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¡El espíritu es engendrado por Dios!


Somos en el cuerpo y alma una creación de Dios, como lo es el Universo, pero la esencia es absoluta y es una sola, por lo que nuestra esencia que es nuestro cuerpo espiritual no puede ser creado sino engendrado por Dios, porque es su misma esencia, porque no puede ser otra, pero el alma solamente vive para lo que conoce por lo que no vive para el Absoluto hasta que lo conociera, como quien dice, el alma es eterna cuando vive para el Espíritu de Dios.

Es como si nos hubiera sembrado en nuestra alma el árbol de su propia vida, “nuestro espíritu”, que siendo esencia de su propia esencia nos haría sus hijos, lo que debería darnos esperanza de trascender juntamente con Él, pero no lo hemos conocido y aunque el alma siente al espíritu, no lo entiende y no lo ha considerado como parte de su ser.

Para comprender todo lo que esto significa hay que empezar por reconocer que lo conceptual que se traduce en las emociones que también son subjetivas, son la idea pero no son la esencia, y dependiendo de su significado es como las vamos a sentir en la mente, por ejemplo, si anota su equipo sentirá felicidad, si anota el contrario tristeza, depende del significado es la sensación que se obtiene, éstas sensaciones son el resultado del conocimiento en un acto de discernimiento, reflexión y memoria, lo que también hace de estas sensaciones algo íntimo y personal, aunque también es importante considerar que éstos conocimientos se han transmitido de una persona a otra y de una generación a otra, acumulando a través de distintos métodos la memoria de éstos, así tenemos un conocimiento en lo individual y también tenemos un conocimiento colectivo; el conocimiento es lo que en verdad es la vida, ya que en el ejercicio de la voluntad y el libre albedrío es donde verdaderamente nos sentimos vivos, “la existencia sin conciencia simplemente no es vida” y no puede haber conciencia sin entendimiento más bien sería inconsciencia; si no entiendo que está pasando por desconocer el significado, ése evento carece de sentido y no se puede sentir ninguna emoción, porque sin conocimiento no puede haber emoción.

¿Tendremos acaso la manera de distinguir correctamente los tipos de sensaciones, o solamente contamos con los sentidos para entender la vida?

Con éste entendido podremos deducir que de las sensaciones inherentes al cuerpo material se desprende el conocimiento del mismo, y posteriormente con el uso de éste conocimiento y el ejercicio de la voluntad, el cuerpo material se transforma en un instrumento del alma, pero si no alcanzamos a conocer al cuerpo espiritual que también tenemos, entonces el alma siempre se servirá de lo aparente para su toma de decisiones y servirá a lo aparente como a un dios, pero también y por desgracia no podemos decir ni suponer siquiera que ése cuerpo espiritual esté vivo, pues ni siquiera existe para nuestro entendimiento y todo lo que sintamos de él, sin el entendimiento, sólo nos servirá para exacerbar nuestra imaginación y crear mitos y leyendas.

Después hay que reconocer la diferencia de las sensaciones que no tienen su origen en lo material y que tampoco son emociones, sino que tienen su origen en la esencia, en lo que es nuestro cuerpo espiritual, sabiendo que el problema del conocimiento viene a la hora de discernir lo que sentimos, ya que conocemos de lo superficial hacia lo esencial, de la nada hacia el todo y si no alcanzamos a comprender correctamente lo que sentimos, no podremos reconocer la importancia y trascendencia de lo esencial, pues se confunde a la conciencia con una serie de valores éticos o morales que más que una guía, pensamos que son toda una carga cultural.

Ése conocimiento colectivo determina muchos de los conceptos que tenemos de aquello que sentimos y que no entendemos correctamente, así al sentir algo que no comprendemos, preguntamos su significado y entonces alguien nos da una explicación, y si la persona es de nuestra confianza tomamos como cierta ésa explicación, aun cuando no nos convenza en nuestro entendimiento, así que cuando nuestra sociedad nos educa en el entendido de que somos cuerpo y alma, y no nos explica nada del espíritu, es comprensible que no alcancemos a comprender la naturaleza de estas sensaciones, además por la misma causa al ignorar el conocimiento de lo absoluto y trascendente, tampoco podremos valorar lo que sentimos espiritualmente, es más si la vida es el resultado de conocer, bien podemos decir que no estamos vivos al espíritu hasta que lo pudiéramos conocer.

Aquí es muy conveniente reflexionar en un aspecto de nuestro cuerpo espiritual, que para nuestra mente no ha existido pues no lo habíamos conocido, entendiendo que éste cuerpo espiritual proviene del Absoluto por lo que no es relativo; y si reconocemos que si repartimos el cero, que es un absoluto, le toca lo mismo a cada uno, “absolutamente nada”, comprenderemos que al repartir el Todo Absoluto de su Espíritu, nos toca a cada uno de nosotros exactamente lo mismo, nos toca “absolutamente TODO”. Si podemos llegar a conocer éste cuerpo, que tiene que ser nuestro cuerpo espiritual pues fuimos concebidos con él, entonces seríamos “eternos”, un solo Espíritu con Dios, Dios en nosotros y nosotros en Él, porque la vida eterna depende del conocimiento de Dios, como está escrito “esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu hijo, a quién tú has enviado”. Con lo que comprobamos que el cuerpo y alma son una creación de Dios, pero el espíritu que sentimos aun cuando no lo hayamos conocido, es espíritu del Espíritu de Dios, porque es absoluto y no puede ser una expresión, sino su esencia.

¿Cómo distinguir entre la esencia que es Dios y una regla moral o ética? ¿Cómo distinguir la diferencia entre la intención y el deseo?

Como hemos hecho conciencia de los sentidos, también tenemos que hacer conciencia de nuestro espíritu, por medio del entendimiento de nuestros sentimientos, para poder comprender su verdadero valor e importancia; ésta conciencia tiene con el conocimiento de Dios, su verdadero significado, porque si no hacemos conciencia de la diferencia entre lo racional y lo espiritual (emociones y sentimientos), que son la clave para distinguir lo relativo de lo absoluto, entonces nuestra conciencia de Dios será solamente una ilusión, pero si entendemos ésta diferencia, entonces sí estaremos conscientes de su existencia.