Los cuatro elementos comportan junto al mítico quinto elemento la esencia de todo lo creado en este mundo. Todo esta afinado a su esencia y características, la astrología y otras disciplinas se valen de ellos para ahondar en los misterios de nuestro tiempo.

El Fuego.

El fuego representa la creación, el nacimiento, la luz original, el principio, la alegría en su aspecto positivo pero también tiene su parte negativa ya que lo quema todo.

Esta ambivalencia ha sido siempre observada y de ahí que represente tanto al bien como al mal.

La palabra latina ignis que significa fuego pero también llama, ardor de pasión, ha sido empleada en la traducción de fuego por parte de historiadores de la Biblia y médicos del termino Griego piro o piros.

Sin embargo, la palabra fuego proviene del latín clásico focus, hogar donde el fuego está siempre encendido.

Ni el hombre primitivo ni el hombre de la antigüedad necesitaron instrumentos de medida para entender las múltiples ventajas del fuego y los peligros que este elemento acarreaba.

Este elemento dio origen a muchas fabulas y supersticiones en la antigüedad.

Según algunos cuando los Dioses querían castigar a alguien, manifestaban su desaprobación y su ira mediante los rayos que venían del cielo. Otra manifestación era el fuego que la madre tierra escupía de sus entrañas.

Según leyendas fue con un dedo de fuego como Dios creó en el cráter de un volcán los diez mandamientos sobre las tablas de la ley dadas a Moisés.

El fuego por tanto es como dijimos antes principio de vida, revelación, iluminación, purificación, pero también es pasión y destrucción.

El fuego brilla en el paraíso y quema en el infierno. Da la vida pero la vuelve a coger y la transforma en cenizas.

La Tierra.

Sustentadora, agreste o cultivada, la tierra es un elemento vital que todo lo da y lo vuelve a tomar. De la tierra viene todo y todo vuelve a ella.

Nuestros antepasados sabían mejor que nosotros que es necesario dar a la tierra tanto como nos da ella, y que no podemos separar la tierra materia de la tierra astro.

La tierra es salvaje e indomable, maléfica y benéfica. Es el gran principio femenino opuesto al cielo principio masculino.

Tauro y Escorpio forman el eje que representa el principio femenino que se enfrenta al principio masculino que le es complementario.

Tauro esta asociado a la creación de la vida de los vegetales, mientras que Escorpio se relaciona con la vida animal.

Este doble aspecto de la tierra nos dice que por una parte es fecunda y generosa y por otra parte teniendo en cuenta el hecho de que todo vuelve a ella, implica que reina según un principio vital y fatal sin el cual la vida en nuestro planeta no sería posible, y de ahí ese aspecto maléfico y negativo.

De esa idea, de que todo vuelve a la tierra, nuestros antepasados sacaron la idea que el reino de los muertos estuviera en el subsuelo, en el mundo subterráneo, donde se manifiestan las fuerzas oscuras asociadas a menudo con la descomposición y la putrefacción.

Como contrapartida el subsuelo es a la vez un lugar de germinación y fecundidad, de esperanza y renacimiento.

El Aire.

El aire es vida, y gracias a él respiramos y vivimos, es vital, mágico y ambiguo. De hecho para confeccionar una carta astral se toma como consideración primordial el momento exacto en que el nuevo ser realiza su primera respiración completa, es un ritmo que comienza, respiración expiración, y que termina en el momento de la muerte.

El aire se impregna en todo, lo sentimos en todo momento. Este elemento es alimento de los dioses.

Del mismo modo cuando sopla el viento, ni le vemos ni le oímos, únicamente vemos el movimiento de lo que este arrastra y el ruido que dicho objeto crea por el movimiento.

La respiración es un acto espontáneo, instintivo y vital. El aliento es también vehículo del pensamiento, del espíritu, de la voz (mantras), de la palabra y el verbo.

De hecho estamos ante cosas invisibles que se manifiestan en el mundo real gracias al aire. El aire es común para todos pero el aliento es único.

Se dice que un ser se le llama equilibrado, es decir que ha adquirido un cierto dominio de si mismo cuando controla su aliento de vida, sobre todo cuando se respira con la respiración llamada diafragmática.

Los ejercicios de Yoga favorecen el control del aliento vital para tomar conciencia de uno mismo por el ritmo respiratorio.

El Agua.

El ciclo del agua en la tierra nos remite al principio de los vasos comunicantes, es decir favorecen la regeneración de la vida, es todo un ciclo relativamente inmutable.

El agua es el órgano sensorial de la tierra, da a esta la sensibilidad y receptividad necesarias.

Al evaporarse y cargarse de humedad el aire, vuelve a este elemento sensible y receptivo. Por otra parte bajo los efectos de rotación de la tierra y de la fuerza de la gravedad, el agua moldea la superficie terrestre.

Las grandes civilizaciones de la antigüedad nacieron y se desarrollaron en las orillas de los ríos. Todas ellas creían en el origen celeste y divino de los ríos, el elemento agua se le considera origen por excelencia, el gran principio de la vida.

Todos los mitos de creación aluden a las aguas superiores que se separaron de las aguas inferiores, engendrando así los ríos y los mares.

Se dice según ciertas leyendas míticas que el agua es el universo del Caos, o sea la vida indiferenciada, o de todas las formas de vida posibles, de las cuales surgió la vida tal como la conocemos.

Caracterológicamente hablando el agua es darse a los demás. Su determinación reside en no ser nada determinado, o como se la conoce en algunos ámbitos: la madre de todo lo determinado.

Mitos son muchos que refieren al elemento agua como mágica, ejemplo el agua de la eterna juventud.

También dicen que la abundancia de agua es una buena señal mientras que la falta puede ser una maldición.

El agua es un signo de fertilidad, de bendición, de purificación, de sabiduría, de eternidad, de amor y de vida espiritual.