Muchos pobladores de la región han oído hablar del Cacique Manaure. Todos los pueblos alrededor del Parque Nacional El Tamá tienen leyendas sobre su existencia en las montañas. Se cuenta que el cacique Manaure vivió en otras épocas, aunque se dice que está todavía en esas minas que brillan, hacia los lados de Santa Ana. La mujer de Manaure estaba en Colombia, en un cerro que se llama el Cerro de la Vieja. La iconografía de Manaure lo ilustra como un hombre que infunde temor y respeto; en otros relatos aparece como un hombre encantador, del que se dice: "antes iba la gente a mirarlo y sí lo podían ver y hablar con él; a otros les formaba unas tronasones y lluvias; algunos lo encontraban convertido en un pato en una laguna y decían que ese era el hombre". La comunidad del sector Chorro de El Indio afirma que allí mora el cacique Manaure, que él los cuida y que además es un sitio encantado donde se pierde la gente, se ven indígenas, entre otros fenómenos. Cuando Eustoquio Gómez comenzó a construir la carretera de El Corozo se le atravesó Manaure y no lo dejó hacer la carretera, diciéndole: No me haga carretera por ahí, porque por ahí no se la dejo hacer; y tuvo que hacerla por otro lado, porque el cacique tenía minas ahí y había una cruz de oro que sale desde Machirí hasta Santa Ana, va por debajo de San Cristóbal y es de Manaure. De acuerdo al relato del señor Domingo Moreno "cuando estaban abriendo la carretera se crecía el chorro y no los dejaba pasar porque de una vez bajaba otro derrumbe y tapaba la vía. Entonces vinieron unos que sabían que había que pedirle permiso al cacique, quien les dijo: Sí les voy a dar permiso pa' que pasen, pero primero tengo que sacar unos coroticos que tengo ahí. Cuenta un señor que como a los tres días bajó una abundada bastante fuerte y bajaron pailas, barras de oro, canoas, corotos y todas las cosas que tenía Manaure. Después les dijo: Ahora sí, ahora pueden seguir la carretera, y ahí fue que lo pudieron hacer.