¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano?
“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?”
¿Usted ya percibió que somos un amontonado de informaciones? Desde milenios atrás comenzamos a recoger informaciones sobre todo y no paramos más. Todo lo que captamos a través de nuestros sentidos físicos, cuando encarnados, pasa por la selección de nuestro subconsciente. Lo que fuera suficientemente repetido o muy marcante al punto de dispensar nuevas ocurrencias, queda gravado en nuestro subconsciente.
Cuando estudiamos el Evangelio de Jesús, quedamos espantados por el modo como él conocía lo que pasaba en la cabeza de los otros, la manera como todo para él era previsible. En verdad, eso es fácil de entender. Nuestro hermano más viejo es mucho, mucho más viejo que nosotros. Ya pasó por todo y un poco más, conoce todo sobre la naturaleza humana.
Cada uno de nosotros tiene sus propios conocimientos y experiencias. Todo lo que percibimos en el mundo, en las cosas, en las personas, es basado en esos conocimientos y experiencias que nosotros tenemos. Usted entiende mejor a las personas que lidian con su área de interés. Ustedes tienen asuntos en común, tienen experiencias compartidas, hablan la misma lengua.
Una persona buena es comprensiva, porque conoce la naturaleza humana, ya transitó por los errores que ahora observa en los otros. Una persona no buena no es comprensiva, pues tienen poca experiencia, no desarrolló la empatía, no sabe colocarse en el lugar del prójimo.
Solo captamos en el prójimo aquello que estamos aptos a captar por ya tener en nosotros los elementos necesarios para su comprensión. Solo entendemos lo que conocemos. Solo notamos lo que puede ser comprendido por nuestra mente. Todo el Mal que usted ve en su semejante es su Mal también. Usted puede haberlo superado, puede haberlo vencido, pero lo conoce y conoce bien, sino no lo habría notado en su semejante.
Los defectos y fallas de carácter ajenos que incomodan a ustedes son imperfecciones con que usted está bien familiarizado, o ellas no lo incomodarían. Si usted no tuviese datos al respecto de esas imperfecciones, no tendría medio de evaluarlas.
Usted puede alegar que nosotros también conocemos a través de la observación de la experiencia ajena. Es verdad si tomamos en consideración apenas la reencarnación actual. Pero en algún momento de nuestra trayectoria trabamos conocimientos con esas particularidades, lo que nos facilita su entendimiento por la simple observación de los otros.
Cuando se cuenta una broma suya o se hace una malicia cualquier cerca de un niño, ella no aprende el sentido oculto, porque no tiene esa malicia. Del mismo modo, nosotros no percibimos las imperfecciones ajenas, que nosotros no conocemos. Las imperfecciones que nosotros notamos son características de las cuales guardamos muchos datos en nuestra mente subconsciente.
Vemos en los otros el reflejo de nosotros mismos. Solo vemos lo que conocemos. Los hombres del tiempo de Jesús no lo reconocieron, no percibieron en él el Cristo encarnado, el espíritu más elevado que ya pisó la Tierra. No conocían nada de aquello. El comportamiento de él, sus actitudes y gestos eran para aquellos hombres verdaderos absurdos, cosas nunca antes vistas o imaginadas. No estaban preparados para comprenderlo, faltaba a ellos datos suficientes para hacer un análisis más exitoso.
“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?” – Esa pregunta de Jesús se refiere a eso. Solo vemos en los otros lo que nosotros conocemos. Si notamos muchos defectos en el prójimo, es porque tenemos datos suficientes, en nuestras propias experiencias, para informarnos sobre esos defectos. Siempre que observamos alguna falla en alguien recordemos que solo somos capaces de esa observación crítica por tener nuestra propia experiencia con esa falla.
Comentario personal: dicen los psicólogos, y los espiritualistas que la crítica es el juicio que nos hacemos a nosotros mismos pues, quién juzga al otro suele usar a ese otro como un espejo que refleja su propia consciencia. Por ello ¡cuidado con la crítica y los juicios a los demás, usted se está tratando muy duro!
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.