El camino de la Umbanda
¡Sí! Su camino es la Umbanda, mientras usted valorice la experiencia espiritual con los Orixás, Guías y Mensajeros, Amigos del Astral que se desdoblan en muchas formas para auxiliarte; su camino es en la Umbanda, mientras usted enciende una vela y siente que ella habla contigo, mientras usted escucha el sonido del atabaque y su cuerpo calienta en un compás de vibraciones y escalofríos, mientras usted siente el aroma de las hierbas transmutadas en humo al contacto con la brasa incandescente y fuera acometido de la sensación de estar siendo transportado para otro lugar; la Umbanda continuará siendo su camino, mientras el grito de los Caboclos te hace temblar, el silencio de los Pretos Velhos te emocionan, la broma de los Boiadeiros te alegra, la sinceridad de los Exus te inclinan, la simpatía de las Pombagiras te atraen y el cedazo de las Crianças te recuerda que a pesar de los pesares, lo más importante es no perder la pureza, ¡Sí!, su lugar es en el Templo que frecuenta; mientras los espíritus regentes todavía fueran referencias de aprendizaje, mientras usted siente salud al final de cada gira, mientras los objetivos espirituales y materiales también fueron sus objetivos, mientras el sentimiento de fraternidad no se disipe fácilmente en momentos de fricción y conflictos naturales, ¡Sí!, su camino es Umbanda, mientras usted la ama, la respeta, mientras usted preserva la lealtad a lo que fuera elegido para usted, a lo que usted escogió para pellizcar en esta, su jornada en la Tierra, ¡Sí!, su camino es y siempre será en la Umbanda.
- Caboclo Tupinamba -
- Caboclo Tupinamba -
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.