La linda historia de Muñeca – cachorra de Chico Xavier
Chico Xavier tenía una cachorra de nombre Muñeca, que siempre esperaba por él, haciendo gran fiesta al avistarlo.
Saltaba en su regazo, le lamía el rostro como si lo besase.
Chico entonces decía:
-¡Ah Muñeca, estoy con muchas pulgas!
Inmediatamente ella comenzaba a rascar el pecho de él con el hocico. Muñeca murió vieja y enferma. Chico sintió mucho su partida. La envolvió en el más bello mantón que ganara y la enterró en el fondo del jardín, no sin antes derramar muchas lágrimas.
Una pareja de amigos, que asistió todo, en la primera visita de Chico a Sao Paulo, le ofreció una cachorrita idéntica a su anhelada Muñeca.
La cachorra, muy joven todavía, estaba envuelta en un cobertor y los presentes la pegaban en el regazo, sin embargo, desalineada de su manta.
La cachorrita recibía abrazos de cada uno. La conversación corría cuando Chico entró en la sala y alguien colocó en sus brazos la pequeña cachorra.
Ella, sintiéndose en el regazo de Chico, comenzó a agitarse y lamerlo.
-¡Ah Muñeca, estoy lleno de pulgas! Dijo Chico.
La cachorra comenzó entonces a rascarle las pulgas y parte de los presentes, que conocieron a Muñeca, exclamaron: “¡Chico, la Muñeca está aquí, es la Muñeca, Chico!”
Emocionados, preguntamos cómo eso podría ocurrir. Chico respondió:
-Cuando nosotros amamos nuestro animal y dedicamos a él sentimientos sinceros, al partir, los espíritus amigos lo traen de vuelta para que no sintamos su falta. Es Muñeca, está aquí, sí y ella está enseñando a esta cachorra los hábitos que me eran agradables. Nosotros, seres humanos, estamos en la naturaleza para auxiliar el progreso de los animales, en la misma proporción que los ángeles están para auxiliarnos. Por eso, quien maltrata un animal es alguien que todavía no aprendió a amar.
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.