TOMADO DE LA WEB.
En el prefacio de “El retrato de Dorian Gray”, Orson Wells escribió: “Se le puede perdonar a un hombre por hacer algo útil, con tal que no se admire de ello. Pero algo inútil solo tiene sentido cuando es profunda y extremadamente admirado”. Y termina diciendo “El arte es completamente inútil”. En estas líneas puntualiza uno de los fragmentos literarios más conmovedores de la condición humana, nuestra profunda necesidad de aceptación y reconocimiento, y en esas líneas suplica que lo admiren.
¿Qué podemos hacer para darle sentido a nuestra vida?, ¿para sentir que no necesitamos ser admirados?, ¿para sentir que servimos para algo?, ¿para que se justifique nuestra existencia?
Y lo entendí cuando comprendí el fin de las cosas, lo único que justifica la existencia de las cosas es que sirvan para lo que fueron creadas, si sirven para algo más está bien, pero si no cumplen con el propósito por el que fueron creadas, entonces no se justifica, es completamente inútil su existencia; como el ser humano no cumple con su razón de ser y de existir, se entiende que se sienta inútil y que ande buscando como alma en pena la admiración de los demás; por esta razón en el afán de la admiración y el reconocimiento, admiran exageradamente y otorgan reconocimientos por cualquier cosa, tratando inútilmente de llenar su vació existencial.
Demostrar la existencia de Dios suena tan pretencioso, que me decían cuando hablaba con emoción del mismo, que no me ensoberbeciera, que fuera humilde, que no me admirara de ello, no comprendían mi entusiasmo porque aunque escribí el texto nunca considere la obra mía, sino de Dios y para ustedes, por lo que es pertinente aclarar que esto no es arte y que lo único que pretendí al prestarme como instrumento, es que ésta obra despierte el entendimiento no la imaginación, por lo que espero me permitan el atrevimiento de prestarles un servicio que no me solicitaron, esperando que sea útil para sus vidas; por lo que les pido que no me admiren, porque no lo escribí por mi sino por ustedes, porque sé que no me perdonaría, si no les comunicara lo que ahora entiendo y sé, que es verdaderamente útil e importante para sus vidas.
Si les dijera que encontré la fuente de la eterna juventud estarían interesados en saber dónde está, si les dijera que tienen que entregarme su alma para que encuentren lo que siempre habían deseado, muchos lo harían, si fuera apasionado, convincente, joven y bello, como dijera que pueden llegar a ser ustedes, muchos más se adherirían a la causa, entregándome su alma; sin embargo, si les digo que encontré a Dios y que me reveló su misterio, que sé la verdadera razón de nuestro ser y existir, que conozco como es que podemos ser en verdad hijos de Dios, para llegar a ser como Él y vivir eternamente; muchos más de los que ustedes se imaginan, dirían que ya lo conocen aunque sólo supongan su existencia; dirían que ya saben todo lo que respecta a su propia existencia; dirían que todos somos hijos de Dios, o que ellos y no otros son los verdaderos hijos de Dios, o que solamente Jesús es el hijo de Dios; o hay los que piensan que Dios no tiene hijos que esa es una presunción equivocada, y los que ni siquiera creen en Dios, menospreciando algo que si entendieran sabrían que es infinitamente valioso e importante.
Que puedo hacer yo para convencerlos de que en verdad lo que aquí escribo es cierto, si estamos rodeados de adivinos y agoreros de la suerte… por lo que les juro por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no será más. Porque el misterio de Dios se ha consumado, como él lo anunció y ahora revela en este libro.
Sin embargo, parece que sólo a los niños les interesa conocer a Dios… pero su curiosidad termina cuando los llenan de fantasías y su imaginación comienza, no les explican la verdad porque no la entienden, y lo que es peor pierden el interés por conocer a Dios; ya no es algo útil, porque con lo que imaginan de dios, obtiene las excusas y justificaciones que desean, pero ese supuesto dios al que apelan, en verdad no existe, porque lo que existe en la realidad para cada uno en lo particular, es lo que en verdad conocen y entienden, lo que no se conoce aunque exista… para uno no existe, ni es parte de su vida, ni es parte de su realidad; con lo que queda comprobada la verdad que asiste a éste razonamiento, “Dios no existe para quien no lo conoce y entiende”, por lo que todo aquel que tiene que asumir o recurrir a su imaginación para demostrar su existencia, en realidad demuestra su ignorancia y todo lo que se construya a partir de esa suposición es pura ilusión, algo completamente inexistente en su realidad, por lo que las promesas de ese supuesto dios que en verdad no conocen, son como la esperanza a la que se aferran … pura ilusión… sí, en verdad no lo conocen, porque aunque sepan que existe, porque es obvio, mientras no lo conozcan en verdad, no estará resuelta su duda: ¿Cuál es su razón de ser y existir? Pero ese dios imaginario es un dios que perdona todo, que ama sin exigir nada, al que pueden pisotear y vituperar sin consecuencias, por eso no les interesa conocer al verdadero Dios.
¿Por qué somos tan inconscientes? Lo que conocemos de cierto es lo que en verdad marca nuestra conducta, lo que sabemos que existe es lo que en verdad tiene un valor, dime cuáles son tus valores y te diré cuál es tu fe; si tus valores tiene en el cuerpo mortal su única esperanza, entonces la vida a la que nos aferramos es la del cuerpo mortal (si lo único que existe es lo material); pues no existe otra vida a que aferrarnos y no hay esperanza de vida eterna; por lo que la riqueza, la belleza, el poder o la fama serán sus motivaciones, desde sus formas más humildes hasta las más crueles, porque es lo que importa para esta vida material, a falta de otra forma de vida a que aferrarnos. ¿Es bueno Dios si tenemos esas cosas? ¿Si no las tenemos es malo? ¿Por qué juzgamos a Dios? Pero como ese dios al que apelan es fruto de su imaginación, quieren que eso que imaginan se convierta en realidad, cuando en realidad sin conocimiento no hay fundamento y al desconocer a Dios toda esa incertidumbre busca en la imaginación esa respuesta sugestiva, que en verdad es irreal, porque es un engaño que quieren creer porque no lo entienden; es por eso que su vida eterna es pura ilusión, no existe su dios, sus promesas son como sólo un pensamiento sin fundamento, obra de la imaginación de alguien que lo pensó y se los comunico de manera sugestiva como se cuenta cualquier otra mentira.
Hay que conocer a Dios para conocer otro destino, porque, que otro destino cierto conocen más que la muerte, por esta razón es tan relevante la suerte para los seres humanos, suerte que quieren confundir con el destino, por lo que llaman destino a su suerte, cuando saben que su destino es la muerte. ¿Cómo pretender darle un sentido a su existencia cuando su destino es la muerte?… no lo tiene, si la muerte es el destino todo es vano y si todo es vano pues comamos y bebamos que al fin y al cabo moriremos, si todo es vano la vida no se justifica, es completamente inútil e intrascendente y buscaremos en lo vano alguna justificación, cuando en verdad lo único que justifica la existencia de cualquier cosa es que cumpla con la razón por la que fue creada, que otra razón puede tener el hombre que cumplir con su propósito; pero sin conocer a Dios no hay creador, no hay propósito, todos es vano y su destino es la muerte.
Si creyeran de verdad en la vida eterna entonces no le darían tanta importancia a la suerte en esta vida, sin embargo en realidad mientras no conozcan otro destino, la suerte será valiosa e importante y su conducta estará dictada por los ideales que los lleven a conseguir esa suerte; aquellos que digan que nosotros somos los constructores de nuestro destino en verdad están diciendo que podemos influenciar en nuestra suerte, la confusión proviene de su desesperanza, de la verdad que dicta en sus conciencias que a ciencia cierta su destino es la muerte, por lo tanto cambiar el destino es importante, pero llamarle destino a su suerte es francamente una falsedad, es como un dios imaginario, es falso… pura ilusión.
Pero si no conocemos otra forma de vida es verdad que no hay esperanza en esta vida material, a la que nos aferramos a falta de otra y como no teníamos el fundamento para concebir una forma de vida distinta, hemos tratado de hacer de ésta vida algo que signifique más de lo que significa en verdad y lo hemos conseguido a través de la imaginación, sin embargo eso que hemos conseguido no es nuestra razón de ser y de existir, entonces para hacer que no se pierda todo ese esfuerzo de imaginar que significa algo más eso que es vano y efímero, lo reconocemos a través de la admiración, los premios, los aplausos, porque de otra forma carece de significado y pasaría inadvertido como lo que es en verdad, algo vano e intrascendente, por lo que no es por obras que podamos trascender a esta vida.
Si existiera algo absoluto y eterno (que existe), podría ser el fundamento para concebir una forma de vida trascendente y eterna, pero si no conoce nada absoluto, en verdad no existe para usted, así que es necesario conocerlo en verdad para poder considerarlo como parte de su haber, con lo que también podría entender la existencia del Creador y también podría hacer conciencia de una parte de su ser, que por falta de entendimiento se ha quedado como dormida, sin conciencia y sin vida en su ser, una parte que así como el cuerpo material también exista, pero que por falta de conocimiento no se hubiera podido entender y hacer conciencia para que pueda formar parte de su ser, que es su propio espíritu; espíritu que se habría confundido con el alma, pero que al hacer conciencia de su existencia pudiera despertar a la vida, una forma de vida trascendente y eterna; pero para que éste supuesto deje de ser una ilusión es necesario entender primero la existencia de Dios, para que puedan fundamentar la existencia de su cuerpo trascendental, un cuerpo espiritual que se ha confundido con el alma al no haber sustento científico en el que puedan soportar esas diferencias.
Por esto es valiosa e importante la demostración científica de la existencia de Dios, dejemos de soñar con un destino ilusorio, entendamos la verdad que como una espada de dos filos sea capaz de discernir el alma del espíritu, nosotros los seres humanos somos capaces de conocer a Dios y hemos sido llamados a tener un destino eterno, que quite la incertidumbre de la muerte, para dejar de ver en la suerte la única forma de sentir que valemos algo, Dios tiene preparado un destino glorioso para aquellos que logren cumplir con el propósito por el que nos creó, para alcanzar un destino eterno, pero para entender nuestro propósito tenemos que conocer a Dios; dejemos de imaginárnoslo, Dios es cognoscible y alcanzable, como está escrito la vida eterna es conocer a Dios.
¿Cuál es nuestro destino?
En el prefacio de “El retrato de Dorian Gray”, Orson Wells escribió: “Se le puede perdonar a un hombre por hacer algo útil, con tal que no se admire de ello. Pero algo inútil solo tiene sentido cuando es profunda y extremadamente admirado”. Y termina diciendo “El arte es completamente inútil”. En estas líneas puntualiza uno de los fragmentos literarios más conmovedores de la condición humana, nuestra profunda necesidad de aceptación y reconocimiento, y en esas líneas suplica que lo admiren.
¿Qué podemos hacer para darle sentido a nuestra vida?, ¿para sentir que no necesitamos ser admirados?, ¿para sentir que servimos para algo?, ¿para que se justifique nuestra existencia?
Y lo entendí cuando comprendí el fin de las cosas, lo único que justifica la existencia de las cosas es que sirvan para lo que fueron creadas, si sirven para algo más está bien, pero si no cumplen con el propósito por el que fueron creadas, entonces no se justifica, es completamente inútil su existencia; como el ser humano no cumple con su razón de ser y de existir, se entiende que se sienta inútil y que ande buscando como alma en pena la admiración de los demás; por esta razón en el afán de la admiración y el reconocimiento, admiran exageradamente y otorgan reconocimientos por cualquier cosa, tratando inútilmente de llenar su vació existencial.
Demostrar la existencia de Dios suena tan pretencioso, que me decían cuando hablaba con emoción del mismo, que no me ensoberbeciera, que fuera humilde, que no me admirara de ello, no comprendían mi entusiasmo porque aunque escribí el texto nunca considere la obra mía, sino de Dios y para ustedes, por lo que es pertinente aclarar que esto no es arte y que lo único que pretendí al prestarme como instrumento, es que ésta obra despierte el entendimiento no la imaginación, por lo que espero me permitan el atrevimiento de prestarles un servicio que no me solicitaron, esperando que sea útil para sus vidas; por lo que les pido que no me admiren, porque no lo escribí por mi sino por ustedes, porque sé que no me perdonaría, si no les comunicara lo que ahora entiendo y sé, que es verdaderamente útil e importante para sus vidas.
Si les dijera que encontré la fuente de la eterna juventud estarían interesados en saber dónde está, si les dijera que tienen que entregarme su alma para que encuentren lo que siempre habían deseado, muchos lo harían, si fuera apasionado, convincente, joven y bello, como dijera que pueden llegar a ser ustedes, muchos más se adherirían a la causa, entregándome su alma; sin embargo, si les digo que encontré a Dios y que me reveló su misterio, que sé la verdadera razón de nuestro ser y existir, que conozco como es que podemos ser en verdad hijos de Dios, para llegar a ser como Él y vivir eternamente; muchos más de los que ustedes se imaginan, dirían que ya lo conocen aunque sólo supongan su existencia; dirían que ya saben todo lo que respecta a su propia existencia; dirían que todos somos hijos de Dios, o que ellos y no otros son los verdaderos hijos de Dios, o que solamente Jesús es el hijo de Dios; o hay los que piensan que Dios no tiene hijos que esa es una presunción equivocada, y los que ni siquiera creen en Dios, menospreciando algo que si entendieran sabrían que es infinitamente valioso e importante.
Que puedo hacer yo para convencerlos de que en verdad lo que aquí escribo es cierto, si estamos rodeados de adivinos y agoreros de la suerte… por lo que les juro por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no será más. Porque el misterio de Dios se ha consumado, como él lo anunció y ahora revela en este libro.
Sin embargo, parece que sólo a los niños les interesa conocer a Dios… pero su curiosidad termina cuando los llenan de fantasías y su imaginación comienza, no les explican la verdad porque no la entienden, y lo que es peor pierden el interés por conocer a Dios; ya no es algo útil, porque con lo que imaginan de dios, obtiene las excusas y justificaciones que desean, pero ese supuesto dios al que apelan, en verdad no existe, porque lo que existe en la realidad para cada uno en lo particular, es lo que en verdad conocen y entienden, lo que no se conoce aunque exista… para uno no existe, ni es parte de su vida, ni es parte de su realidad; con lo que queda comprobada la verdad que asiste a éste razonamiento, “Dios no existe para quien no lo conoce y entiende”, por lo que todo aquel que tiene que asumir o recurrir a su imaginación para demostrar su existencia, en realidad demuestra su ignorancia y todo lo que se construya a partir de esa suposición es pura ilusión, algo completamente inexistente en su realidad, por lo que las promesas de ese supuesto dios que en verdad no conocen, son como la esperanza a la que se aferran … pura ilusión… sí, en verdad no lo conocen, porque aunque sepan que existe, porque es obvio, mientras no lo conozcan en verdad, no estará resuelta su duda: ¿Cuál es su razón de ser y existir? Pero ese dios imaginario es un dios que perdona todo, que ama sin exigir nada, al que pueden pisotear y vituperar sin consecuencias, por eso no les interesa conocer al verdadero Dios.
¿Por qué somos tan inconscientes? Lo que conocemos de cierto es lo que en verdad marca nuestra conducta, lo que sabemos que existe es lo que en verdad tiene un valor, dime cuáles son tus valores y te diré cuál es tu fe; si tus valores tiene en el cuerpo mortal su única esperanza, entonces la vida a la que nos aferramos es la del cuerpo mortal (si lo único que existe es lo material); pues no existe otra vida a que aferrarnos y no hay esperanza de vida eterna; por lo que la riqueza, la belleza, el poder o la fama serán sus motivaciones, desde sus formas más humildes hasta las más crueles, porque es lo que importa para esta vida material, a falta de otra forma de vida a que aferrarnos. ¿Es bueno Dios si tenemos esas cosas? ¿Si no las tenemos es malo? ¿Por qué juzgamos a Dios? Pero como ese dios al que apelan es fruto de su imaginación, quieren que eso que imaginan se convierta en realidad, cuando en realidad sin conocimiento no hay fundamento y al desconocer a Dios toda esa incertidumbre busca en la imaginación esa respuesta sugestiva, que en verdad es irreal, porque es un engaño que quieren creer porque no lo entienden; es por eso que su vida eterna es pura ilusión, no existe su dios, sus promesas son como sólo un pensamiento sin fundamento, obra de la imaginación de alguien que lo pensó y se los comunico de manera sugestiva como se cuenta cualquier otra mentira.
Hay que conocer a Dios para conocer otro destino, porque, que otro destino cierto conocen más que la muerte, por esta razón es tan relevante la suerte para los seres humanos, suerte que quieren confundir con el destino, por lo que llaman destino a su suerte, cuando saben que su destino es la muerte. ¿Cómo pretender darle un sentido a su existencia cuando su destino es la muerte?… no lo tiene, si la muerte es el destino todo es vano y si todo es vano pues comamos y bebamos que al fin y al cabo moriremos, si todo es vano la vida no se justifica, es completamente inútil e intrascendente y buscaremos en lo vano alguna justificación, cuando en verdad lo único que justifica la existencia de cualquier cosa es que cumpla con la razón por la que fue creada, que otra razón puede tener el hombre que cumplir con su propósito; pero sin conocer a Dios no hay creador, no hay propósito, todos es vano y su destino es la muerte.
Si creyeran de verdad en la vida eterna entonces no le darían tanta importancia a la suerte en esta vida, sin embargo en realidad mientras no conozcan otro destino, la suerte será valiosa e importante y su conducta estará dictada por los ideales que los lleven a conseguir esa suerte; aquellos que digan que nosotros somos los constructores de nuestro destino en verdad están diciendo que podemos influenciar en nuestra suerte, la confusión proviene de su desesperanza, de la verdad que dicta en sus conciencias que a ciencia cierta su destino es la muerte, por lo tanto cambiar el destino es importante, pero llamarle destino a su suerte es francamente una falsedad, es como un dios imaginario, es falso… pura ilusión.
Pero si no conocemos otra forma de vida es verdad que no hay esperanza en esta vida material, a la que nos aferramos a falta de otra y como no teníamos el fundamento para concebir una forma de vida distinta, hemos tratado de hacer de ésta vida algo que signifique más de lo que significa en verdad y lo hemos conseguido a través de la imaginación, sin embargo eso que hemos conseguido no es nuestra razón de ser y de existir, entonces para hacer que no se pierda todo ese esfuerzo de imaginar que significa algo más eso que es vano y efímero, lo reconocemos a través de la admiración, los premios, los aplausos, porque de otra forma carece de significado y pasaría inadvertido como lo que es en verdad, algo vano e intrascendente, por lo que no es por obras que podamos trascender a esta vida.
Si existiera algo absoluto y eterno (que existe), podría ser el fundamento para concebir una forma de vida trascendente y eterna, pero si no conoce nada absoluto, en verdad no existe para usted, así que es necesario conocerlo en verdad para poder considerarlo como parte de su haber, con lo que también podría entender la existencia del Creador y también podría hacer conciencia de una parte de su ser, que por falta de entendimiento se ha quedado como dormida, sin conciencia y sin vida en su ser, una parte que así como el cuerpo material también exista, pero que por falta de conocimiento no se hubiera podido entender y hacer conciencia para que pueda formar parte de su ser, que es su propio espíritu; espíritu que se habría confundido con el alma, pero que al hacer conciencia de su existencia pudiera despertar a la vida, una forma de vida trascendente y eterna; pero para que éste supuesto deje de ser una ilusión es necesario entender primero la existencia de Dios, para que puedan fundamentar la existencia de su cuerpo trascendental, un cuerpo espiritual que se ha confundido con el alma al no haber sustento científico en el que puedan soportar esas diferencias.
Por esto es valiosa e importante la demostración científica de la existencia de Dios, dejemos de soñar con un destino ilusorio, entendamos la verdad que como una espada de dos filos sea capaz de discernir el alma del espíritu, nosotros los seres humanos somos capaces de conocer a Dios y hemos sido llamados a tener un destino eterno, que quite la incertidumbre de la muerte, para dejar de ver en la suerte la única forma de sentir que valemos algo, Dios tiene preparado un destino glorioso para aquellos que logren cumplir con el propósito por el que nos creó, para alcanzar un destino eterno, pero para entender nuestro propósito tenemos que conocer a Dios; dejemos de imaginárnoslo, Dios es cognoscible y alcanzable, como está escrito la vida eterna es conocer a Dios.