Principalmente María Padilla es un espíritu femenino que tiene su protagonismo dentro de la Kimbanda y Umbanda como religión, se le puede encontrar en otras religiones afro-brasilera. No es un espíritu oscuro, la ignorancia respecto a los fundamentos que van ligado a una liturgia a la cual ella pueda dar respuesta es lo que hace que este concepto nacido única y exclusivamente de la ignorancia exista, ella es dentro de todos estos espacios uno de los jefes de falange que militan en la polaridad oscura del Universo, donde hay oscuridad ahí pueden misionar ellos ya que tienen perfecto conocimiento de cómo lidiar con esas energías y los seres que habitan ahí, por encima de cualquier guía de Luz es una de las primeras en acudir al rescate y protección de sus protegidos por consiguiente no tiene ningún sentido ni fundamento real el concepto de oscuro. Como todo espíritu de este genero tiene una energía muy pesada, muy densa y se tiene sabido, de mi parte que en Brasil ellos resguardan mucho a los trabajadores de la Luz, este tipo de testimonio derivado especialmente entre miembros Kardecistas que no le rinden culto pero pese a ello ligados a ella se sirven de la protección de un espíritu muy serio y claro al expresarse como lo es ella. Las que menciona hecate solo son falanges que derivan de la principal y que tienen un vinculo común: todas están orientadas por Maria Padilla. Esta es pregunta que debe exponer a su Pai o Mae de Santo en un Terreiro, si no está en uno o ha ido a uno simplemente puede nunca toparse con un concepto que devele su naturaleza real.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.