En relación a la identidad mediante el olor, es muy precario, el olor puede hablar sobre cierta naturaleza que tenga el espíritu, un rasgo particular pero hasta ahí; decir que es Erika en base a olor, sería ya especular. ¿Qué implica el olor? El tipo de materia que se encuentra a ese nivel en que se encuentra, y suele asociarse a las regiones más densas e inferiores el olor a tabaco, licor, azufre, amonio, entre otros que varían de un grado más sutil pero igual de grotesco a los que están en el calificativo de fétido como el olor de los cadáveres en proceso de descomposición, sangre, etc., eso no habla tampoco de si el espíritu es bueno o malo. Olores como incienso, flores, esencias, perfumes, hierbas, etc., son olores símiles a las regiones superiores según el concepto de vibración que separa por esferas o niveles al mundo espiritual. Si yo siguiese mi propio protocolo, que me dé olor a licor, o que me dé ansiedad por beber un licor particular, el sentir su sabor en mi boca, el visualizarlo, etc., me define un rasgo de ese individuo: su apego y gusto por dicho licor. No estoy diciendo que esto sea malo, pero es parte de las emanaciones que proyectan los espíritus y que según el tipo de mediumnidad que registre la persona será perceptible o no. Sobre lo otro, no hay necesidad de dar explicación respecto al por qué usted ofrenda y enciende velas, yo entiendo los motivos diversos que existen para eso, simplemente no lo hago práctica y esa no es una práctica censurable aunque es una variable ya que al usted encender velas y ofrendar todo lo que esté cerca se aproxima, es decir, espíritus buenos, malos, juguetones, amigos, burlones, sufrientes, etc., lo que esté cerca se va a aproximar a ese lugar y por eso es normal encontrar en casas con altares cantidad de espíritus que vienen y van todo el tiempo.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.