Obsesión Sexual

La obsesión por el sexo no es muy diferente de las otras formas que estudiamos, sin embargo, debido al inmenso sufrimiento que el sexo desvirtuado impone a los espíritus encarnados y desencarnados, decidimos crear un tópico para profundizar ese tema.

La obsesión sexual generalmente se inicia a través del desvío de comportamiento sexual de la víctima, que con eso abre brechas para que los obsesores se aproximen y comiencen a “preparar el terreno” para vampirización y exploración.

Vamos a definir superficialmente “desvío de comportamiento sexual”: No engloba solamente a aquel que practica actos desequilibrados, pensamientos extremadamente sensuales son alimento para atraer la atención de los obsesores, que todo harán para estimular sus deseos no tan secretos (recuerde que los espíritus tienen acceso a los pensamientos).

Un punto importante en la obsesión sexual es que no siempre existen vínculos creados en vidas anteriores, a veces el obsesor conoce su víctima en algún local frecuentado por él, habiendo sintonía entre los dos comienza el asedio del obsesor, que encuentra libre acceso en las mentes desprotegidas de pensamientos elevados.

Por eso es muy importante tomar cuidado con el lugar que se frecuenta y caso no sea posible evitar la visita es bastante prudente entrar en oración. Todos los lugares donde la energía sensual es dominante existen obsesores sexuales sedientos por absorber las sensaciones de los encarnados.

Podemos citar los moteles, discotecas donde se practica el Striptease o relaciones sexuales al vivo, prostíbulos y también discotecas (el tipo de obsesor que vamos a encontrar en las discotecas depende del tipo de vibración emitida por sus frecuentadores).

André Luiz en el libro Sexo y Destino tiene un óptimo ejemplo del vampirismo sexual:

“Sepa usted que en la quinta noche de mi permanencia aquí, notando a Beatriz en aguda crisis de sufrimiento, diligencié buscar a mi yerno para asistirla en persona… ¿y sabe dónde lo encontré?

Nada de escritorio, según la falsa información que dejará en casa. Indignado, fui a sorprenderlo en un antro penumbroso, en plena madrugada, junto de la niña que usted acaba de conocer. Los dos unidos, cual marido y mujer. Champaña corriendo y música lasciva. Entidades perturbadoras y perturbadas, unidas al cuerpo de los bailarines, en cuanto otras iban y venían, se inclinaron sobre las tazas, cuyo contenido labios fastidiados no habían conseguido sorber totalmente.

En rincón multicolorido, donde algunas jóvenes exhibían formas semidesnudas en coleos exquisitos, vampiros articulaban bufonadas, completando, en sentido menos digno, los cuadros que el mal gusto humano pretendía presentar, en nombre del arte. Todo rastrero, inapropiado, inconveniente…”

La lectura constante de revistas pornográficas y vídeos porno también estimula los pensamientos desvirtuados del sexo, atrayendo a los obsesores que se afinan con esas vibraciones. Vemos que el principal alimento de la obsesión sexual es el patrón vibratorio y el tipo de pensamiento y acciones realizadas por el encarnado.

El obsesor funciona como fusible, estimulando cada vez más la degradación moral del encarnado y haciendo lo posible para que él nunca esté satisfecho.

Carlos Torres Pastorino habla un poco más sobre la obsesión sexual en el libro Técnicas de la Mediumnidad:

“Actuando a través del chacra fundamental, que corresponde al perineo del cuerpo astral, es decir, que queda localizado entre el ano y los órganos genitales.

Se ligan allí los obsesores de vibración sexual y aquellos que van más allá de absorber la vitalidad por el chacra esplénico, chupando el prana del bazo, consiguen doblar esa ligación con lo fundamental, para atraer energía vital de las gónadas.

Las victimas de esos obsesores se tornan altamente sexuales y sensuales, insaciables en ese campo, y sin cualquier freno que las retenga delante de la satisfacción entrevista para sus deseos exacerbados…

De modo general las formas astrales de esos espíritus es animalesca: larvas, lagartos, arañas, serpientes y hasta, cuando en reuniones grupales, pulpos. El movimiento constante de esas formas causa picazón en las partes sexuales, en el ano o en la vagina, donde penetran para satisfacerse. Y ese movimiento lleva a la víctima a paroxismos de excitación nerviosa, que va a causarle con el tiempo, profundo, mórbido y por veces irreparable agotamiento físico y nervioso, por una irritabilidad constante y crónica…

Y es oportuno observar que muchos casos de homosexualidad (en ambos sexos) se debe a ese tipo de obsesión que, por la actuación continuada, desvía la sensibilidad de los canales normales, para otros sectores, forzando a la víctima a buscar satisfacción por medios contrarios a la naturaleza…”

Muchas víctimas de obsesión sexual son atraídas durante el sueño físico para colonias en el plano astral inferior, donde los verdugos estimulan la alineación del obsidiado, ampliando cada vez más su control sobre la víctima.

En el libro Sexo y Obsesión, de Divaldo Franco, por el espíritu Manoel Miranda encontramos la siguiente referencia a esa práctica:

“Sus adversarios espirituales empapándolo de ideas pervertidas y deseos lascivos insaciables, excitándolo. Fijándosele en los paneles mentales, telecomandan a distancia, y cuando se desprende por el sueño físico es atraído o arrebatado para los sitios de vergüenza y depravación, en los cuales más se acentúan los desbordamientos de la pasión insana…”

En la colonia del astral inferior él relata los siguientes acontecimientos:

“En uno de los cuadros dantescos, pudimos enfrentar diversos Espíritus reencarnados, que seguían yugulados a sus verdugos, presos a collares como si fuesen felinos hambrientos, babeando ante el espectáculo que les agudizaba los instintos groseros…

Figuras extrañas, con aspecto semejante a los antiguos seres mitológicos del panteón greco-romano, se confundían con muchos otros, individuos extravagantes en complejas simbiosis de vampirismo, cargándose unos a los otros, acompañando frenéticamente un desfile de carros alegóricos…”.