Terra.com escribió:En cementerio de Medellín, los muertos se van de paseo con el 'animero'40 años paseando las almas
Se llama Jesús Torres, tiene 63 años y hace cuatro décadas que desempeña un raro oficio: es "animero", responsable de sacar a pasear las almas de los muertos de Copacabana, un pueblo cercano a Medellín, cumpliendo una tradición centenaria. Todos los días de noviembre, poco antes de la medianoche, "Chucho" Torres llega a las puertas del cementerio, acompañado de feligreses -principalmente jóvenes-, que siguen el ritual que él realiza hace 39 años en favor de las animas del purgatorio.
"No importa que llueva, truene o relampaguee", dijo Torres a la AFP. Su traje para el ceremonial es una capa en la que se lee "Dale Señor el descanso eterno", guantes, una capucha negra y una campana. Los acompañantes se quedan en la puerta, mientras el animero avanza para hacer el recorrido entre las tumbas, tapando su rostro para no ver a las almas salir detrás suyo.
Luego inicia un paseo, que dura unas dos horas por las calles del pueblo, durante el cual toca la campana para despertar a quienes duermen y hacer que oren por los difuntos. "Por cada padrenuestro que se reza, hay miles de almas que se salvan". "Las ánimas salen detrás mío", asegura Torres con la misma certeza con la que recuerda que en los años sesenta comenzó a cumplir con la función de animero acompañado por otros dos amigos, Germán Villa y José Leonardo Bedoya.
"Con los otros compañeros fuimos donde el cura y le pedimos que nos dejara ser animeros, como los que había en otros pueblos, y él nos dijo que si éramos capaces lo hiciéramos", recuerda. Villa y Bedoya murieron hace más de 20 años.
Los animeros vienen de la colonia
Durante la Colonia y los primeros años del siglo XX casi todos los pueblos del departamento de Antioquia tenían animeros, responsables de sacar a pasear a los muertos durante el mes de noviembre. Ahora parece que la tradición sólo continúa en Copacabana. Torres anda en busca de un sucesor. Ninguno de sus cuatro hijos quiso seguir la tradición. "Es algo agotador, porque uno tiene que trasnochar, aguantar el frío y también la lluvia", reconoce.
El ya no trabaja, pero durante muchos años cumplió con la tradición de animero, al mismo tiempo que cumplía con su empleo como obrero de la alcaldía municipal. "A veces me dormía en el día, pero los jefes me tenían paciencia porque sabían lo que yo hacía por los muertos", explica. Ahora, para cumplir bien su tarea, Torres duerme algo durante el día y dedica parte de su tiempo a su otra pasión: el deporte. Trota y hace largos recorridos en bicicleta. "Tengo que estar bien preparado, para los recorridos de la noche", dice.
alcaldiadeIbarra escribió:EL ANIMERO
Jorge E. Villacís
La nada no existe - El cero no existe -Todo es algo.
Victor Hugo "Los Miserables"CULTO A LOS MUERTOS
El culto a los muertos ha sido practicado desde la antigüedad en casi todos los pueblos del mundo, como entre judíos, romanos, griegos, hindúes, fenicios, etc., pero especialmente en-tre los pueblos cristianos, de lo cual se conservan numerosas y variadas tradiciones. Tal es la centenaria tradición del Animero, respecto al cual se han tejido variadas y hermosas leyendas, mezclando el espíritu religioso con el imaginativo como se vera en los siguientes relatos.
VESTUARIO Y MISION DEL ANIMERO
La tradición nos dice que durante la Novena preparatoria para la fiesta de las Almas, - 2 de Noviembre - un hombre devoto de las Almas del Purgatorio, salía durante las nueve noches para un recorrido parroquial, solicitando una contribución espíritu de fe en el futuro que le espera al hombre y después de voluntaria para sufragar los gastos correspondientes a la Novena, la muerte y la infinita misericordia de Dios, ya que si no tuviera Misa, pago de empleados, etc. esa esperanza, no realizaría tanto sacrificio ni expondría su salud y aun su propia vida. Para este servicio hecho con buena voluntad y sacrificio, basado en una fe profunda y gran devoción, era menester hallarse dotado de fuerza y carácter, valentía a toda prueba, a más de buena salud.
El Animero vestía de modo especial, a la manera de un "cucurucho". Cubría su ropa ordinaria con una especie de capa o saya que le llegaba hasta los pies; la túnica con mangas anchas, ordinariamente, era de color gris o azulado. Su cabeza y cara las tenía ocultas con una capucha con los respectivos huecos para mirar y respirar. Portaba, además, una horquilla incrustada en una asta de madera, en la cual se apoyaba para evitar los peligros de desnivel del piso y para defenderse de animales dañinos o de cualquier otro peligro, tanto más cuanto que en aquella época y lugares no existía luz eléctrica, usándose en su lugar kerosene, parafina, sebo y grasas. Algunos Animeros solían llevar un látigo o bastón pequeño y, quizá una calavera.
Durante el recorrido acostumbraba llevar una campanilla para dar un breve toque al final de cada deprecación, cuyo eco vibrante en medio de la soledad y silencio de la noche causaba casi temor, especialmente entre los cobardes y mujeres tímidas. De sus hombros pendía una mochila con el objeto de guardar en ella ciertos víveres ofrecidos por quienes no disponían de dinero.
LA PEREGRINACION
La peregrinación comenzaba a las doce de la noche y terminaba a las tres o cuatro de la mañana. Los primeros pasos eran dirigidos al cementerio, penetraba al interior e iba a ponerse de rodillas ante la cruz central. Luego de santiguarse rezaba fervorosas y tradicionales oraciones, por el alivio y descanso de las Benditas Almas del Purgatorio. Imploraba su auxilio y protección para el recorrido que va a emprender. Acabado lo cual poníase de pie y entonaba el sentimental cántico llamado "El Grito de las Almas", que lo hacía en voz alta, expresando así su espíritu de fe en le futuro que le espera al hombre y despues de la muerte infinita misericordia de Dios ya que si no tuviera esa esperanza, no realizaria tanto sacrificio ni expondria su salud.
Terminada esta deprecación y confiado en su valentía personal, y sobre todo en la protección de las Almas, emprendía la marcha hacia el lugar correspondiente según el plan concebido de antemano para cada sector y cada noche. Lleno de confianza en Dios continuaba rezando plegarias y otras devotas jaculatorias e invocaciones. Al aproximarse a cada casa tocaba la campanilla y lanzaba un grito pausado y fuerte: "Despertad, almas dormidas! Rezad un Padre Nuestro y un Ave María. . . por las Benditas Almas del Purgatorio!" (Chilin. .chilin.,.) Suena la campanilla. Silencio sepulcral.
En el interior de ciertas habitaciones encendían la luz y a poco se escuchaba el rezo piadoso correspondiente a la invitación del Animero. Otros hogares permanecen a obscuras, pero luego se oye el crujir de los goznes al abrir la puerta y se observa la silueta de una persona, ordinariamente la de la madre, que sale a depositar la limosna en la bolsita o para introducir la dádiva generosa en la mochilla. Así continuaba su peregrinación sacrificada el Animero de casa en casa, una y otra vez, entre ladridos de perros, canto de gallos, tropezones por las quiebras del camino, llueva o no llueva, siempre expuesto a un resfrío o bronquitis pulmonar.
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"La enfermedad es el resultado no sólo de nuestros actos, sino también de nuestros pensamientos"
Mahatma Gandhi
"La violencia es el miedo....a los ideales de los demás"...