Scorpio escribió: ¿Que no se supone que los muertos que viven en una casa nos pueden robar energía y también causar algún problema aun cuando no sea su intención?
Puede, de la misma manera que un familiar le roba energías a los otros inconscientemente e incluso como un encarnado le roba energía a un desencarnado. La variante ahí es la intención y es por eso que hay relevancia en saber qué hacen ahí, cómo llegan ahí. Imagine usted que se trata de una afinidad, si ese fuese el caso los responsables por la presencia de esos Espíritus ahí serían cada uno de los miembros que habitan en esa casa por ser los causantes del factor atrayente y por no romper voluntariamente con esa afinidad; bastaría informar a los Espíritus del mal que causan [si es que realmente lo están causando] para que modifiquen algunas cosas e incluso lleguen a irse si son pacíficos, y siempre cabe la posibilidad de que ni sepan en qué situación se encuentran. La labor de un espiritista es precisamente tomar todos esos puntos en cuenta, estudiar la situación y mediar de la manera correcta con los Espíritus, que son su objeto de estudio y compañeros de convivencia de preferencia. Arremeter contra un grupo de Espíritus, donde sabe Dios si acaso son conscientes del mal que causan o no y continuar con los mismos hábitos es asegurarle sueldo al espiritualista contratado para expulsarlo, además de que implicaría una agresión a inocentes, y el por qué básicamente está ligado al hecho de que son los familiares con sus hábitos los que atraen a esos Espíritus. Todo tiene una causa, ¿por qué motivo solo se fijan en el efecto? eso es lo que yo llamo ganas de tener enemigos ya que si el Espíritu no está de acuerdo con el trato que recibió pasará que se volverá cómplice de Espíritus que le deseen mal y es por eso que quienes transitan la vida resolviendo todo de manera tan radical no consiguen una estabilidad que dure suficiente tiempo, al rato necesitan otro tratamiento para encubrir su negligencia espiritual que es responsabilidad de cada uno de nosotros.
Scorpio escribió:
a mi me han recomendado que en donde yo vivo se les de un espacio a los difuntos donde deben de ser atendidos con alguna ofrenda como luz de velas, agua, café, algo de comida etc. que generalmente es alguna esquina, muy aparte de realizarle su limpia a la casa para librarla de malas vibras, que si bien es cierto que los causantes de esas mala energías son los que habitamos ahí pero también es muy sano darles camino a dichas entidades para que no estén tan pegados a nosotros y ellos puedan seguir su evolución.
La recomendación es sensata, básicamente con eso de manera indirecta les dices "aquí es dónde tú puedes comer" y ellos no procurarán molestar a la persona, se mantendrán adheridos al lugar el tiempo posible para extraer la energía de las ofrendas colocadas. El punto en el caso es que no se ha constatado qué hacen ahí esos Espíritus, qué quieren ni nada que se le parezca, ¿qué hace pensar que ellos quieran recibir ofrendas o que estén de acuerdo con esa práctica? porque al colocar tú un rincón para venerar a las ánimas o muertos va a pasar que también los Espíritus que estén cerca van a desgastar los zapatos corriendo a máxima velocidad para unirse al festín, y objetivamente, es una invitación para todo Espíritu que esté falto de atención, eso no es garantía de que puntualmente esos estén abiertos a aceptar ese convenio.
Otro punto es que los Espíritus aprenden contigo, si en el hogar se modifican los hábitos, también ellos se modificarán por inercia, al convivir con los presentes se acostumbran a los mismos hábitos y son tal cual. En resumen, el muerto se parece al vivo que está en la casa. Y finalizando, ¿cómo se les da camino a unos Espíritus a los que estás alimentando con ofrendas físicas? eso es promotor de más apego ya que lejos de incentivarlo a adaptarse a la vida de aquel lado, al obtener manera de aliviar todas esas perturbaciones mediante la ofrenda se quedan cerca de quien se las da, y es una creencia que ellos porque tengan un rincón dedicado no dan paseos por la casa, basta con ser médium para saber que en una casa donde se practica algo así lo primero que captas es la presencia de los Espíritus en cualquier lugar de la casa, lo que confirma que ellos andan por ahí pero comen en aquel lugar especifico. En el método espírita se educa al Espíritu para desapegarlo, para que se adapte a la vida de aquel lado y finalmente, se evoca la presencia de Espíritus que lo saquen finalmente de éste plano, yo he servido de médium para dicha labor y de hecho, fue mi primera experiencia en el Centro Espírita servir para el auxilio de un Espíritu en estado de expiación tormentosa, y ese día fue sacada de esas regiones tormentosas. Yo dejo a criterio de cada quien elegir qué hacer, no obstante, no me censuro para hacer una critica: ¿no piensan ustedes que las ofrendas, los favores y otras costumbres que se tienen con los muertos les sean perjudiciales? con alimentarlos a partir de ofrendas sin proveerles ninguna educación, e incluso alabarlos aunque no gocen de mucha evolución lo único que hace es extender su permanencia en el bajo astral donde va a sufrir por largos periodos y se creará un vicio ya que una vez que al muerto le gusta la papa, va a buscar quien se la dé antes de exponerse al hambre, sed, frío y otros pesares que viven los Espíritus en ese estado.
Yo aclaro que yo estoy aportando opiniones en base a conocimiento y experiencia, no tienen por que ser tomado ni como correctivo ni como imposición en relación a nada. La pregunta sigue: ¿ya se constató qué hacen ahí?
e¡Saravá!z
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.