Para la lógica de muchos el hecho de que mamaíta María Lionza no impida actos inmorales y de crueldad pura se traduce en permisión por omisión. Claro está que esto sólo puede ser cierto para quien no conoce la magnitud del libre albedrío y la Ley Espiritual que la respalda como una inmutable, que nos aclara que el propósito de los Espíritus bienaventurados no es constreñir y manipular el libre albedrio de los hombres, pues, su prueba y el mérito que este obtiene deriva del correcto ejercicio del mismo; llevado eso al escenario práctico de una misión, no debiendo los Espíritus misioneros atar la mano del agresor para que no obre con maldad contra el prójimo, el 100% de la responsabilidad queda sobre los hombros del propio individuo que elige actuar de una u otra manera, donde al atarse él mismo la mano e impedirse obrar mal contra el prójimo recibe todo el mérito y lo contrario cuando ejecuta sus malas acciones.
Tampoco Dios, NSJC, la Virgen María y demás potestades jerarcas del Cielo aprueban el ejercicio de malo del libre albedrío, pero no lo impiden. Para ello existen las Leyes Divinas que regulan la dinámica espiritual de todos los seres creados y retribuye en compensación o castigo lo que se emite a través de nosotros.
Mi opinión, simplemente.
¡Hasta luego y feliz domingo para todos!
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.