AdalBueno, ante todo un afectuoso saludo.
En cuanto al asunto del Bautismo Católico como elemento imprescindible, afortunadamente cada vez más Ilés van omitiendolo. La comparación de Ilés en los que se omite, en comparación a los tiempos de nuestros padres (ninguno, que yo sepa) es muy importante. La lógica nos empuja a pensar que, afortunadamente, cada vez serán menos.
No comprendo como no nos atenemos a infinidad de casos; yo tengo un buen amigo, él es afroamericano pero de la afroamericanidad estadounidense: él es de New York, del mismo Bronx... y por cierto, es primo en Nkisi mío (su padrino y el mío se criaron juntos: tanto bajo la crianza del mismo Tata, como en el mismo barrio allá en Cuba). Carece de cualquier consagración católica, sencillamente porque él proviene del Islam (es decir, en su casa se practica el Islam, y en eso se crió él hasta que tomó conciencia de decisiones propias). Hace un par de años que terminó su Iyaworaje... jamás se tuvo que bautizar. Su madrina es una Iyalosha muy famosa en el Bronx, esposa de un Babalawo realmente prestigioso en todo New York, ahijado directo de Panchito Mora. Él no ha tenido problema alguno y aunque francamente ignoro si planteó a sus mayores este asunto, lo que sí me consta es que no está bautizado: es más, no tiene la mejor opinión del Cristianismo.
En eso, como otras muchas veces, estamos perfectamente de acuerdo...
Pero hermano ¿como es eso de omitir la Ceremonia del Río?
Ignoro quién pueda estar haciéndolo en países como México y España (aunque en este último tampoco me sorprende, en realidad), y si es un asunto de la religión nativa yoruba no intervengo y pare de leer. Si estamos hablando de Osha Afrocubana, esa ceremonia tiene un carácter obligatorio, y sin la misma... mmmm
Vuelvo y repito, si estamos hablando de cosas Yoruba... yo cierro boca y leo y aprendo.
En la Osha, esto es imposible.
Que esté bien, hermano.
Sabe que siempre un placer saludarle.
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Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
(José Martí, 1891, Cuba)