Espiritismo Venezolano y sus Cortes
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Dificultad de las comunicaciones mediúmnicas 1zw0v2s

Pese a la polémica existente hoy día en el seno espirita con relación al florecimiento de un espiritismo más orientado hacia la religión y el servicio al prójimo de lo que volcado al estudio empírico del fenómeno, me atrevo a colocar a continuación, la opinión (podría decir esclarecimiento) de Ramatís con respecto al interrogatorio que se le hizo con respecto a la finalidad y misión que tiene el espiritismo (doctrina kardeciana) desde su aparición y sincretización interreligiosa.
 
Aclaración: lo que leerá a continuación no es un determinante de directriz para la doctrina espirita (aclaratoria que hago a los espiritas ortodoxos decantados por la pureza doctrinaria) y puede tomarse como una opinión. No se admiten en el presente tema conductas proselitistas y sectarias orientadas a la difamación de este u otro autor de libros espiritas ni agresiones ideológicas dirigidas hacia adeptos de otras ideologías.
 
EXTENSIÓN Y PROFUNDIDAD DE LAS COMUNICACIONES MEDIÚMNICAS
 
Pregunta: ¿Por qué motivo les resulta imposible a los desencantados, describir exactamente a través de los médiums la rea­lidad del Más Allá? Eso nos ayudaría a eliminar definitivamente las dudas, bastante comunes, que existen en todos los géneros de trabajos mediúmnicos y terminaría por darnos un concepto am­plio de la vida inmortal. ¿No es verdad?
Ramatís: Es muy difícil para los encarnados que viven en el mundo de la tercera dimensión, comprender con claridad los fe­nómenos y manifestaciones que se producen de "este lado", cuyo plano es regido por dimensiones inconcebibles para la física hu­mana. Aún más, los estados vibratorios vividos por los desen­carnados superan cualquier concepción dinámica de la velocidad concebida por los terrícolas.
 
Nuestras comunicaciones hacia el mundo físico, como lo hace­mos en este momento, son transmitidas por intermedio del cerebro periespiritual del médium, exceptuando el cerebro físico. Nuestro médium, por ejemplo, a fin de hacer coherente nuestros relatos del Más Allá, moviliza todos sus esfuerzos de memorización es­piritual tratando de evocar los hechos vividos en su peregrinaje por el mundo astral, cuando era desencarnado, es decir, en el es­pacio de tiempo que media entre dos encarnaciones, y por excelencia, las dos últimas.
 
Materializa nuestros pensamientos por medio de los signos gráficos de la escritura a medida que lo inspiramos y procura re­lacionarlos con las imágenes y conocimientos almacenados en su subconsciente, de ese tiempo que vivió fuera del cuerpo físico. Los dictados mentales los escribe y trata de colocarlos en la fron­tera de los dos mundos, para darles más tarde el retoque y ajuste necesario y que sea comprensible en lenguaje humano. Como nosotros no disfrutamos en el presente del cerebro físico que nos sirvió en la última existencia física en la Indo-China, solamente actuamos por el periespíritu del médium, sin intervenir para nada en el cerebro material. En caso contrario, si procediéramos sobre su cerebro material, tendría que ser un médium completamente sonambúlico, porque su facultad nos permitiría actuar directa­mente sobre su sistema cerebro-espinal en combinación con el conjunto de ganglios nerviosos.
 
En consecuencia, se ve obligado a recepcionar la "mitad' de la realidad espiritual de nuestro mundo; después le incumbe com­pensar la otra mitad con las sugestiones e imágenes terrenas que conoce, ajustándolas en forma comparativa y que supone es la fenomenología astral.
 
Ese es uno de los motivos por qué la mayoría de los médiums no consiguen hacer una descripción exacta del Más Allá, confor­me al dictado que le proporcionan los espíritus desencarnados. Durante la comunicación mediúmnica se produce una fuerte re­ducción vibratoria por parte de las entidades comunicantes, debi­do a su gran esfuerzo para tomar contacto con la materia, para exponer con éxito los fenómenos del mundo oculto. Es obvio que esa reducción vibratoria sólo ocurre con los espíritus superiores, pues los desencarnados imperfectos, o malévolos, a veces vibran en una frecuencia inferior a la del propio médium.
 
Pregunta: Esa dificultad mediúmnica en el intercambio con las entidades, ¿no podría reducirse atrayendo al médium un poco más hacia el mundo interior del astral, es decir, haciéndole ver la realidad del plano que moráis?
Ramatís: Algunas veces conseguimos atraerlo hacia el plano donde accionamos y tuvimos bastante éxito. Pero la facultad de nuestro médium actual es más intuitiva; a veces su inspiración emotiva en sintonía con la inspiración intelectiva le hace presen­tir el fenómeno de la comunicación, que "escucha" a través de la voz inmaterial de los espíritus. Es una mediumnidad que evolu­ciona en concomitancia con la evolución moral e intelectual del médium, proporcionándole gradualmente la visión panorámica y profunda de las cosas inmateriales. Siendo el hombre un espíritu inmortal y cuando más se expande la centella espiritual que existe en la intimidad de su ser, también abarca mayor área de realidad del Creador. E1 apresuramiento moral del espíritu le faculta para participar con más intensidad en la vida oculta, mientras que su aceleración mental le permite juzgar con eficiencia y exactitud aquello que provechosamente le facilita el poder del sentimiento crístificado.
 
Aunque el médium que estamos utilizando no vea ni oiga los asuntos que le estamos transmitiendo, los siente en su intimidad periespiritual. Después los reúne por medio de su inspiración in­telectiva y coordina la exposición para el mundo exterior. Ciertas veces no consigue ajustar a tiempo los vocablos exactos para ex­poner correctamente nuestro pensamiento, ni logra identificar con precisión alguna de las ideas que le proyectamos en el cerebro periespiritual. En ese momento se ayuda apresuradamente con el vocablo más viable que tuviera a tono en su mente, aunque esa interpolación provisoria no sea fielmente la que debe escribir.
 
En el momento que le dictamos demora en buscar las pa­labras o términos que definan aquello que recibe de nosotros, pues interrumpiría el flujo de la inspiración y perdería el tema esencial del mensaje enfocado. Más tarde, cuando revisa el trabajo psicografiado, vuelve a estar bajo nuestra inspiración, siendo intuido para que sustituya palabras o frases que puedan distorsionar la fidelidad del mensaje que le fue transmitido desde el Espacio. Y cuando más revisa y corrija el fruto de nuestra mutua colabora­ción, también se aproxima al contenido exacto que elaboramos en favor de nuestros lectores.
 
En base a la diversidad vibratoria existente entre los dos pla­nos, material y astral, actuamos en el médium bastante distancia­dos del elemento fluídico que nos es familiar y natural, obligán­donos a trabajar bajo las leyes opresivas del mundo físico. Va a cumplirse un milenio que desencarnamos en la Indo-China y de­bido al tiempo transcurrido todo nos parece más grosero y extra­ño cuando debemos penetrar nuevamente en su campo magnéti­co, para poder actuar sobre las cosas y los seres del mundo físico. Ese magnetismo denso actúa nocivamente en nuestra organización periespiritual, que se encuentra condicionada a las energías libres de "nuestro plano". Lo mismo sucedería en el mundo físico, si alguien se apartara de la Tierra para vivir exclusivamente en la estratosfera, habituándose definitivamente al oxígeno rarificado, donde encontraría inmensa dificultad para volver a adaptarse a su antigua respiración, ni bien intentase regresar al suelo terráqueo.
 
De esa forma debemos bajar hasta el nivel de comprensión y percepción del médium, que es un espíritu encarnado y de tem­peramento sensible a las formas del mundo físico. Durante el tiempo que actuamos sobre los médiums, nos distanciamos bas­tante de las leyes que rigen el campo vibratorio sutilísimo del mundo astral donde vivimos normalmente, para someternos dócil­mente a la acción de las leyes comunes que rigen a los fenómenos bioquímicos de la Tierra.
 
Cuando analizamos los diversos fenómenos inherentes a la Tierra, verificamos la gran diferencia que se manifiesta en la re­gencia de las leyes que disciplinan las relaciones humanas y los diversos estados físicos de la materia. Los movimientos ligeros que el hombre realiza en la superficie terrena, son contrarrestados ni bien se sumerge en el agua, debiendo movilizar recursos di­ferentes para no sucumbir por falta de oxígeno.
 
Pregunta: Dado que el hipnotizador consigue dirigir la men­te del "sujeto" en trance, ¿no podríais serviros con más fidelidad de vuestro intermediario, si lo sometieseis a una fuerte hipnosis?
Ramatís: Esa hipnosis anulando la voluntad del médium, sería flagrante violación de nuestra parte, pues solamente los espíritus maquiavélicos, obsesores o entidades inescrupulosas no escatiman esfuerzos para accionar hipnóticamente sobre las criaturas reencar­nadas o desencarnadas, cuando desean transformarlos en sus pro­longaciones vivas para satisfacer bajos deseos. No es permitido violar la mente de nadie, aunque esa intervención pueda favorecer nuestras comunicaciones con los encarnados. Los médiums tam­bién se encuentran situados en un plan de trabajo colectivo y organizado por otros espíritus benefactores y responsables por su evolución que los ayudan a desenvolver la conciencia espiritual, como verdaderos jardineros divinos que acompañan el crecimien­to de la flor cuando comienza a entreabrirse paulatinamente, en vez de debilitarla con una vida artificialmente prematura.
 
Si el médium que nos sirve en este momento fuese escogido en el Espacio para la transmisión fidedigna de nuestros pensa­mientos, no tengáis la menor duda que hubiera sido totalmente sonambúlico. Pero es portador de la mediumnidad intuitiva y raras veces se comporta como médium semi-mecánico.  Además, el trabajo espiritual que desenvolvemos por su intermedio hacia el mundo físico, está basado en la ejecución por la facultad de la intuición.
 
Aunque intentásemos la hipnosis del médium, apenas nos ser­viríamos de su bagaje semiconsciente, o memoria acumulada, a causa de sus experiencias reencarnatorias, y también tendríamos que enfrentarnos con los automatismos instintivos y estratificacio­nes psicológicas, como es común en las prácticas hipnóticas. No convendría forzarlo para que incidiera en su memoria del pasado, cuando nuestro principal objetivo es mantenerlo despierto para poder comunicar los importantes mensajes para el presente, que deberá servir a determinadas personas como orientación educa­cional de su espíritu. No hay dudas que con una actuación tenaz y persistente sobre los encarnados débiles de voluntad y situados en ambientes lesivos, terminarían rápidamente en completa hip­nosis. Pero, como dijéramos anteriormente, eso es más apropiado a los espíritus delincuentes, que solapadamente debilitan las de­fensas espirituales de sus víctimas, hasta dominarlas y hacer ver­daderos instrumentos vivos de degradación en la materia.
 
Pregunta: Tratándose de una tarea benefactora, ¿no sería me­jor alcanzar el éxito deseado por lo Alto, a través de un médium que aún actuando bajo hipnosis de la entidad espiritual fuera dócil a las ideas superiores, en vez de enfrentarse con su voluntad y desconfianza mediúmnica?
Ramatís: Preferimos enfrentar la voluntad y la mente del mé­dium, aunque posea desconfianza sobre nuestros relatos y que suponga ser el producto de su elucubración mental. Como no al­canza a identificar con seguridad el insólito fenómeno del cual participa con nosotros, casi en estado de vigilia, es razonable en­tonces que algunas veces restrinja nuestra influencia comunicati­va, suponiendo que es su propia intervención anímica. Cuando dictamos estos mensajes necesitamos trasponer cuidadosamente su barrera de prevención psicológica y demás condicionamientos na­turales de su existencia humana.
 
Como el asunto tratado trascienda sus conocimientos, nos opone mayor resistencia mediúmnica, porque desconoce anticipa­damente todo cuanto le intuimos. En otros aspectos, cuando en­frentamos obstáculos más fuertes, procuramos ayudarnos con la facultad semi-mecánica de nuestro médium, como en el caso de las consideraciones que le son adversas o extrañas.
 
Pregunta: Ya que sois contrarios a la hipnosis mediúmnica, para el mejor aprovechamiento del médium, ¿cuáles serían los re­cursos o providencias a tomar a fin de alcanzar éxito en vuestras comunicaciones?
Ramatís: Muchas veces el éxito de nuestras comunicaciones depende de la preparación que efectuamos en el médium duran­te el sueño, a distancia del cuerpo y cuando es sometido a cierto tratamiento técnico por los magnetizadores de "este lado" que le acentúan su receptividad mediúmnica y la dinámica psicográfica. En noches tranquilas lo trasladan a las principales escenas y lo adoctrinan sobre los asuntos que al día siguiente deberá psicografiar por nuestro intermedio. Esa providencia le ayuda muchísimo, avivándole el contenido de las comunicaciones posteriores y que recibe durante su salida en cuerpo astral.
 
Además, esas dificultades están previstas por todos los espíri­tus conscientes de sus trabajos junto a los encarnados en el servi­cio de esclarecimientos fraternos, precisando servirse de los mé­diums intuitivos o semi-mecánicos, cuya voluntad no pretenden violentar.
 
Aunque existen múltiples facultades mediúmnicas, que se agrupan bajo la denominación de intuitivas, mecánicas, sonambúlicas, incorporativas, videntes, de fenómenos físicos o terapéuti­cos, siendo unas más nítidas y favorables, y otras más intelectivas y objetivas, lo cierto es que aún así no "hablamos" ni "escribimos" por simples autómatas de carne. Los médiums, en verdad, son organizaciones vivas y señores de su memoria estructurada en los milenios pasados, cuyas concepciones particulares varían tanto so­bre el plano físico, como en el mundo invisible.
 
En nuestras almas siempre se impone un cierto atavismo in­telectual, hábito filosófico o cristalización psicológica del pasado que nos distingue particularmente entre los demás seres, siendo un bagaje que nos obliga a encarar los asuntos "nuevos" bajo los "viejos" moldes que nos han sido muy familiares. En los médiums ese condicionamiento del pasado se transforma en fuertes barre­ras, difíciles de remover por parte de los espíritus comunicantes. Sólo los espíritus persistentes y esforzados, después de mucho tiempo de adaptación junto a su mediador, logran la eficacia deseada.
 
Pregunta: A pesar de los obstáculos y dificultades que nos decís, ¿aún encontráis conveniente la prosecución de las comunicaciones mediúmnicas entre los encarnados y desencarnados, aun­que no se alcancen grandes éxitos?
Ramatís: No debéis olvidar que nos estamos refiriendo par­ticularmente a la acostumbrada negligencia y desconfianza con que los encarnados acostumbran a recibir las noticias del Más Allá por vía mediúmnica. Aunque existan muchas dificultades y grandes fracasos en el intercambio mediúmnico, los espíritus la­boriosos y benefactores alcanzan razonables éxitos con los obje­tivos previamente trazados por lo Alto. En general, todos los obs­táculos mediúmnicos, en el servicio de comunicación espiritual, son consecuencias previstas y evaluadas por la Técnica Sideral.
 
Dentro de la ética y responsabilidad con que los espíritus bondadosos aceptan en el Espacio sus misiones salvadoras, los re­sultados conseguidos posteriormente les compensa el esfuerzo rea­lizado en favor de los encarnados. Los médiums estudiosos de la doctrina espirita y devotos a las prácticas de las enseñanzas evan­gélicas del Cristo, logran afianzar los deseos del Espacio por su conducta y dedicación al Bien, consiguiendo transferir provecho­samente hacia la Tierra los mensajes que descienden de las es­feras elevadas para la humanidad imperfecta.
 
Pregunta: Como nos habéis dicho que existen muchas difi­cultades para el contacto directo de las entidades superiores con los médiums, ¿nos podréis informar si tienen los mismos tropiezos cuando procuran inspirar al hombre común, exceptuando de la prueba mediúmnica?
Ramatís: El hecho en sí no es que los espíritus superiores inspiren a los hombres, o que éstos causen obstáculos; por regla general, los hombres son difíciles de ser inspirados. Son pocos los que viven sin estar encadenados a los intereses inmediatos del mundo físico; realmente, sufren la actuación hipnótica de los flui­dos densos producidos por su esfera mental, ligándolos familiar­mente a las carnadas bajas del astral inferior. Los espíritus bene­factores realizan muchos esfuerzos para despertar a sus pupilos a través de la sugestión mental e influirles el corazón, a fin de apartarlos de la fascinación mórbida ejercida por las pasiones y te­soros efímeros del mundo material. Una vez expuesto esto ¿cómo podrían los espíritus atravesar los fluidos densos, plomizos y pe­gajosos, que comúnmente se ciernen sobre las criaturas sedientas de sensaciones inferiores?
 
En su mayoría los hombres caminan por las calles de las ciu­dades dentro de sus auras ovoides conformadas por el bajo eteris­mo animal de la Tierra, cuales impermeables confeccionados de fluidos densos y aceitosos. Algunos se destacan por las manchas terrosas y rojizas que emanan de su aura nebulosa, atrayéndoles el deseo sexual subvertido, otros presentan el color escarlata lla­meante, identificando el odio que sustentan contra sus probables adversarios de la vida en común. En el manto de fluidos densos que los envuelve, como la cerrazón opaca de las mañanas frías, cerniéndose sobre el río lodoso, se acentúan los fragmentos co­loreados de los más inimaginables tonos.
 
Son las tonalidades que marcan los buenos y malos pensa­mientos, los deseos impuros y los sentimientos altruistas. Algunos colores tienden a diluirse bajo el impulso de las ideas benevolen­tes; otros se retuercen en el fluido pegajoso que se exuda de la efervescencia del instinto animal, revelando a los desencarnados el carácter de los hombres. Los espíritus gozadores siguen aferra­dos a los encarnados, que son como usinas vivas de fluidos malos, alimentándose voluptuosamente de las peores intenciones y pro­yectando los cuadros más sensuales en la mente sin educación. Sugieren las aventuras condenables, estimulan el odio, la violencia, la avaricia, la deshonestidad y la venganza; exaltan el orgullo, ac­tivan el amor propio herido o subvierten la conciencia al juzgar las intenciones inofensivas y los gestos menos condenables del prójimo.
 
En ese torbellino ruidoso y heterogéneo de las ciudades de la Tierra, debido al estado primario y evolutivo de su humanidad, predominan las contiendas políticas, las guerras fratricidas, las competencias comerciales, la posesión y el deseo animal, formán­dose el manto vigoroso y denso de los fluidos nocivos, exhalados pródigamente por el astral inferior. Entonces todo el orbe se en­cuentra envuelto por un aura sucia y grasosa, en medio de cuya cerrazón astral las almas benefactoras se mueven dificultosamente para abrir claros de luz para los terrícolas aún entontecidos por las pasiones camales.
 
Pero en base a que el Espíritu de Dios palpita en la inti­midad de todas las cosas o seres de su Creación, también en medio de las pasiones nocivas y entre los dolores más acerbos, permanece la Sublime Luz en continua expansión centrífuga y agradable transfusión angélica.  En el futuro la Tierra también será vestida con un aura refulgente, divina cabellera de luz que ha de sustituir el manto de fluidos opacos y tristes del presente.
 
He ahí por qué es suficiente la actuación de un puñado de ángeles que sirven al mundo físico, cual rayos de luz que neu­tralizan la acción deletérea de esos millares de espíritus diabó­licos, desintegrando por medio de los fotones siderales, las camadas microbianas del astral inferior, y a su vez proporcionan nuevos caminos de progreso espiritual al hombre terreno. Esas almas abnegadas son la divina esperanza de lo Alto para afirmar en la materia los fundamentos de la nueva humanidad, pues viven en todos los órdenes sociales y actúan en los diversos trabajos del sector humano. Despiertan conciencias perturbadas, orientan vo­luntades débiles, higienizan los ambientes enfermos y son una invitación constante hacia la vida angélica, para que el hombre se libere de la influencia grosera de la materia.
 
Toda criatura es luminiscente centella espiritual del Creador, cubierta por el pesado vestido de los fluidos primitivos, pero también es un constante nexo con los abismos de la animalidad o con las auroras refulgentes de la angelitud.
 
Sin duda alguna que mientras el alma viva sumergida en el mar de los fluidos asfixiantes de la vida inferior, aún exige los más heroicos esfuerzos de las entidades sublimes, que tanto reali­zan para intuirla hacia el Bien, como ayudarla a liberarse rápi­damente del yugo satánico, simbolizado por las pasiones animales.

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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.

descriptionDificultad de las comunicaciones mediúmnicas EmptyRe: Dificultad de las comunicaciones mediúmnicas

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Saludos @Alianza Naiguatá Gracias a este contenido que es de altura, notoriamiente proveniente de una mente muy elevada (terrenal o espiritual), logro entender sensaciones que me ocurren en la recepción de mensajes ya que por ejemplo:

Ramatis escribió:
Nuestras comunicaciones hacia el mundo físico, como lo hace­mos en este momento, son transmitidas por intermedio del cerebro periespiritual del médium, exceptuando el cerebro físico. Nuestro médium, por ejemplo, a fin de hacer coherente nuestros relatos del Más Allá, moviliza todos sus esfuerzos de memorización es­piritual tratando de evocar los hechos vividos en su peregrinaje por el mundo astral, cuando era desencarnado, es decir, en el es­pacio de tiempo que media entre dos encarnaciones, y por excelencia, las dos últimas.

Materializa nuestros pensamientos por medio de los signos gráficos de la escritura a medida que lo inspiramos y procura re­lacionarlos con las imágenes y conocimientos almacenados en su subconsciente, de ese tiempo que vivió fuera del cuerpo físico. Los dictados mentales los escribe y trata de colocarlos en la fron­tera de los dos mundos, para darles más tarde el retoque y ajuste necesario y que sea comprensible en lenguaje humano.


Por otra parte
Ramatis escribió:
Pregunta: Esa dificultad mediúmnica en el intercambio con las entidades, ¿no podría reducirse atrayendo al médium un poco más hacia el mundo interior del astral, es decir, haciéndole ver la realidad del plano que moráis?
Ramatís: Algunas veces conseguimos atraerlo hacia el plano donde accionamos y tuvimos bastante éxito. Pero la facultad de nuestro médium actual es más intuitiva; a veces su inspiración emotiva en sintonía con la inspiración intelectiva le hace presen­tir el fenómeno de la comunicación, que "escucha" a través de la voz inmaterial de los espíritus. Es una mediumnidad que evolu­ciona en concomitancia con la evolución moral e intelectual del médium, proporcionándole gradualmente la visión panorámica y profunda de las cosas inmateriales. Siendo el hombre un espíritu inmortal y cuando más se expande la centella espiritual que existe en la intimidad de su ser, también abarca mayor área de realidad del Creador. E1 apresuramiento moral del espíritu le faculta para participar con más intensidad en la vida oculta, mientras que su aceleración mental le permite juzgar con eficiencia y exactitud aquello que provechosamente le facilita el poder del sentimiento crístificado.

Aunque el médium que estamos utilizando no vea ni oiga los asuntos que le estamos transmitiendo, los siente en su intimidad periespiritual. Después los reúne por medio de su inspiración in­telectiva y coordina la exposición para el mundo exterior. Ciertas veces no consigue ajustar a tiempo los vocablos exactos para ex­poner correctamente nuestro pensamiento, ni logra identificar con precisión alguna de las ideas que le proyectamos en el cerebro periespiritual. En ese momento se ayuda apresuradamente con el vocablo más viable que tuviera a tono en su mente, aunque esa interpolación provisoria no sea fielmente la que debe escribir.

En el momento que le dictamos demora en buscar las pa­labras o términos que definan aquello que recibe de nosotros, pues interrumpiría el flujo de la inspiración y perdería el tema esencial del mensaje enfocado. Más tarde, cuando revisa el trabajo psicografiado, vuelve a estar bajo nuestra inspiración, siendo intuido para que sustituya palabras o frases que puedan distorsionar la fidelidad del mensaje que le fue transmitido desde el Espacio. Y cuando más revisa y corrija el fruto de nuestra mutua colabora­ción, también se aproxima al contenido exacto que elaboramos en favor de nuestros lectores.


Esto explica la idea vaga de paisajes desconocidos en mi mente, así como sensaciones de haber ido a montañas, playas, edificios conocer gente que jamás había visto. Del mismo modo redactar frases y contenidos que no hubiera redactado yo debido a cuestiones de estilo. Del mismo modo es interesante ver que las interrupciones o intermitencias de la presencia de estos mensajes en mi mente se presentan ante el apego a las situaciones materiales, claro esta muchas de ellas más que apego, son de "me pegan" lol!  por la condición actual de mi país que condiciona factores incómodos materialmente hablando que son necesarios sortear haciendo menos frecuente el desenvolvimiento de estas ideas para ser transmitidas.

Sin embargo es menester sobreponerse y continuar


saludos



Agua Clara en sus Caminos

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Si a Ud. le explicó alguna cosa me doy por satisfecho.

Cuando me fijé en este tema lo hice con el objetivo de usar este como preámbulo a uno redactado por mí, en cuyo esfuerzo intentaré revelar y esclarecer cuán difícil es pasar un mensaje del abstracto mundo espiritual, a través de un muy abstracto e igual de desconocido mundo de la mente para interpretarse en un lenguaje familiar y que aún no es lo bastante elocuente como para entenderse uniformemente por todos los seres que se tropiezan con ello. Omití pensar que individuos como Ud. que escriben por inspiración y que son los que más visceralmente experimentan este proceso - aún si no logran explicarlo - identificarían un tipo de mecanismo que confirme un parecer, intuido, vago, desconsiderado que les aclararía esto.

Su testimonio será de utilidad para confirmar la existencia de este fenómeno de "materialización" de las ideas. Espero contribuir con un buen artículo, yo también soy consciente de este proceso, lo exploto en muchos sentidos y lo comprendo pero nunca había podido redactarlo porque algo me bloqueaba en el esfuerzo pero ya me dijeron que lo hiciera y lo transmitiera. Espero que Ud. estudie y desarrolle ese fenómeno, se convierta en vocero del esclarecimiento sobre su propia facultad.

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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.

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Saludos @Alianza Naiguatá, mis respetos,
Realmente me pareció bastante intrincada la mente de este ser iluminado llamado Ramatis, pero creo que me descubrí que hace tiempo yo también soy bastante complicado en mi estructura de pensamiento, tal vez por eso logré captar la idea.
Espero que su artículo o escrito pronto salga del horno mental-espiritual para poderlo leer. En la medida de lo posible, comenzando por aceptar la naturaleza de la facultad, con humildad, saberle sacar provecho para el bien común y hacerme vocero de esto.
Agua Clara en sus caminos
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