1.a) La necesidad de adoptar una actitud positiva.

Si no cree usted que su magia va a funcionar, no funcionará. Esto no quiere decir, sin embargo, que la magia no sea nada más que técnicas mentales. Hay muchos ejemplos en los que las técnicas de la medicina alopática (occidental) resultan inútiles por culpa de una actitud mental negativa. Esto no se debe a que el tratamiento sea sólo un placebo. Se debe más bien a que la mente y el cuerpo están tan íntimamente conectados, que uno de ellos no puede curarse si no se cura también el otro. De forma parecida, si su mente no toma una actitud positiva hacia la magia que está usted practicando, entonces es posible que anule sus técnicas prácticas. Es imposible tener éxito como mago si no se cree positivamente que la magia funcionará.

2.a) La necesidad de saber generar y controlar la energía mágica.

Esto se aprende en los rituales realizados siguiendo todas las técnicas magistas.

Finalmente: 3.a) El conocimiento.

Se trata de conocer qué hay que hacer con la energía una vez que se ha despertado y puede controlarse. El antiguo estudiante de magia aprendía que debía tener una actitud positiva y practicaba también ejercicios durante horas para generar y controlar la energía. Pero memorizar grandes cantidades de información sobre qué hacer con la energía es algo que resultaría difícil a cualquiera, incluso a los que vivieron en épocas en las que las técnicas memorísticas eran mucho más habituales que en la actualidad. Así pues, este aspecto de la magia relativo al conocimiento se anotaba por escrito para ayudar al estudiante y evitar que cometiera errores que podrían resultar peligrosos. Estos documentos de trabajo son conocidos como grimorios.