Mis muy estimados Hermanos; aquí les dejo una reflexión sobre algo que en realidad me preocupa y quizás pueda ser de su interés. Comenzaré por transcribir algo expuesto por Arturo Bosque, quien filosofando nos dice en su escrito de “LA QUIEBRA DE LA RACIONALIDAD”, que: “(…), intuición, para mí, es aquel supuesto saber que no procede directamente de la experiencia ni de la razón. Es como un fogonazo intelectual que, de vez en cuando, nos proporciona nuestro cerebro llegando a conclusiones sin haber experimentado los caminos intermedios. Es una herramienta muy importante para la ciencia. Sirve para plantear hipótesis o trazar líneas de investigación. Sin embargo, para aceptar lo que nos proporciona la intuición como conocimiento verdadero se deben experimentar todos los pasos intermedios y la intuición en sí misma.
En ningún momento en el escrito al que me refiero se usaba el concepto vulgar del término como un vago conocimiento referido a sucesos futuros (premoniciones, corazonadas, “tengo la intuición de que va a ocurrir...”). Se insistía en que era un medio de adquirir conocimiento al mismo nivel que los sentidos o la razón.
Explico mi concepto de intuición porque no hay unicidad de significado ni en la Filosofía ni en los Diccionarios. La primera acepción de la Real Academia dice “Facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento” y en su segunda “Fil. Percepción íntima e instantánea de una idea o una verdad que aparece como evidente a quien la tiene”. María Moliner habla de “Acto intelectivo que proporciona el conocimiento de las cosas por su sola percepción, sin razonamientos”.
La intuición sensible de Aristóteles con la que comienza todo conocimiento y la intuición intelectual de Platón, por la que se conocen las realidades únicas, eternas, inmutables (el mundo de las Ideas) son muy diferentes. Para Descartes intuición es un concepto de la mente pura, fácil y distinto de tal manera que no queda duda de lo que pensamos. Para los empiristas ingleses no hay nada en el pensamiento que no haya pasado por los sentidos. No cabe más intuición que la intuición sensible de Aristóteles mientras para Kant las formas de intuición son independientes de la experiencia. Creo que fue Ortega y Gasset quien dijo que intuición es el “estado mental en el cual el objeto al que se refiere nuestro pensamiento está presente, en persona, ante nosotros”.
Al crédulo seguro que le disgusta la segunda acepción de la Real Academia; menos, la de María Moliner; que acepta de buen grado a Platón y Descartes y no le hacen gracia ni Aristóteles ni los empiristas ingleses; que le encanta Kant y la definición de Ortega. Al afirmar, la Real Academia que “que aparece como evidente a quien la tiene” trae como consecuencia que NO necesariamente es un conocimiento objetivo. Puede ser, por ejemplo, una paranoia del sujeto. Y eso contradice la afirmación axiomática del crédulo al que nos referimos. Le disgustará menos la de María Moliner porque la afirmación “proporciona el conocimiento de las cosas por su sola percepción, sin razonamientos” contiene un escape. Para un crédulo, una percepción puede ser “extrasensorial” con lo que su tesis funcionaría. Para él la verdadera intuición es la intelectual, dando a este adjetivo un contenido de su propia cosecha. Así que no aceptará a Aristóteles ni a los empiristas y se alineará con Platón, Descartes y con parte de Kant.
Por supuesto que le encantará “el objeto al que se refiere nuestro pensamiento está presente, en persona, ante nosotros” de Ortega. Aunque no le debería encantar demasiado porque la frase está precedida por “estado mental en el cual”. Ese estado mental no es conocimiento. Los que sufren paranoia tienen esos estados mentales con mucha frecuencia.
Igualar cualquiera de sus intuiciones (para él evidencias), con cualquiera de los nueve axiomas de Euclides o de sus cinco postulados es forzar el significado a extremos no permitidos. Tomemos, como ejemplo, los dos primeros axiomas euclidianos: “Las cosas que son iguales a la misma cosa son iguales entre sí” y “Si se suma lo mismo a cantidades iguales los totales son iguales”. Y veamos dos de sus intuiciones que tienen, para él, valor de conocimiento: “Sé que existe un mundo suprafísico” y “Sé que existíamos antes de venir a esta Tierra en esta vida, y que seguiremos existiendo cuando nos marchemos de aquí”. Los axiomas de Euclides son evidentes pero las intuiciones del citado crédulo sólo lo son para el que las tiene. La primera intuición (dejo para los filósofos la discusión sobre de dónde surge la evidencia de los axiomas) no se me presenta como evidente ni tampoco tengo ningún dato para poder afirmar la existencia de un mundo suprafísico. Menos, si cabe, para la segunda intuición.
Llegados a este punto, se puede comprender la dificultad de avanzar en el debate. Si el crédulo parte de “axiomas” que le muestra su intuición y que yo no reconozco como tales, difícilmente podemos seguir. No necesita demostrarme que el mundo suprafísico existe porque ÉL SABE que sí. No le interesa que le recuerde que mucha gente, que cree en su primera intuición, no cree en parte de la segunda. Todos los creyentes basados en la Biblia, creen en la vida futura pero no en la anterior. Esto no le basta a mi amigo porque SABE.
Es un problema de quiebra de la racionalidad. A partir de aquí se puede llegar a cualquier sitio.”.
Siempre he dicho, en este y otros foros, que el que no pegunta se queda bruto y cuándo no se pregunta la mente del maestro se atrofia. La verdadera intuición no está en las muy estudiadas y loables respuestas sino en las sabias preguntas que originan la misma. De allí la frase: “Por exceso de sabiduría el sabio se vuelve tonto.”.
Esto es lo que se conoce como “La sabiduría de los incultos”; que para mi, no es más que puro conocimiento trasmitido de padres a hijos, de abuelos a nietos o de maestro a discípulo; pero otras veces, por intuición habida; me explico, recorriendo unas montañas con uno de los llamados curiosos, rezanderos o curanderos de los andes venezolanos, le pregunté: Don fulano, de dónde ha sacado Usted tanto conocimientos?; ya que afanosamente andábamos tras una planta llamada “palietaria”, que según me dijo en ese entonces, las habían de varias especies y casi todas servían para lo mismo, para curar los males de las vías urinarias (riñones – vejiga); me respondió, que en realidad a él nadie le había enseñado nada, solo el cogía las maticas o yerbas y las olía, les miraba la brillantez de la hoja y si no era lechosa y si olía bueno las cogía, me dijo luego, claro que yo no se como es que en realidad se llaman esas maticas, pero nosotros les colocamos nombres y las vamos probando, si son ácidas, amargas, dulces o picantes. También le pregunté, y cómo logró saber tantos secretos, rezos y oraciones?; me dijo, que el solamente muchas veces lo que hacía era ponerle fe a las palabras y mirar el mal que se trataba, le decía a la mente que lo sacara de allí donde estaba y hacía que se fuera bien lejos; le comenté que eso se llamaba canalizar la energía, me dijo, que eso sonaba muy bonito, pero para él solo era rezar con mucha fe.
Todo esto lo traigo a colación, debido a que me puse a pensar en las muchas terminologías que estamos usando aquéllos que tenemos algún conocimiento para explicar algún fenómeno o alguna fuerza; hablamos de frecuencias vibracionales, de pulso electro magnético, de magnetismo, de canalización de energías, de principios herméticos, etc.; esto en parte es bueno, ya que obliga a los foristas a estudiar o por lo menos investigar algún tema planteado sobre términos que desconoce; pero a su vez, es malo, toda vez que otros foristas que por una u otra razón no tuvieron la oportunidad de recibir una buena educación, se ven cohibidos de plantear temas o exponer argumentos por considerar que no pueden estar a la altura de los demás foristas. A ellos les digo, que como se habrán dado cuenta, prefiero la compañía y conversación de un viejo inculto lleno de sabiduría, que con un joven preparado lleno de terminología, como yo, aunque ya no soy tan joven. Por eso, les hago un llamado a todos para que expongan todas sus experiencias, inquietudes, aspiraciones, problemas y soluciones a los nuestros.
En ningún momento en el escrito al que me refiero se usaba el concepto vulgar del término como un vago conocimiento referido a sucesos futuros (premoniciones, corazonadas, “tengo la intuición de que va a ocurrir...”). Se insistía en que era un medio de adquirir conocimiento al mismo nivel que los sentidos o la razón.
Explico mi concepto de intuición porque no hay unicidad de significado ni en la Filosofía ni en los Diccionarios. La primera acepción de la Real Academia dice “Facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento” y en su segunda “Fil. Percepción íntima e instantánea de una idea o una verdad que aparece como evidente a quien la tiene”. María Moliner habla de “Acto intelectivo que proporciona el conocimiento de las cosas por su sola percepción, sin razonamientos”.
La intuición sensible de Aristóteles con la que comienza todo conocimiento y la intuición intelectual de Platón, por la que se conocen las realidades únicas, eternas, inmutables (el mundo de las Ideas) son muy diferentes. Para Descartes intuición es un concepto de la mente pura, fácil y distinto de tal manera que no queda duda de lo que pensamos. Para los empiristas ingleses no hay nada en el pensamiento que no haya pasado por los sentidos. No cabe más intuición que la intuición sensible de Aristóteles mientras para Kant las formas de intuición son independientes de la experiencia. Creo que fue Ortega y Gasset quien dijo que intuición es el “estado mental en el cual el objeto al que se refiere nuestro pensamiento está presente, en persona, ante nosotros”.
Al crédulo seguro que le disgusta la segunda acepción de la Real Academia; menos, la de María Moliner; que acepta de buen grado a Platón y Descartes y no le hacen gracia ni Aristóteles ni los empiristas ingleses; que le encanta Kant y la definición de Ortega. Al afirmar, la Real Academia que “que aparece como evidente a quien la tiene” trae como consecuencia que NO necesariamente es un conocimiento objetivo. Puede ser, por ejemplo, una paranoia del sujeto. Y eso contradice la afirmación axiomática del crédulo al que nos referimos. Le disgustará menos la de María Moliner porque la afirmación “proporciona el conocimiento de las cosas por su sola percepción, sin razonamientos” contiene un escape. Para un crédulo, una percepción puede ser “extrasensorial” con lo que su tesis funcionaría. Para él la verdadera intuición es la intelectual, dando a este adjetivo un contenido de su propia cosecha. Así que no aceptará a Aristóteles ni a los empiristas y se alineará con Platón, Descartes y con parte de Kant.
Por supuesto que le encantará “el objeto al que se refiere nuestro pensamiento está presente, en persona, ante nosotros” de Ortega. Aunque no le debería encantar demasiado porque la frase está precedida por “estado mental en el cual”. Ese estado mental no es conocimiento. Los que sufren paranoia tienen esos estados mentales con mucha frecuencia.
Igualar cualquiera de sus intuiciones (para él evidencias), con cualquiera de los nueve axiomas de Euclides o de sus cinco postulados es forzar el significado a extremos no permitidos. Tomemos, como ejemplo, los dos primeros axiomas euclidianos: “Las cosas que son iguales a la misma cosa son iguales entre sí” y “Si se suma lo mismo a cantidades iguales los totales son iguales”. Y veamos dos de sus intuiciones que tienen, para él, valor de conocimiento: “Sé que existe un mundo suprafísico” y “Sé que existíamos antes de venir a esta Tierra en esta vida, y que seguiremos existiendo cuando nos marchemos de aquí”. Los axiomas de Euclides son evidentes pero las intuiciones del citado crédulo sólo lo son para el que las tiene. La primera intuición (dejo para los filósofos la discusión sobre de dónde surge la evidencia de los axiomas) no se me presenta como evidente ni tampoco tengo ningún dato para poder afirmar la existencia de un mundo suprafísico. Menos, si cabe, para la segunda intuición.
Llegados a este punto, se puede comprender la dificultad de avanzar en el debate. Si el crédulo parte de “axiomas” que le muestra su intuición y que yo no reconozco como tales, difícilmente podemos seguir. No necesita demostrarme que el mundo suprafísico existe porque ÉL SABE que sí. No le interesa que le recuerde que mucha gente, que cree en su primera intuición, no cree en parte de la segunda. Todos los creyentes basados en la Biblia, creen en la vida futura pero no en la anterior. Esto no le basta a mi amigo porque SABE.
Es un problema de quiebra de la racionalidad. A partir de aquí se puede llegar a cualquier sitio.”.
Siempre he dicho, en este y otros foros, que el que no pegunta se queda bruto y cuándo no se pregunta la mente del maestro se atrofia. La verdadera intuición no está en las muy estudiadas y loables respuestas sino en las sabias preguntas que originan la misma. De allí la frase: “Por exceso de sabiduría el sabio se vuelve tonto.”.
Esto es lo que se conoce como “La sabiduría de los incultos”; que para mi, no es más que puro conocimiento trasmitido de padres a hijos, de abuelos a nietos o de maestro a discípulo; pero otras veces, por intuición habida; me explico, recorriendo unas montañas con uno de los llamados curiosos, rezanderos o curanderos de los andes venezolanos, le pregunté: Don fulano, de dónde ha sacado Usted tanto conocimientos?; ya que afanosamente andábamos tras una planta llamada “palietaria”, que según me dijo en ese entonces, las habían de varias especies y casi todas servían para lo mismo, para curar los males de las vías urinarias (riñones – vejiga); me respondió, que en realidad a él nadie le había enseñado nada, solo el cogía las maticas o yerbas y las olía, les miraba la brillantez de la hoja y si no era lechosa y si olía bueno las cogía, me dijo luego, claro que yo no se como es que en realidad se llaman esas maticas, pero nosotros les colocamos nombres y las vamos probando, si son ácidas, amargas, dulces o picantes. También le pregunté, y cómo logró saber tantos secretos, rezos y oraciones?; me dijo, que el solamente muchas veces lo que hacía era ponerle fe a las palabras y mirar el mal que se trataba, le decía a la mente que lo sacara de allí donde estaba y hacía que se fuera bien lejos; le comenté que eso se llamaba canalizar la energía, me dijo, que eso sonaba muy bonito, pero para él solo era rezar con mucha fe.
Todo esto lo traigo a colación, debido a que me puse a pensar en las muchas terminologías que estamos usando aquéllos que tenemos algún conocimiento para explicar algún fenómeno o alguna fuerza; hablamos de frecuencias vibracionales, de pulso electro magnético, de magnetismo, de canalización de energías, de principios herméticos, etc.; esto en parte es bueno, ya que obliga a los foristas a estudiar o por lo menos investigar algún tema planteado sobre términos que desconoce; pero a su vez, es malo, toda vez que otros foristas que por una u otra razón no tuvieron la oportunidad de recibir una buena educación, se ven cohibidos de plantear temas o exponer argumentos por considerar que no pueden estar a la altura de los demás foristas. A ellos les digo, que como se habrán dado cuenta, prefiero la compañía y conversación de un viejo inculto lleno de sabiduría, que con un joven preparado lleno de terminología, como yo, aunque ya no soy tan joven. Por eso, les hago un llamado a todos para que expongan todas sus experiencias, inquietudes, aspiraciones, problemas y soluciones a los nuestros.
Última edición por MAGOESOTÉRICO el Jue Abr 12, 2012 12:20 pm, editado 1 vez