Mediumnidad impuesta
La mediumnidad. impuesta, a diferencia de la mediumnidad de prueba, como su nombre indica, se da a los espíritus obligatoriamente sin que estos la hayan pedido. Es un tipo de mediumnidad que responde al gran atraso evolutivo de los espíritus en cuestión y por consiguiente que tienen en su haber un karma negativo excesivo el cual han de comenzar a ir eliminando.
Generalmente se trata de espíritus reacios al progreso espiritual, que se encuentran estancados en el más allá sin estar dispuestos a realizar ninguna iniciativa que les haga salir de su situación, sino muchas veces al contrario, en lugar de trabajar para su propia superación y preparación de una nueva existencia provechosa están desaprovechando el tiempo que tienen en el espacio y muchas veces entorpeciendo el progreso de los encarnados.
Este tipo de espíritus en sus encarnaciones anteriores no supieron reconocer o admitir la existencia de un mundo espiritual y unas leyes divinas, y ya en el espacio continúan en la misma postura: se oponen a la ley del progreso y tratan de obstaculizar a todos aquellos que sí desean evolucionar, de este modo se encuentran estancados espiritualmente y contrayendo graves responsabilidades kármicas que un día más o menos lejano han de empezar a pagar.
De aquí que la Ley del Karma les obligue a venir en una existencia con mediumnidad impuesta, siendo este el mejor modo de reconocer aquello que por sí mismos tanto les cuesta: comprender que existe un mundo espiritual y una ley de evolución mediante la cual todos estamos llamados a la perfección.
Es muy difícil que tras haber experimentado una existencia con mediumnidad estos espíritus no puedan ya asimilar que existe un Dios justo y unas leyes universales que hemos de conocer y razonar para llevarlas a la práctica. La mediumnidad impuesta, sin duda, ofrece a la persona que viene provista de ella infinidad de experiencias para que pueda comprobar suficientemente que existe algo más que la vida física, porque va a tener la oportunidad de vivirlo en su propia carne de tal manera que no va a quedar sitio para la duda.
No olvidemos que al tratarse de espíritus con unas características morales muy bajas y además cargados de karma negativo, por ley de afinidad van a atraer a su alrededor la presencia de espíritus simpáticos a ellos, e incluso van a tener que soportar en algunos casos la compañía de espíritus antipáticos o enemigos de otras existencias, a los cuales van a tener que soportar del mismo modo que a ellos tuvieron también que soportarles cuando estando desencarnados molestaban e influenciaban a otras personas. Es la ley del karma que nos hace vivir en nosotros mismos aquello que hacemos vivir a los demás para que se quede grabado en nuestra conciencia y sepamos distinguir entre el bien y el mal.
Las características de estos médiums son distintas a las de la mediumnidad natural y de prueba, pues estos generalmente suelen rechazar la mediumnidad, no queriendo saber nada de ella, aun cuando tienen las suficientes pruebas y experiencias la mayoría desagradables que les hacen comprender que tienen algo “espiritual”, pero incluso así rechazan la facultad porque les resulta una molestia y no tienen la suficiente voluntad para ejercerla.
Todavía prevalecen en ellos sus tendencias e imperfecciones morales que les impiden volcarse en el desarrollo de la mediumnidad y en su progreso espiritual.
Otros si que se esfuerzan por desarrollarla, pero se les nota que la llevan incómodamente, que es una carga para ellos y suelen quejarse a menudo, convirtiendo la mediumnidad en un problema que en muchas ocasiones trasladan a la familia, haciéndoles sufrir una situación que es de ellos.
Otra de las características es que viéndose obligados a poner en práctica la mediumnidad, se consideran que son privilegiados al tener una “gracia” que Dios les ha dado, y es entonces cuando se deciden a poner en práctica la mediumnidad, pero “cobrando”, haciendo un mal uso de ella y explotándola todo lo que pueden.
En definitiva, la mediumnidad impuesta es una oportunidad muy importante para los espíritus que se encuentran estancados en el espacio y con un karma negativo muy grande en su haber, puesto que esta situación les coloca en una postura distinta en la que están y les ayuda a salir de su estancamiento, dándoles pruebas y experiencias que les hacen cambiar su actitud ante la vida, y aunque sean una mayoría los que no saben aprovechar positivamente esta mediumnidad, viven una experiencia que les sirve para próximas existencias, ya que tienen los suficientes elementos de juicio para valorar la situación en la que se encontraban y prepararse una nueva existencia, en la cual, estando ya más fortalecidos y preparados puedan cumplir con su misión y comenzar a progresar.
Generalmente se trata de espíritus reacios al progreso espiritual, que se encuentran estancados en el más allá sin estar dispuestos a realizar ninguna iniciativa que les haga salir de su situación, sino muchas veces al contrario, en lugar de trabajar para su propia superación y preparación de una nueva existencia provechosa están desaprovechando el tiempo que tienen en el espacio y muchas veces entorpeciendo el progreso de los encarnados.
Este tipo de espíritus en sus encarnaciones anteriores no supieron reconocer o admitir la existencia de un mundo espiritual y unas leyes divinas, y ya en el espacio continúan en la misma postura: se oponen a la ley del progreso y tratan de obstaculizar a todos aquellos que sí desean evolucionar, de este modo se encuentran estancados espiritualmente y contrayendo graves responsabilidades kármicas que un día más o menos lejano han de empezar a pagar.
De aquí que la Ley del Karma les obligue a venir en una existencia con mediumnidad impuesta, siendo este el mejor modo de reconocer aquello que por sí mismos tanto les cuesta: comprender que existe un mundo espiritual y una ley de evolución mediante la cual todos estamos llamados a la perfección.
Es muy difícil que tras haber experimentado una existencia con mediumnidad estos espíritus no puedan ya asimilar que existe un Dios justo y unas leyes universales que hemos de conocer y razonar para llevarlas a la práctica. La mediumnidad impuesta, sin duda, ofrece a la persona que viene provista de ella infinidad de experiencias para que pueda comprobar suficientemente que existe algo más que la vida física, porque va a tener la oportunidad de vivirlo en su propia carne de tal manera que no va a quedar sitio para la duda.
No olvidemos que al tratarse de espíritus con unas características morales muy bajas y además cargados de karma negativo, por ley de afinidad van a atraer a su alrededor la presencia de espíritus simpáticos a ellos, e incluso van a tener que soportar en algunos casos la compañía de espíritus antipáticos o enemigos de otras existencias, a los cuales van a tener que soportar del mismo modo que a ellos tuvieron también que soportarles cuando estando desencarnados molestaban e influenciaban a otras personas. Es la ley del karma que nos hace vivir en nosotros mismos aquello que hacemos vivir a los demás para que se quede grabado en nuestra conciencia y sepamos distinguir entre el bien y el mal.
Las características de estos médiums son distintas a las de la mediumnidad natural y de prueba, pues estos generalmente suelen rechazar la mediumnidad, no queriendo saber nada de ella, aun cuando tienen las suficientes pruebas y experiencias la mayoría desagradables que les hacen comprender que tienen algo “espiritual”, pero incluso así rechazan la facultad porque les resulta una molestia y no tienen la suficiente voluntad para ejercerla.
Todavía prevalecen en ellos sus tendencias e imperfecciones morales que les impiden volcarse en el desarrollo de la mediumnidad y en su progreso espiritual.
Otros si que se esfuerzan por desarrollarla, pero se les nota que la llevan incómodamente, que es una carga para ellos y suelen quejarse a menudo, convirtiendo la mediumnidad en un problema que en muchas ocasiones trasladan a la familia, haciéndoles sufrir una situación que es de ellos.
Otra de las características es que viéndose obligados a poner en práctica la mediumnidad, se consideran que son privilegiados al tener una “gracia” que Dios les ha dado, y es entonces cuando se deciden a poner en práctica la mediumnidad, pero “cobrando”, haciendo un mal uso de ella y explotándola todo lo que pueden.
En definitiva, la mediumnidad impuesta es una oportunidad muy importante para los espíritus que se encuentran estancados en el espacio y con un karma negativo muy grande en su haber, puesto que esta situación les coloca en una postura distinta en la que están y les ayuda a salir de su estancamiento, dándoles pruebas y experiencias que les hacen cambiar su actitud ante la vida, y aunque sean una mayoría los que no saben aprovechar positivamente esta mediumnidad, viven una experiencia que les sirve para próximas existencias, ya que tienen los suficientes elementos de juicio para valorar la situación en la que se encontraban y prepararse una nueva existencia, en la cual, estando ya más fortalecidos y preparados puedan cumplir con su misión y comenzar a progresar.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.