¿Chico Xavier se Fue al Infierno?
Francisco Cándido Xavier (1910-2002), mejor conocido como Chico Xavier, se hizo famoso como el médium más notable y el mayor divulgador del Espiritismo en el Brasil. Dicen que él "psicografió" (psicografía: redacción de los espíritus por la mano de un médium) más de cuatrocientos libros, recibió mensajes provenientes del más allá de personajes famosos ya fallecidos (afirman que su contacto con los muertos comenzó ¡a los cuatro años de edad!), realizó grandes obras asistenciales y usó el dinero de la venta de sus libros para ayudar a los pobres. Tan grande fue el impacto de Chico en la mentalidad religiosa brasileña que recientemente ¡hasta hicieron una película sobre él!
Sin embargo, cualquiera que sea la influencia de Chico Xavier o el grado de admiración que provoque su figura, la triste realidad es que, a la luz de la Biblia, él fue un hombre sin Dios, cuya alma, ahora, lejos de estar en un plano superior o reencarnada en algún niño, está sufriendo en el infierno, sin cualquier posibilidad de libramiento. ¿Cómo podemos llegar a esta conclusión? Es simple: Chico realizó por lo menos tres obras que, definitivamente, revelan su condición de perdido.
En primer lugar, Chico Xavier creyó y enseñó que, a través de la práctica de buenas obras, las personas se librarían de reencarnaciones indeseadas y, siguiendo así, serían finalmente salvas. Sin comentar por ahora la falacia de la reencarnación, es preciso destacar que, a la luz de las Escrituras, quien intenta llegar a Dios a través de la práctica de la caridad, como lo hizo Chico, está condenado al fuego eterno, ya que la salvación es únicamente por la fe en Cristo (Rom 3.28; Gal 2.16; 3.11; Ef 2.8,9).
En segundo lugar, Chico realizó la abominable práctica de consultar a los muertos, siendo él mismo un médium. A este respecto, la Biblia no deja duda de que quien así lo hace es enemigo de Dios y está bajo su ira. De hecho, tres pasajes condenan directamente esta conducta: Deuteronomio 18.9-13; 1Crónicas 10.13,14; e Isaías 8.19,20. Sin embargo, como ya fue dicho, Chico fue considerado como el mayor médium del Brasil. Por lo tanto, contrariamente a lo que la gente piensa, ante los ojos de Dios él es uno de los brasileños más condenables que ya existieron (2Ts 1.8,9).
Finalmente, es posible clasificar a Chico Xavier como un hombre perdido porque, al enseñar sobre la reencarnación, tal vez la doctrina principal del espiritismo, él negó la resurrección de Cristo, transformándola en la mera aparición de un "espíritu evolucionado desencarnado". Aquí debemos destacar que, como se comprende en Romanos 10.9, nadie que niegue la resurrección de Cristo puede ser salvo. Siendo verdad que Chico nunca acogió la fe en Jesús como Señor resucitado, es imposible incluirlo entre los salvos que hoy disfrutan de la presencia de Dios en el cielo.
Hay otras razones que sirven para clasificar a Chico Xavier como un hombre cuya alma sufre hoy en las llamas del Hades. Podemos decir, por ejemplo, que en la senda de la doctrina espiritista, él nunca aceptó la enseñanza sobre la muerte de Cristo como nuestro substituto (1Pe 2.24), lo que lo deja lejos de las bendiciones de la salvación. Para empeorar las cosas, Chico estimuló millones de vidas a seguir el camino de perdición que él mismo trazó y recorrió, convirtiéndose así en reo del juicio más riguroso (Mt 23.13,15).
Por lo tanto, por más triste que sea, la dura verdad es que el alma de Chico Xavier, de acuerdo con la Biblia, está ahora sufriendo el juicio de Dios. El autor de Hebreos afirmó que "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, viniendo después de esto el juicio" (Hb 9.27). Este texto, tan despreciado por los espiritistas, quizás sea recordado hoy por el espíritu angustiado de Chico que, bien lejos de lugares elevados, sufre en las llamas del infierno, anhelando, junto al rico mencionado en la parábola (Lucas 16.19-31), una gota de agua, sin ninguna esperanza de alivio.
Que los cristianos de verdad alerten a las personas acerca de estas cosas, mostrando, con la Biblia en la mano, que aquellos que creen como Chico, viven como Chico y enseñan como Chico, conocerán las llamas eternas, así como Chico, situadas al final del engañoso y triste camino recorrido por Chico.
Pr. Marcos Granconato
Soli Deo gloria
_________________
"La parte más útil del aprendizaje es desaprender lo que es falso."
Antístenes.
Francisco Cándido Xavier (1910-2002), mejor conocido como Chico Xavier, se hizo famoso como el médium más notable y el mayor divulgador del Espiritismo en el Brasil. Dicen que él "psicografió" (psicografía: redacción de los espíritus por la mano de un médium) más de cuatrocientos libros, recibió mensajes provenientes del más allá de personajes famosos ya fallecidos (afirman que su contacto con los muertos comenzó ¡a los cuatro años de edad!), realizó grandes obras asistenciales y usó el dinero de la venta de sus libros para ayudar a los pobres. Tan grande fue el impacto de Chico en la mentalidad religiosa brasileña que recientemente ¡hasta hicieron una película sobre él!
Sin embargo, cualquiera que sea la influencia de Chico Xavier o el grado de admiración que provoque su figura, la triste realidad es que, a la luz de la Biblia, él fue un hombre sin Dios, cuya alma, ahora, lejos de estar en un plano superior o reencarnada en algún niño, está sufriendo en el infierno, sin cualquier posibilidad de libramiento. ¿Cómo podemos llegar a esta conclusión? Es simple: Chico realizó por lo menos tres obras que, definitivamente, revelan su condición de perdido.
En primer lugar, Chico Xavier creyó y enseñó que, a través de la práctica de buenas obras, las personas se librarían de reencarnaciones indeseadas y, siguiendo así, serían finalmente salvas. Sin comentar por ahora la falacia de la reencarnación, es preciso destacar que, a la luz de las Escrituras, quien intenta llegar a Dios a través de la práctica de la caridad, como lo hizo Chico, está condenado al fuego eterno, ya que la salvación es únicamente por la fe en Cristo (Rom 3.28; Gal 2.16; 3.11; Ef 2.8,9).
En segundo lugar, Chico realizó la abominable práctica de consultar a los muertos, siendo él mismo un médium. A este respecto, la Biblia no deja duda de que quien así lo hace es enemigo de Dios y está bajo su ira. De hecho, tres pasajes condenan directamente esta conducta: Deuteronomio 18.9-13; 1Crónicas 10.13,14; e Isaías 8.19,20. Sin embargo, como ya fue dicho, Chico fue considerado como el mayor médium del Brasil. Por lo tanto, contrariamente a lo que la gente piensa, ante los ojos de Dios él es uno de los brasileños más condenables que ya existieron (2Ts 1.8,9).
Finalmente, es posible clasificar a Chico Xavier como un hombre perdido porque, al enseñar sobre la reencarnación, tal vez la doctrina principal del espiritismo, él negó la resurrección de Cristo, transformándola en la mera aparición de un "espíritu evolucionado desencarnado". Aquí debemos destacar que, como se comprende en Romanos 10.9, nadie que niegue la resurrección de Cristo puede ser salvo. Siendo verdad que Chico nunca acogió la fe en Jesús como Señor resucitado, es imposible incluirlo entre los salvos que hoy disfrutan de la presencia de Dios en el cielo.
Hay otras razones que sirven para clasificar a Chico Xavier como un hombre cuya alma sufre hoy en las llamas del Hades. Podemos decir, por ejemplo, que en la senda de la doctrina espiritista, él nunca aceptó la enseñanza sobre la muerte de Cristo como nuestro substituto (1Pe 2.24), lo que lo deja lejos de las bendiciones de la salvación. Para empeorar las cosas, Chico estimuló millones de vidas a seguir el camino de perdición que él mismo trazó y recorrió, convirtiéndose así en reo del juicio más riguroso (Mt 23.13,15).
Por lo tanto, por más triste que sea, la dura verdad es que el alma de Chico Xavier, de acuerdo con la Biblia, está ahora sufriendo el juicio de Dios. El autor de Hebreos afirmó que "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, viniendo después de esto el juicio" (Hb 9.27). Este texto, tan despreciado por los espiritistas, quizás sea recordado hoy por el espíritu angustiado de Chico que, bien lejos de lugares elevados, sufre en las llamas del infierno, anhelando, junto al rico mencionado en la parábola (Lucas 16.19-31), una gota de agua, sin ninguna esperanza de alivio.
Que los cristianos de verdad alerten a las personas acerca de estas cosas, mostrando, con la Biblia en la mano, que aquellos que creen como Chico, viven como Chico y enseñan como Chico, conocerán las llamas eternas, así como Chico, situadas al final del engañoso y triste camino recorrido por Chico.
Pr. Marcos Granconato
Soli Deo gloria
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"La parte más útil del aprendizaje es desaprender lo que es falso."
Antístenes.