Me parece, hermana, que usted anda entendiendo mal el asunto. El color del material como aquello que se hace con el material, excepto que esté vivo, no tiene ninguna relevancia real con respecto a lo que sucede detrás de esa parafernalia partiendo de la pura intención; al final de cuentas la hechicería está cimentada en superstición y mala intención y no en un conocimiento objetivo de Causa y Efecto de lo que realmente ocurre.
En la hechicería el hechicero emula con objetos físicos aquello que desea reproducir en la contraparte sutil de la Creación, con ello, es una simple muleta psicológica que ayuda a la persona a concentrar mejor la intención que tiene, eso es lo que ustedes llaman de "manipulación de los fluidos" que no deja de ser un mecanismo para concentrar en un objetivo los pensamientos y sentimientos particulares que alberga una persona movidos por la voluntad intencional del hechicero. En la hechicería, omitiendo lo aparente, no hay sin excepción alguna cosa buena que surja. Expuesto eso, el factor alarma aquí es la intención de influenciar a otra persona a favor de otra que es violentar su libre decisión porque todavía que ceda hipnotizado eso no quiere decir que la persona está feliz o enamorada, casi siempre andan en automático controlados por algo.
Yo no voy a poner en tela de juicio la calidad ni del culto ni de los miembros del mismo porque yo mismo combatí mi prejuicio y lo sigo haciendo respecto a lo que se ve abundar en el campo religioso, tanto porque he visto gente que son la excepción como Espíritus que justamente combaten todo eso haciendo sentir de mi parte gran admiración y dignidad por colocarme delante de ellos. Ahora, como usted menciona Umbanda que es una religión con objetivos educativos sobre la Causa y Efecto de las cosas del Espíritu, infelizmente allá como tengo claro aquí, lo que vaya en contra de cualquier Ley Divina es un crimen, de ahí que todo eso sea penalizado y censurado. Yo no tengo compromisos con la hechicería ni con los hechiceros, tengo compromisos con la educación y reforma de los valores, con la alta espiritualidad por consiguiente estoy autorizado a rechazar y repudiar profundamente toda agresión a la integridad física y/o espiritual de quien sea; yo en ese aspecto sí soy radical ya que al final yo al que ande mal espiritualmente no le acepto ni una vela que coloque deseando mi bienestar porque a sabiendas de lo que acompaña a éstos tan pronto me empiecen a molestar unos Espíritus vulgares, mentirosos y fuente de discordia vamos a salir en problemas y yo no resuelvo las cosas con brujería, yo voy y le zampo. Para mí no hace falta que nadie muera para que el hecho se convierta en grave, es grave desde que existe la intención particular en una persona que a gran escala es el origen de todos los conflictos y el sufrimiento que existen en éste mundo, por consiguiente, no hay manera de suavizar lo que aquí se ha plasmado. Mi afecto y respeto dirigidos hacia su persona no sugieren apoyo incondicional sobretodo cuando amenazan los buenos valores que traigo innatos adquiridos con grandes esfuerzos, mucha experimentación y trabajo arduo que han sido procesos apoyados por los propios Espíritus del Culto a la Madre Santísima María Lionza y que fueron ellos mismos por encima de cualquier otro los que me sugirieron que no retroceda ni un paso en cuanto a una postura correcta en defensa de las cosas bienhechoras de manera objetiva y que luego lo fortalecieron e impusieron en mi carácter; si usted conociera a los indios vería cómo saltan de la furia soltando maldiciones por toda la casa cada vez que alguien emite tales mensajes sobretodo cuando los implican a ellos en algo que repudian y combaten. Mi respuesta contundente es esa.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.