadores más exagerados sufren a veces de cierto "olvido" y adormecimiento en las extremidades de los dedos, provocado por la exigüidad de la circulación capilar. Muchas clínicas médicas están comprobando ya que las enfermedades del corazón son más frecuentes entre los fumadores, debido a la proverbial contracción que la nicotina provoca en las venas coronarias, aumentando, entonces, la presencia de la "falsa angina", cada vez más común entre los fumadores inveterados.
    Esa influencia del tabaco, tóxica, es mucho más suave en el organismo masculino, debido a su naturaleza fuerte y viril; mientras que se hace profundamente molesta y grave en el cuerpo femenino, por ser la mujer portadora de mayor cantidad de vasos sanguíneos que el hombre, para poder atender con éxito los cambios del quimismo en las fases críticas y en las épocas de la procreación. Por poseer un organismo mucho más delicado y profundamente sensible, y por ser el vaso de la procreación de la vida, se sitúa entre las fuerzas astrales de la vida oculta y las energías de la animalidad del mundo material, sufriendo por tanto la mujer, mucho más que el hombre, los efectos peligrosos de las sustancias nocivas contenidas en el tabaco, tales como la nicotina, la amonia, los ácidos oxálico, tánico, nítrico y el óxido de carbono, que se producen durante la combustión del cigarro.
    Teniendo en cuenta que la propiedad específica de la nicotina, contrae los vasos sanguíneos, no será difícil imaginar cuan nocivo es el tabaco para los órganos, glándulas y sistema sanguíneo de la mujer, que está mucho más provista de sangre en su red vascular, que el organismo masculino. Es evidente que ante cualquier disminución de la sangre necesaria para irrigar en ella normalmente los órganos y los sistemas procreativos en la función expulsora de las toxinas menstruales, la nicotina, al contraerle los vasos sanguíneos, reduce también el éxito de esa operación bienhechora, aumentando, por tanto, la carga tóxica en su delicada circulación.
    Las estadísticas de vuestro mundo, prueban que muchas mujeres que fuman, envejecen más rápido que las que no fuman, pues la contracción sanguínea provocada por la nicotina, le roba poco a poco el sonrosado de la piel, debido a la disminución circulatoria en la superficie del rostro. Entonces, las arrugas surgen más pronto, pues al ser reducida la cantidad de sangre necesaria para irrigar la piel y remover sus impurezas, los residuos nocivos y grasientos se retienen por más tiempo, formándose las petrificaciones subcutáneas que después se revelan en forma de manchas, arrugas, etc. Después de todo eso, nada adelanta la mujer defendiéndose heroicamente con los potes de cremas y tinturas, o por medio de la química que le ofrecen los salones modernos de belleza, ¡pues lo artificial no evita que ostenten una vejez prematura, como que sus dedos y sus dientes sean manchados por la nicotina! Ninguna crema o pomada milagrosa conseguirá sustituir esa deficiencia provocada por la inacción circulatoria y característica de la nicotina, cuyo tóxico, a su vez, actúa aun más en el delicado sistema glandular, interfiriendo en la armonía de la función ovárico-tiroidea, llegando hasta perturbar el temperamento. El uso del tabaco, influye poco a poco en la progenie femenina, y si la mujer se obstina en mantener tal vicio pernicioso a su delicada constitución, es cierto que, muy pronto, los buenos ginecólogos han de reconocer los efectos dañinos y el estigma nocivo de la nicotina, en el metabolismo tan sensible de la mujer.
    Pregunta: Hemos oído decir que el vicio de fumar en la mujer, puede influir también en la procreación de los hijos. ¿No será ésta una opinión absurda?
    Ramatís: Las mujeres que fuman exageradamente, tienden a gestar menor cantidad de hijos, y algunas llegan, antes de tiempo, a la esterilidad. Las que fuman durante la gravidez, son más propensas a náuseas, vómitos, salivación, ataques nerviosos, perturbaciones digestivas y reducida filtración hepatorenal, pues la nicotina contrae el calibre de las células cónicas hepáticas y de los basinetes renales. En algunos casos, es viable el aborto provocado por la inanición circulatoria, cuando la nicotina cerca en demasía el crecimiento del feto por la contracción de los vasos sanguíneos, acentuando, también, el peligro del colapso nervioso de la parturienta. La producción de la leche materna, es también perturbada, pues algunos de los venenos contenidos en el tabaco, llegan a destruir o atrofiar gran parte de los gérmenes lácteos, mientras el óxido de carbono que es absorbido en la inhalación del humo, inflama la tráquea y reduce los alvéolos bronquiales, causando las tradicionales disneas de muchas gestantes.
    Es evidente que muchas campesinas fuman desde jóvenes, sin que por ello confronten dificultad alguna de su prodigalidad creativa, pues aun superan a muchas mujeres residentes en las ciudades, protegidas por los más modernos tratamientos obstétricos. Pero ello se debe a que la vida casi toda animal, simple y libre de los campos, a distancia de las opresiones nerviosas de las ciudades, favorece la reserva de las mejores defensas orgánicas y neutraliza con éxito los peligros ocasionados por el tabaco en las gestaciones.
    No obstante, las mozas que crecen en el torbellino de las ciudades sumergidas en el seno de los residuos impuros, aficionadas a la alimentación artificiosa, tóxica y errónea, sin disfrutar del oxígeno puro y recuperador de las campiñas y de los árboles vitalizadores, si caen en el vicio del tabaco, serán siempre víctimas de su imprudencia, toda vez que sus organismos se encuentran ya bastante debilitados en sus defensas naturales.
    No pretendemos reprobar a la mujer por su debilidad en fumar, pero consideramos que la figura femenina es la convergencia delicada de la poesía divina modelada en la forma humana. Nunca su porte delicado debería humillarse ante los vicios detestables y propios de la imprudencia masculina, tales como el tabaco, el alcohol o la glotonería. Sólo podrá quedar algo tierno y valioso en la vida humana, si la mujer se conserva como la esperanza y el símbolo de una elevada inspiración espiritual de la propia organización humana.
    La mujer moderna que se pervierte cada vez más en el vicio del cigarro y la bebida, se vuelve grotesca y ridícula, pues imitando los vicios del hombre y sin poseer su fuerza original, apenas se exhibe en infeliz masculinización, que poco a poco destruye su encanto milenario. Así no se nivela en los mismos derechos masculinos a los que busca hacer justicia en la comunidad humana, y sí en el rol de los vicios perniciosos preferidos por los hombres negligentes y desinteresados en su propia ventura espiritual. Aunque sea mujer, no se eximirá de sufrir en el Más Allá los terribles efectos de la nicotina-astral que circulará por su periespíritu, obedeciendo fielmente a la ley de que "la siembra es libre, pero la recolección obligatoria".
    Para muchas mujeres que fuman desordenadamente, será muy triste en el futuro, que por efecto de su negligencia espiritual se transformen también en "pitilleras vivas" de otras infelices mujeres torturadas y vencidas por el deseo del mismo vicio del tabaco, en el Más Allá. Como el sexo es solamente una señal exterior sobresaliente en el mundo físico, en la intimidad del cuerpo masculino o femenino, reside siempre el alma recogiendo conforme con lo que sembró y uniéndose a las esferas de la vida en el Más Allá, de acuerdo con su propia afinidad espiritual para con el Bien o el Mal, para con lo digno o el vicio.

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Bueno EJBM70, todo tiene apenas propósitos de esclarecimiento, en la actualidad todo lo que hace el ser humano es visto como crimen a nivel espiritual, pareciera que todo lo que le gusta al cuerpo y lo hace sentir cómodo lo perjudica. Le voy a anexar el link para que estudie (si desea) el libro donde toca todos esos puntos; le adelanto que el cáncer es una imposición kármica y los procesos cuando son lentos como el suyo generalmente acarrean fuertes imposiciones, está teniendo ahora oportunidades que administra según quiere porque nosotros hasta sabiendo seguimos haciendo las mismas cosas lol!. Aquí en el foro se presentó un caso, un usuario que había pasado tiempo con la marihuana y demás, fue a un Centro Espirita y cayó en desespero al ver que ese tipo de relaciones espirituales no se resuelve mágicamente, se pueden pasar varias vidas luchando contra ellas para desligarse hasta que el espíritu de por sí desarrolle un rechazo natural contra esas cosas y los espíritus que inducen estas pasiones no puedan hacer nada con ésta persona, entonces no le queda de otra a ellos que irse.

Para descargar el libro haga clic en: Fisiología del alma


Hasta que el espíritu se purifica y corrige consiguiendo desligarse por completo de todo lo que no les productivo en ésta ni en la otra vida será victima continuamente de la obsesión espiritual, del vampirismo espiritual y todos los prejuicios que derivan de ese hecho, todo apoyado en el merecimiento que tiene la persona por sus esfuerzos realizados en dicho campo y en base a la Ley de Causa y Efecto que es naturalmente la que determina el tipo de cosecha que ha de adquirirse al final de cada tramo caminado.

    265. Si ciertos Espíritus eligen como prueba entrar en contacto con el vicio, ¿los hay también que lo escojan por simpatía y por el deseo de vivir en un ambiente acorde con sus gustos, o para poder entregarse a tendencias materiales?
    - Los hay, esto es verdad, pero sólo entre aquellos cuyo sentido moral se encuentra todavía poco desarrollado. La prueba viene por sí misma y la sufren durante más tiempo. Tarde o temprano comprenden que el saciar las pasiones brutales les acarrea consecuencias deplorables, que habrán de sufrir durante un tiempo que se les antojará eterno. Y podrá Dios tenerlos en ese estado hasta que hayan comprendido su culpa y pidan por sí mismos rescatarla mediante pruebas beneficiosas.

    268. Hasta llegar al estado de perfecta pureza ¿debe el Espíritu seguir sufriendo pruebas continuamente?
    - Sí, pero no son tales como las entendéis. Llamáis pruebas a las tribulaciones materiales. Pues bien, cuando el Espíritu llega a cierto grado –aun no siendo perfecto- no tiene que sufrirlas ya, pero le caben siempre deberes que le ayudan a perfeccionarse, y no le son penosos en modo alguno, tal como cuando ayuda a otros a perfeccionarse.


Sin embargo, entendemos que incluso para el espíritu en cualquiera de su fase aunque para otros parece enfrentar pruebas poco penosa para el grado evolutivo y de desprendimiento de la vida material podría ser incluso una prueba que lo supera. Ejemplo, aquellos individuos apegados al sexo, al licor, al tabaco, al sadismo, etc., en el Mundo Espiritual quedan esclavizados a esas tendencias, tendrán que reencarnar en un tipo de prueba que los tentará de por vida sea por la influencia espiritual o por su propia naturaleza y el entorno donde Dios lo coloca que se vea tentado a regresar a aquel circulo vicioso. Los seres de la sombra lo harán desesperar por asesinar si es esa la debilidad, lo harán procurar los alucinógenos, caer en la promiscuidad, prostitución e incluso a extremos de violar lo que cae dentro de las desviaciones de la sexualidad.

    269. ¿Puede el Espíritu equivocarse respecto a la eficacia de la prueba que ha escogido?
    - Podrá haber elegido una que sobrepase sus fuerzas, en cuyo caso sucumbe a ella. Puede también optar por una que no le aproveche en manera alguna, como, por ejemplo, si busca un género de vida ociosa e inútil. Pero entonces, una vez vuelto al Mundo de los Espíritus, cae en la cuenta de que no ganó nada y pide recuperar el tiempo perdido.



El caso de su amigo puede ser de hecho una imposición kármica o simplemente causa y efecto; cuando los guías perciben las desgracias inminentes dan aviso intentando corregir las malas inclinaciones de la persona por intuición pero si esta no escucha ni reconoce la voz de ellos sencillamente continua su camino y si hay fracaso adelante dejan que aprenda por su cuenta, y si el peligro es muy grande y corre riesgo de desviarse demasiado tiende a cerrarle todo. En líneas generales todas las personas que viven con caminos cerrados, repletos de energías oscuras y con muchos problemas, mucho asedio espiritual, brujería gratuita, etc., es justo porque dentro de la Ley muy poco están haciendo, si tomasen la iniciativa de seguir algo que los lleve a la espiritualización se darían cuenta de que la vida es incluso más fácil sobre todo cuando se está apoyado por los espíritus protectores, de resto, no podemos juzgar a estos de dejar que nos lleguen las desgracias si a fin de cuentas, a lo mejor merecemos situaciones aún peores que las que estemos viviendo pero se nos da un poco de caridad al darnos un poco menos de dificultades. Mi buen Chico Xavier decía que el crecimiento espiritual es un proceso de deshidratación que ocurre sea derramando el sudor del trabajo duro o las lágrimas del llanto provocado por dolor intenso.

Cada persona decide como vivirá y como morirá, y ese plano, que lleva en la cabeza adonde fuera, denominamos script. Su conducta trivial puede decidirla por la razón, pero sus decisiones importantes ya están tomadas, con que tipo de persona se casará, cuantos hijos tendrá, en que tipo de cama morirá, y quien estará consigo cuando muera.
Eric Berne


De acuerdo con las milenarias escrituras hindúes, Karma es la ley que equilibra la causa y el efecto, de la acción y la reacción, de la siembra y la cosecha. Por tanto, a través de nuestros pensamientos y acciones, modelamos nuestro destino. En otras palabras: nosotros cosechamos inevitablemente lo que plantamos en el pasado (ley de la siembra).
Buda decía que la rueda kármica de la vida - rueda de samsara - genera sufrimiento, pues el círculo vicioso de los mismos errores cometidos por el ser humano en sucesivas encarnaciones hace que él no consiga liberarse, salir de la rueda. Siendo así, es un destructivo Script, guión de vida, que en sucesivas encarnaciones, muchas familias vienen repitiendo. En suma, los miembros de la familia no consiguen reescribir sus vidas, cambiándolas.


Como anécdota personal, yo fumé realmente poco, con 1-2 cm de tabaco me empezaban los síntomas del envenenamiento por nicotina, cada 15-30 días me fumaba uno por efecto acumulativo, en fin, a raíz de eso tuve un alejamiento de los guías, fui asediado espiritualmente, vampirizado y quedé con secuelas respiratorias de por vida, ahora sufro de neumonia cíclica y las pituitarias nasales quedaron muy irritadas, evidentemente, nunca fue lo mío y mi gran error es la ambición de conocimiento que al querer experimentar me obstaculicé yo mismo mi propio progreso pasando luego unos años intentando apenas recuperar la estabilidad orgánica. Puedo pasar el día entre incienso, hierbas quemadas y demás y estar bien, pero si me llega un poco de humo de un cigarro o tabaco en la noche presento cuadros de asma alérgico y considerando que yo no uso medicamentos salvo excepciones me la paso bien mal y eso que no duré siquiera el año en la practica directa, de ahí pasé apenas a estudiar pero como observador mientras recorría otras áreas del mediumnismo.

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Agradecido Chico. Lei todo el escrito, pero acoto que he conocido personas , fumadores inveterados de 2 a 3 cajas de cigarrillos durante años que lo dejan de una vez, solo botan la caja y dicen no fumo mas, algunos de ellos siguen llevando una vida no muy digna, continuan con practicas cómo la bebida, la vida promiscua, son personas intrigantes, chismosas y obran contra el projimo de manera aberrante. Claro que imagino que tendrán su "pago" de alguna forma y en cualquier momento.

Gracias por el libro, ya lo descargué. Cuando termine de leer dos muy interesantes, estaré leyendo este.

Saludos!

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Hola EJBM70, indudablemente que a su momento a todos nos trae la prueba de la liberación mediante el aprendizaje enfrentando las consecuencias de nuestros errores. Quizá no en la vida inmediata, quizá en otro o por varias más sufriendo problemas severos en los órganos afectados; en fin, esto acarrea sufrimiento efectivamente pero nada es peor que encontrarse entre los espíritus esclavos de los vicios y bajas pasiones que conllevan a las personas que van al más allá a convertirse en autentico males existenciales; cuando el espíritu se queda sin su amortiguador emocional que es el cuerpo físico no tiene con qué reprimir todas esas inclinaciones y sufrirá y no podrá resistir el deseo incesante y compulsivo de ir a suplir aquello que tanto le gustó en la vida.

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Es curioso que "Ramatís" no conociera el Poder Sagrado que tiene el Tabaco para todas las naciones indígenas de América y solo haya expresado su desprecio hacia la planta sagrada y al vicio de los blancos.

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Hola adal.cobos, cuestiono que Ramatís no lo sepa si en muchos libros que se escribieron bajo el sello de éste espíritu profundiza sobre todos esos aspectos, especialmente porque en Brasil existe mucho culto indígena y africano por consiguiente se tiene presente la gran cantidad de cuestionamientos a los diversos espíritus en múltiples corrientes sobre estos asuntos. No obstante, el presente libro, aunque Ramatís sea conocido por su objetividad e imparcialidad tiene como propósito el esclarecimiento sobre puntos específicos y partiendo de los objetivos del Espiritismo no es de extrañar que hayan sido esas sus respuestas; otros libros tratan el mismo asunto sin alabar los beneficios de la hoja del tabaco evaluado desde los objetivos que persigue, si las preguntas hubiesen sido otras posiblemente hayan surgido otras informaciones como en sus otros libros.


EXPLICACIÓN PRELIMINAR

Creo que me cumple darte algunas explicaciones sobre la recepción medianímica y el asunto de esta obra, cuyo contenido difiere un tanto de las anteriores. El título "Fisiología del Alma" no significa pedantería académica alguna; lo escogí, porque el texto de esta obra se refiere particularmente a algunos vicios, pasiones y desatinos humanos, que realmente afectan las funciones de los "órganos" del periespíritu e influyen en el proceso terapéutico de su rehabilitación sideral.
En esta ocasión, fue el propio Ramatís quien escogió los asuntos a ser indagados, encadenando y disciplinando el curso de cada capítulo, pero dejándonos la libertad de efectuar cualquier Pregunta sobre las dudas que fuesen surgiendo a medida que dictaba la obra. El se preocupó mucho de aclararnos todo lo concerniente a los perjuicios y sufrimientos que nos acometen después de la desencarnación mientras poseemos lesiones en el periespíritu, que comúnmente son producidas por los vicios y desarreglos de la vida carnal.
Ramatís no condena a los viciosos en esta obra medianímica; solamente alerta sobre las situaciones perjudiciales que resultan de las prácticas viciosas, toda vez que hieren la delicadeza de la vestimenta periespiritual. Refiriéndose al vicio del tabaco, del alcohol y la alimentación carnívora, insiste en aconsejarnos la más pronta liberación de las costumbres perniciosas que aún aherrojan el alma y la hacen sufrir bajo el magnetismo denso, generado por la condición viciosa.
Refiriéndose a la Homeopatía, Ramatís realizó un estudio progresivo y profundo para el mejor aprovechamiento de esa terapéutica tan delicada, demostrando que a través de las dosis infinitesimales, se desprenden energías que vitalizan la contextura del periespíritu, renuevan la red electrónica de las células del cuerpo físico y curan tan rápidamente como lo permita la condición del enfermo en relación con los valores espirituales elevados que haya conquistado. Sus consideraciones sobre el karma, nos sirven de importante advertencia y aclaración en cuanto a la justa cosecha de los efectos de las buenas o malas obras que fueron sembradas en la vida anterior. Considerando la función del dolor y el sufrimiento en relación con la evolución de nuestro espíritu, Ramatís aclara también sobre la cuestión de las toxinas "psíquicas" que se producen durante el desarreglo mental y emotivo, subvertiendo después la armonía y el funcionamiento del periespíritu en el Más Allá, como también durante su encarnación en el mundo físico. Finalmente, además de la ruta delineada, nos suministra informaciones sobre una de las enfermedades más controvertidas de la época, o sea el cáncer, extendiendo sus consideraciones hasta el límite permitido por la administración general.
Es cierto que Ramatís, en esta obra, retorna algunas veces al mismo asunto que ya había abordado y ejemplificado, como en el caso del cáncer, cuando nos responde a varias Preguntas argumentando con algunos ejemplos del contenido expuesto en el capítulo sobre el dolor y el sufrimiento, aunque los hallamos encontrado útilmente correlacionados entre sí. No obstante, como ya nos lo dijera en otra ocasión, sus comunicaciones mediúmnicas no deben encararse como un motivo de entretenimiento o literatura atrayente, por ser dictadas por un espíritu desencarnado, ni deben sujetarse rígidamente a los cánones académicos del mundo físico. Lo esencial consiste en que el lector efectúa sus propias ilaciones sobre los temas que describe, y en todo lo que sea posible, la acción del espíritu en la consiguiente reacción de la materia. Las repeticiones e insistencias sobre un mismo tema, tienen por objeto auxiliar al lector poco familiarizado con asuntos mediúmnicos espirituales, ayudándolo a que le sea más fácil cualquier duda.
Aunque puedan existir en esta obra los defectos naturales de mi insuficiencia medianímica, contiene un sentido doctrinario bienhechor, puesto que persisten los argumentos de naturaleza elevada de Ramatís, ciñéndose a la necesidad de nuestra urgente renovación y cultivo de las virtudes necesarias para una vida digna y sana. Sus mensajes, aun respetando todo derecho de crítica o de censura por parte de aquellos que no simpaticen con su contenido o con su modo de argumentar, tienen la finalidad de demostrarnos que la práctica de la virtud compensa y beneficia el alma; mientras que el pecado constituye un daño que subsistirá por mucho tiempo arraigado a nuestra vestimenta periespiritual. Ramatís buscó todas las razones y ejemplos posibles para explicarnos que, tanto el pecado como la virtud, se expresan bajo las fases técnicas de un mecanismo científico y lógico, cuyos resultados influyen profundamente en la especificación magnética del periespíritu.
Ramatís nos recuerda también que Jesús, al exponer su admirable filosofía evangélica, no fue solamente un sublime legislador sideral y un profundo psicólogo conocedor de las complicaciones del alma humana, sino, por encima de todo, un científico abalizado que al indicarnos el "camino al Paraíso" o advertirnos sobre la "senda del Infierno", aludía a nuestro movimiento voluntario bajo el comando de leyes científicas e inmutables, derivadas del mecanismo cósmico del propio Universo.
Invitándonos a la renuncia en el mundo ilusorio de la carne y del triste ciclo de las reencarnaciones sucesivas, a las que nos encadenamos tan negligentemente, Ramatís nos ofrece principios que, al ser considerados, modifican también el propio electronismo de nuestro periespíritu, haciéndolo diáfano y fluyente; susceptible, por tanto, de ser atraído fácilmente a los planos paradisíacos.
El objeto principal del autor de esta obra, es despertar nuestra mente para que reflexione frecuentemente sobre los perjuicios espirituales que acarrea la constante negligencia humana, siempre propensa a "matar el tiempo" o a "pasar el tiempo", consumiéndolo generalmente en acciones fútiles, distracciones banales, lecturas tontas, vicios y pasiones peligrosas que fascinan, divierten y contemporizan la existencia humana, pero que también fortalecen los lazos kármicos y conservan el alma hipnotizada por la ilusión de la materia. Nos invita a que realicemos con ánimo y sinceridad, las experimentaciones espirituales en contacto con la vida física, con el fin de ampliar la conciencia humana en dirección a la Conciencia Cósmica del Padre. "Fisiología del Alma" no tiene el propósito de sembrar discusiones de orden técnico o defender cualquier tesis científica muy al gusto académico del mundo material, pues constituye solamente una tentativa sin pretensiones, deseosa de auxiliar al lector a despertar un poco más de la "gran ilusión" proporcionada por los vicios y pasiones de la vida física. La vida es necesaria para nuestro mayor adelantamiento espiritual, debiendo aprovecharla, por tanto, buscando incesantemente el estado psíquico que nos libere lo antes posible del seno de las fuerzas agresivas que nos envuelven vigorosamente. Aunque esas energías condensadas en la materia sean de gran utilidad al espíritu durante su educación en la reencarnación, debemos dirigirlas e impedir que nos gobiernen, tal como acontece con las criaturas desprevenidas sobre la realidad inmortal del espíritu.
Repito que las censuras y las críticas que pueda merecer la exposición del pensamiento de Ramatís en esta nueva obra titulada "Fisiología del Alma", deben dirigirse exclusivamente a mí, al médium, al no haber podido transferir al papel la contextura y profundidad del pensamiento del autor, ni aun aquello que en noches tranquilas y a distancia del cuerpo físico, él me hizo ver, oír y sentir, para que lograra mayor seguridad en sus dictados mediúmnicos. Ya expliqué al lector en otras ocasiones, que no soy un médium excepcional, ni un fenómeno mediúmnico de alta trascendencia espiritual, como los hay, felizmente, en la siembra espirita de nuestra tierra; en realidad, conseguí disciplinar y desenvolver el mediumnismo intuitivo, que me pone en contacto más o menos satisfactorio con espíritus desencarnados, pero necesita que yo efectúe lo que pudiéramos llamar la vestimenta de sus ideas, con la capacidad sencilla y humana de mi palabra.
En tanto, he de sentirme bastante compensado y satisfecho, pese a los posibles errores de mi recepción medianímica, si alguien afligido, desanimado o sufriendo dudas sobre el objetivo santificado de la vida material, encuentra en esta obra el confortamiento para su aflicción o el estímulo para vencer su desánimo, así como también la solución procurada en sus investigaciones sobre la inmortalidad del alma. Lo cierto es que "Fisiología del Alma" en su texto razonado y focalizando asuntos distintos sobre las relaciones entre la vida espiritual y la física, sin pretensión académica alguna, funda su valor en la inatacable e indiscutible invitación crística para el Bien, inspirado en la fuente inmortal y sublime de las enseñanzas dadas por el inolvidable Jesús.
Que el lector, ansioso por comprender los elevados designios de Dios y el sentido educativo de nuestra vida humana, todavía llena de amarguras y desilusiones, pueda encontrar en las páginas de esta obra un estímulo vigoroso para dinamizar su fe absoluta en el glorioso destino que nos espera, tanto más pronto cuanta mayor sea nuestra renuncia a las seducciones del mundo transitorio de la materia. No me preocupa, al editar esta obra, ningún deseo de exaltación personal ni la obtención de honores o veleidades literarias; solamente acepté la incumbencia de transferir a la vista física, aquello que otros seres más entendidos y elevados elaboran en el mundo oculto del espíritu, para servirnos de orientación en los momentos confusos de nuestra vida aún tan incomprendida en su finalidad. Para mí, me basta disfrutar dé esa confianza del Más Allá, participando modestamente en un servicio que reconozco que está por encima de mi capacidad común y dirigido al Bien, no permitiéndome discutir su mérito o demérito. Todavía no me considero la "pluma viva", fiel y exacta, capaz de servir sin defectos en las tareas mediúmnicas, puesto que esa cualidad constituye una conquista que solamente el tiempo, el desinterés material, la devoción continua y el ejercicio extenuante, podrán perfeccionar.

HERCILIO MAES
Curitiba, 13 de Julio de 1959
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