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descriptionLA HOMOSEXUALIDAD EN LA SANTERIA EmptyLA HOMOSEXUALIDAD EN LA SANTERIA

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Saludos...

Expondré diversos argumentos que sustenten como aborda la homosexualidad a la santería y como es vista las condiciones sexuales de sus practicante...



La posición de Ifá en la Homosexualidad y el Lesbianismo. Escrito por Solagbade Popoola.

Un proverbio Yoruba dice:
A Kii Gbeja Eewo, Eewo Lo Ngbeja Araa Re.
Uno no necesita pelear por un tabú, el tabú peleará por el mismo. Mucho se ha dicho y se ha escrito acerca de la posición de los amantes del mismo género en la religión de Ifá. Algunos dicen que Ifá no tienen opinión en esta práctica, otros dicen que Ifá está en contra, mientras que otros más dicen categóricamente que Ifá apoya esta práctica.
Para evitar las dudas, recitaremos tres estrofas de Ifá para poner la posición de Ifá clara en este rematan controversial.
La primera será toma de Odù Òfún Alaaye (Òfún Ìrètè), donde Ifá dice:
Epo Se E Je'su
Isu Se E J'epo
Akaso Dun-Un G'aka
Obinrin Se E Ba Sun J'okunrin Lo
Okunrin Se E Sun Ti J'obinrin Lo
B'okunrin Ba N B'okunrin Sun
Bii Koko, Bii Oowo
Bi Iku Bi Agbaarin
B'obinrin Ba N B'obinrin Sun
Bi Epete Bi Oorun
Bi Erofo Bi Eeri
B'okunrin Ba N B'obinrin Sun
B'obinrin Ba Nsun T'okunrin
Bi Enf'ola Yun'pun
Bi Enf'ola Yun'ra
Igi Ogun-O-Rete Lo Ro Gangan-Olele
Dia Fun Apon-Ako
Ti Nlo Ree Fi Olele Omo Olofa Saya
Apon p'Olele O Je O
Ko Ju Ohun Ti'fa N Se Lo O
Apon p'Olele O Je O
Ko Ju Ohun t'Ebora N Se Lo O

Traducción:
El aceite de palma es bueno para acompañar al ñame para consumirlo, y el ñame es bueno como complemento para comer el aceite de palma la escalera es buena para subir la viga,
Una mujer es mejor para hacer el amor con un hombre que otro hombre,
Un hombre es mejor para dormir con una mujer que otra mujer,
Si un hombre duerme con un hombre,
Resultará en moretones, agua hirviendo y dientes,
Si una mujer le hace el amor a otra mujer,
Resultará dolor, mal olor, sucio e irritación,
Si un hombre le hace el amor a una mujer,
Y una mujer duerme con un hombre,
El resultado es sentirse en la cúspide del mundo,
La sensación es como tener disfrute ilimitado e indescriptible,
El órgano de Òfún Ìrètè es fuerte y ampuloso,
Esto fue lo que Ifá dijo a un soltero,
Cuando iba a casarse con Olele la primavera de Olofa,
El soltero llamó a Olele pero ella dijo que no,
El problema no es más de lo que puede resolver.
En este Odù Ifá resalta tres puntos:
Es mejor para un hombre hacer el amor con una mujer y viceversa, se disfruta más.
Las relaciones sexuales con personas del mismo género sólo pueden conducir a enfermedades y frustraciones.
Es la única forma en que se conciba a un hijo.
También significa que Olódùmarè, que su discurso es Ifá, deliberadamente hizo las relaciones sexuales heterosexuales placenteras para así quitar las inhibiciones del camino para hacer bebés. El plan de Olódùmarè es que los humanos nos reproduzcamos en este mundo. Las relaciones del mismo sexo inhiben la multiplicación de la raza humana.


Mucho se explica en una estrofa de Ìwòri Wodin (Ìwòri Òdí), Ifá tiene esto que decir:
Ìwòri Wodi O Sebi Nkan Rere Loun Nse
Awo Rere n'Iwori Tonwodi Na?
Dia Fun Panla Apo
Ti Ko Roko Fe
Ti Yoo Maa Febinrin Egbe E Re
Ebo Ni Won Ni Ko Wa Se
Obinrin Ti Nfebinrin Egbe E Re
Eyin O Mo Pe O Nloo Woku Idi Ni?

Traducción:
Ìwòri tomo una mirada de admiración a los genitales y consideró que era una práctica apropiada.
¿Considera a Ìwòri que mira a los genitales como un buen Awo?
Esta fue la declaración de Ifá a Panla-Apo, que falló en asegurar un esposo para casarse. Pero decidió estar enamorada de una mujer. Se le aconsejó hacer Ebó. Una mujer que hace el amor a otra mujer, ¿No creen que esta buscando una vida de inutilidad genital?
En este Odù Ifá dice: Una persona que vea con fascinación a otra persona del mismo sexo nunca puede ser considerada un buen Awo. Y para tal persona ver los genitales de otra persona del mismo sexo es peor.
Involucrarse en relaciones sexuales con el mismo sexo es un ejercicio de fatalidad.
La implicación de esto es que cualquier persona que practique la homosexualidad, si es Ìyánífá, Ìyálórìsá, Bàbálawo o Babalórìsá no se considera una persona decente o buena o practicante. ¿Por qué una persona que cree profundamente en Olódùmarè y las divinidades se compromete en un ejercicio de fatalidad?
Todos somos seguidores de las divinidades. Estamos en una posición que es considerablemente envidiable para otros, con esa posición vienen una gran responsabilidad. Seguimos los pasos de las divinidades. Si esto es verdad, y estoy muy seguro que lo es, ¿quién de las divinidades tuvo relaciones sexuales con personas del mismo sexo cuando estaban en la tierra? ¿Qué parte de las vidas amorosas estamos emulando? ¿Qué sugirió las relaciones del mismo sexo? ¡Ninguna!

En otra estrofa de Ìwòri Wodin, Ifá dice:
Bayii Laa Selu Ilu I Ba Dun
Dia Fun Won Niluu Ìwòri -Wodin
Nibi Won Ni Ki Won Le Omo-Osu Ilee Won Jade
Eyi To Loko Tan
Ti Yoo Maa Ledi Mo Obinrin Egbe E Re
Ebo Ni Won Ni Ko Waa Se
Nje To Ba Se Bayii Laa Selu
Ilu I Ba Dun Na?

Traducción:
Si esta es la manera en que administramos la comunidad, la comunidad habría estado muy deseosa de vivir ahí, este fue el mensaje de Ifá para los ciudadanos de Ìwòri Wodi, los cuales fueron aconsejados por Ifá deshacerse del Omo-Osu, aquellos, que después e haberse casado una vez, elijen eyacular con una mujer fueron aconsejados hacer Ebó.
Si esta es la forma en que administramos la comunidad ¿Habría estado la comunidad tan deseosa de vivir ahí?

En este Odù, Ifá explica el significado de Omo-Osu (Ilemosu) una mujer que ha estado una vez casada, pero debido a diversas razones (divorcio, muerte del esposo, separación, etc.) regresa a la casa de sus padres a vivir. Cuando regresa a la casa de sus padres a vivir, ella prometió nunca tener nada que ver con un hombre otra vez, pero preferiría escoger a una mujer para amar y hacer el amor.
Algunas personas fueron una vez heterosexuales y debido a relaciones fallidas decidieron convertirse en homosexuales.
Tales personas deberían irse a las casa de sus padres porque ellos estaban practicando una inmoralidad y el rompimiento de un tabú. El soportar tales actos solo puede dirigirnos al caos.
Está es la razón por la cual cuando este Odù se releve es una consulta de Ifá al cliente se le aconseja que cualquier acto inmoral o no sagrado practicado por un Omo-Osu en su casa debe ser detenido de inmediato ya que puede causar problemas. Algunos amantes del mismo sexo claman que los heterosexuales, homosexuales y bisexuales adoran al mismo Olódùmarè. Yo difiero. El servidor y adorador de Olódùmarè en su verdadero sentido debe emular las prácticas de las divinidades. ¿A cual divinidad están imitando? Si no hay ninguna todos los Homosexuales están solos. Simplemente los homosexuales y lesbianas no tienen ningún lugar ni posición en la religión de Ifá.

Algunos homosexuales dicen que sus Olúwos les han dicho que Ifá es silente en el asunto. Sería aconsejable que nos dejaran saber los nombres e esos Olúwos que han dicho eso.

Realmente lo dudo que haya un Babaláwo que clame estas afirmaciones, y si lo hay, usamos este medio para prevenirles que nunca manifiesten consideraciones extrañas otras que las de Ifá, no engañen a más gente dándoles falsas esperanzas.

¡Los homosexuales no tienen posición en Ifá...!!!

descriptionLA HOMOSEXUALIDAD EN LA SANTERIA EmptyHOMOSEXUALIDAD EN LA OSHA

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Saludos...


Articulo: Homosexualidad masculina en la Osha
Alejandro Fernández Calderón , 03 de diciembre de 2008


Género y religión comparten hoy nuevas problemáticas en el debate de la sexualidad como aristas entrecruzadas. Actores sociales con una alternativa diferente, se ubican entre los estudios de lo masculino y lo femenino. Su impronta en los diversos escenarios de la actividad social, obliga a quienes estudian estas temáticas a profundizar en los análisis que generan sus comportamientos. La religión, en sus manifestaciones diversas, representa una zona donde grupos no tradicionales asumen funciones que no se establecen en los roles de división del trabajo según el sexo.[1] La Regla de Osha resulta uno de sus ejemplos ilustrativos.
Las prácticas de raigambre africana, por la posición de dominación ejercida mediante la explotación económica y social, representaron un espacio de socialización para una mayoría desfavorecida. Los esclavos y esclavas de diversas etnias trajeron un variado mundo mágico-religioso, y supieron mantener sus tradiciones adaptándolas a las duras condiciones que implicó el universo plantacionista. Afectados por las condiciones del sistema esclavista, apelaron a la simulación para reconvertir a sus dioses y diosas y continuar adorándoles. Una serie de prácticas religiosas, ubicadas en el mundo de los cabildos y sociedades mutualistas, representaron un área de escapismo social para quienes estaban ubicados en los escalones más bajos de la sociedad. Su base teórica operacional, se sostuvo dentro de una serie de preceptos que legitimaron una masculinidad religiosa alternativa, negro, esclavo y liberto, profano, discriminado; que se enfrentaba a un modelo hegemónico: blanco, propietario, católico, explotador. En ambas definiciones, el elemento falocrático heterosexual, establece disensiones sobre las estructuras de poder diseñadas, que a lo interno se observaban privativas de los hombres, que otorgaban a las mujeres un espacio, en caso de existir, de manera subordinada. Un proceso de interracialidad, de clases y transculturizaciones religiosas amplió el diapasón participativo, permitiendo que nuevos actores y procesos sociales, se fusionaran en un componente autóctono que define al nosotros social en una de sus expresiones del ethnos cubano.

No obstante, modelos diferentes como la homosexualidad no son contemplados con igual nivel de aceptación. El conservadurismo de las mentalidades respecto a las diferencias que van más allá de los roles establecidos de hombre o mujer, contaminan con sus estereotipos en los ámbitos más insospechados. Lo anterior obligó a los demeritados a establecer estrategias efectivas que permitieran obtener el deseado reconocimiento.

El marco religioso afrocubano es una muestra de cómo los nuevos tiempos y sus estrategias grupales hacen cambiar lo tradicionalmente establecido. La presencia de una serie de requisitos para ascender dentro de la élite religiosa marcaría una pauta que ha ido transformándose, provocando nuevas maneras para la incorporación a estos espacios.[2]

En el caso que nos ocupa, la homosexualidad masculina ha presentado un mayor nivel de trascendencia dentro del fenómeno de la Osha y el Palo Monte, no así para el caso de otras prácticas como Ifá y los Abacuá, donde han enfrentado una serie de resistencias para ingresar en sus filas. Su ausencia, puede considerarse desde el sustrato explicativo religioso dentro de las mismas, que no permiten la presencia de mujeres, haciéndose entonces extensivo a los homosexuales, además de una jerarquía que responde a cánones de exclusivismo masculino.

Para el caso de la Osha, la visibilidad del grupo homosexual masculino, denominado “addodis” en lengua yoruba, se calza con una posible mitología que responde a su inclusión. A pesar de existir una arraigada mentalidad machista por la mayoría de los practicantes, tal aspecto no ha impedido el ascenso palpable de homosexuales en los últimos tiempos; la condición de macho, les ha permitido que tengan ventaja por encima de las mujeres heterosexuales que se hallan limitadas por una serie de códigos que las ubica en posiciones subordinadas.

Entre las actividades que realizan, se ubican las funciones relacionadas al oriate, el obbá, sacrificio de animales mayores (cuatro patas), oficiar ceremonias, por citar las más relevantes. De igual modo, por el conocimiento que con los años adquirieron y su dedicación al culto religioso fueron ganando, poco a poco, protagonismo dentro de sus comunidades que, aunque no compartieran de manera general sus preferencias sexuales (prejuicios sociales mediante), no podían menospreciar su poder dentro de este mundo.

Además, por el tono discreto con que se manejó el tema de las creencias durante años, muchas personas se trataban con santeros que eran reconocidos como homosexuales sin poner reparo a su condición. La laguna del prejuicio que los condena se matiza, según la jerarquía del practicante, en función de la relación de familiaridad y el respeto demostrado. Muchas veces, el oficiante homosexual de una comunidad lograba alcanzar un poder de aglutinación que en su entorno generaba imaginarios específicos.[3] La presencia de los santeros es un escenario donde se aprecia la inclusión de los homosexuales dentro de la religión sin distinción de sexo.

No obstante, para los hombres homosexuales, si llegan a desarrollar en profundidad sus conocimientos pueden alcanzar nuevos niveles. Unos de los cargos de representatividad homosexual masculina en la Osha lo constituye el Obbá, compartiendo con sus homólogos de condición heterosexual. Aunque la condición de homosexual les impide alcanzar a Ifá, no implica que puedan dedicarse a perfeccionar sus conocimientos y se asienten como los reyes de la santería. Generalmente, en su función para este caso, se asumen los códigos hegemónicos masculinos que rigen dentro de su actuar para el cumplimiento del rol establecido. Los estilos de comportamiento se mantienen, probablemente, por el peso de la tradición que dicta el sentido común con el cual surgió, a pesar de sus modificaciones.

Desde esta perspectiva, la Regla de Osha puede considerarse como una religión que ha logrado desarrollar un discurso incluyente, que da cabida a diversas representaciones de identidad. Sus mutaciones a las realidades siempre cambiantes, a pesar de los fundamentos con que se originaron y que permanecen, no impiden su actual desarrollo. Marcada por la pobreza, la marginalidad y la exclusión, ha logrado desde su poder de convocatoria, adaptarse a la hostilidad con que generalmente se le observa. La tenacidad, la inteligencia y la fe de los practicantes de hoy y de ayer, ha logrado sobrepasar las expectativas investigativas, exigiendo la necesidad de nuevas herramientas de trabajo e interpretaciones, que permitan acercarnos con una mirada serena y justa a este campo. Ante todo, el compromiso de seguir trasmitiendo la valía de aquellos que brindan su conocimiento en calidad de exponentes, portadores de los valores que se depositan, en el caudal de la sabiduría religiosa de la Osha. Para mantener esta tradición debe continuar el respeto continuo, a los valores que hoy nos desarrollan, desde la diversidad de las identidades.

La presencia de la homosexualidad dentro de la religión no ha sido un tópico de atención sostenida por los especialistas de esto temas. Los estudios de las religiones denominadas afrocubanas se han centrado en el imago mundi, arquetipos y la infraestructura religiosa. Los pioneros de estos estudios dedicaron sus análisis a resarcir estas religiones en función del discurso patriarcal y las relaciones de trabajo que en ellas se generan entre hombres y mujeres y sus relaciones con las divinidades. Para el caso de los estudios de género, aún queda por profundizar en la presencia de la homosexualidad en las prácticas religiosas, y sus estrategias de adaptación. Incluso, puede afirmarse que se ha mantenido una tendencia de análisis sobre una base de criterio de masculinidad que homogenea a los practicantes. En otros casos, se ha visto dentro de la impronta del escenario social, sin entrar en particularidades.

descriptionLA HOMOSEXUALIDAD EN LA SANTERIA EmptyORIENTACIÓN SEXUAL

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Saludos...


SÁBADO, MAYO 29, 2010

GENERO Y ORIENTACION SEXUAL EN LA SANTERIA
Por Tomás Fernández Robaina
Tomado del sitio de la UNEAC



ORIENTACIÓN SEXUAL

El homosexual hombre tiene más espacios que la mujer homosexual en la Regla de Osha. Sin embargo, es discriminado para pasar a babalao, o para ser tocador de tambores batá, o para ser un verdadero osainista. La mujer homosexual, por su condición de mujer, sufre la marginación en importantes rituales, pero no, de manera tan directa, por su orientación sexual, aunque en el ámbito social también sufre de prejuicios, tal vez no tan abiertos como el homosexual hombre, pero no por eso menos dolorosos.

Me parece sumamente interesante la información que nos ofrece Rómulo Lachatañeré,(11) quien, al visitar una casa de santos, observó que las mujeres iniciadas en el culto a Obatalá eran lesbianas. Lydia Cabrera(12) en su ya clásico El monte, al referirse a la presencia de las lesbianas en la Regla de Osha, nos relata que ellas tenían como orisha a Inle,(13) al que sincretizaban con el San Rafael de la Iglesia Católica. Este santo se veneraba en la Iglesia del Ángel y, en particular, el 24 de octubre, fecha de su fiesta anual.

Cabrera destaca que dicha festividad era muy concurrida por los addodis y alacuattás (homosexuales masculinos y femeninos respectivamente). Subraya la presencia de la iyalocha llamada la Zumbao, como la capataza del santo, así como la existencia de una supuesta sociedad religiosa de alacuattás.(14)

No he encontrado otras referencias a lo apuntado por Lydia Cabrera, pero sería muy importante indagar por mayor información sobre esa sociedad. De haber existido, reflejaría aspectos notables, como la visibilidad de las lesbianas en la santería a un nivel tal que habrían tenido necesidad de organizarse. Me llama la atención que el año que Cabrera da como referencia es el de 1887. Justamente durante la década de los 80 del siglo XIX, circuló La Cebolla,(15) una publicación que se autoproclamaba órgano oficial de las meretrices de La Habana. Resulta interesante lo anterior para contextualizar la posibilidad de que la llamada organización de las lesbianas pudiera ser algo más creíble.

Una de mis testimoniantes me aseveró no haber escuchado en su niñez, ni en los cuentos de sus mayores, referencias a tal organización. Pero destacó que en la fecha señalada, las lesbianas, santeras o no, se colocaban una cinta en la cabeza. Ese detalle les permitía identificarse entre ellas. También me habló de la existencia de cabildos, según las historias oídas, dedicados a un santo.(16) Pudiera ser que la existencia de una casa en particular, donde se adorara a San Rafael, fuera frecuentada por muchas devotas de ese santo, y se mostrara la imagen de tal templo popular como la sede de una posible organización religiosa de mujeres lesbianas.

Mis investigaciones de terreno señalan que casi todos los santeros y babalaos expresan que no hay un oddun específico que explique, de igual modo que el origen de la mestruación, la causa de la homosexualidad, pero se argumenta que en el oddun Offun Obbe(17) nace la homosexualidad. En él se narra una historia en la cual Oyá maldice a una mujer, pronosticándole que su hijo será un addodi, homosexual. Hay quienes aseguran que la homosexualidad se crea en Oddi Meyi,(18) pues en este oddun surgen todos los aspectos que pueden apartar de una vida correcta a los hombres y mujeres. Los que tienen esta letra en su Itá deben no tener contacto con manifestaciones y vicios que puedan dominarlos y sumirlos en costumbres y hábitos dañinos, como ser alcohólico, drogadicto, ladrón.

A los que se inician o se consultan y les sale este oddun, se les aconseja apartarse de los homosexuales, para evitar las influencias que ellos pueden ejercer en sus vidas, sobre todo a aquellos propensos a la homosexualidad, conscientes o no. En no todas las fuentes testimoniales publicadas se reproduce el texto de la letra con amplitud y claridad. En uno de ellos, con un gran nivel de síntesis, se expresa que: Oddi Meyi, formación del género, las nalgas y la vagina de la mujer. Oddun femenino. Nacen los órganos femeninos, la célula, el color negro y el rojo. Los colores abigarrados para las mujeres, el mar. El vicio del sexo oral y la malicia. Los granos.

Nace el Ariku Bamboyú. Los muñecos, hablan los monos; es la resistencia en persona; es hija de Orumbila y Oloborá. Aquí se estableció el principio de la monarquía. En ella se practica el espiritismo; habla de perversión; la persona quien marca este oddun está predispuesta al homosexualismo y los varones igual. La muerte llega por un viejo que aparecerá al oscurecer. Señala la prisión, la caridad pública, la autoridad, la jefatura, las comidas. Mujeres jóvenes embarazadas. El poder(19).

En Des Dieux et des Signes, Erwan Dianteill(20) plantea también que los heterosexuales practicantes deben apartarse de los homosexuales. No fundamenta tal acción con el oddun citado, sino a partir de su reflexión sobre la feminización de la santería y del espiritismo cubanos, como resultado de la compleja estructura religiosa afrocubana. Enfatiza que en la medida en que hay religiones reservadas ritualmente a los hombres, las otras tienden a la feminización. Afirma que un hombre que se mantenga en la santería o en el espiritismo corre el riesgo de ser asimilado al grupo de los homosexuales, los que no tienen acceso al culto de Ifá y al Palo Monte. Subraya la significación de la pertenencia a Ifá y al Palo Monte como un sello de heterosexualidad, de masculinidad, aspecto muy importante, según él, en un país donde el machismo tiene un valor dominante.

Me llama la atención que no incluya en este rango a los abakuás, que también son practicantes de un culto donde la masculinidad es el factor principal. Concluye su idea con el criterio de que: “la santería está afeminada porque existe un grupo complementario exclusivamente masculino”.(21)

Dianteill hace algunas consideraciones relacionadas con las parejas homosexuales, y adopta una posición muy dogmática para calificar al que hace de activo y al que hace de pasivo. Es muy confusa la parte final de su enjuiciamiento: “El que asume el rol masculino en la relación sexual es llamado bugarrón, no tiene ninguna afiliación particular en la santería”. ¿Quiere decir que aunque haga el papel de hombre sigue considerado homosexual?(22)

Asimismo, emite una valoración, que me parece muy controversial, y que obviamente evidencia que analiza estas relaciones desde una posición externa. De modo categórico asegura que los hombres homosexuales, que son muy afeminados y no bugarrones, pueden encontrar en la santería una actividad religiosa en la cual asumir sus preferencias femeninas. La realidad evidencia la dialéctica de esos roles, y que el mayor o menor amaneramiento no es señal obligatoria de la preferencia de una función pasiva o activa. Tampoco el adoptar la posición de activo libera al homosexual del estigma para desempeñarse como babalao.

No son pocos los homosexuales que se identifican plenamente con Shangó. Lydia Cabrera(23) cuenta la relación de un famoso addodi con el orisha más mujeriego de la Regla de Osha. Sin embargo, la tendencia popular que vincula a este orisha con los homosexuales está dada por la existencia de una historia que narra como Oyá le prestó su ropa a Shangó para evitar una batalla con Ogún. El travestismo momentáneo de Shangó lo hace atrayente a los homosexuales. En su texto, Dianteill narra una versión de tal historia contada a él por un omogún. Realmente, era una versión que estaba en función de una obra literaria, de una ficción. En esa versión, no surgida de la imaginería popular, al vestirse de mujer, Shangó se sintió bien y realizó el acto sexual con Ogún.(24)

El propio autor, al conversar con otro omogún y un omoshangó, se convenció de lo inadecuado de tal propuesta. De eso hace ya más de treinta años y el relato final que aparece en la novela, aún no publicada, respeta la historia tal como se reproduce en la versión original y se mantiene en el conocimiento de todos los santeros.(25)

Hace ya algún tiempo tuve la oportunidad de leer un tratado vinculado con el oddun Ogundaketé, en el cual se describe lo que debe hacerse para que un homosexual abandone sus prácticas sexuales.(26) Llama la atención que este ritual no haya sido utilizado con esa finalidad por padres santeros con hijos que presentan esa orientación sexual, ni recomendado por los babalaos con ese fin. A muchos de los entrevistados para esta pesquisa les he formulado esa pregunta y no he obtenido una respuesta lógica.

En Ogundaketé, uno de los oddun de Ifá, se narra que Yemayá se enamoró locamente de un joven homosexual que no le prestaba atención a sus requerimientos, pero ante la insistencia de ella, el joven le puso como condición que convenciera a Orula para que él fuera iniciado como babalao. Después de muchos ruegos, Orula accedió. Se le hizo un ritual que, metafóricamente, implicaba cerrar la vía sexual clásica de los homosexuales, ya que el joven tenía que abandonar sus prácticas homosexuales. Sin embargo, él no cumplió los caprichos de Yemayá. Una vez convertido en babalao, se negó a hacer el amor con ella, porque hacerlo era traicionar a Orula, puesto que Yemayá era su mujer. Como venganza, Yemayá comenzó a difamar de la hombría del joven. Una versión diferente de la relación de Yemayá con los homosexuales se halla en el ya citado El monte. Uno de los informantes de Lydia Cabrera le narró que Yemayá se enamoró y vivió con uno de ellos. Que eso ocurrió en el país Addo, donde todos los habitantes eran mitad hombres, mitad mujer. Yemayá los protegía porque Addo era tierra suya.

Esta historia explicaría la cantidad de homosexuales vinculados con Yemayá y con Oshún. Con esta última se ha de tener en cuenta sus peculiaridades más populares, su feminidad, su culto al amor.(27)

También El monte nos relata que los orishas masculinos, Shangó, Ogún, Eleggua, Ochosí, Orula y Obatalá, no ven con buenos ojos a los addodis, homosexuales en lengua yorubá,(28) como ya se ha dicho. Pero es muy significativo que, a pesar de la marginación que sufren los hombres homosexuales, en determinados niveles del Culto a los Orishas tienen un gran espacio, y en la Regla de Ifá, de tantos valores machistas, se les concede la mano de Orula.

Lo anterior se fundamenta en un patakí que nos habla de cómo, en cierta ocasión, Orula fue atacado por sus enemigos y lanzado medio muerto a un río. Pudo asirse a un tronco que flotaba y, sin conocimiento, fue rescatado de las aguas por unos hombres y llevado a una isla donde sólo vivían hombres que convivían sexualmente entre ellos. Orula fue respetado, curado. En virtud de esta buena acción, Orula decidió demostrar su agradecimiento, otorgándoles su ildé para no dejarlos desamparados ante los peligros y la muerte.(29)

Otro aspecto vital para los creyentes es la pertenencia a un orisha femenino o masculino. Obviamente, no significa que los hombres actúen y vivan de una forma contraria a su género y a la sexualidad inherente a él, pero en el saludo, por ejemplo, el hombre debe hacerlo como se saludan a las orishas hembras, ladeándose a la izquierda y a la derecha, una vez que están tirados a la larga sobre la estera, alfombra de pajilla que se usa para dormir y sentarse los iyawos durante el ritual de iniciación. Algo similar ocurre cuando un orisha monta un caballo, es decir, cuando la energía espiritual de Shangó o de Yemayá o de cualquier otro orisha baja y posee a uno de sus hijos, y habla a través de ellos, sus caballos en la tierra. Un hombre montado con un orisha masculino no ha de presentar grandes problemas en la asunción de esa energía. Tampoco una mujer cuando es poseída por la energía de una orisha, pero cuando el género del orisha es el contrario del caballo podría haber una contradicción, aunque no pocos argumentan la ausencia de esa posible contradicción, puesto que la energía posee a la persona y la hace actuar como lo que esa energía está representando.

Sin embargo, el análisis de los casos estudiados refleja una tendencia interesante: las mujeres, sin ser propiamente lesbianas, asumen las energías de los orishas masculinos, y también de forma coherente las personalidades de las orishas femeninas, acentuando las características propias de cada una de ellas. Los hombres montados con las energías de los orishas masculinos acentúan la masculinidad de los orishas que hablan a través de ellos, no importa si son homosexuales. Desde hace algún tiempo comencé a frecuentar fiestas de santos, y nunca he visto, en los últimos años, a un hombre denominado heterosexual montado con un orisha femenino, a pesar de que la tradición oral sí recoge tales casos. La homosexualidad es aceptada como un hecho objetivo en las prácticas de las versiones del Culto a los Orishas en Cuba, en los Estados Unidos y en Brasil, pues también en el candomblé, nombre que toma en ese país, se visualiza la participación extraordinaria de los homosexuales, tanto masculinos como femeninos, pero los primeros parecen ser también mayoritarios.

Esta aceptación puede estar dada desde el punto de vista religioso por los oddun ya señalados, la probable existencia de otros, o de la propia historia de los pueblos yorubás, como se expresa en el título, limitado a las prácticas religiosas en Oyo, Sex and the Empire Is No More, de James Lorand Matory,(30) También se ha dicho en escritos cubanos y extranjeros, no siempre relacionados con los homosexuales, que no pocos van a la santería u otras religiones de origen afrocubano como un modo de realización social y personal, pues llegan a ocupar puestos notables en la práctica de dichas creencias personas que no hubieran podido lograr en otras actividades sociales.

Son numerosos los babalochas, iyalochas y los oddi, homosexuales santeros, que han alcanzado amplio reconocimiento, prestigio y que se sienten respetados y admirados por los creyentes. En el caso particular de los homosexuales, en algunos textos se argumenta que su participación se debe, fundamentalmente, a que en las prácticas religiosas pueden asumir su feminidad de modo abierto, sobre todo cuando son hijos de orishas mujeres (como lo dice el ya mencionado Dianteill,(31) entre otros(32).

Una revisión general de algunas de las ideas lanzadas para el debate refleja que todavía queda mucha investigación de terreno por realizar y no poca bibliografía por consultar. Evidentemente, la santería y el candomblé son creencias y prácticas religiosas muy abiertas, integradoras y participativas para hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, pertenecientes a todas las razas, a todas las clases sociales, portadores de culturas y lenguas provenientes de muy diversas latitudes, practiquen o no otras creencias. En virtud del incremento y expansión de la lucha de los homosexuales por sus derechos, no es difícil predecir que ello influirá sobre la que, de modo silencioso, al menos por ahora, se libra en el seno de la religiosidad afrocubana por parte de las mujeres, principalmente, y también por los homosexuales hombres.

Las iglesias cristianas, en su mayoría, siguen condenando a la homosexualidad. Ya se ha visto, aunque sea panorámicamente, como en el Culto a los Orishas el homosexual tiene más espacio pero, a la vez, y sobre todo al hombre, se le impide la realización de determinados rituales, y en los oddun de Ifá y del diloggun se le sigue considerando como algo no del todo aceptable. Por eso el interés cada vez más generalizado en discutir estos aspectos.

La solución no está en la simple y errónea tolerancia, sino en la sabia y justa comprensión de que los tiempos han cambiado y de que todo el presente es el resultado de una construcción machista y discriminadora de la mujer y del homosexual por razones de poder. El camino a recorrer en esta lucha es largo y difícil, pero está iniciado, el debate está abierto, sobre todo a partir de las iniciaciones que ya se han hecho en Cuba de mujeres como iyaonifá.(33)

Evidentemente, los criterios ante ese hecho son muy diversos, pues la práctica cubana, en su gran mayoría, es renuente a ese y otros cambios. En casi todas las religiones se han producido movimientos ortodoxos. La santería, el Culto a los Orishas, ha estado sufriendo de ese proceso desde hace ya tiempo, pero llama la atención que cobra fuerza justamente cuando se intenta dar un mayor espacio activo y jerárquico a la mujer dentro de la Regla de Ifá.(34)

Debemos analizar los fenómenos que ocurren en la santería con un sentido dialéctico y, por lo tanto, reconocer la coexistencia de formas diferentes de practicar la religiosidad santera. Es un proceso que parece ser irreversible, independientemente de que simpaticemos o no con él.
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