No confunda al médium con la entidad

No confunda al médium con la entidad Incorpora%C3%A7%C3%A3o

Somos apenas un canal
Confundir al médium con la entidad es un asunto que veo con frecuencia en las listas de conversación, en los canales de chat o hasta incluso dentro de Terreiros de Umbanda. Eso ocurre tanto de la parte del médium como de la parte del consultante y, cabe a nosotros, como médiums, evitar al máximo que eso ocurra exactamente por el hecho de que el médium es apenas uno de los canales de comunicación con el mundo espiritual. El médium es el medio y no el fin.

El consultante
Es muy común ver ese tipo de confusión siendo hecha por los consultantes, personas que van allí al terreiro para conversar con las entidades, pedir consejos o apenas oír una palabra de conforto pues, muchas veces, ellas fijan en sus cabezas la imagen del médium (que está con el cuerpo allí presente) pronunciando aquellas palabras de conforto o dando sabios consejos sin siquiera notar que quien en la verdad está hablando (o debería estar) es la entidad que está (o debería estar) allí trabajando.
Hay casos en que el consultante que estuvo presente en alguna sesión en el terreiro encuentra un médium en el medio de la calle y resuelve, se sabe allí por cualquier motivo, pedirle consejos allí mismo o hasta incluso contar una larga historia de su vida, encontrando que allí, en el medio de la calle, el médium va a poder ayudarle de la misma forma que lo ayudó cuando estaba en trance mediumnico en el terreiro.
Es de fundamental importancia que se tenga consciencia que cuando usted va a algún terreiro y conversa con una entidad el médium está allí apenas como un canal de comunicación y no es él (o no debería ser) que está pronunciando aquellas palabras y, por más que usted se apegue a la imagen del médium, usted no estaba conversando realmente con él. Por lo tanto, si usted quiere algún consejo, espere hasta la próxima sesión y vaya hasta el terreiro para conversar con alguna de las entidades, no piense que el médium está siempre con pensamientos positivos lo suficiente para darle un buen consejo. Médiums son personas comunes y, como tal, tienen su vida y sus propios problemas. Allá en el terreiro es otra historia, él está allí dispuesto a dejar sus problemas de lado y permitir que las entidades vengan para, quien sabe, resolver los problemas de otras personas.

El médium
Cómo dice el sabio dicho, “cuando uno no quiere, dos no pelean” y eso es valido también para los médiums que son abordados por personas en el medio de la calle que piden insistentemente por algún consejo o, con la excusa de “apenas conversar”, intentan conseguir una consulta fuera de hora, en local inapropiado o hasta incluso con asuntos completamente ajenos al conocimiento del médium. Lo peor es que en algunos casos, el médium intentando dar una de buena samaritano, acaba cayendo en la conversa y comienza a dar consejos en la vida de una persona y olvida aquel otro viejo dicho que dice “si el consejo fuese bueno, no se daba, vendía”. El peligro de salir dando consejo a la revelía es que, el consejo que usted dio allí en la mayor de las buenas intenciones acabó por desencadenar una serie de acontecimientos que huyen completamente al control tanto de su “nuevo amigo” como a su propio control, si es que alguien alguna vez tuvo cualquier tipo de control sobre los acontecimientos. Cuando ocurre algo de este tipo, usted acaba manchando su nombre, el nombre de su terreiro (claro, porque cuando ocurre algo ruin la culpa es del terreiro que no ofrece ayuda, incluso que el consejo no haya salido directamente de allí adentro) y, es ahí que viene la peor parte, acaba manchando también el nombre de la entidad pues cuando el fulano fue al terreiro, fue aconsejado por determinada entidad y, cuando te encontró en el medio de la calle y vino a pedirte consejos, en la verdad estaba queriendo oir un consejo de la entidad y va, sin sombra de dudas, a pensar que es la entidad que la está aconsejando nuevamente.
Otro gran peligro para los médiums es cuando, en su cabeza, él comienza a confundirse con la entidad que está allí trabajando y comienza a pensar que él debe interferir en lo que está siendo dicho. Si usted es médium consciente (imagino que muchos lo sean) concéntrese al máximo posible para que usted nunca interfiera en lo que la entidad está hablando y si usted siente que algo no está correcto o que la entidad “se apartó” mucho de usted, es mejor parar la consulta y decir que la entidad se fue, incluso que sea en medio de una conversación, va a ser mucho mejor para usted y para la persona que está allí consultándose. Vuelva a concentrarse, pida auxilio para el dirigente de la casa o algún otro médium con más experiencia para que la entidad vuelva y pueda continuar la conversa con el consultante o apenas para que ella (la entidad) se quede allí energizando su cuerpo para que haya nuevamente el equilibrio. Nunca intente continuar la conversación en caso que usted sienta que la entidad no está allí o “se apartó” mucho.
Hay también los que acaban desarrollando amistad o contacto más próximo con algún consultante. No es ningún crimen tener amistad con alguien, ocurre que es muy importante, desde el inicio, que termine bien claro que una cosa es la entidad dentro del terreiro, otra cosa es el médium, la persona que sirve de canal para la entidad. Este asunto es muy delicado y debe siempre ser tratado con el máximo de seriedad y cuidado.

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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.