Obsesión en niños
Es sabido que todo niño reencarnado posee un ángel tutelar, que queda muy próximo hasta que su cuerpo astral se adapte a la nueva encarnación. Eso acontece hasta los 7 años de edad.
Eso no quiere decir que nada de ruin ocurre hasta los 7 años, simplemente existe un espíritu amigo muy próximo, que inspira a padres y parientes para auxiliar en el desenvolvimiento saludable del niño.
La justicia divina es implacable y, en los casos de mayor comprometimiento, el niño puede pasar por sufrimientos físicos y/o espirituales en su infancia. El protector espiritual del niño solo puede exentarla hasta el límite que su merecimiento posee (hablaremos más sobre ese merecimiento luego abajo).
El niño puede recibir emisiones negativas de energía de dos formas:
1-Los padres pueden vivir en un ambiente que no sigue las leyes del amor y bondad, o, en gran desacuerdo conyugal, emitiendo así energías negativas. Se puede también tener un tercer elemento, externo, que desea mal o envidia la familia y emite energías nocivas para su ambiente doméstico. Los padres pueden estar armonizados y en paz, por eso repelen las emisiones, sin embargo, el niño, que se encuentra más frágil en el contacto espiritual puede resentir. Por eso es importante realizar el Evangelio en el Hogar, para que todo el hogar esté protegido y no solamente las personas.
2-El niño tiene ligaciones karmicas, o sea, existe un compromiso de ese espíritu reencarnante con otros espíritus que todavía no consiguieron liberarse del mundo físico.
Puede ocurrir que los espíritus “encontraron” a su antiguo adversario y se inicia la obsesión, luego en la infancia.
Algunos espíritus por merecimiento son protegidos durante la infancia, no permitiendo el ángel tutelar que sus obsesores lo perturben. ¿Cómo entender eso, lo que es el merecimiento espiritual de un niño? ¿El posee ligaciones karmicos?
Interesante ese asunto y fui a entender un poco más en un libro de André Luiz. Funciona de la siguiente manera, conforme la actuación del espíritu después de su última reencarnación, en cuanto él se encontraba en la erraticidad (plano astral), más beneficios y “pequeñas” facilidades él encuentra para su nueva prueba, una de esas facilidades es encontrar con sus verdugos en edad más madura, con la formación moral, intelectual y emocional más desenvuelta. Los méritos adquiridos por el trabajo en favor del prójimo en cuanto estaba desencarnado permiten al espíritu mayor preparación para enfrentar las pruebas y rescatar los débitos.
Existen casos de tamaño odio entre espíritus obsesores y reencarnantes, que la espiritualidad “esconde” los espíritus, bajo un cuerpo atrofiado mental y físico para que los adversarios no lo encuentren.
Retiramos un extracto interesante del libro Sexo y Obsesión de Divaldo Franco por el Espíritu Manoel Miranda.
“Continuamos en aquel recinto y, como era la primera vez que tenía oportunidad de encontrarme en una Escuela para niños, pude observar que todas eran acompañadas por Espíritus, algunos felices, y no pocas por Entidades crueles que, desde temprano, intentaban perturbarlas, vinculándoseles psíquicamente. Diversas podían situarse en el diagnóstico de obsidiados, tan estrecho era ya el connubio mental entre los desencarnados y ellas…
Sabemos que la creatura es siempre un Espíritu viejo, que conduce muchas experiencias evolutivas, pese a la forma en que se presenta. No obstante, en ese periodo de infancia siempre recibe mayor apoyo, a fin de que no haya prejuicios e impedimentos al proceso reencarnacionista que está emprendiendo. ¿Cómo se explican entonces esos procesos obsesivos que ahora enfrentamos?
…muchos procesos de obsesión tienen su inicio fuera del cuerpo físico, cuando los calzados y rebeldes, los criminales y viciados reencuentran sus víctimas en el más allá del sepulcro, que se les imantan, en las tentativas infelices y de resultados graves en diversas formas de obsesiones. La obsesión en la infancia muchas veces es continuidad de la ocurrencia procedente de la Erraticidad. Sin impedir el proceso de la reencarnación, esa influencia perniciosa acompaña el periodo infantil de desenvolvimiento, generando graves dificultades en el relacionamiento entre hijos y padres, alumnos y profesores, y en la vida social saludable entre colegas. Irritación, agresividad, indiferencia emocional, perversidad, obstrucción del raciocinio, enfermedades físicas y disturbios psicológicos hacen parte de los síndromes perturbadores de la infancia, que tienen sus nacimientos en la interferencia de unos Espíritus perversos, otros traicioneros, vengativos todos ellos…
Los fármacos o neurolépticos consiguen, muchas veces, auxiliar las neuronas en la ejecución de las sinapsis, bloqueando las interferencias espirituales, pero por poco tiempo.
¿Y no tendrá ella – volteé a interrogar – la protección de su ángel de la guarda, que contribuya para imposibilitar la obsesión?
Es cierto que sí – respondió, gentil. – sucede, que los débitos contraídos son muy graves, y la misericordia divina ya viene amparándola, siendo la reencarnación el mejor instrumento para su reparación…
Nadie camina a solas y, por eso mismo, en la coyuntura aflictiva en que la niña se debate, su Espíritu protector muchas veces impide que sea arrastrada por su verdugo para las regiones más infelices en que se sitúa, en los periodos del parcial desdoblamiento por el sueño físico, dificultándole el dominio casi total que tendría sobre sus facultades mentales y sus sentimientos de efectividad y de comportamiento.”
Eso no quiere decir que nada de ruin ocurre hasta los 7 años, simplemente existe un espíritu amigo muy próximo, que inspira a padres y parientes para auxiliar en el desenvolvimiento saludable del niño.
La justicia divina es implacable y, en los casos de mayor comprometimiento, el niño puede pasar por sufrimientos físicos y/o espirituales en su infancia. El protector espiritual del niño solo puede exentarla hasta el límite que su merecimiento posee (hablaremos más sobre ese merecimiento luego abajo).
El niño puede recibir emisiones negativas de energía de dos formas:
1-Los padres pueden vivir en un ambiente que no sigue las leyes del amor y bondad, o, en gran desacuerdo conyugal, emitiendo así energías negativas. Se puede también tener un tercer elemento, externo, que desea mal o envidia la familia y emite energías nocivas para su ambiente doméstico. Los padres pueden estar armonizados y en paz, por eso repelen las emisiones, sin embargo, el niño, que se encuentra más frágil en el contacto espiritual puede resentir. Por eso es importante realizar el Evangelio en el Hogar, para que todo el hogar esté protegido y no solamente las personas.
2-El niño tiene ligaciones karmicas, o sea, existe un compromiso de ese espíritu reencarnante con otros espíritus que todavía no consiguieron liberarse del mundo físico.
Puede ocurrir que los espíritus “encontraron” a su antiguo adversario y se inicia la obsesión, luego en la infancia.
Algunos espíritus por merecimiento son protegidos durante la infancia, no permitiendo el ángel tutelar que sus obsesores lo perturben. ¿Cómo entender eso, lo que es el merecimiento espiritual de un niño? ¿El posee ligaciones karmicos?
Interesante ese asunto y fui a entender un poco más en un libro de André Luiz. Funciona de la siguiente manera, conforme la actuación del espíritu después de su última reencarnación, en cuanto él se encontraba en la erraticidad (plano astral), más beneficios y “pequeñas” facilidades él encuentra para su nueva prueba, una de esas facilidades es encontrar con sus verdugos en edad más madura, con la formación moral, intelectual y emocional más desenvuelta. Los méritos adquiridos por el trabajo en favor del prójimo en cuanto estaba desencarnado permiten al espíritu mayor preparación para enfrentar las pruebas y rescatar los débitos.
Existen casos de tamaño odio entre espíritus obsesores y reencarnantes, que la espiritualidad “esconde” los espíritus, bajo un cuerpo atrofiado mental y físico para que los adversarios no lo encuentren.
Retiramos un extracto interesante del libro Sexo y Obsesión de Divaldo Franco por el Espíritu Manoel Miranda.
“Continuamos en aquel recinto y, como era la primera vez que tenía oportunidad de encontrarme en una Escuela para niños, pude observar que todas eran acompañadas por Espíritus, algunos felices, y no pocas por Entidades crueles que, desde temprano, intentaban perturbarlas, vinculándoseles psíquicamente. Diversas podían situarse en el diagnóstico de obsidiados, tan estrecho era ya el connubio mental entre los desencarnados y ellas…
Sabemos que la creatura es siempre un Espíritu viejo, que conduce muchas experiencias evolutivas, pese a la forma en que se presenta. No obstante, en ese periodo de infancia siempre recibe mayor apoyo, a fin de que no haya prejuicios e impedimentos al proceso reencarnacionista que está emprendiendo. ¿Cómo se explican entonces esos procesos obsesivos que ahora enfrentamos?
…muchos procesos de obsesión tienen su inicio fuera del cuerpo físico, cuando los calzados y rebeldes, los criminales y viciados reencuentran sus víctimas en el más allá del sepulcro, que se les imantan, en las tentativas infelices y de resultados graves en diversas formas de obsesiones. La obsesión en la infancia muchas veces es continuidad de la ocurrencia procedente de la Erraticidad. Sin impedir el proceso de la reencarnación, esa influencia perniciosa acompaña el periodo infantil de desenvolvimiento, generando graves dificultades en el relacionamiento entre hijos y padres, alumnos y profesores, y en la vida social saludable entre colegas. Irritación, agresividad, indiferencia emocional, perversidad, obstrucción del raciocinio, enfermedades físicas y disturbios psicológicos hacen parte de los síndromes perturbadores de la infancia, que tienen sus nacimientos en la interferencia de unos Espíritus perversos, otros traicioneros, vengativos todos ellos…
Los fármacos o neurolépticos consiguen, muchas veces, auxiliar las neuronas en la ejecución de las sinapsis, bloqueando las interferencias espirituales, pero por poco tiempo.
¿Y no tendrá ella – volteé a interrogar – la protección de su ángel de la guarda, que contribuya para imposibilitar la obsesión?
Es cierto que sí – respondió, gentil. – sucede, que los débitos contraídos son muy graves, y la misericordia divina ya viene amparándola, siendo la reencarnación el mejor instrumento para su reparación…
Nadie camina a solas y, por eso mismo, en la coyuntura aflictiva en que la niña se debate, su Espíritu protector muchas veces impide que sea arrastrada por su verdugo para las regiones más infelices en que se sitúa, en los periodos del parcial desdoblamiento por el sueño físico, dificultándole el dominio casi total que tendría sobre sus facultades mentales y sus sentimientos de efectividad y de comportamiento.”
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.