Conoceréis la verdad y la verdad os libertará
“Conoceréis la Verdad y la Verdad os libertará.” Juan 8:32 “Solo sé que nada sé, y el hecho de saber eso me coloca en ventaja sobre aquellos que piensan que saben alguna cosa.”
Gusto de esta frase de Sócrates. Quiero llegar al fin de esta reencarnación como Morel Felipe Wilkon con más dudas de lo que cuando comencé. Quiero saber que nada sé, quiero dudar del real alcance de mis escasos conocimientos, quiero estar abierto a verdades nuevas, más verdaderas, más amplias, más abarcadoras, más consistentes con quien está siempre dispuesto a aprender.
Lamento los que descubrieron “la verdad”. La verdad que descubrieron es su verdad, la verdad de cada uno, una versión de la verdad, no la verdad. ¿Quién tiene la pretensión de conocer la Verdad? Muchos. Muchos de hecho. Algunas inteligencias admirables fueron hasta un cierto punto y se dieron por felices. Cada uno solo recibe de la Verdad la porción que consigue retener.
“Conoceréis la verdad y la verdad os libertará”. ¿Estarán libertos, estos que descubrieron sus verdades? Pienso que no. Creo que hayan llegado a un punto de satisfacción intelectual, de acomodación del conocimiento metódico, a un entendimiento armonioso y cómodo de las verdades que comprendieron o suponen haber comprendido.
Sé que avanzo lentamente, pues baso mi evolución en el aprendizaje intelectual. Los que ya superaron la fase intelectual ya tienen moral más elevada, siente y hacen sin precisar de tantos malabarismos filosóficos.
A veces causa extrañeza alguna persona aparentemente menos inteligente que, sin embargo, es más bondadosa y cariñosa de lo que se puede evolucionar moralmente sin evolucionar intelectualmente. Pero es solo impresión. Aunque esas personas aparenten simplicidad intelectual en esta vida, ellas ya crecieron en conocimientos en vidas anteriores, ya son intelectualmente evolucionadas, incluso habiendo reencarnado en una posición simple.
La evolución intelectual ocurre primero. Por eso no quiero darme por satisfecho y estacionar. Sé que estoy en el comienzo. Muchos están en un estado muy próximo del mío. Y yo considero una ventaja así como Sócrates, saber que nada sé.
Quien descubrió sus verdades cesa la búsqueda. Se cierra a nuevos aprendizajes por un buen tiempo. Piensa que ya sabe, que ya aprendió, que ya llegó donde debería llegar. Es capaz de decir que conoció la Verdad, la que Jesús refirió cuando dijo: conoceréis la Verdad y la Verdad os libertará.
Lo máximo que la mayor parte de nosotros alcanza es un resplandor de la Verdad revelada por Jesús. Notamos valor en algunas enseñanzas, percibimos significados más profundos en algunas parábolas.
Creo que tendré algunas buenas y productivas décadas de vida por delante, que quiero dedicar al estudio. Pido a Dios que yo siempre tenga plena consciencia de que cuando, eventualmente, yo corrija a alguien, sepa que la corrección que sugiero se refiere a mi punto de vista, y no a la verdad absoluta.
No creo en verdades absolutas. No en nuestro estado evolutivo. Soy un hombre de dudas, no de certezas. Las dudas me instigan al estudio, a los descubrimientos, me conducen al reconocimiento de mi pequeñez. Si yo tuviese certeza cerraría los oídos a las opiniones menos abalizadas.
El Waldo Vieira, antiguo compañero de Chico Xavier que dejó el Espiritismo para fundar la Conscienciologia, creó una serie de neologismos. Uno de ellos es verpun. Verdad relativa de punta. Nosotros trabajamos con verdades relativas de punta. Nuestras verdades no son absolutas, pues nuestro saber no es absoluto, es relativo. Y esas verdades, más allá de relativas, son provisorias. Trabajamos con las verdades de punta, o sea, las verdades más avanzadas del momento. Que podrán ser sustituidas a cualquier momento. Desde que tengamos humildad para reconocer que no somos dueños de la verdad.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.