Concorde a la teoría que tenemos dominada y debemos aplicar, hay un margen de error en el pensamiento popular que conduce a los adeptos de los cultos indígenas a pensar que Espíritu indio es sinónimo de Espíritu grande, elevado y sabio. Este pensamiento está originado frente al hecho de ser las comunidades indígenas, protagonistas de algunos de los imperios más grandes y funcionalmente más eficaces que inspiran la admiración, así como, la contemplación de personajes célebres y destacados moralmente, físicamente e intelectualmente en el entorno en el cual se desarrolló su vida.
Por otro lado, la existencia indígena constituyó la fase infantil de la Humanidad, albergando a Espíritus primarios movidos por la inteligencia instintiva, separados más o menos de las especies animales, gracias a la capacidad de especializarse intelectualmente en los distintos campos de actuación en que se ejercita el hombre. Eso quiere decir que, por lo general, Espíritu indígena no es sinónimo del Espíritu que alcanzó la elevación o que perfeccionó su Espíritu sino un Espíritu en un determinado estado evolutivo en los que sujetos a la Ley del Progreso, individuos se desarrollaban, retomaban los cuerpos siendo mejores, y ese hecho dio evidencia del progreso de la Humanidad sumada a la reencarnación de Espíritus prodigiosos que conformaron los grandes personajes que honramos como Espíritus grandes, elevados y sabios, cuyas biografías están repletas de dramas y escenas de acción heroicas que hoy preferimos mejor retratar en el cine. Se trata de individuos adelantados a su época, que transmitieron conocimiento, conducta, que resolvieron las problemáticas de aquel entonces y que prepararon a las tribus en las cuales fueron los caciques para el siguiente estado probatorio en que su civilización iba a incursionar.
Esos Espíritus que lideraron civilizaciones que destacaron y fueron conocidas, admiradas hoy día, al morir y al morir cada uno de los que le siguieron, salieron del camino aquellos indígenas ahora progresados, dejando la oportunidad de reencarnar a Espíritus primarios como lo fueron ellos, eso produjo un receso y retrogradación, un desmejoramiento de esa civilización que condujo a que se perdieran las cualidades logradas bajo la dirección de un Espíritu Superior encarnado en el cuerpo de un líder aborigen. Este fenómeno conocido como “civilizaciones degeneradas” obedece a la transmigración de Almas.
De ahí que, hubiese altos y bajos históricos en las civilizaciones. No obstante, la Humanidad no iba a quedarse sujeta a un interminable círculo de renacimiento en un estado de vida sujeta a las limitaciones de desarrollo en estado salvaje. Los dramas históricos como fue el choque de los mundos al encuentro de los europeos y los pobladores del continente americano, marcado por una historia de subyugación y esclavitud, abusos, manipulaciones, guerra, muerte, enfermedades introducidas, cambios en el entorno, y hasta un reemplazo al sistema social y espiritual, marcó un periodo que denominamos “transición” en el que, siguiendo la marcha del progreso iniciada por el progreso de los pobladores de estas comunidades y sus líderes, ahora nace un periodo en el que a través de aquella convulsión histórica, el mestizaje, la integración bilateral de ambos mundos, la Humanidad se encuentra en un periodo en que conviven los Espíritus salvajes que animaron las comunidades indígenas y los que se mantenían desde entonces en la civilización, creando escenario de prueba y expiación saturado de una diversidad ideológica, social, espiritual, en donde una auténtica revolución tiene lugar que produce cambios en el colectivo y que estamos sufriendo en la actualidad.
Si bien cobrar es fácil, pretender comprender el conjunto de eventos catastróficos que marcaron aquella convulsión histórica no es tan fácil. Así como la Espiritualidad envió al nacimiento Espíritus adelantados a su época para impulsar el avance de estas comunidades, llegó un tiempo en que era necesario preparar a estos Espíritus para integrar una civilización diferente a aquella que habían conocido y ahí es que el choque de mundos, necesario según el balance existente entre la Ley de Destrucción y Ley de Regeneración, que sitúa frente al cambio, la necesidad de aniquilar la estructura anterior y las oposiciones, dejando acceso a un periodo de regeneración en que surgirán nuevos productos.
¿Qué habría sido de la historia si hubiese sido diferente? Yo también me lo pregunto. Esta no es mi opinión, apenas explico el proceso. Imaginemos que llega un momento a la Humanidad en que la vida salvaje ya no es productiva, se busca arrastrar a esos Espíritus a un modelo de vida al cual no están preparados y supongamos que este proceso ocurre sin una previa introducción que fue lo que marcó los anteriores siglos de la Humanidad con sus grandes crímenes. ¿Qué situación enfrentarían los hombres ahora encarnados si no hubiesen sido introducidos a un modelo de vida colonial, acogido un sistema espiritual y moral novedoso, hubiesen preparado el campo intelectual para funcionar en la sociedad actual? Tenemos la respuesta en los conflictos que protagonizan nuestra época: individuos criminales y terroristas, inadaptados, cuya naturaleza consideramos perniciosa; individuos libertinos e inmorales, que manipulan, mienten, traicionan, alimentan enemistades, y siguen practicando todas las tendencias que en la vida salvaje les brindaba una oportunidad de supervivencia mayor. ¿Cuántos individuos en la sociedad se puede ver en 1 día que parecen existir como quien es animado por el Espíritu de un animal?
Así como la limpieza de la esfera terrestre de especies rudimentarias que dejan de ajustarse al nivel de rendimiento espiritual en que se sitúa actualmente nuestro mundo y estas van siendo exterminadas concorde a la Ley de Destrucción para abrir escenario a la introducción de nuevos organismos o para permitir el crecimiento de los que todavía prestan condiciones evolutivas a los Espíritus de los animales, la aniquilación y los conflictos surgidos durante el periodo de apaciguar y civilizar a las comunidades aborígenes en América y África, fue el resultado de 2 mundos que no se comprendieron y no fluyeron con armonía donde los vicios de uno produjo la intolerancia del otro y destruyeron; afortunadamente, la Espiritualidad es más madura y conoce mejor la causa de los eventos que no pudieron ser de otra manera, ya que, ambos mundos poseen aspectos positivos, que gracias al mestizaje, tal como refleja el testimonio del Caboclo de las 7 Encrucijadas, el mestizo tuvo la oportunidad de acoger lo mejor de ambos mundos y desarrollar de ahora en adelante, según sea su voluntad y eficacia, una oportunidad para crear una civilización libre de los vicios de ambos mundos y desentendido de sus limitaciones.
Estamos en el periodo de la transición donde el mundo se encamina a la regeneración que producirá un producto único. En este periodo observamos el flujo de Espíritus en todos los grados evolutivos, por lo que observamos a individuos que van desde lo más primitivo y criminal donde la maldad predomina su sus sentidos, pasando por la compulsión sexual, alimentario, entre otros, hasta los individuos más virtuosos, y todos reunidos en un mismo mundo, coexistiendo, intentando sobrevivir, entenderse, mezclarse, producir un medio a través del cual la existencia de todos sea posible y este embrión de la civilización humana en el actual mundo se está formando para parir una nueva Humanidad, quien sabe, quizá dentro de mil años, quizá antes, quizá después…
Concluyendo… Todo tiene una Causa de suceder concorde al destino al cual estamos sujetos todos los Espíritus. Dios y la Providencia son sabios y no contemplan error alguno, su Creación tiene el objetivo de volverse perfecta, pero la actual capacidad de discernimiento y desarrollo de las Almas humanas no está todavía en capacidad de entender, aceptar y ser partícipes consciente de un proceso que hasta el más capacitado de los hombres descalifica atribuyendo un carácter que si entendiese constituye una crítica y calificativo al mismo Dios que gobierna todo esto, tomaría un poco más de precaución y se dedicaría más a evolucionar y trabajar. Ha habido indígenas y civilizaciones indígenas evolucionadas, sobre los cuales la misma Espiritualidad deposita su confianza encomendando misiones relevantes de protección y conducción de esta joven e inmadura civilización en su crecimiento, y que este hecho no deja establecido que automáticamente todo indio es bueno, elevado o sabio; esto aplica por igual a los Espíritus africanos como a todo el género civilizado. El crecimiento espiritual es un proceso individual y eso resalta la necesidad de tomar ejemplo y contemplar en tributo el legado y enseñanza de individuos específicos, no cayendo en el error de divinizar ni entregar el control de la propia existencia a Espíritus, que porque estén fusionados al disfraz de la raza que abandonaron al momento de morir, se deduzca que tienen la capacidad de conducirnos bien; no todo lo que brilla es oro, hay que evaluar de manera individual y ajeno al preconcepto a cada Espíritu.
La Umbanda persigue transmitir un conocimiento y vivencia que permita el aprendizaje y adaptación a la nueva Espiritualidad, que estará marcada por la descontinuación de costumbres, tradiciones, sistemas, ideologías, y otros elementos, obsoletos e inútiles al proyecto de mundo que persigue la evolución. De lo contrario, ¿qué probabilidad tendrán las Almas de funcionar en un mundo que se muestra extraño? Ocuparemos los mismos puestos que nuestros despreciados y temidos inadaptados. Hay que comprender el proceso de evolución, la finalidad de existir, la naturaleza de las pruebas y expiaciones, desligándonos de los conceptos materiales que nos condujeron a divinizar razas y Espíritus, y comprender la existencia como parte de un desarrollo educativo en que las experiencias son concesiones de una gracia Superior. Umbanda es progreso y no se puede progresar si continuamos por ignorancia luchando contra la Ley que lo coloca como un proceso obligatorio a toda la población universal de Espíritus.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.