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Amigo, por lo que alcanzo a observar es que usted se encuentra pasando por una crisis que lo vincula a emociones muy fuertes relacionadas a su propia familia. ¡Muy bien! en mi esfuerzo por querer explicarle un poco espero que pueda obtener un poco de claridad respecto a dónde y cómo conducirse para sacar lo mejor posible de esa situación ya que tampoco podemos asumir que, existe una manera de controlar la vida a nuestro antojo sin que eso repercuta luego con consecuencias nefastas.
Emmanuel escribió: 188.-¿Cómo deben proceder los cónyuges para mejor cumplir sus deberes?
- El matrimonio muy frecuentemente, en la Tierra, constituye una prueba difícil, pero redentora. Los cónyuges, desvelados por cumplir bien sus obligaciones divinas, deben observar el máximo de atención, respeto y cariño mutuos, concentrándose ambos en el hogar, siempre que haya un peligro amenazándoles la felicidad doméstica, porque en la oración y en la vigilancia espiritual encontrarán siempre las mejores defensas. En el hogar, muchas veces, cuando uno d los cónyuges se desvía, la tarea es de lucha y de lágrimas penosas; sin embargo, en el sacrificio, toda alma se santifica y se ilumina, transformándose en modelo en la sagrada institución de la familia. Para alcanzar la paciencia y el heroísmo domésticos, se hace menester la más entrañable fe en Dios, tomándose como espejo divino la ejemplificación de Jesús, en su apostolado de abnegación y dolor, en la Tierra.
Emmanuel escribió: 189.-¿Qué debe hacer la madre terrestre para cumplir evangélicamente sus deberes, conduciendo a los hijos hacia el bien y hacia la verdad?
- En el ambiente doméstico, el corazón maternal debe ser el exponente divino de toda la comprensión espiritual y de todos los sacrificios por la paz de la familia. Dentro de esa esfera de trabajo, en la más santificada tarea de renuncia personal, la mujer cristiana enciende la verdadera luz para el camino de los hijos a través de la vida. La misión materna se resume en dar siempre el amor de dios, el Padre de Infinita Bondad, que puso en el corazón de las madres la sagrada esencia de la vida. En las labores del mundo, existen aquellas que se dejan llevar por el egoísmo del ambiente particular; con todo, es preciso despertar a tiempo, a fin de no viciar la fuente de la ternura. La madre terrestre debe comprender, antes que todo, que sus hijos, primeramente, son hijos de Dios. Desde la infancia debe prepararlos para el trabajo y para la lucha que les esperan. Desde los primeros años debe enseñar al niño a huir del abismo de la libertad, controlando sus actitudes y ordenando sus posiciones mentales, ya que esa es la ocasión más propicia para la edificación de las bases de una vida. Debe sentir a los hijos de otras madres como si fuesen los propios, sin guardar, de modo alguno, la falsa comprensión de que los suyos son mejores y más altamente dotados que los de otras. Enseñará la tolerancia más pura, pero no desdeñará la energía cuando sea necesaria en el proceso de la educación, reconocida la heterogeneidad de las tendencias y la diversidad de los temperamentos. Se sacrificará de todos los modos a su alcance, sin quitar el patrón de grandeza espiritual de su tarea, por la paz de los hijos, enseñándoles que todo dolor es respetable, que todo trabajo edificante y divino, y que todo desperdicio es falta grave. Les enseñará el respeto por el infortunio ajeno, para que sean igualmente amparados en el mundo, en la hora de amargura que los espera, común a todos los Espíritus encarnados. En los problemas del dolor y del trabajo, de la prueba y de la experiencia, no debe dar razón a cualquier queja de los hijos, sin un examen meticuloso y desapasionado de las cuestiones, levantándoles los sentimientos hacia Dios, sin permitir que se estanquen en la futilidad o en los prejuicios morales de las situaciones transitorias del mundo. Será ella en el hogar el buen consejo sin parcialidad, el estímulo del trabajo y la fuente de armonía para todos. Buscará en la piadosa madre de Jesús el símbolo de las virtudes cristianas, transmitiendo a quienes la rodean los dones sublimes de la humildad y de la perseverancia, sin ninguna preocupación por las glorias vanas y efímeras de la vida material. Cumpliendo ese programa de esfuerzo evangélico, en la hipótesis de fracasar todas sus dedicaciones y renuncias, compete a las madres incomprendidas entregar el fruto de sus labores a Dios, prescindiendo de cualquier juzgamiento del mundo, ya que el Padre de Misericordia sabrá apreciar sus sacrificios y bendecirá sus penas, en el instituto sagrado de la vida familiar
Libro de los Espíritus - uniones antipáticas escribió: 939. Puesto que los Espíritus simpáticos son llevados a unirse, ¿cómo se explica que entre los Espíritus encarnados el afecto generalmente proceda de uno solo de ellos, y que el amor más sincero sea recibido con indiferencia y hasta con repulsión? ¿Cómo, por otra parte, el más vivo afecto existente entre dos seres puede trocarse en antipatía y a veces en odio?
- ¿No comprendes entonces que se trata de un castigo, aunque sólo sea pasajero? Además, ¡cuántos hay que creen amar perdidamente, porque sólo juzgan por las apariencias, y cuando están obligados a convivir con la otra persona no tardan en reconocer que sólo se trataba de una pasión material! No basta con que estéis prendados de una persona que os agrada y a la que suponéis en posesión de bellas cualidades. ¡Cuántas uniones hay también de personas que al comienzo parecían que nunca llegarían a entenderse, y cuando uno y otro se han conocido y estudiado bien concluyeron por amarse con un amor tierno y duradero, porque se basaba en la estimación!... No hay que olvidar que el que ama es el Espíritu y no el cuerpo, y cuando la ilusión material se ha disipado el Espíritu ve la realidad.
Hay dos clases de afectos: el referido al cuerpo y el que se expresa de alma a alma, y con frecuencia se confunde a uno con el otro. El afecto del alma, cuando es puro y se funda en la simpatía, resulta durable. El del cuerpo, en cambio, es perecedero. He ahí por qué generalmente los que creían amarse con un amor eterno se aborrecen cuando la ilusión ya se ha desvanecido.
940. La falta de simpatía entre seres destinados a vivir juntos, ¿no es también una fuente de pesares tanto más amargos cuanto que emponzoñan toda la existencia?
- Muy amargos, en efecto. Pero se trata de una de esas desdichas cuya causa primera casi siempre sois vosotros mismos. En primer lugar, son vuestras leyes las equivocadas, porque ¿crees tú que Dios te obliga a permanecer junto a aquellos que te desagraden? Por otra parte, en tales uniones frecuentemente buscáis más satisfacer vuestro orgullo y ambición que la ventura de un mutuo afecto. Sufrís entonces las consecuencias de vuestros prejuicios.
940 a. Pero, en ese caso, ¿no hay casi siempre una víctima inocente?
- Sí, y para ella es una dura expiación. Pero la responsabilidad de su desgracia recaerá sobre quienes la hayan causado. Si la luz de la verdad ha penetrado en su alma, esa persona encontrará consuelo en su fe en el porvenir. Por lo demás, a medida que los prejuicios se vayan debilitando, las causas de tales desdichas privadas desaparecerán también.
Emmanuel escribió: 175.- ¿La institución de la familia es organizada en el plano espiritual, antes de proyectarse en la Tierra?
El colegio familiar tiene sus orígenes sagrados en la esfera espiritual. En sus lazos, se reúnen todos aquellos que se comprometieron, en el Más Allá, a desarrollar en la Tierra una tarea constructiva de fraternidad real y definitiva.
Predominan en esa institución divina los lazos del amor, fundidos en las experiencias de otras eras; todavía, concurren igualmente los odios y las persecuciones del pasado oscuro, a fin de transformarse en solidaridad fraternal, con vistas al futuro. Es en las dificultades probadas en común, en los dolores y en las experiencias recibidas en los mismos caminos de evolución redentora, que se olvidan las amarguras del pasado lejano, transformándose todos los sentimientos inferiores en expresiones regeneradas y santificantes. Purificados los afectos, encima de los lazos de sangre, la sagrada institución de la familia se perpetúa en lo Infinito, a través de los lazos inmortales del Espíritu.
Con ésto amigo, lo que he querido mostrarle a usted es que primero que nada, la organización de la familia es parte de un programa sideral que antecede al nacimiento de todos los implicados donde los futuros cónyuges pactan unirse en la Tierra en determinado momento y juntos, luchar y trabajar para el cumplimiento de unos deberes asumidos [lo que no implica que lo harán] y donde otras almas comprometidas igualmente, se designan como los futuros hijos a los cuales habrá de educar y conducir debidamente para el comienzo de sus propias luchas y pruebas, perseguir sus propias realizaciones en la Tierra [lo que no implica que lo harán] y que no pocas veces, Dios une precisamente a desafectos, es decir, enemigos y seres antipáticos forzándolos a la convivencia para que juntos, a través de las luchas y experiencias aprendan a amarse y se termine esa situación de rebeldía alimentada por parte del uno hacia el otro. Cuando el hombre está aquí, se encuentra con su contraparte, inicialmente el impulso de la pasión lo conduce apoyado de secreciones hormonales como la oxitocina que aseguran el bienestar mutuo permitiendo mantenerse juntos tal cual el programa previo, pero luego que pasa ese apoyo hormonal y quedan unidos movidos apenas por su propia fuerza de voluntad empiezan a surgir rastros de esa antipatía que se imponen alejando a uno del otro incluso sin motivos aparentes. Por esa razón, la familia donde agrupa a tantos Espíritus rebeldes y enemistados tiene de a ser una prueba de difícil victoria porque requiere la unificación de todos los implicados lo que no suele ocurrir en una sola vida. Ahí se explica la rebeldía del hijo problema, el rechazo del cónyuge no solo por su pareja sino incluso por los propios hijos en quienes perciben a un enemigo de ayer y proceden a maltratarlo cuando tienen poco control para neutralizar su odio. Esa es la introducción respecto a lo que usted está viviendo y que forma parte de las pruebas predestinadas para usted, como también la pobreza, la enfermedad y otros problemas comunes a la vida humana lo son.
Yo no le aconsejo acudir a cualquier persona para solucionar su problema y la razón es simple: si su pareja ya tiene antipatía por usted, y que yo no supongo siquiera por qué causa, pasa que muchos le van a sugerir lo más fácil que es lo ilícito donde el libre albedrío no cuenta para nada, con ello me refiero al dominio y el amarre que trae gran perturbación y acrecenta el odio y rebeldía de la victima [por eso generalmente el hechizado desarrolla mucha repulsión por su verdugo] y que nosotros, hombres bien limitados no estamos en condiciones para decidir sobre ese asunto en la vida ajena, aunque los Espíritus sí podrían, si bien elevados, determinar la situación kármica de una persona y obligarlo por un amarre a permanecer con la persona teniendo que al final del camino, cuando sus fuerzas dejen de alimentar rebeldía, tendrá que dar el brazo a torcer y disponerse a convivir en fraternidad y ahí es que empieza a surgir el amor verdadero cuando derrumbado ese muro llega a darse la oportunidad de querer a su contraparte. Es difícil igual conseguir un Espíritu bien elevado que entienda esos asuntos.
Usted puede acudir también a un astrólogo bien competente para estudiar las razones de sus padecimientos que seguro están reflejados en su carta natal y que son cosas que enfrentará como adversidad a lo largo de toda su vida física. Puede acudir a un buen centro espiritual donde le consigan armonizar a tal punto de educarlo en cuanto a las energías que usted produce y maneja de manera inconsciente y que le crean toda clase de dificultades en la vida, más allá de los propios impedimentos del destino para obtener determinadas cosas. El caso es que, la vía legal quiere para usted educarlo y orientarlo sobre la forma humanamente posible, y espiritualizada de conseguir ablandar el corazón de su cónyuge y hacer despertar en ella el amor, no obstante, partiendo de sus propios esfuerzos ya que a menudo quien más padece en esa prueba suele ser el que tiene el mayor merecimiento, por ende, quien tiene que realizar mayores esfuerzos por arreglar las cosas y espero con ello que, no haya entre sus acciones causas de haber alimentado aún más esa antipatía. De todos modos, la consulta es sensata siempre que busque despistar la posibilidad de que un hechizo esté afectando los sentimientos de su pareja, en caso contrario, le toca tomar decisiones fuertes debido a que por un arrebato pasional la gente quiere conquistar a toda costa aquello que no tiene merecido y rápido la espiritualidad se lo quita. Un amigo hace poco me dijo que en el lugar a donde iba un malandro dijo: "lo que fácil viene, fácil se va" lo que aplica en la mayor parte de los casos que por prepotencia vienen a imponer a una persona mantenerse al lado suyo, eso sin tomar a consideración los muchos sufrimientos que llega a padecer esa persona. Y no desconsideremos que, en el destino humano cabe la posibilidad de que la separación sea inevitable, y que sean esas energías quienes conspiran justo ahora en contra de la unión de ambos de forma fácil. No lo invito a la resignación inmediata, siempre que algo puede hacerse la adversidad es sinónimo de lucha. En Caracas hay Templo de Umbanda, esa es otra opción entre las tantas que tiene.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.