"Hay una enseñanza que se denomina universal, porque es el compendio de todas las filosofías y religiones de todo el mundo. Uno de sus compiladores fue Carlos Gustavo Jung (Psiquiatra y psicólogo), discípulo de Freud.
Estudió las Religiones, comparándolas, al igual que lo hizo la Teosofía (no teología, que solo estudia el conocimiento del Dios católico), y llegó a la misma conclusión que Leibniz y que la moderna física cuantíca: con la gran explosión o big ban, la energía universal se dividió en numerosas mónadas o principios de vida, llamadas chispas de espíritu.
Esas chispas de espíritu conforman a los seres humanos con alma individual y a las almas grupales de los animales. El alma, psique, es lo que anima el cuerpo, es la personalidad: emociones y mente, que conforman al ser humano.
El espíritu reside en cada ser humano, según algunas tradiciones en el ventrículo derecho del corazón. Esa chispa de espíritu solo puede tener una auténtica comunicación con la conciencia si el alma está lo suficientemente limpia y purificada, así como el cuerpo. Pero no se debe forzar la naturaleza para recibir al espíritu, porque al forzarla, ensuciamos y reprimimos nuestra alma. El alma no es nada espiritual, hay almas que deambulan erráticas por el más allá atadas a sus deseos y ambiciones mundanas.
No pueden ascender a otras dimensiones, porque se ataron demasiado a las posesiones, personas, y otras cosas de esta vida. Por ello el contacto con el espíritu es mínimo, porque no lo escuchamos.
El espíritu nos habla en silencio, en nuestro interior, cuando acallamos las voces del exterior, tambien las voces de nuestros pensamientos e ideas invasoras. En ese momento, nuestro espíritu nos habla y nos guía por el camino interior que cada uno ha elegido y debe recorrer.
Necesitamos como sociedad recopilar todo el patrimonio de sabiduría que reside en los grandes Maestros espirituales y en todas las religiones, para extraer su esencia, que a modo de luz ilumine nuestras vidas, desde la primera infancia: sin etiquetas de esta o aquella religión, estudiándolas todas, y recogiendo aquello con lo que más resonamos.
La política es el arte de lo público, y si no existe tampoco el arte o la gestión de lo privado, de nosotros mismos, de nuestra pareja, de nuestra familia, de nuestra empresa, mal iremos en lo político.
Por ello, “Todos somos dioses, pero lo hemos olvidado, porque hemos apartado la vista del interior y de lo universal, aquello que es común a todos”."
Estudió las Religiones, comparándolas, al igual que lo hizo la Teosofía (no teología, que solo estudia el conocimiento del Dios católico), y llegó a la misma conclusión que Leibniz y que la moderna física cuantíca: con la gran explosión o big ban, la energía universal se dividió en numerosas mónadas o principios de vida, llamadas chispas de espíritu.
Esas chispas de espíritu conforman a los seres humanos con alma individual y a las almas grupales de los animales. El alma, psique, es lo que anima el cuerpo, es la personalidad: emociones y mente, que conforman al ser humano.
El espíritu reside en cada ser humano, según algunas tradiciones en el ventrículo derecho del corazón. Esa chispa de espíritu solo puede tener una auténtica comunicación con la conciencia si el alma está lo suficientemente limpia y purificada, así como el cuerpo. Pero no se debe forzar la naturaleza para recibir al espíritu, porque al forzarla, ensuciamos y reprimimos nuestra alma. El alma no es nada espiritual, hay almas que deambulan erráticas por el más allá atadas a sus deseos y ambiciones mundanas.
No pueden ascender a otras dimensiones, porque se ataron demasiado a las posesiones, personas, y otras cosas de esta vida. Por ello el contacto con el espíritu es mínimo, porque no lo escuchamos.
El espíritu nos habla en silencio, en nuestro interior, cuando acallamos las voces del exterior, tambien las voces de nuestros pensamientos e ideas invasoras. En ese momento, nuestro espíritu nos habla y nos guía por el camino interior que cada uno ha elegido y debe recorrer.
Necesitamos como sociedad recopilar todo el patrimonio de sabiduría que reside en los grandes Maestros espirituales y en todas las religiones, para extraer su esencia, que a modo de luz ilumine nuestras vidas, desde la primera infancia: sin etiquetas de esta o aquella religión, estudiándolas todas, y recogiendo aquello con lo que más resonamos.
La política es el arte de lo público, y si no existe tampoco el arte o la gestión de lo privado, de nosotros mismos, de nuestra pareja, de nuestra familia, de nuestra empresa, mal iremos en lo político.
Por ello, “Todos somos dioses, pero lo hemos olvidado, porque hemos apartado la vista del interior y de lo universal, aquello que es común a todos”."