Extracto del artículo publicado en el diario "EL NACIONAL" de Caracas el 31 de Octubre de 1960, escrito por Monseñor Enrique María Dubuc, Obispo de Barquisemeto, Venezuela.
El espiritismo no es una superstición ni una brujería, ni mucho menos un pacto diabólico, ya que tal diablo no existe como lo entiende la masa católica.
El Espiritismo Cristiano es una ciencia, una doctrina y una filosofía, que enseña fundamentalmente la existencia de Dios infinitamente bueno, la inmortalidad del alma o del espíritu, el amor al prójimo como hermano, la necesidad de Santidad en la vida con ausencia absoluta del egoísmo, del odio, de la envidia, de la calumnia y murmuración, de la desconfianza en Dios, y de toda mala voluntad contra el prójimo.
El Espiritismo no consiste únicamente en la comunicación con los muertos de ultratumba. La comunicación con estos muertos, que están más vivos que nosotros los terrenos, es de las más ínfimas expresiones del verdadero Espiritismo. Por eso el error de los modernos Espiritistas consiste en querer reducir el Espiritismo a estas manifestaciones ultra tumbales y descuidar la doctrina Espirita que es esencialmente cristiana. De aquí las supersticiones y el natural desdén de la gentes seria. Pero cuando todos hayan penetrado en el fondo del Espiritismo, cuando se convenzan con el estudio serio y profundo de que se trata de una ciencia muy Espiritual, que no es una religión, ni una secta, sino una doctrina elevadísima, que roza con todas las disciplinas del espíritu, que enseña al hombre a ser auténticamente bueno, porque no sabe engañar, ni mentir, ni desear mal a los demás, ni envidiar, ni maldecir, ni ser egoísta o injusto, avaro e inconforme con su suerte, si no que enseña a todos a amar sinceramente a Dios y a confiar en El, a amar al prójimo como a hermano, porque todos somos hijos de un mismo Padre, a ser humildes y mansos de corazón, como lo enseño Jesús, a aceptar resignadamente el inevitable dolor humano y explicarlo de modo racional, a corresponder al mal con la abundancia del bien, en fin a cumplir con las sublimes enseñanzas del gran Maestro Jesús.
Cuando las gentes de criterio sano se hayan convencido de estas sanas realidades Espirituales, todos entonces se volcaran hacia el Espiritismo como una Doctrina plena de verdad y amor, infinitamente consoladora y de gran seguridad y esperanza para toda la humanidad.
"Solo por el amor será salvo el hombre".
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.