El tabaco tiene su origen en las tierras de la cultura maya. Esta cultura existió desde el año 2000 A.C. hasta el 987 D.C. eran excelentes marinos, ya que realizaban transacciones comerciales por todo el Golfo de México, incluyendo las islas del Caribe, como lo son Cuba, República Dominicana, Jamaica, etc. llevando entre otros productos, tabaco, el cual fumaban. El tabaco no sólo era aspirado en humo, sino también masticado, inspirado por la nariz y utilizado en medicina en rituales religiosos y mágicos. Con el paso del tiempo y con la llegada de los españoles a las islas en 1492, y luego al continente en 1517 por las costas de Champotón (tierras Mayas), fue cuando el tabaco llamó la atención de España y de toda Europa extendiendose hasta nuestros dias.
TABACO= (TIERRA+AGUA)+FUEGO+AIRE (4 ELEMENTOS)
PLANTA
Sus Partes: 1. La tripa, que es el contenido o "relleno" del puro propiamente dicho.
2. El capote (o capillo), que es la envoltura de la tripa.
3. La capa, que es la hoja más exterior del puro; la fachada y presentación del Tabaco, habano o puro.
El Ritual: Se observa un acto de profunda concentración y respeto, es un instante de introspección que otorga una conexión intima y verdadera con todo lo que nos rodea. Es un acto de celebración que requiere un ánimo distendido y tiempo disponible. Fumar significa sentir y apreciar el aroma, el sabor, las formas del humo y la pausa hechizante que transfiere al fumador, que lo vive como una ceremonia íntima hasta que el tabaco se apague por sí mismo.
Procesos Iníciales: En julio y agosto, se preparan los semilleros. En septiembre se procede a la tirada de semillas. El transplante se realiza desde octubre con una separación de 40 centímetros entre los plantones. Pasados 50 días se recolectan a mano, y una a una, las hojas y se llevan a las casas de tabaco que hay cerca de las vegas, donde se produce el secado o curación al aire, al que seguirán la primera fermentación, el despalillo, la clasificación, la segunda fermentación, el oreo, el empacado y el añejamiento, antes de que las hojas vayan a la fábrica.
En las casas de tabaco se realiza el amarre, atado de las hojas en grupos de dos o tres, que luego se ensartan en una gran barra de madera que se va subiendo hacia el techo a medida que avanza el secado. Esta curación dura 50 días y las hojas pierden un 85% de su contenido en agua, luego se atan en una gavilla, formada por unas 40 ó 50 hojas, y se llevan a las casas de fermentación, donde se colocan en pilones. La humedad de las hojas desencadena la primera fermentación, que puede durar unos 15 días.
Procesos finales: En ese momento las hojas se clasifican y luego, para facilitar su manipulación, se someten a un proceso de humectación llamado «moja». Las destinadas a tripa y capote se rocían con el líquido resultante de la maceración de los palillos de la hoja de tabaco en agua. Luego se retira la parte más gruesa del nervio. Las capas se rocían con agua pura y no con betún, para evitar que se manchen, pero deben ser igualmente humectadas. Ya clasificadas, se amontonan las hojas formando un pilón mucho mayor, para que aumenten la presión y el calor. La humedad recogida durante la moja, junto con el calor y la presión, dispara la segunda fermentación, que dura 60 días. Aquí el tabaco sufre una transformación química que refina su aroma y sabor eliminando el amoníaco. Luego las hojas deben reposar en parrilleras varios días antes de enviarlas en pacas de yute, si se trata de hojas para capote o tripa, y en tercios de hoja de palma si son hojas para capa. Con estos envoltorios, el tabaco se traslada a almacenes donde reposa de 9 meses a dos años, según las clases. Es como el añejamiento que se le da al vino en barricas.
La mano del hombre ha sido la protagonista de cada uno de estos pasos, como de los que faltan cuando las sacas se trasladan a las fábricas, donde las hojas se califican en 80 matices de color antes de que se produzca el torcido final, como en Cuba se denomina al proceso de elaboración manual del puro por parte de los torcedores. Luego los separan por colores, por calibres, por texturas, hasta que llegan a una de esas cajas que salen a la venta.
Los Torcedores: Como instrumentos de trabajo utilizan una tabla de madera, dos cortadores (la chaveta y un pequeño casquillo), un pomo de goma vegetal natural insípida e incolora, el cepo (para verificar longitud y diámetro del puro), una guillotina y el elemento más importante de todos: la habilidad de sus manos.
Hay cuatro clases de torcedores, y sólo le es permitido manufacturar los Habanos de mayor grado de complejidad y tamaño al torcedor de mayor categoría.
Para llegar a la cúspide en este cotizado procedimiento son necesarios muchos años de experiencia, de hecho en la actualidad la mayor parte de los que realizan este arte son mujeres.
El proceso
En primer lugar, la torcedora pone ante sí las dos, o a veces tres, medias hojas que forman el capote, colocadas en forma tal que la cara posterior de la hoja donde están más pronunciadas las venas quede hacia adentro cuando realiza el torcido del puro.
Después, agrupa las hojas de la tripa, cada hoja se dobla y alinea para asegurar el ininterrumpido paso del humo en el puro terminado. Todas las hojas son colocadas con los extremos de la hoja de sabor menos fuerte hacia lo que será la punta encendida del puro. De esta forma el sabor aumentará a medida que se consume. La hoja con el sabor más intenso y con una combustión lenta, ligero, se sitúa siempre entre las otras hojas. Luego, la torcedora forma el bonche, las hojas de tripa se enrollan con el capote, tomando en cuenta el diámetro preciso del Habano que se esté manufacturando. El torcido inicia en lo que será la boquilla -parte donde será encendido el puro-. La compresión de la tripa debe ser idéntica en todos los puntos. La cabeza del bonche es cortada con la guillotina.
Prensado
La torcedora elabora los bonches y éstos son prensados durante al menos 30 minutos en un molde de madera para otorgarles forma.
En seguida, la torcedora prepara la mitad de la hoja de capa -que se encuentra aún húmeda- para que se amolde perfectamente a la forma del bonche. La coloca sobre la tabla con el lado que más pronunciadas tenga las venas viendo hacia arriba, permitiendo que el lado más suave se encuentre a la vista en la parte exterior del puro.
Con un breve corte de la chaveta recorta la hoja de capa, poniendo especial cuidado en el borde que se verá en el puro ya terminado.
El bonche se coloca sobre la hoja de capa y es envuelto en ella, colocando la punta de la boquilla o pie del puro. Con suma habilidad, la punta de los dedos estira y endereza con gran cautela la hoja mientras el bonche se envuelve en la capa. El estirado de la hoja tiene que ser impecable.
Gorro y bandera
Posteriormente viene el gorro. Primero es cortada una sección llamada "bandera", que sobró de la hoja de la capa. A continuación se envuelve alrededor de la perilla para cerrar la punta y asentir la capa.
Como toque final, el casquillo se corta con un pequeño disco en la hoja de capa y se pega sobre la bandera con un poco de goma vegetal.
Como último paso, el puro se corta con la guillotina a la medida deseada, concluyendo de esta forma el proceso.
Aproximadamenre en un día, un torcedor experimentado puede elaborar entre 60 y 150 Habanos de esta forma, dependiendo del tamaño y lo complejo de su forma.
De tripa corta
Los recortes de los bonches de los puros de tripa larga son combinados junto con otros tipos de tabaco, seleccionados y cortados en fragmentos para crear las ligadas de los Habanos de tripa corta. El Torcedor enrolla la tripa en la hoja de capote, apoyándose de un paño flexible -sujetado a su banco- para formar un boche firme. La capa es colocada de forma tradicional, completamente a mano.
En tanto, para confeccionar algunos Habanos se han utilizado máquinas desde los años 50s. Estas son capaces de elaborar tanto Habanos tripa larga como tripa corta, pero únicamente en vitolas pequeñas. El tabaco utilizado proviene de Vegas de Primera, de las zonas de Vuelta Abajo y Vuelta Arriba. Éste tipo de confección de Habanos resulta más barata, por lo que también al adquirirlos el precio también es menor.
Un tabaco esta hecho con mucho amor y dedicacion, parece que esconden un pequeño tesoro, pero en verdad guardan un gran tesoro.
TABACO= (TIERRA+AGUA)+FUEGO+AIRE (4 ELEMENTOS)
PLANTA
Sus Partes: 1. La tripa, que es el contenido o "relleno" del puro propiamente dicho.
2. El capote (o capillo), que es la envoltura de la tripa.
3. La capa, que es la hoja más exterior del puro; la fachada y presentación del Tabaco, habano o puro.
El Ritual: Se observa un acto de profunda concentración y respeto, es un instante de introspección que otorga una conexión intima y verdadera con todo lo que nos rodea. Es un acto de celebración que requiere un ánimo distendido y tiempo disponible. Fumar significa sentir y apreciar el aroma, el sabor, las formas del humo y la pausa hechizante que transfiere al fumador, que lo vive como una ceremonia íntima hasta que el tabaco se apague por sí mismo.
Procesos Iníciales: En julio y agosto, se preparan los semilleros. En septiembre se procede a la tirada de semillas. El transplante se realiza desde octubre con una separación de 40 centímetros entre los plantones. Pasados 50 días se recolectan a mano, y una a una, las hojas y se llevan a las casas de tabaco que hay cerca de las vegas, donde se produce el secado o curación al aire, al que seguirán la primera fermentación, el despalillo, la clasificación, la segunda fermentación, el oreo, el empacado y el añejamiento, antes de que las hojas vayan a la fábrica.
En las casas de tabaco se realiza el amarre, atado de las hojas en grupos de dos o tres, que luego se ensartan en una gran barra de madera que se va subiendo hacia el techo a medida que avanza el secado. Esta curación dura 50 días y las hojas pierden un 85% de su contenido en agua, luego se atan en una gavilla, formada por unas 40 ó 50 hojas, y se llevan a las casas de fermentación, donde se colocan en pilones. La humedad de las hojas desencadena la primera fermentación, que puede durar unos 15 días.
Procesos finales: En ese momento las hojas se clasifican y luego, para facilitar su manipulación, se someten a un proceso de humectación llamado «moja». Las destinadas a tripa y capote se rocían con el líquido resultante de la maceración de los palillos de la hoja de tabaco en agua. Luego se retira la parte más gruesa del nervio. Las capas se rocían con agua pura y no con betún, para evitar que se manchen, pero deben ser igualmente humectadas. Ya clasificadas, se amontonan las hojas formando un pilón mucho mayor, para que aumenten la presión y el calor. La humedad recogida durante la moja, junto con el calor y la presión, dispara la segunda fermentación, que dura 60 días. Aquí el tabaco sufre una transformación química que refina su aroma y sabor eliminando el amoníaco. Luego las hojas deben reposar en parrilleras varios días antes de enviarlas en pacas de yute, si se trata de hojas para capote o tripa, y en tercios de hoja de palma si son hojas para capa. Con estos envoltorios, el tabaco se traslada a almacenes donde reposa de 9 meses a dos años, según las clases. Es como el añejamiento que se le da al vino en barricas.
La mano del hombre ha sido la protagonista de cada uno de estos pasos, como de los que faltan cuando las sacas se trasladan a las fábricas, donde las hojas se califican en 80 matices de color antes de que se produzca el torcido final, como en Cuba se denomina al proceso de elaboración manual del puro por parte de los torcedores. Luego los separan por colores, por calibres, por texturas, hasta que llegan a una de esas cajas que salen a la venta.
Los Torcedores: Como instrumentos de trabajo utilizan una tabla de madera, dos cortadores (la chaveta y un pequeño casquillo), un pomo de goma vegetal natural insípida e incolora, el cepo (para verificar longitud y diámetro del puro), una guillotina y el elemento más importante de todos: la habilidad de sus manos.
Hay cuatro clases de torcedores, y sólo le es permitido manufacturar los Habanos de mayor grado de complejidad y tamaño al torcedor de mayor categoría.
Para llegar a la cúspide en este cotizado procedimiento son necesarios muchos años de experiencia, de hecho en la actualidad la mayor parte de los que realizan este arte son mujeres.
El proceso
En primer lugar, la torcedora pone ante sí las dos, o a veces tres, medias hojas que forman el capote, colocadas en forma tal que la cara posterior de la hoja donde están más pronunciadas las venas quede hacia adentro cuando realiza el torcido del puro.
Después, agrupa las hojas de la tripa, cada hoja se dobla y alinea para asegurar el ininterrumpido paso del humo en el puro terminado. Todas las hojas son colocadas con los extremos de la hoja de sabor menos fuerte hacia lo que será la punta encendida del puro. De esta forma el sabor aumentará a medida que se consume. La hoja con el sabor más intenso y con una combustión lenta, ligero, se sitúa siempre entre las otras hojas. Luego, la torcedora forma el bonche, las hojas de tripa se enrollan con el capote, tomando en cuenta el diámetro preciso del Habano que se esté manufacturando. El torcido inicia en lo que será la boquilla -parte donde será encendido el puro-. La compresión de la tripa debe ser idéntica en todos los puntos. La cabeza del bonche es cortada con la guillotina.
Prensado
La torcedora elabora los bonches y éstos son prensados durante al menos 30 minutos en un molde de madera para otorgarles forma.
En seguida, la torcedora prepara la mitad de la hoja de capa -que se encuentra aún húmeda- para que se amolde perfectamente a la forma del bonche. La coloca sobre la tabla con el lado que más pronunciadas tenga las venas viendo hacia arriba, permitiendo que el lado más suave se encuentre a la vista en la parte exterior del puro.
Con un breve corte de la chaveta recorta la hoja de capa, poniendo especial cuidado en el borde que se verá en el puro ya terminado.
El bonche se coloca sobre la hoja de capa y es envuelto en ella, colocando la punta de la boquilla o pie del puro. Con suma habilidad, la punta de los dedos estira y endereza con gran cautela la hoja mientras el bonche se envuelve en la capa. El estirado de la hoja tiene que ser impecable.
Gorro y bandera
Posteriormente viene el gorro. Primero es cortada una sección llamada "bandera", que sobró de la hoja de la capa. A continuación se envuelve alrededor de la perilla para cerrar la punta y asentir la capa.
Como toque final, el casquillo se corta con un pequeño disco en la hoja de capa y se pega sobre la bandera con un poco de goma vegetal.
Como último paso, el puro se corta con la guillotina a la medida deseada, concluyendo de esta forma el proceso.
Aproximadamenre en un día, un torcedor experimentado puede elaborar entre 60 y 150 Habanos de esta forma, dependiendo del tamaño y lo complejo de su forma.
De tripa corta
Los recortes de los bonches de los puros de tripa larga son combinados junto con otros tipos de tabaco, seleccionados y cortados en fragmentos para crear las ligadas de los Habanos de tripa corta. El Torcedor enrolla la tripa en la hoja de capote, apoyándose de un paño flexible -sujetado a su banco- para formar un boche firme. La capa es colocada de forma tradicional, completamente a mano.
En tanto, para confeccionar algunos Habanos se han utilizado máquinas desde los años 50s. Estas son capaces de elaborar tanto Habanos tripa larga como tripa corta, pero únicamente en vitolas pequeñas. El tabaco utilizado proviene de Vegas de Primera, de las zonas de Vuelta Abajo y Vuelta Arriba. Éste tipo de confección de Habanos resulta más barata, por lo que también al adquirirlos el precio también es menor.
Un tabaco esta hecho con mucho amor y dedicacion, parece que esconden un pequeño tesoro, pero en verdad guardan un gran tesoro.