"(...)Existe otra posible imagen de Jesús: la de un Jesús mago o hechicero (hay pruebas de que así fue visto por algunos); imagen no necesariamente incompatible con la anterior, es decir, que podría tratarse de un mago que se creyó o fue visto y se dejó ver como Mesías.
Tal es, por ejemplo, la opinión de Celso, quien, por cierto, considera a los primeros cristianos como ateos, dado que no reconocían los dioses del Imperio. Luciano y Porfirio considerarán al cristianismo, además, como una mera superstición.
En un importante trabajo de investigación, la profesora Amparo Pedregal se ha ocupado de estudiar detenidamente este aspecto de la vida de Jesús, o mejor dicho, esta forma mediante la que Jesús pudo ser percibido. En efecto, tanto por su forma de vida como por su imagen externa, su aspecto, Jesús podía ser visto como un mago. Para ello cumplía, además, con dos condiciones que necesariamente había de reunir cualquier mago que se preciara, a saber: negar que lo fuera, es decir, negar que los prodigios que obraba tuviesen su origen en artes mágicas, y ser visto como divino. Es más que probable que los propios judíos lo consideraran, en efecto, como un mago, mas un mago endemoniado, que recibía su poder directamente del Diablo.
Es un hecho, además, que muchos autores cristianos hasta el siglo V están de acuerdo en que la acusación de brujería y prácticas mágicas es la más fuerte de las dirigidas contra Jesús. Y, por supuesto, no niegan las similitudes y parecidos entre él y los magos, aunque argumentan -como cabría esperar- que la gran diferencia estriba en que Jesús no es ni podría ser un mago sencillamente porque es Dios; y, por si esto fuera poco, debe recordarse que sus milagros y las maravillas que obró habían sido anunciados previamente por los profetas.
En cualquier caso, lo cierto es que existen documentos en los que Jesús aparece junto a otras fuerzas sobrenaturales convocadas frecuentemente por los magos; y, de este modo, la cruz se encuentra algunas veces asociada a otros símbolos mágicos. Incluso existen algunos documentos (hacia el siglo III) que utilizan su nombre (el de Jesús) en encantamientos dirigidos a obrar el mal."
Tal es, por ejemplo, la opinión de Celso, quien, por cierto, considera a los primeros cristianos como ateos, dado que no reconocían los dioses del Imperio. Luciano y Porfirio considerarán al cristianismo, además, como una mera superstición.
En un importante trabajo de investigación, la profesora Amparo Pedregal se ha ocupado de estudiar detenidamente este aspecto de la vida de Jesús, o mejor dicho, esta forma mediante la que Jesús pudo ser percibido. En efecto, tanto por su forma de vida como por su imagen externa, su aspecto, Jesús podía ser visto como un mago. Para ello cumplía, además, con dos condiciones que necesariamente había de reunir cualquier mago que se preciara, a saber: negar que lo fuera, es decir, negar que los prodigios que obraba tuviesen su origen en artes mágicas, y ser visto como divino. Es más que probable que los propios judíos lo consideraran, en efecto, como un mago, mas un mago endemoniado, que recibía su poder directamente del Diablo.
Es un hecho, además, que muchos autores cristianos hasta el siglo V están de acuerdo en que la acusación de brujería y prácticas mágicas es la más fuerte de las dirigidas contra Jesús. Y, por supuesto, no niegan las similitudes y parecidos entre él y los magos, aunque argumentan -como cabría esperar- que la gran diferencia estriba en que Jesús no es ni podría ser un mago sencillamente porque es Dios; y, por si esto fuera poco, debe recordarse que sus milagros y las maravillas que obró habían sido anunciados previamente por los profetas.
En cualquier caso, lo cierto es que existen documentos en los que Jesús aparece junto a otras fuerzas sobrenaturales convocadas frecuentemente por los magos; y, de este modo, la cruz se encuentra algunas veces asociada a otros símbolos mágicos. Incluso existen algunos documentos (hacia el siglo III) que utilizan su nombre (el de Jesús) en encantamientos dirigidos a obrar el mal."