Dios los animales y las plantas
Por. Jonh Mbiti “Entre Dios y el Tiempo”


Animales y plantas constituyen el alimento humano, por lo que obviamente su importancia es grande. Los pueblos africanos realizan muchas asociaciones religiosas con ambos, algunas de las cuales están ligadas a los conceptos de Dios. Hay mitos que explican el origen de los animales domésticos al mismo tiempo que el hombre. Los Zulúes dicen que los hombres y sus rebaños se originaron en el mismo lugar y que Dios instruyó a los hombres diciendo: «Que ellos sean tu ali­mento, come su carne y bebe su leche». Si un rayo mata una vaca, la gente dice que Dios la ha sacrificado para comerla él mismo; y esto es considerado como una bendición para el pueblo donde ha ocurrido. Los Masai creen firmemente que, puesto que Dios les ha concedido rebaños de vacas desde el principio, nadie más tiene derecho a poseer ganado. Creen incluso que es su deber conquistar el ganado de las tribus vecinas, sin sentir que estén cometiendo ningún robo. Los Núer tienen un mito en el que narran que, al principio, Dios ofreció a los hombres que eligieran entre rebaños y fusiles; los europeos y los árabes escogieron los fusiles, mientras que los Núer y los Dinka eligieron el ganado.

Vacas, ovejas y cabras son usadas con fines sacrificiales; y ejemplos de esto se pueden encontrar en todo el continente. Muchos pueblos observan una actitud sagrada con respecto a sus animales. Por ejemplo, los Herero consideran que las vacas son animales sagrados, que se originaron de un «árbol de la vida» misterioso, de donde procede la vida humana. Por eso sólo comen su carne cuando se sacrifica en ceremonias religiosas. Para los Dinka, los toros están destinados al sacri­ficio; y los Nandi rezan diariamente por la prosperidad de sus ganados.

A pesar de la abundancia de animales salvajes en África, se conoce poco sobre su significado religioso. Los Lango y los Turu asocian el búfalo y el león con Dios y los con­sideran como manifestaciones divinas. Algunos pueblos del valle del Nilo, como los Fajulu, los Núer y los Madi, culpan a la hiena de haber cortado la cuerda que en un tiempo unían la tierra y el cielo, causando así la separación entre ambos mundos.

Los reptiles representan muchos más conceptos religiosos que otros animales. Para algunos pueblos, como los Vugusu y los Sidamo, la serpiente es inmortal. Otros tienen serpientes sagradas, especialmente la pitón, que la gente no mata nunca. Un número considerable de tribus asocian las serpientes con los espíritus de los antepasados y se les ofrece comida cuando visitan las casas de la gente. En muchos mitos, el lagarto es representado como el mensajero que trajo la noticia de parte de Dios de que el hombre estaba destinado a la muerte. Por otra parte, el camaleón es mostrado como el mensajero que debió haber traído la noticia de la inmortalidad o la resu­rrección, pero o bien se perdió por el camino o cambió el mensaje, mientras que el lagarto (u otro animal) llegó antes y comunicó la trágica noticia.

Entre las aves, los pollos se usan en diferentes socie­dades para propósitos religiosos, principalmente sacrificios, bien dirigidos a Dios o a seres espirituales inferiores. La araña, aunque es una criatura pequeña, aparece en muchas historias y mitos. Entre los Akan y los Ashanti, la araña sim­boliza la sabiduría y, por esta razón, otorgan a Dios el título de Ananse Kokroko, que significa «la Gran Araña», es decir, el más sabio.

Los árboles míticos se encuentran representados en varias historias. Por ejemplo, los Herero hablan de su «árbol de la vida», localizado en el mundo inferior, de donde se piensa que emana toda vida. Algunos, como los Núer y los Sandawe, creen que el hombre se originó de un árbol. Otros tienen nar­raciones sobre el «árbol prohibido», de cuyo fruto Dios pro­hibió al hombre comer. Cuando los hombres rompieron esta ley y lo comieron, la muerte vino al mundo y Dios se retiró de los hombres. El mito, de distintas formas, se conoce entre los Bambuti, Chaga y Mera. Muchas sociedades africanas consideran la higuera silvestre un árbol sagrado y alrededor de él se ofrecen sacrificios y oraciones. Otros árboles, como el sicomoro y el baobab, son asociados con Dios y otros seres espirituales. Algunas sociedades, como los Masai, los Mera y los Mao, usan hierba en algunos rituales en los que dirigen ofrendas y oraciones a Dios.