Saludos y bendiciones.
Continuando con el tema Ciclo sobre Mitos Vikingos, para conocer la realidad y desprendernos de los mitos, les traigo este escrito para que analicemos y saquemos conclusiones al respecto.
"Lo complicado de las definiciones: Qué o quién fue realmente un vikingo.
Cuando hablamos de vikingos probablemente nos vengan a la mente un sinfín de ideas, tal vez un poco desordenadas, confusas, mezcladas, poco definidas. Y es que definir lo que es, o mejor, lo que fue un vikingo, no es una tarea en absoluto sencilla. Primero, porque vikingo no deja de ser un término sustancialmente inventado o reinventado; que sepamos, ningún vikingo se llamó a sí mismo vikingo ni todos los que vivieron, comerciaron y lucharon con o contra ellos les conocieron como vikingos. Segundo, porque para decidir qué es y qué no es un vikingo hace falta establecer unas pautas y unas delimitaciones que no son fáciles de ver a priori. ¿Qué entra dentro del saco “qué es un vikingo” y qué no? ¿Qué elementos caracterizan a un vikingo? ¿Elementos culturales? ¿Elementos lingüísticos? ¿Geográficos? ¿Religiosos? ¿De actividad u ocupación?
Definir lo que es un vikingo es complicado puesto que un vikingo fue muchas cosas; escandinavo, medieval, granjero en invierno, pirata en verano, comerciante en el este, guerrero en el oeste, saqueador, incursor, colono, aventurero, escaldo y poeta, artesano, astrónomo, el más fiel de los amigos, el más fiero de los enemigos, rey o esclavo. El vikingo fue un hombre (y una mujer) sorprendentemente polifacético y autárquico, balanza de pesar plata en una mano y hacha o espada en la otra, construía sus casas, mantenía su ganado, pescaba su comida, araba sus tierras, tejía su ropa, construía sus barcos, adoraba a sus dioses y se movía motivado por lo más importante e indispensable; conseguir riquezas. ¿La forma? La que fuese; el comercio, el pillaje, el trato, el cambio o el trueque, incluso la conversión al cristianismo. Si buscásemos la definición de vikingo en un diccionario imaginario la lista de acepciones que encontraríamos en su entrada sería infinita y, muy seguro, echaría por tierra la imagen que muchos tienen de los vikingos, más mito que realidad, más fantasía que verdad. ¿Esto es un problema? ¿Esto debería hacer que dejásemos ahora de interesarnos por los vikingos? En absoluto, la figura del vikingo, con ese montón de acepciones, es tanto más interesante cuanto más nos acercamos a lo que fue de verdad. Y para saber qué fue un vikingo de verdad, hay que abordar unos cuantos temas.
Para empezar, la propia etimología de la palabra VÍKINGR (vikingo) ya suscita ciertas dudas y distintas hipótesis. La más aceptada y la que más eruditos han abrazado es la que proviene de algunos textos rúnicos que se han conservado y que contienen la expresión fara í víkingr, que se ha traducido por “ir de expedición”. Esta acepción, que en un principio venía a referirse a la expedición en el sentido comercial, acabaría por tener connotaciones bélicas o piratiles. Sin embargo, la palabra víkingr no aparecerá en textos escritos hasta el siglo XII, acabada ya la Era Vikinga, y lo hará en escritura latina. Las hipótesis a su vez de la procedencia de víkingr son poco esclarecedoras, algunos apuntan la forma de llamar a los marinos procedente del distrito de Vík, cerca de Oslo, Noruega, que pasaría más adelante a designar a cualquier marinero guerrero de esta zona y, más tarde, a cualquier marinero guerrero de cualquier punto de Escandinavia. Otros apuntan a que vík realmente significaría, en normánico antiguo, algo así como “bandido” o “bahía pequeña” y de ahí vendría vikin como “bahía adentro”, aunque todas éstas últimas no son teorías que hayan suscitado demasiada aceptación. Una tercera hipótesis es que víkingr derivaría de vicus, palabra que designaría un lugar de comercio o una especie de mercado, así, un vikingo, era el que iba de vicus en vicus o de comercio en comercio. Una cuarta hipótesis es la que nos brindan los textos ingleses; en estos, de época de las primeras incursiones, como el poema del siglo IX Widsith o los escritos de Adam de Bremen del siglo XI, ya se ha podido encontrar la palabra wicin, procedente del inglés antiguo, que habría sido utilizada para designar a toda la gente que llegaba a las costas inglesas por mar, en un sentido similar al del pirata. En textos ingleses posteriores, como el poema de la Batalla de Maldon ya se usó wicin para referirse a los incursores marítimos concretamente escandinavos, quedando así para la posteridad. Lo curioso es que esta palabra se habría perdido tras la Era Vikinga, reapareciendo en el siglo XIX, con el romanticismo, transformada en el vocablo inglés viking, del que deriva el español vikingo. No sólo habría aparecido una nueva palabra con el romanticismo inglés, sino toda una nueva concepción idealizada del vikingo que es la que nos ha llegado hasta el día de hoy en algunos aspectos y que la arqueología pone en cuestionamiento cada vez más. La desmitificación del vikingo es un tema que trataremos próximamente.
Si de dónde viene la palaba vikingo no está muy claro, no es más uniforme el cómo ellos fueron llamados por sus contemporáneos. Generalmente en territorio anglosajón se les llamó dane, “daneses”, sin diferenciar si eran realmente daneses, suecos o noruegos. Hay que tener en cuenta que a finales del siglo VIII o principios del IX ni los propios vikingos distinguían demasiado límites geográficos o nacionales a semejante escala, a inicios de la Era Vikinga nos encontramos ante un mosaico de pequeños reinos para cuya unificación aún habrá que esperar un tiempo. Lo más probable es que ellos a sí mismos se distinguiesen a base de gentilicios muy concretos o a partir de los nombres de clanes o familias. Se les llamó varegos si actuaban por Rusia y el Este de Europa, varangoi les llamaron los eslavos o los bizantinos, tal vez derivado del noruego antiguo var que significaba voto o juramento. Siguiendo por esta zona, se fueron llamados rus en las fuentes eslavas y rhos en las bizantinas, probablemente derivado del adjetivo griego “rojo”. También se les llamó nordmanni (de donde derivarían los normandos tiempo después) traducido como “hombres del norte” desde el Imperio Franco y Carolingio, y algunos cronistas alemanes les llamaron ascomanni o ashmen, para designar a los hombres del fresno en relación, se cree, al Yggdrasil, el árbol de la vida de la mitología nórdica. Los musulmanes les llamaron mayus, que se traducía por “magos” y que terminó por ser extrapolable a todos los paganos.
Si hemos dicho que no se les diferenciaba según su “nacionalidad”, un caso curioso sería el de los Irlandeses, que sí distinguieron a sus invasores en dos grupos; por una parte los fin-gaill, traducido por extranjeros rubios o claros, para designar a los daneses y los dubh-gaill, o extranjeros oscuros o morenos, para identificar los noruegos. No está muy claro a día de hoy que esta diferencia marcase étnias o procedencias, se cree más bien que, debido a las inestabilidades políticas internas habidas en Irlanda durante la época de las incursiones vikingas, los propios vikingos se habrían unido a unos bandos u otros de irlandeses o anglosajones y designaría más bien bandos contrincantes de vikingos. Lo que sí se desprende de esta lectura detallada es que, hasta muy entrada la Era Vikinga, las connotaciones de la palabra vikingo no eran negativas, eran comerciales, hacían referencia a su procedencia, o a sus creencias, incluso tenían cierto regusto pirata, pero en ningún caso eran sinónimo de bárbaros, salvajes o símiles.
Algo que sí tenemos claro es que hubo dos “tipos” de vikingos diferenciados según su ámbito y sus formas de actuación; de una parte tenemos el saco de los vikingr (vikingos), dentro del cual encontramos noruegos, daneses e islandeses que actuaron en Europa Occidental y hacia el oeste desde Escandinavia (Francia, España, Portugal, Italia, Mar Báltico, Islas Británicas, Islandia, Groenlandia, Vinlandia…) y que, principalmente, eran guerreros y saqueadores. De otra parte tenemos el saco de los vaeringr (Varegos), dentro del que encontramos suecos que esencialmente actuaron hacia el Este de Escandinavia (Europa Septentrional, Rusia, Imperio Bizantino y Oriente hasta Bagdad) y cuyo carácter fue más el de comerciantes que el de guerreros. Como en todo, generalizar con los vikingos no es la mejor opción y esto son líneas generales que nos permiten diferenciar que en ciertos aspectos no todos los vikingos eran iguales ni se movieron por los mismos lugares o de las mimas formas, pero no quiere decir que un vikingo no se convirtiese finalmente en un colono que se dedicase al comercio o que un varego no realizase incursiones bélicas al margen del comercio.
Otra cosa que sabemos a ciencia cierta y que nos ayuda a definir qué es y qué no es un vikingo es su “procedencia” Los vikingos son descendientes de los pueblos germánicos, su lengua, su cultura y su mitología son, por ende, derivaciones de la rama germánicas ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que los vikingos hablaban, con las lógicas variaciones regionales, la misma lengua, el normánico antiguo (muy similar al actual Islandés) y que adoraban, con también las típicas variaciones regionales, a los mismos dioses, llevaban a cabo los mismos ritos y comprendían la vida y la muerte de la misma manera. Los vikingos eran, pues, noruegos, daneses, suecos y, posteriormente, islandeses, pero un error común es incluir a los pueblos nórdicos de etnia urálica como son los fineses, los estonios y los lapones o los pueblos bálticos como los letonios dentro del saco de los vikingos, cuando no lo fueron nunca, aunque sí mantuvieron contactos comerciales entre ellos.
Más cosas que sabemos seguro y que definirían a los vikingos es que eran granjeros y navegantes y que su vida giraba en torno al barco y a la granja según la estación del año. Las zonas poco accesibles que habitaban de la Península Escandinava y la dificultad de las comunicaciones por tierra los hicieron echarse a la mar mucho antes del inicio de la Era Vikinga en el siglo VIII, habiendo evidencias de barcos en Escandinavia desde la Edad del Bronce. Por ello los vikingos, o deberíamos decir, los parientes lejanos de los vikingos, eran conocidos fuera de Escandinavia desde hacía tiempo y las relaciones comerciales están documentadas arqueológicamente desde milenos antes. Lo mismo podemos decir de su hábitat: más o menos en todas las zonas en las que estuvieron presentes como habitantes o como colonos los vikingos han dejado vestigios arqueológicos de una vivienda muy parecida que ya utilizaban antes de “ser” en vikingos. Algo que hay que tener en cuenta es que es más que probable que no todos los escandinavos fuesen vikingos, es decir, que no fuesen ni comerciantes, ni piratas, sino simplemente granjeros autónomos y autárquicos. Sin embargo, los que sí fueron vikingos tampoco fueron piratas, corsarios o incursores profesionales, ni soldados o guerreros a tiempo completo, al menos no en las primeras etapas de la Era Vikinga en las que las incursiones eran un añadido a su sustento habitual. Los vikingos eran, principalmente, granjeros y pescadores que pasaban la mayor parte del año en sus hogares, con sus familias, realizando las tareas típicas de cada estación del año en el campo y que se echaban a la mar en verano para comerciar o piratear y regresar al final de la estación a casa de nuevo. ¿Qué hizo que un vikingo se “convirtiese” en un vikingo? Probablemente el hecho de que pasasen de un comercio más o menos pacífico a realizar incursiones relámpago cuyo cometido principal era el saqueo. Pero no se quedó ahí y fue evolucionando; el vikingo salía de vikingo en verano en el barco de algún líder local o en el barco que habían construido y pagado entre unos pocos para comerciar primero, probablemente para llevar a cabo incursiones después y, finalmente algunos, para colonizar nuevos territorios.
Por todo ello, se llamasen como se llamasen, o viniese de donde viniese su etimología podemos decir que vikingo fue el nombre que se les dio a los incursores y comerciantes marítimos procedentes de la península escandinava en un momento muy concreto de la Edad Media, lo que se conoce como la Era Vikinga y cuyas fechas estándar la fijan entre los años 793 y 1066 y que compartieron rasgos geográficos, culturales, lingüísticos y religiosos, entre otros."
Continuando con el tema Ciclo sobre Mitos Vikingos, para conocer la realidad y desprendernos de los mitos, les traigo este escrito para que analicemos y saquemos conclusiones al respecto.
"Lo complicado de las definiciones: Qué o quién fue realmente un vikingo.
Cuando hablamos de vikingos probablemente nos vengan a la mente un sinfín de ideas, tal vez un poco desordenadas, confusas, mezcladas, poco definidas. Y es que definir lo que es, o mejor, lo que fue un vikingo, no es una tarea en absoluto sencilla. Primero, porque vikingo no deja de ser un término sustancialmente inventado o reinventado; que sepamos, ningún vikingo se llamó a sí mismo vikingo ni todos los que vivieron, comerciaron y lucharon con o contra ellos les conocieron como vikingos. Segundo, porque para decidir qué es y qué no es un vikingo hace falta establecer unas pautas y unas delimitaciones que no son fáciles de ver a priori. ¿Qué entra dentro del saco “qué es un vikingo” y qué no? ¿Qué elementos caracterizan a un vikingo? ¿Elementos culturales? ¿Elementos lingüísticos? ¿Geográficos? ¿Religiosos? ¿De actividad u ocupación?
Definir lo que es un vikingo es complicado puesto que un vikingo fue muchas cosas; escandinavo, medieval, granjero en invierno, pirata en verano, comerciante en el este, guerrero en el oeste, saqueador, incursor, colono, aventurero, escaldo y poeta, artesano, astrónomo, el más fiel de los amigos, el más fiero de los enemigos, rey o esclavo. El vikingo fue un hombre (y una mujer) sorprendentemente polifacético y autárquico, balanza de pesar plata en una mano y hacha o espada en la otra, construía sus casas, mantenía su ganado, pescaba su comida, araba sus tierras, tejía su ropa, construía sus barcos, adoraba a sus dioses y se movía motivado por lo más importante e indispensable; conseguir riquezas. ¿La forma? La que fuese; el comercio, el pillaje, el trato, el cambio o el trueque, incluso la conversión al cristianismo. Si buscásemos la definición de vikingo en un diccionario imaginario la lista de acepciones que encontraríamos en su entrada sería infinita y, muy seguro, echaría por tierra la imagen que muchos tienen de los vikingos, más mito que realidad, más fantasía que verdad. ¿Esto es un problema? ¿Esto debería hacer que dejásemos ahora de interesarnos por los vikingos? En absoluto, la figura del vikingo, con ese montón de acepciones, es tanto más interesante cuanto más nos acercamos a lo que fue de verdad. Y para saber qué fue un vikingo de verdad, hay que abordar unos cuantos temas.
Para empezar, la propia etimología de la palabra VÍKINGR (vikingo) ya suscita ciertas dudas y distintas hipótesis. La más aceptada y la que más eruditos han abrazado es la que proviene de algunos textos rúnicos que se han conservado y que contienen la expresión fara í víkingr, que se ha traducido por “ir de expedición”. Esta acepción, que en un principio venía a referirse a la expedición en el sentido comercial, acabaría por tener connotaciones bélicas o piratiles. Sin embargo, la palabra víkingr no aparecerá en textos escritos hasta el siglo XII, acabada ya la Era Vikinga, y lo hará en escritura latina. Las hipótesis a su vez de la procedencia de víkingr son poco esclarecedoras, algunos apuntan la forma de llamar a los marinos procedente del distrito de Vík, cerca de Oslo, Noruega, que pasaría más adelante a designar a cualquier marinero guerrero de esta zona y, más tarde, a cualquier marinero guerrero de cualquier punto de Escandinavia. Otros apuntan a que vík realmente significaría, en normánico antiguo, algo así como “bandido” o “bahía pequeña” y de ahí vendría vikin como “bahía adentro”, aunque todas éstas últimas no son teorías que hayan suscitado demasiada aceptación. Una tercera hipótesis es que víkingr derivaría de vicus, palabra que designaría un lugar de comercio o una especie de mercado, así, un vikingo, era el que iba de vicus en vicus o de comercio en comercio. Una cuarta hipótesis es la que nos brindan los textos ingleses; en estos, de época de las primeras incursiones, como el poema del siglo IX Widsith o los escritos de Adam de Bremen del siglo XI, ya se ha podido encontrar la palabra wicin, procedente del inglés antiguo, que habría sido utilizada para designar a toda la gente que llegaba a las costas inglesas por mar, en un sentido similar al del pirata. En textos ingleses posteriores, como el poema de la Batalla de Maldon ya se usó wicin para referirse a los incursores marítimos concretamente escandinavos, quedando así para la posteridad. Lo curioso es que esta palabra se habría perdido tras la Era Vikinga, reapareciendo en el siglo XIX, con el romanticismo, transformada en el vocablo inglés viking, del que deriva el español vikingo. No sólo habría aparecido una nueva palabra con el romanticismo inglés, sino toda una nueva concepción idealizada del vikingo que es la que nos ha llegado hasta el día de hoy en algunos aspectos y que la arqueología pone en cuestionamiento cada vez más. La desmitificación del vikingo es un tema que trataremos próximamente.
Si de dónde viene la palaba vikingo no está muy claro, no es más uniforme el cómo ellos fueron llamados por sus contemporáneos. Generalmente en territorio anglosajón se les llamó dane, “daneses”, sin diferenciar si eran realmente daneses, suecos o noruegos. Hay que tener en cuenta que a finales del siglo VIII o principios del IX ni los propios vikingos distinguían demasiado límites geográficos o nacionales a semejante escala, a inicios de la Era Vikinga nos encontramos ante un mosaico de pequeños reinos para cuya unificación aún habrá que esperar un tiempo. Lo más probable es que ellos a sí mismos se distinguiesen a base de gentilicios muy concretos o a partir de los nombres de clanes o familias. Se les llamó varegos si actuaban por Rusia y el Este de Europa, varangoi les llamaron los eslavos o los bizantinos, tal vez derivado del noruego antiguo var que significaba voto o juramento. Siguiendo por esta zona, se fueron llamados rus en las fuentes eslavas y rhos en las bizantinas, probablemente derivado del adjetivo griego “rojo”. También se les llamó nordmanni (de donde derivarían los normandos tiempo después) traducido como “hombres del norte” desde el Imperio Franco y Carolingio, y algunos cronistas alemanes les llamaron ascomanni o ashmen, para designar a los hombres del fresno en relación, se cree, al Yggdrasil, el árbol de la vida de la mitología nórdica. Los musulmanes les llamaron mayus, que se traducía por “magos” y que terminó por ser extrapolable a todos los paganos.
Si hemos dicho que no se les diferenciaba según su “nacionalidad”, un caso curioso sería el de los Irlandeses, que sí distinguieron a sus invasores en dos grupos; por una parte los fin-gaill, traducido por extranjeros rubios o claros, para designar a los daneses y los dubh-gaill, o extranjeros oscuros o morenos, para identificar los noruegos. No está muy claro a día de hoy que esta diferencia marcase étnias o procedencias, se cree más bien que, debido a las inestabilidades políticas internas habidas en Irlanda durante la época de las incursiones vikingas, los propios vikingos se habrían unido a unos bandos u otros de irlandeses o anglosajones y designaría más bien bandos contrincantes de vikingos. Lo que sí se desprende de esta lectura detallada es que, hasta muy entrada la Era Vikinga, las connotaciones de la palabra vikingo no eran negativas, eran comerciales, hacían referencia a su procedencia, o a sus creencias, incluso tenían cierto regusto pirata, pero en ningún caso eran sinónimo de bárbaros, salvajes o símiles.
Algo que sí tenemos claro es que hubo dos “tipos” de vikingos diferenciados según su ámbito y sus formas de actuación; de una parte tenemos el saco de los vikingr (vikingos), dentro del cual encontramos noruegos, daneses e islandeses que actuaron en Europa Occidental y hacia el oeste desde Escandinavia (Francia, España, Portugal, Italia, Mar Báltico, Islas Británicas, Islandia, Groenlandia, Vinlandia…) y que, principalmente, eran guerreros y saqueadores. De otra parte tenemos el saco de los vaeringr (Varegos), dentro del que encontramos suecos que esencialmente actuaron hacia el Este de Escandinavia (Europa Septentrional, Rusia, Imperio Bizantino y Oriente hasta Bagdad) y cuyo carácter fue más el de comerciantes que el de guerreros. Como en todo, generalizar con los vikingos no es la mejor opción y esto son líneas generales que nos permiten diferenciar que en ciertos aspectos no todos los vikingos eran iguales ni se movieron por los mismos lugares o de las mimas formas, pero no quiere decir que un vikingo no se convirtiese finalmente en un colono que se dedicase al comercio o que un varego no realizase incursiones bélicas al margen del comercio.
Otra cosa que sabemos a ciencia cierta y que nos ayuda a definir qué es y qué no es un vikingo es su “procedencia” Los vikingos son descendientes de los pueblos germánicos, su lengua, su cultura y su mitología son, por ende, derivaciones de la rama germánicas ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que los vikingos hablaban, con las lógicas variaciones regionales, la misma lengua, el normánico antiguo (muy similar al actual Islandés) y que adoraban, con también las típicas variaciones regionales, a los mismos dioses, llevaban a cabo los mismos ritos y comprendían la vida y la muerte de la misma manera. Los vikingos eran, pues, noruegos, daneses, suecos y, posteriormente, islandeses, pero un error común es incluir a los pueblos nórdicos de etnia urálica como son los fineses, los estonios y los lapones o los pueblos bálticos como los letonios dentro del saco de los vikingos, cuando no lo fueron nunca, aunque sí mantuvieron contactos comerciales entre ellos.
Más cosas que sabemos seguro y que definirían a los vikingos es que eran granjeros y navegantes y que su vida giraba en torno al barco y a la granja según la estación del año. Las zonas poco accesibles que habitaban de la Península Escandinava y la dificultad de las comunicaciones por tierra los hicieron echarse a la mar mucho antes del inicio de la Era Vikinga en el siglo VIII, habiendo evidencias de barcos en Escandinavia desde la Edad del Bronce. Por ello los vikingos, o deberíamos decir, los parientes lejanos de los vikingos, eran conocidos fuera de Escandinavia desde hacía tiempo y las relaciones comerciales están documentadas arqueológicamente desde milenos antes. Lo mismo podemos decir de su hábitat: más o menos en todas las zonas en las que estuvieron presentes como habitantes o como colonos los vikingos han dejado vestigios arqueológicos de una vivienda muy parecida que ya utilizaban antes de “ser” en vikingos. Algo que hay que tener en cuenta es que es más que probable que no todos los escandinavos fuesen vikingos, es decir, que no fuesen ni comerciantes, ni piratas, sino simplemente granjeros autónomos y autárquicos. Sin embargo, los que sí fueron vikingos tampoco fueron piratas, corsarios o incursores profesionales, ni soldados o guerreros a tiempo completo, al menos no en las primeras etapas de la Era Vikinga en las que las incursiones eran un añadido a su sustento habitual. Los vikingos eran, principalmente, granjeros y pescadores que pasaban la mayor parte del año en sus hogares, con sus familias, realizando las tareas típicas de cada estación del año en el campo y que se echaban a la mar en verano para comerciar o piratear y regresar al final de la estación a casa de nuevo. ¿Qué hizo que un vikingo se “convirtiese” en un vikingo? Probablemente el hecho de que pasasen de un comercio más o menos pacífico a realizar incursiones relámpago cuyo cometido principal era el saqueo. Pero no se quedó ahí y fue evolucionando; el vikingo salía de vikingo en verano en el barco de algún líder local o en el barco que habían construido y pagado entre unos pocos para comerciar primero, probablemente para llevar a cabo incursiones después y, finalmente algunos, para colonizar nuevos territorios.
Por todo ello, se llamasen como se llamasen, o viniese de donde viniese su etimología podemos decir que vikingo fue el nombre que se les dio a los incursores y comerciantes marítimos procedentes de la península escandinava en un momento muy concreto de la Edad Media, lo que se conoce como la Era Vikinga y cuyas fechas estándar la fijan entre los años 793 y 1066 y que compartieron rasgos geográficos, culturales, lingüísticos y religiosos, entre otros."