Un placer saludar a toda la comunidad. Continuamos con este capítulo que ya hemos iniciado en Identidad de los guías y protectores espirituales y en esta ocasión tocamos el tema de la mistificación, ese perpetuo mal que reina en las comunicaciones de ultratumba y que inducen engaño abusando de la credulidad de las personas y que en mucha ocasión conlleva a la producción de problemas a partir de la nada en la vida de la persona que les cree.

Ciertos Espíritus Superiores que se acostumbran a evocar ¿atienden siempre en persona o cómo piensan algunos, mandatarios para transmitir su pensamiento?
-¿Por qué no atenderían en persona, si lo pueden? Pero si el Espíritu no puede atender, en su nombre hablará forzosamente un mandatario.
 
¿El mandatario es siempre suficientemente esclarecido para responder como lo haría el propio Espíritu?
-Los Espíritus Superiores saben a quién confían el encargo de substituirlos. Por otro lado, cuanto más elevados son los Espíritus, más se armonizan en un pensamiento común, de tal manera que para ellos la personalidad es diferente, como debe ser también para vosotros. ¿Pensáis entonces que en el mundo de los Espíritus Superiores sólo existen aquellos que conocisteis en la Tierra como capaces de os instruir? Sois de tal modo llevados a tomaros por tipos universales que acreditáis nada haber más allá de vuestro mundo. Os asemejáis de hecho a los salvajes que nunca salieron de su isla y piensan que el mundo no va más allá de él.
 
Comprendemos que sea así cuando se trata de enseñanzas serias. Pero ¿cómo los Espíritus elevados permiten a Espíritus de baja clase usar nombres respetables para sembrar el error a través de máximas muchas veces perversas?
-No es con su permiso que lo hacen. ¿Eso no ocurre también entre vosotros? Los que así engañan serán castigados, estáis ciertos de eso, y el castigo será proporcional a la gravedad de la impostura. Por otro lado, si no fueseis imperfectos sólo tendrías Espíritus buenos a vuestro alrededor. Si sois engañados, no lo debéis sino a vosotros mismos. Dios lo permite para probar vuestra perseverancia y vuestro discernimiento, para enseñaros a distinguir la verdad del error. Si no lo hacéis es porque no estáis suficientemente elevados y necesitáis todavía de las lecciones de la experiencia.
 
Espíritus poco adelantados, pero animados de buenas intenciones y del deseo de progresar ¿no son a veces incumbidos de substituir un Espíritu Superior para ejercitarse en la práctica de la enseñanza?
-Jamás en los centros importantes. Quiero decir, en los centros serios y para una enseñanza de orden general. Los que lo hacen es por su propia cuenta y, como dicen, para ejercitarse. Es por eso que sus comunicaciones, aunque buenas, traen siempre la marca de su inferioridad. Reciben esa incumbencia apenas para las comunicaciones de segunda importancia y para las que podemos llamar como personales.
 
Las comunicaciones espirituales ridículas son a veces entremezcladas de buenas máximas. ¿Cómo resolver esa anomalía, que parece indicar la presencia simultánea de Espíritus buenos y malos?
-Los Espíritus malos o livianos se meten también a sentenciar, pero sin percibir bien el alcance o significado de lo que dicen. ¿Todos los que lo hacen entre vosotros son hombres superiores? No, los Espíritus buenos y malos no se mezclan. Es por la constante uniforme de las buenas comunicaciones que reconoceréis la presencia de los Espíritus buenos.
 
Los Espíritus que inducen al error ¿están siempre conscientes de lo que hacen?
-No, hay Espíritu buenos, pero ignorantes, pueden engañarse de buena fe. Cuando toman consciencia de su falta de capacidad, ellos la reconocen y sólo dicen lo que saben.
 
Al dar una falsa comunicación, ¿el Espíritu siempre lo hace con mala intención?
-No. Si fuera un Espíritu liviano, apenas se divierte al mistificar, sin otra finalidad.
 
Desde que ciertos Espíritus pueden engañar por el lenguaje, ¿pueden tomar también una falsa apariencia para los médiums videntes?
-Eso ocurre, pero es más difícil. En todos los casos eso solamente se da con una finalidad que los propios Espíritus malos desconocen, pues sirven de instrumentos para una lección. El médium vidente puede ver a los Espíritus livianos y mentirosos como los otros médiums pueden oírlos o escribir bajo su influencia. Los Espíritus livianos pueden aprovecharse de su facultad de médium para engañarlo con una falsa apariencia. Eso depende de las cualidades del propio Espíritu del médium.
 
Es suficiente la buena intención para no ser engañados, y en este caso, los hombres realmente serios, que no se mezclan de curiosidad liviana en sus estudios, ¿también estarían expuestos a la mistificación?
-Menos de lo que los otros, evidentemente. Pero el hombre tiene siempre algunas exquisiteces que atraen a los Espíritus burlones. Se juzga fuerte y casi nunca lo es. Debe desconfiar, por eso mismo, de la debilidad proveniente del orgullo y de los preconceptos. No se toma mucho en cuenta esas dos causa de que los Espíritus se aprovechan, pues agradándoles las manías están seguros de conseguir lo que desean.
 
¿Por qué Dios permite que los Espíritus malos se comuniquen y digan cosas malas?
-Incluso lo que hay de peor trae una enseñanza. Cabe a vosotros extraerla. Es necesario que haya comunicaciones de toda índole para enseñaros a distinguir a los Espíritus buenos de los malos y para que os sirva de espejo.
 
¿Los Espíritus pueden sugerir desconfianza injusta contra ciertas personas, por medio de comunicaciones escritas, y separar amigos?
-Los Espíritus perversos y envidiosos pueden practicar los males que los hombres practican. He ahí porqué precisan estar siempre en guardia. Los Espíritus Superiores son siempre prudentes y reservados cuando censuran: nada dicen de mal, advierten con tacto. Si quisiesen que dos personas, en el propio interés de ellas, dejen de verse, provocarán incidentes que las separen de manera natural. Un lenguaje que siembra discordia y desconfianza proviene siempre de un Espíritu malo, sea cual fuera el nombre del que se sirva. Así, recibid siempre con reservas lo que un Espíritu dijera de malo contra otro, sobre todo cuando un Espíritu bueno ya os dijo lo contrario, y desconfiad también de vosotros mismos, de vuestras propias aversiones. De las comunicaciones espiritas aceptad solamente lo que fuera bueno, grande, bello, racional y lo que vuestra consciencia apruebe.
 
Por la facilidad con que los Espíritus malos se infiltran en las comunicaciones, ¿parece que nunca se puede estar seguro de la verdad?
-Sí, podéis, desde que uséis la razón para juzgarlos. Al leer una carta sabéis reconocer muy bien si fuera un grosero o un hombre educado, un tonto o un sabio que lo escribió. Si recibís una carta de un amigo distante, ¿qué os prueba que es de él? La letra, diréis. Pero ¿no hay farsantes que imitan todas las letras y tratantes que pueden conocer vuestros negocios? No obstante, hay indicios que os permiten engañar. Lo mismo se da con los Espíritus. Imaginad que es un amigo que os escribe o que se trata de la obra de un escritor. Y juzgad de la misma manera.
 
¿Los Espíritus Superiores podrían impedir a los malos tomar nombres falsos?
-Ciertamente que lo pueden. Pero, cuanto peores son los Espíritus, más temerarios son y frecuentemente resisten a las imposiciones. Conviene saber que hay personas por las cuales los Espíritus Superiores de interesan más de lo que por otras, y cuando juzgan necesario saben probarlas de la mentira. Contra esas personas los mistificadores son impotentes.
 
¿Cuál es la razón de esa parcialidad?
-Eso no es parcialidad, es justicia. Los Espíritus buenos se interesan por los que aprovechan sus consejos y se esfuerzan seriamente para mejorar. Son estos sus preferidos y los ayudan, pero poco se preocupan con aquellos que los hacen perder el tiempo en bellas palabras.
 
¿Por qué Dios permite a los Espíritus el sacrilegio de usar falsamente nombres venerables?
-Podréis preguntar también porqué Dios permite a los hombres mentir y blasfemar. Los Espíritus como los hombres, tienen su libre albedrío para el bien y para el mal, pero ni unos ni otros escaparán a la justicia de Dios.
 
¿Hay fórmulas eficaces para expulsar Espíritus mentirosos?
-Formula es materia. Vale más un buen pensamiento dirigido a Dios.
 
Ciertos Espíritus dijeron poseer señales gráficas inimitables, especies de sellos por los cuales se puede reconocer y constatar su identidad. ¿Eso es verdad?
-Los Espíritus Superiores sólo poseen como señales de su identidad la elevación de sus ideas y de su lenguaje. Cualquier Espíritu puede imitar una señal material. En cuanto a los Espíritus inferiores, se traen de tantas maneras que sólo un ciego se deja engañar por ellos.
 
Nota: en este fragmento, los Espíritus Superiores se refieren solamente a “señales gráficas de identidad” (tipo firma) y no a los puntos riscados (ley de pemba), que es utilizada por los guías espirituales en la Umbanda, que no son “señales de identificación”, pero sí, representan una grafía de proyección bidimensional de símbolos que se revisten de todo el poder mágico que las fuerzas cósmicas le ofrecen.
 
Los Espíritus inferiores ¿no pueden imitar el pensamiento?
-Imitan el pensamiento como los escenarios del teatro imita la naturaleza.
 
¿Sería así tan fácil descubrir el fraude por un examen atento?
No hay duda. Los Espíritus sólo engañan a los que se dejan engañar. Pero es necesario tener los ojos joyero para distinguir la piedra verdadera de la falsa, y quien no sabe distinguirla procura un lapidario.
 
Hay personas que se dejan seducir por un lenguaje enfático, que se contentan más con palabras de lo que con ideas, que llegan incluso a tomar ideas falsas y vulgares por sublimes. ¿Cómo estas personas, inaptas para juzgar a los hombres, pueden juzgar a los Espíritus?
-Cuando son bastante modestos para reconocer su insuficiencia no se fían de sí mismos. Cuando, por orgullo, se juzgan más capaces de lo que son, pagan por su tonta vanidad. Los Espíritus mistificadores saben a quién se dirigen. Hay personas simples y poco instruidas que son más difíciles de engañar de lo que las expertas y sabias. ¿Agradando el amor propio de ellos hacen de los hombres lo que quieren?

Al escribir, ¿los Espíritus malos a veces se traen por señales materiales involuntarias?
-Los habilidosos, no. Los inhábiles se interrumpen. Cualquier señal inútil y pueril es indicio cierto de inferioridad. Los Espíritus elevados no hacen nada inútil.
 
Muchos médiums reconocen los Espíritus buenos y malos por la sensación agradable o penosa que experimentan a su aproximación. Preguntamos si ¿la impresión desagradable, la agitación convulsiva, o malestar en fin, son siempre indicios de la naturaleza de los Espíritus manifestantes?
-El médium experimenta las sensaciones del estado en que se encuentra el Espíritu manifestante. Cuando el Espíritu es feliz, su estado es tranquilo, calmado; cuando es infeliz, es agitado, febril y esa agitación se transmite naturalmente al sistema nervioso del médium. Por otro lado, es así el hombre en la Tierra: aquel que es bueno se muestra calmado y tranquilo; aquel que es mal está siempre agitado.
 
Observación de Kardec: hay médiums de mayor o menor impresionabilidad y por eso no se puede considerar la agitación como regla absoluta. En esto, como en todo, debemos tomar en cuenta las circunstancias. La naturaleza penosa y desagradable de la sensación es producida por el contraste, pues si el Espíritu del médium simpatiza con el Espíritu malo que se manifiesta será poco o nada afectado por este. Más allá de eso, es necesario no confundir la rapidez de la escritura, producida por la extrema flexibilidad de ciertos médiums, con la agitación convulsiva que los médiums más lentos pueden sufrir al contacto de los Espíritus imperfectos.


No hay razón para creer ciegamente por el simple hecho de poseer el desencarnado un estatus de ser espiritual. Al nivel de la Umbanda ya no hay razones para juzgar divinidad, deidad o ser excepcional a un ser espiritual y tampoco la de esforzarse por simpatizar a partir de aplaudirle sus mentiras. Las personas que incurren en estas prácticas, perduran padeciendo las consecuencias que se tendría en cualquier práctica anterior a la Umbanda en donde no es el gran problema el hecho sino lo que posibilita, siempre que el Espíritu sea de buena intención incluso que sea ignorante, es una seguridad relativa, pero ¿qué pasará cuando se cree en un falso profeta? Acá aplica la máxima «no creáis a todo Espíritu, mas probad que sean de Dios.

_________________
«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.