Lady Meredith Scandinavia escribió: Buenas de nuevo... Salta una una nueva duda al ruedo Se puede ser materia sin incorporar entidades o la persona tiene obligatoriamente que encajonar para poder serlo ???? Que hay de aquellos que reciben mensajes a través de imágenes (ven cosas), sonidos (escuchan mensajes), sueños etc... Como puede uno diferenciar las energías en estos casos (es decir de donde o de quien provienen los mensajes??), como recomiendan algunos hermanos del foro??? Y me gustaria saber si uno mas adelante pudiera trabajar como materia en un portal Marialioncero sin transportarse o es un requisito indispensable ??
Saludos cordiales Lady Meredith Scandinavia. El término "materia" en el argot popular es equivalente al término "mediums". Ciertamente, como lo confirman quienes me anteceden, se puede ser materia sin incorporar entidades. De hecho, la incorporación es una de tantos tipos de materia. Lo que sucede en el culto es que se acostumbra a llamar "materias" a los mediums de incorporación. Todo individuo que capta la presencia de seres espirituales, de forma consciente o no, es portador de mediumnidad. De hecho, tiene como tarea desplegar los recursos extrasensoriales a través de una educación adecuada, gracias a la cual se volverá un instrumento responsable para la tarea superior a la que está destinado. La facultad de ser médium constituye un instrumento superior de servicio al alcance de todos. Depende de cada uno de nosotros darle la debida atención a esta presencia o ignorarla, agudizar la sensibilidad o perturbarla y consecuentemente dejarla al abandono, corriendo el riesgo de que sea utilizada por entidades del astral negativo que se encargarán de perturbarla, obstaculizarla o volverla un medio de desequilibrio para el propio médium, así como, para aquellos que están a su alrededor. Por otro lado, lo que determina que atraigas espíritus que vibren en el mismo campo de vibraciones de una persona, (buenas o malas), no es el hecho de ser médium, sino, el tipo de conducta que el médium demuestre tener. Por ejemplo, Swedenborg, científico culto, al percibir la presencia de la mediumnidad, no tergiversó al estudiar la facultad y se dedicó a su ejercicio, ofreciendo a la humanidad un valioso patrimonio de sabiduría, esperanza y paz. Edgar Cayce, cuando constata la manifestación mediúmnica, del cual era objeto, se dedicó al trabajo pertinente y auxilió a decenas de millares de pacientes que lo buscaron para que los ayude. Por el contrario, Adolfo Hitler, después de frecuentar el Grupo Thule, de fenómenos mediúmnicos que era dirigido por Dietrich Eckhart en Berlín, enloqueció y fascinado creyó ser la “mano de Dios”, volviéndose uno de los mas grandes destructores de millones de vidas y fue responsable por innumerables males, que aún permanecen en la Tierra. Ya podrás imaginar la diferencia de entidades espirituales que asistían a cada uno de estos mediums. La mediumnidad en sí misma no es buena ni mala, más bien presenta un carácter neutral, dando oportunidad al hombre de utilizarla como le plazca, y debe saber que de ese uso que le de, derivarán los resultados que acompañarán al médium hasta el momento final de su etapa evolutiva en el cuerpo. Todo mal practicado, traerá severa consecuencias; una Ley Divina conocida por excelencia.
Aparte de todo esto, puedo decirte que la influencia que recibimos constantemente son de entidades espirituales del astral positivo y entidades espirituales del astral negativo. La diferencia entre los mensajes emitidos por una corriente, u otra, radica en la calidad del mensaje. Por ejemplo, las entidades del astral negativo, (oscuras, perversas, malévolas), nos dan consejos pérfidos, alientan la discordia y la desconfianza y adoptan todos los disfraces para engañarnos de la mejor manera. Se apegan a las personas de carácter lo bastante débil para ceder a sus sugestiones, nos empujan a la perdición. Durante las comunicaciones se les reconoce por su lenguaje trivial y grosero de las expresiones y porque denotan siempre inferioridad moral. Sus comunicaciones denuncian la bajeza de sus inclinaciones. Cuando están encarnados, son propensos a cuantos vicios engendran las pasiones viles y degradantes: sensualidad y crueldad, hipocresía, avidez y avaricia, etc. Practican el mal por el mero placer de hacerlo, casi siempre sin motivos para ello, y por odio al bien, escogen las mayoría de las veces a sus víctimas dentro de las personas honradas. Por el contrario, podrás reconocer a una entidad del astral positivo, (evolucionada, buena, positiva), cuando sus mensajes reúnen dotes de ciencia, sabiduría y bondad, pues, su lenguaje sólo trasmite bondad, benevolencia; su mensaje es siempre digno y elevado, y a menudo sublime. Nos imparten nociones más justas sobre las cosas terrenales, entre otros. Siempre se comunican con agrado con aquellas personas que buscan la verdad con fe sincera y capaces de comprender la verdad. Se alejan de aquellos otros que sólo son movidos por la curiosidad, o a quienes la influencia de la materia (cuerpo) aparta de la práctica del bien. Finalmente, para trabajar como materia y bajar espíritus, necesitarás tener ese don, o haber nacido como mediums de incorporación. Ninguna persona que no tenga la capacidad de poder alojar entidades espirituales en su cuerpo podrá hacerlo. Por eso se dice que los dones están repartidos; cada quien tiene una facultad diferente. Lo que sucede es que en el culto se mal acostumbra a pensar que sólo el mediums de incorporación es el que está preparado para el conocimiento; cosa que no es cierta. Lo cierto es que, la naturaleza de las comunicaciones espirituales siempre es relativa a la naturaleza del espíritu y lleva el sello de su elevación, o de su inferioridad; de su saber o de su ignorancia. Pero, al lado de la capacidad del espíritu, esta la del mediums, que es para él, un instrumento más o menos cómodo, más o menos flexible y en el cual descubre cualidades particulares que nosotros no podemos apreciar. Según el Libro Vocabulario Espiritual:
(Médium) [del latín medium: medio, intermediario]: persona accesible a la influencia de los Espíritus y dotado, en mayor o en menor medida, de la facultad de recibir y de transmitir sus comunicaciones. Para los Espíritus, el médium es un intermediario; es un agente o un instrumento más o menos cómodo, según la naturaleza o el grado de su facultad mediadora. Esta facultad depende de una disposición orgánica especial, susceptible de desarrollo. Se distinguen diversas variedades de médiums, según su aptitud particular para tal o cual modo de transmisión o para ese o aquel género de comunicación.