Yo he observado esa tendencia que menciona
@Ṛṣikulyā donde individuos de las diversas religiones de orden espiritualista y mediumnista (donde hay práctica mediúmnica) señalan trabajos fuertes que no pueden vencer pero que en circunstancias especiales ceden frente a individuos que no se adjudican poderes sino todo lo contrario, una condición de vulnerabilidad y dependencia que los define como individuos sumisos. Hasta cierto punto creo incluso que esto da pie a supersticiones y afirmaciones que ni siquiera se comprenden demasiado a la hora de pronunciarlas.
Empiezo así porque me interesa exponer la tendencia del hombre de adjudicarse poderes y títulos que compra con la facilidad del dinero que no es siempre un logro honesto sino el aprovechamiento de la necesidad ajena o la producción de un perjuicio a otra persona. Por ahí leí en Mercado Libre "consulta con poderoso...", y me chocó, del mismo modo que en toda publicidad están los "resuelve todo exprés" que dicen "te mato al vecino, enemigo, te humillo al altanero, te devuelvo al que no te quiere..." en otras palabras, pero que de manera tajante hay que decirlo así porque representa la identidad real de la causa-efecto de esas situaciones que se busca dominar a través de esta degeneración moral convertida en precepto de religiones que siguen acogiendo individuos que no están demostrando mayor capacidad intelectual, emocional o moral para dejar en evidencia que pueden contribuir a un progreso o una solución real y humilde.
En los Evangelios se habla de Simón el Mago y los enfrentamientos de los apóstoles contra las fuerzas de las tinieblas y sus secuaces. Se dice que Simón el Mago pretendió comprar los dones del Espíritu Santo, de ahí deriva la simonía que se menciona mucho entre cristianos y que la teología cristiana impulsada por el catolicismo ha definido muy bien alegando que posterior a la compra, estos dones se vende, porque uno sólo vende lo que es de su propiedad que es parte del mal que predomina hoy día, porque la gente de manera literal cree que está comprando un poder o bien espiritual y que a partir de ahí, ese poder y bien espiritual puede distribuirlo y ponerlo a producir, es decir, venderlo.
Yo tengo conocimiento de que el ser humano ocupa un rol cuando asume un papel religioso, es decir, ocupas una función como intercesor que eres acá, y que el poder no está en las manos propias. Todavía se piensa que los dones del Espíritu se compra y se vende, pero relacionando los hechos al párrafo 1 que he escrito acá, yo diría que más que no poder, el origen real de la afirmación de que un trabajo es tan fuerte que no pueden con él es que simplemente no saben ni entienden aspectos de ese mal y no poseen tampoco autoridad espiritual para doblegarlo. Se van a un individuo de estas religiones conservadoras, puede ser un católico, un evangélico, musulmán u otro, este tampoco entiende el asunto, pero sí que su éxito viene de la espiritualidad, no está sujeto a su humanidad porque el poder no le pertenece sino que obra a través de él, y entonces este frágil y sumiso ser consigue hacer retroceder agrupaciones tenebrosas, no por poder sino por autoridad. Eso es lo que sucede en los casos donde un ex santero, ex palero, ex lo que sea llegó (por ejemplo) a una iglesia protestante sin poder controlar una obsesión espiritual violenta y que ningún brujo que ha visitado ha podido y entra y ahí sí lo controlan, pero ¿es porque este es más poderoso o porque posee la humildad para reconocerse instrumento y hará algo para mantenerse en condiciones adecuadas para funcionar con utilidad?
Una de las primeras escuelas que yo tuve fue la Gnosis y esta está llena de individuos que al igual que los sacerdotes y pastores se dedican al estudio teórico, a la conducta, y desarrollan una disciplina. Todo es trabajo psicológico, adquirir consciencia de las acciones, y poseen una liturgia tan blanca que se utiliza para oficiar misas que uno llega a desconsiderar y alega luego que son inútiles, sin embargo, pese a este escenario, me tocó conocer entre los sacerdotes, individuos tan sencillos como humanos, que jamás se adjudicaron poder alguno, que trabajaban y sufrían como un ser corriente, pero que en circunstancias de guerra espiritual, se les hizo muy fácil dominar la situación. Individuos que debo admirar por su serenidad y por su sencillez, desinteresados, resignados, extremadamente juiciosos y morales, que en una liturgia que consistía en sólo decir "deténganse de perturbar", algo sucedía que impedía que siguieran causando daño.
Con el tiempo descubrí que lo que otorga una autoridad y utilidad, más que un poder, es el mérito de conducta, el conocimiento fundamentado y organizado, el sacrificio personal y que en la espiritualidad, toda criatura que está en una jerarquía superior al ente que hostiga, puede ordenar que cese su actividad maliciosa. Esta coincidencia con el cristianismo que nos recuerda a la escena de Jesús silenciando a los demonios la he visto entre misioneros dentro del culto, donde sin liturgia no ha habido mucha resistencia de parte del obsesor, pero también he visto a una "pastora" erradicar una infestación entera de Espíritus que perturbaban a una familia, y que, con la bendición fueron echados de ahí. Lo he visto en otros casos, incluso entre individuos pertenecientes a ninguna confesión religiosa. En todos casos individuos simples, ninguno adjudicándose poderes especiales ni condición especial. Y descubrí que, la lucha de "poderes" o por la fuerza, ocurre en aquellas situaciones en que ambos Espíritus, el que intenta liberar y el que subyuga, se encuentran paralelos.
Por eso concluí, ya en última instancia, cuando vi a espiritas envejecidos y desgastados, doblados, que parecía que se iban a romper caminando, que agarraban a estos Espíritus y los sentaban, los calmaban, le decían ponte allá así en silencio y ellos obedecían impedidos de armar alboroto, que simplemente cuando un espiritista, palero, santero, etcétera..., no ha podido controlar y expulsar a un mal Espíritu se debe a que le falta autoridad debido a que carece de moral y/o conocimiento. Yo mismo en mis buenos tiempos ordené a los Espíritus que no se manifestaran en mi entorno y tuvo éxito, pero en los tiempos de desorden, ni el rito, el pacto, la protección, mi furia fueron útiles para disminuir el impacto de su asedio. Por eso buscamos a un sacerdote o representante de otras denominaciones, porque en teoría son individuos cuya conducta y estudio los pone en condiciones morales e intelectuales para saber lidiar y controlar a estos Espíritus; con lo que no contamos es con el hecho de que dichos representantes pueden estar más contaminados y llenos de fantasías que los mismos Espíritus que causan estos males.
Cada quien opina según su convicción. Yo comparto la mía porque alguien más tendrá la oportunidad de vivir algo así, querrá entenderlo y verá testimonios que concuerdan. Así sabrá que, no es la religión ni el "poder" conferido por una jerarquía humana, sino por el amparo espiritual adquirido por los méritos intelectuales y morales que el sujeto se vuelve poderoso a la hora de vencer en una determinada situación. Otra cosa es que, estas personas tienen la característica que su veredicto y derrota prematura la anuncian sin consultar a un Espíritu que lo guía, ellos sólo intuyen que su fuerza es insuficiente para erradicar por la vía bruta un daño espiritual cuando no poseen la autoridad moral que un sacerdocio bien vivido les da, porque no es algo que sirva para hablar realzando por encima de los demás a estos espacios que hacen excepción, por el contrario, también es para reconocer que pastores, sacerdotes católicos y gnósticos, y de otras denominaciones, fallan, y fallan por estas razones que aplican de igual modo pero con mayor prevalencia entre individuos que acuden a estas religiones queriendo comprar poder, estatus, jerarquía, etcétera..., cuando para el mundo espiritual, un marginal no deja de ser un marginal porque se vista con atuendos pomposos y pronuncie ritos litúrgicos elegantes.
Me desagrada y seguirá desagradando siempre la postura prepotente y auto-suficiente no respaldada de todos los individuos que abusan de la mistificación para difundir el miedo, dominar a individuos manipulables y explotar la necesidad ajena. Nunca he visto a un buen religioso fallar, ni tampoco a los que le acompañan. En el campo del culto, de hecho, nunca he visto a un Espíritu no poder, y yo ya vi a un anciano Don Toribio, decirle a alguien con 8 pactos, con sentencia de muerte declarada, que le echa la bendición y esa persona pasa a tener una vida humana normal, eso sí, haciendo constar que el misionero era una persona decente, de buena crianza y valores.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.