Texto tomado de la pagina web de investigador Ralph Alpizar
Kituka-Kitudi: El Oráculo de las Transformaciones
Mbumba Kele o Ntafu un NkimbaEste oráculo es el sistema de adivinación genuinamente bakongo que dio paso al conocido método afrocubano del “chamalongo”, como sistema de adivinación de la regla de Palo Monte. El sistema original sufrió en Cuba un sincretismo substancial con un similar método de adivinación de origen Yoruba, lo que permitió con el tiempo que fuera deformándose hasta hacerlo casi irreconocible. Unido a lo anterior también influyeron aportaciones derivadas de las experiencias de los nganguleros que en su uso diario le fueron agregando significados y procedimientos, cosa por otra parte muy normal en las culturas tradicionales vivas. A nuestros días llego un método adivinatorio que poco o nada tiene que ver con los significados originales de interpretación y sobre todo con las formas correctas de emplearlo.
Entre los grupos bakongo existen diversas formas de adivinación las que básicamente tiene como propósito buscar soluciones a los problemas cotidianos que aquejan a la sociedad, poner en contacto a las persona con los ancestros y otras “fuerzas numen” que intervienen en el desarrollo de la vida del individuo y de la comunidad. La adivinación está muy arraigada en los complejos sistemas de creencias bantúes y es la piedra angular de gran parte de su corpus litúrgico. No se puede entender las religiones bakongo sin conocer los entresijos de sus sistemas adivinatorios, alguno de los cuales son de una riqueza simbólica e interpretativa muy característica, que entrelazan palabras, gestos, símbolos o ideas con partes medulares de su cosmogonía y mitología. El adivino es una persona “especial” por su formación doctrinal y particular forma de vida, pero sobre todo porque conoce el lenguaje de la Naturaleza, por lo tanto entiende el uso y significado de todo lo que la compone, más allá de sus características físicas y visibles. El adivino vive inmerso en la “membrana vibratoria” que une los dos mundos el Visible y el Invisible lo que lo convierte en un interlocutor eficaz de lo desconocido.
De tierras bakongo llegaron a Cuba diferentes sistemas de adivinación, desafortunadamente pocos conservan hoy día la singularidad antaño. Algunas formas de adivinación simplemente fueron olvidadas, otras sufrieron profundos procesos de transculturación adaptándose a las condiciones socio-culturales existentes, perdiendo la riqueza simbólica y mitológica originaria, a favor de las nuevas realidades. Y los menos, como el método de adivinación con la mpaka o con la pólvora, si bien conservan las formas arcaicas, han perdido su fondo y significado. No obstante a todas las dificultades que a través de los años enfrentaron los viejos nganguleros afrocubanos practicantes de la Regla Mayombe, consiguieron conservar suficiente información que ha sido trasmitida de forma oral de generación en generación. Estos datos después de un minucioso y profundo estudio han podido ser reconstruidos restándole todo tipo de argumentos y manejos ajenos al método tradicional que hayan contribuido a distorsionar el sistema a lo largo de los años, obteniendo el método adivinatorio que originalmente legaron los bakongo: El Oráculo de las Transformaciones.
En kikongo la palabra Chamalongo no existe pero si existen palabras que pudieron ser bozalizadas como un proceso natural que viven las leguas y de las que el remanente bantú en Cuba está lleno de ejemplos, pudieran ser unas decenas de combinaciones de voces las que dieron origen a este término, pero si nos guiamos por el contexto asociado y el significado afrocubano llegamos a una conclusión más adaptada a su origen. ¿Qué puede significar entonces “chamalongo”?
Descartando la desacertada teoría de la escritora cubana Natalia Bolívar y en yuxtaposición al significado que del término chamalongo dan los reconocidos lingüistas Fuentes Guerra y Armin Schwegler, 2005: 42-43; y la Dr. Valdés Agosta, 2013: 56; propongo que proveniente de la expresión kikongo zyama-nlongo (voces que pueden variar en función de la forma dialectal) y que significa: viene la profecía o entrar la prohibición. Esta locución no da nombre a sistema de adivinación alguno, simplemente se emplea en un contexto especifico cuando el adivino va a profetizar o sentenciar algún mensaje del mas allá o hablar de algo secreto o desconocido, tal y como he observado tanto en Angola como en los dos Congo.
Kituka-Kitudi es un sistema adivinatorio que aun tiene utilidad entre bayombe, bavili, basundi, etc.; fue introducido en Cuba en tiempos de la trata y es el origen remoto del conocido método afrocubano del “chamalongo” como ya mencione anteriormente. El oráculo consiste en “cuatro pedazos” de un mismo elemento que pueden ser de origen mineral, vegetal o animal. El nganga-adivino antes de proceder a lanzar estos “cuatro pedazos” sobre una esterilla, paño o tabla de madera (rara vez sobre la tierra) pronuncia la voz zyama-nlongo, luego hace la tirada. Las “caídas” dan como resultado diferentes combinaciones que el nganga-adivino interpreta siguiendo un complejo procedimiento simbólico asociado a las pisadas o huellas dejada por ciertos animales totémicos que poseen la característica de servir de mediador entre los vivos y los muertos y esta asociado al culto de los Basimba, gemelos conocidos como Matundu (el jefe) y Malanda (el ayudante del jefe) nacidos de Mama Kengueé (conocida en Cuba como Tiembla Tierra) la divinidad de la iniciación y de la “doble visión”.
Kituka-Kitudi: El Oráculo de las Transformaciones
Mbumba Kele o Ntafu un NkimbaEste oráculo es el sistema de adivinación genuinamente bakongo que dio paso al conocido método afrocubano del “chamalongo”, como sistema de adivinación de la regla de Palo Monte. El sistema original sufrió en Cuba un sincretismo substancial con un similar método de adivinación de origen Yoruba, lo que permitió con el tiempo que fuera deformándose hasta hacerlo casi irreconocible. Unido a lo anterior también influyeron aportaciones derivadas de las experiencias de los nganguleros que en su uso diario le fueron agregando significados y procedimientos, cosa por otra parte muy normal en las culturas tradicionales vivas. A nuestros días llego un método adivinatorio que poco o nada tiene que ver con los significados originales de interpretación y sobre todo con las formas correctas de emplearlo.
Entre los grupos bakongo existen diversas formas de adivinación las que básicamente tiene como propósito buscar soluciones a los problemas cotidianos que aquejan a la sociedad, poner en contacto a las persona con los ancestros y otras “fuerzas numen” que intervienen en el desarrollo de la vida del individuo y de la comunidad. La adivinación está muy arraigada en los complejos sistemas de creencias bantúes y es la piedra angular de gran parte de su corpus litúrgico. No se puede entender las religiones bakongo sin conocer los entresijos de sus sistemas adivinatorios, alguno de los cuales son de una riqueza simbólica e interpretativa muy característica, que entrelazan palabras, gestos, símbolos o ideas con partes medulares de su cosmogonía y mitología. El adivino es una persona “especial” por su formación doctrinal y particular forma de vida, pero sobre todo porque conoce el lenguaje de la Naturaleza, por lo tanto entiende el uso y significado de todo lo que la compone, más allá de sus características físicas y visibles. El adivino vive inmerso en la “membrana vibratoria” que une los dos mundos el Visible y el Invisible lo que lo convierte en un interlocutor eficaz de lo desconocido.
De tierras bakongo llegaron a Cuba diferentes sistemas de adivinación, desafortunadamente pocos conservan hoy día la singularidad antaño. Algunas formas de adivinación simplemente fueron olvidadas, otras sufrieron profundos procesos de transculturación adaptándose a las condiciones socio-culturales existentes, perdiendo la riqueza simbólica y mitológica originaria, a favor de las nuevas realidades. Y los menos, como el método de adivinación con la mpaka o con la pólvora, si bien conservan las formas arcaicas, han perdido su fondo y significado. No obstante a todas las dificultades que a través de los años enfrentaron los viejos nganguleros afrocubanos practicantes de la Regla Mayombe, consiguieron conservar suficiente información que ha sido trasmitida de forma oral de generación en generación. Estos datos después de un minucioso y profundo estudio han podido ser reconstruidos restándole todo tipo de argumentos y manejos ajenos al método tradicional que hayan contribuido a distorsionar el sistema a lo largo de los años, obteniendo el método adivinatorio que originalmente legaron los bakongo: El Oráculo de las Transformaciones.
En kikongo la palabra Chamalongo no existe pero si existen palabras que pudieron ser bozalizadas como un proceso natural que viven las leguas y de las que el remanente bantú en Cuba está lleno de ejemplos, pudieran ser unas decenas de combinaciones de voces las que dieron origen a este término, pero si nos guiamos por el contexto asociado y el significado afrocubano llegamos a una conclusión más adaptada a su origen. ¿Qué puede significar entonces “chamalongo”?
Descartando la desacertada teoría de la escritora cubana Natalia Bolívar y en yuxtaposición al significado que del término chamalongo dan los reconocidos lingüistas Fuentes Guerra y Armin Schwegler, 2005: 42-43; y la Dr. Valdés Agosta, 2013: 56; propongo que proveniente de la expresión kikongo zyama-nlongo (voces que pueden variar en función de la forma dialectal) y que significa: viene la profecía o entrar la prohibición. Esta locución no da nombre a sistema de adivinación alguno, simplemente se emplea en un contexto especifico cuando el adivino va a profetizar o sentenciar algún mensaje del mas allá o hablar de algo secreto o desconocido, tal y como he observado tanto en Angola como en los dos Congo.
Kituka-Kitudi es un sistema adivinatorio que aun tiene utilidad entre bayombe, bavili, basundi, etc.; fue introducido en Cuba en tiempos de la trata y es el origen remoto del conocido método afrocubano del “chamalongo” como ya mencione anteriormente. El oráculo consiste en “cuatro pedazos” de un mismo elemento que pueden ser de origen mineral, vegetal o animal. El nganga-adivino antes de proceder a lanzar estos “cuatro pedazos” sobre una esterilla, paño o tabla de madera (rara vez sobre la tierra) pronuncia la voz zyama-nlongo, luego hace la tirada. Las “caídas” dan como resultado diferentes combinaciones que el nganga-adivino interpreta siguiendo un complejo procedimiento simbólico asociado a las pisadas o huellas dejada por ciertos animales totémicos que poseen la característica de servir de mediador entre los vivos y los muertos y esta asociado al culto de los Basimba, gemelos conocidos como Matundu (el jefe) y Malanda (el ayudante del jefe) nacidos de Mama Kengueé (conocida en Cuba como Tiembla Tierra) la divinidad de la iniciación y de la “doble visión”.