La intolerancia religiosa: un autentico crimen que cuesta vidas.
Hola a todos dentro de la comunidad, el día de hoy simplemente traigo a colación 2 incidentes recientes que han sido noticia en el país vecino (Brasil) y que tiene por protagonismo el factor tolerancia como determinante para poderse conducir una buena relación entre individuos a pesar de las diferencias que nos distinguen a los unos de los otros. La noticia de la muerte de la Madre de Santo Mildreles Dias Ferreira (Mae Dedé) con 90 años fue el resultado de un ataque cardíaco producto de la violencia psicológica promovida por grupos evangélicos que venía haciendo bullying a la Madre de Santo, en lo que a última instancia montaron campamentos de liberación delante de su casa proclamando condenas refiriendo a estos como demonios que deben quemarse en el infierno entre otras frases poco amorosas que derivaron en un nerviosismo acentuado en la mujer de la tercera edad quien no soportando más el estrés sufre un ataque al corazón y muere. El día de hoy la noticia del día también tiene que ver con una practicante de la religión del Candomblé, pero, a diferencia de Mildreles se trata de una niña de apenas 11 años que ahora sostiene el argumento de "temo morir" con relación a vestir las ropas y parafernalia de la religión que le ha sido heredada por familiares luego que al salir de una fiesta fueron arremetidos por grupos evangélicos intolerantes que entre insultos al ver que no conseguían llamar la atención de la niña y su abuela que le acompañaba le propinaron una pedrada de gran tamaño que le rompió la cabeza e hizo correr sangre al piso, a lo que la niña responde "¡me pudo haber dado en el ojo!" y dado que la niña fue socorrida por las personas cercanas al incidente los evangélicos aprovecharon para huir de la escena del crimen.
En todo esto cabe citar la quema de la capilla de Francisca Duarte en Venezuela por presuntos fanáticos religiosos que venían haciendo campaña de asedio contra la misma y sus fieles devotos. La secta "pare de sufrir" que ha organizado lo que llaman ejercito de Cristo que tiene por objeto atacar a gays, ateos y herejes. Estos casos sin mencionar los casos aislados que no llegan a conocerse a nivel del mundo reflejan el grado de intolerancia con que la sociedad coexiste asediados por el prejuicio en todas sus manifestaciones ya que no solamente se atacan a los hombres y mujeres de otras razas, condición social, de diversidad sexual, entre otros sino que también tener una creencia religiosa particular se convierte en motivo de persecución y agresión, esto convierte el ideal de la religión de fraternizar la sociedad en un imposible puesto que lo primero que nos solicita es la necesidad de sobrevivir a los ataques recibidos. Que el mundo sepa la realidad, no hay religión redentora ni doctrina del Espiritismo que acompañe el prejuicio a los demás y por consiguiente la manera para protestar contra estas acciones lejos de ser la venganza al arremeter contra estos grupos intolerantes que reparten maldiciones y condenas es por la conducta ejemplar demostrando a la sociedad una imagen contradictoria de aquello que se acusa y es motivo de censura porque al final de cuenta ninguna vida, sea animal o sea humana debe verse en riesgo por las convicciones inferiores, prejuiciosas y violentas de ningún grupo. Prediquen y practiquen la fraternidad, y prediquen pero con el ejemplo, exponiendo al mundo el concepto del ideal que tienen, así, no se perturben por el prejuicio ajeno que los hace infelices a ellos, ocúpense solamente de unir su familia, su comunidad y sus almas con Dios para que gocen de la dicha de ser felices. ¡Esto es un repudio a la intolerancia religiosa!
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.