Disciplina
Por: Stephen Kaung
(Síntesis de un mensaje oral)
Lecturas: Hebreos 12: 7-11, 1ª Corintios 9:24-27, 5:1-8.
Cuando usted oye la palabra ‘disciplina’, probablemente reacciona contra ella. Tenemos un sentimiento negativo hacia la disciplina, como si fuera algo terrible. Pero, queridos hermanos y hermanas, si realmente entendemos lo que es la disciplina, creo que cambiaremos nuestra actitud.
Básicamente, la palabra disciplina significa entrenar; es un tipo de entrenamiento para niños. Es un entrenamiento con el propósito definido de lograr algún carácter especial o conducta que será un perfeccionamiento moral y mental. Incluso la palabra disciplina viene de la palabra discípulo y también alude a la instrucción, o conocimiento de un alumno, esto es, un discípulo. Así, en total, eso es lo que la palabra disciplina realmente significa.
La disciplina no es una palabra terrible, realmente es una buena palabra, porque a través de la disciplina nosotros estamos siendo ejercitados, madurados, y estamos llegando a algo que agrada a Dios. Cuando usted lee la Palabra de Dios, encuentra que la disciplina es algo necesario para nosotros. Incluso cuando Dios creó al hombre y lo puso en el Jardín de Edén, lo puso bajo disciplina, porque Dios proveyó todo para el hombre, y le dijo que él podía comer del fruto de todos los árboles, excepto uno, el árbol del conocimiento del bien y del mal. Ahora, ¿por qué Dios le proveyó todas estas cosas, y lo puso bajo una limitación? Él lo puso bajo disciplina, porque quería entrenar a ese hombre para que pudiera crecer en madurez.
Todos sabemos que cuando el hombre fue creado, físicamente él era totalmente maduro, pero en lo que concierne al significado de adultez, él todavía era un bebé. Él necesitaba crecer, y la única manera de crecer era ser puesto bajo disciplina. Si él obedecía a Dios, se sometería a su autoridad, y entonces crecería y sería lo que Dios había propuesto que el hombre fuese. Pero desgraciadamente, él se rebeló contra la disciplina bajo la que Dios lo había puesto y debido a eso, cayó en pecado. Pero, cuando el hombre entró en pecado, la mano disciplinaria de Dios vino sobre él.
Nosotros podemos pensar que es un tipo de castigo; pero, hermanos y hermanas, igual la mano disciplinaria de Dios tiene el propósito de la restauración y recuperación. Porque con la medida disciplinaria, Dios le dio una promesa al hombre: la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente; en otras palabras, la salvación del hombre estaría en la simiente de la mujer. Si el hombre se sometía bajo la mano poderosa de Dios, esperando la simiente de la mujer que vendría, y confiara en esa simiente, él sería salvo. No sólo sus pecados serían perdonados, sino aun él recibiría la vida del árbol de vida que perdió al principio. Él sería totalmente recuperado para el propósito de Dios.
Gracias a Dios, cuando nosotros creímos en el Señor Jesús, nuestros pecados fueron perdonados, recibimos vida eterna, y fuimos hechos niños de Dios. Entonces, como niños de Dios necesitamos disciplina, porque es sólo a través de la disciplina que podemos crecer en madurez en nuestra vida espiritual. Así que espero que nuestra reacción ante la disciplina cambiará. En lugar de ser temerosos de la disciplina, pienso, si somos buenos niños de Dios, debemos dar la bienvenida a su disciplina.
En la palabra de Dios hay tres niveles o direcciones de disciplina: primero la disciplina de Dios – una disciplina de nuestro Padre celestial; en segundo término, una autodisciplina – una disciplina que debemos realizar por nosotros mismos; y, en tercer lugar, la disciplina de la iglesia – la disciplina en el cuerpo de Cristo.
Por: Stephen Kaung
(Síntesis de un mensaje oral)
Lecturas: Hebreos 12: 7-11, 1ª Corintios 9:24-27, 5:1-8.
Cuando usted oye la palabra ‘disciplina’, probablemente reacciona contra ella. Tenemos un sentimiento negativo hacia la disciplina, como si fuera algo terrible. Pero, queridos hermanos y hermanas, si realmente entendemos lo que es la disciplina, creo que cambiaremos nuestra actitud.
Básicamente, la palabra disciplina significa entrenar; es un tipo de entrenamiento para niños. Es un entrenamiento con el propósito definido de lograr algún carácter especial o conducta que será un perfeccionamiento moral y mental. Incluso la palabra disciplina viene de la palabra discípulo y también alude a la instrucción, o conocimiento de un alumno, esto es, un discípulo. Así, en total, eso es lo que la palabra disciplina realmente significa.
La disciplina no es una palabra terrible, realmente es una buena palabra, porque a través de la disciplina nosotros estamos siendo ejercitados, madurados, y estamos llegando a algo que agrada a Dios. Cuando usted lee la Palabra de Dios, encuentra que la disciplina es algo necesario para nosotros. Incluso cuando Dios creó al hombre y lo puso en el Jardín de Edén, lo puso bajo disciplina, porque Dios proveyó todo para el hombre, y le dijo que él podía comer del fruto de todos los árboles, excepto uno, el árbol del conocimiento del bien y del mal. Ahora, ¿por qué Dios le proveyó todas estas cosas, y lo puso bajo una limitación? Él lo puso bajo disciplina, porque quería entrenar a ese hombre para que pudiera crecer en madurez.
Todos sabemos que cuando el hombre fue creado, físicamente él era totalmente maduro, pero en lo que concierne al significado de adultez, él todavía era un bebé. Él necesitaba crecer, y la única manera de crecer era ser puesto bajo disciplina. Si él obedecía a Dios, se sometería a su autoridad, y entonces crecería y sería lo que Dios había propuesto que el hombre fuese. Pero desgraciadamente, él se rebeló contra la disciplina bajo la que Dios lo había puesto y debido a eso, cayó en pecado. Pero, cuando el hombre entró en pecado, la mano disciplinaria de Dios vino sobre él.
Nosotros podemos pensar que es un tipo de castigo; pero, hermanos y hermanas, igual la mano disciplinaria de Dios tiene el propósito de la restauración y recuperación. Porque con la medida disciplinaria, Dios le dio una promesa al hombre: la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente; en otras palabras, la salvación del hombre estaría en la simiente de la mujer. Si el hombre se sometía bajo la mano poderosa de Dios, esperando la simiente de la mujer que vendría, y confiara en esa simiente, él sería salvo. No sólo sus pecados serían perdonados, sino aun él recibiría la vida del árbol de vida que perdió al principio. Él sería totalmente recuperado para el propósito de Dios.
Gracias a Dios, cuando nosotros creímos en el Señor Jesús, nuestros pecados fueron perdonados, recibimos vida eterna, y fuimos hechos niños de Dios. Entonces, como niños de Dios necesitamos disciplina, porque es sólo a través de la disciplina que podemos crecer en madurez en nuestra vida espiritual. Así que espero que nuestra reacción ante la disciplina cambiará. En lugar de ser temerosos de la disciplina, pienso, si somos buenos niños de Dios, debemos dar la bienvenida a su disciplina.
En la palabra de Dios hay tres niveles o direcciones de disciplina: primero la disciplina de Dios – una disciplina de nuestro Padre celestial; en segundo término, una autodisciplina – una disciplina que debemos realizar por nosotros mismos; y, en tercer lugar, la disciplina de la iglesia – la disciplina en el cuerpo de Cristo.