Vida Bloqueada
:: Osvaldo Shimoda :: osvaldo.shimoda@uol.com.br

Vida Bloqueada Elmendigo

Cuando ejercía la psicoterapia convencional como psicólogo hace mucho tiempo, no aceptaba – ni entendía – el termino resignación pues pensaba que una persona resignada era alguien pasivo, sin iniciativa, inerte, conformista, fatalista frente de la vida (en el diccionario Aurelio resignación es la sujeción paciente a las amarguras, desabores de la vida).
No distinguía la pasividad de la resignación, pensando que era todo la misma cosa, sinónimos. Era, por tanto, ignorante acerca del funcionamiento de la vida, pues creía, que somos 100% responsables por la conducción de nuestras vidas, de nuestro destino.
Hasta que me vi en una situación (en verdad fui colocado a prueba por la espiritualidad, aunque en la ocasión no tuviese esa consciencia) en que intenté de todo para cambiar, revertir mi problema en la época – financiero y profesional -, pero no conseguía.
Eso me dejó muy frustrado, enojado, indignado e impotente, pues pensaba que éramos señores absolutos de nuestros destinos. Estaba de acuerdo con la literatura de auto-ayuda que predica que usted puede cambiar su vida, su destino, pero que solo depende de usted.

No tenía el esclarecimiento de que este planeta es de pruebas y expiaciones, es decir, de exámenes y reparación de errores cometidos en otras vidas, y que existe, por tanto, la ley de la causa y efecto (también llamada ley del retorno, de la siembra, que se traduce en el dicho popular usted recoge lo que planta).
Vine a comprender que es por eso – en muchos casos – que no podemos cambiar determinados acontecimientos en nuestras vidas, pero sí como vamos a reaccionar a esos acontecimientos.
Posteriormente, vine a percibir que la falta de paciencia, la intolerancia, la presunción, la arrogancia y querer controlar la vida, estaban presentes en mis actitudes. Desconocía que cuanto más karmas contraídos (deudas, pendencias de errores, acciones negativas cometidas en el pasado) menor será nuestra autonomía, la libertad de elecciones; lo contrario, mayor el poder de elecciones, de cambiar nuestras vidas. En otras palabras, la siembra (acción) es libre pero la cosecha (resultado) es segura, obligatoria.

Finalizo este artículo, resumiendo todo lo que hablé a través de una oración sencilla, corta, pero profunda de gran sabiduría y que hoy busco seguir en mi vida; concédenos Señor, la serenidad necesaria para aceptar las cosas que no podemos cambiar, coraje para modificar aquellas que podemos y sabiduría para distinguir una de las otras.

Caso Clínico
Vida Bloqueada
Hombre de 64 años, divorciado, dos hijos y una hija.


El paciente vino a mi consultorio diciendo que se sentía prisionero de sí mismo, pues no tenía animo por la vida, más allá de la falta de deseo sexual. Sentía también que su vida estaba estancada, pues solo conseguía empleos mediocres (era ingeniero), ganando apenas para sobrevivir. Cuando niño, fue rechazado por el padre, pues tuve una educación rígida, severa y fue criado hecho una niña (nunca jugó beisbol, tenía que ayudar a su madre en las tareas domésticas, hacer compañía para ella, lo que no ocurría con sus hermanos).
A los 9 años, su padre lo llevó a un psiquiatra, y este le dio dinero para que fuese a un prostíbulo; la prostituta lo ridiculizó por el tamaño de su órgano genital, quitó su ropa y vino para encima de él, dejándolo muy asustado, atemorizado.
Desde la adolescencia nunca tuvo una vida sexual activa, pero a los 27 años, embarazó a su enamorada que según el paciente, fue un embarazo intencional, provocado por ella, y de ahí nació su 1ra hija. Asumió la niña pero no se casó con la muchacha, solo viniendo a casarse con otra mujer, donde tuvo dos hijos más.

Se divorció de la esposa, pues ella lo agredía mucho, lo humillaba con frecuencia, al punto de expulsarlo de casa y como, en la ocasión estaba desempleado, fue a vivir en la calle, volviéndose un indigente durante siete años (dormía en las plazas, debajo de viaductos, casas abandonadas, comía restos de comida de fin de ferias, etc.).
En ese periodo como vividor de calle, terminaba deambulando sin destino, sin rumbo, sintiendo una soledad profunda. Vino a esta terapia queriendo entender también por qué hace 30 años escuchaba claro, 24 horas ininterrumpido, un zumbido en los dos oídos. Hizo todos los exámenes médicos necesarios, pero, los médicos no identificaron ninguna anomalía. Vivía irritado por cuenta de los zumbidos. Por fin, quería saber cuál era su principal aprendizaje en esta encarnación, y por qué su hija, tras haber peleado con él, cortó las relaciones, apartándose de él definitivamente al mudarse para el exterior (hace 17 años que no la veía más).

Tras pasar por la 1ra sesión de regresión, en la siguiente sesión, el paciente me relató: veo un hombre barbudo, usa una ropa blanca, larga, aparenta unos 40 años… Es un ser espiritual, sus ojos son verdes, mira sonriendo hacia mí. Él transmite mucha confianza, es un ser bueno, me abraza y dice:
- ¡Sea bienvenido!”

-¿Dónde está usted? – Pregunto al paciente.
Veo un jardín muy bonito… es en el plano espiritual, pero estamos dentro de un edificio. Hay una escalera y estamos subiendo, llegamos en una sala grande donde solo hay una mesa en el centro, con dos sillas. Nos sentamos… pero ahora me levanto, comienzo a gesticular exaltado, nervioso, y le pregunto:
- ¡¿Hasta cuándo?!
-Calma, él me respondió. Yo digo:
- ¡No aguanto más! apoyo las manos sobre la mesa, me inclino hacia el frente y le indago nuevamente:
- ¡¿Hasta cuándo?!
-Calma, él repite.
-Calma, calma, ¿Es solo eso lo que usted tiene para decirme?, hablo nervioso. Él dice:
- Sé que está muy difícil para usted, pero todo lo que pasó fue para su bien. Hoy usted es un hombre maduro y pronto. ¡Grandes cosas vendrán en su vida de aquí en adelante!
Él se levanta, me agarra por la mano, y vamos hasta la ventana. Pide que mire aquel jardín vasto, florido. Nos quedamos en silencio, admirando el bello paisaje de la naturaleza. (Pausa)

Ahora me veo en el medio de una calle, es un mercado libre, hay un hombre barbudo a mi izquierda sentado en un saco de fijo, que me dice:
- ¡Usted es mío!
- ¡Salga afuera, respondo con aire de desprecio! (Pausa).

Pregunte en pensamiento a ese ser de las tinieblas ¿por qué él le dice que usted es de él? – Pido al paciente.
Usted me pertenece, no te libero, puede hacer lo que quisiera, pero usted es mío, habla carcajeando.

-Pregunte ¿Qué le hizo usted en el pasado?
Dice que no hice nada, pero que fui ofertado en un ritual de magia negra… Veo a mi ex enamorada, madre de mi hija, ofreciendo mi retrato en un trabajo espiritual… Es por eso que ese ser de las tinieblas repite que soy de él. ¿Por qué ella hizo eso conmigo? (Pausa).
Ahora me veo lejos de esa escena.

Tras el término de esa sesión, pedí al paciente hacer la limpieza espiritual de los 21 días y la oración del perdón para su ex enamorada.

En la 3ra y última sesión él me relató:
Veo la escena de cuando era vividor de la calle… Yo digo:
- ¡Si eso que estoy pasando es una prueba, entonces, voy a ser aprobado con alabanza! ¡El día que ustedes quisieran sacarme de esa vida, por favor, sáquenme! (Pausa).

Yo me veo solo, llorando, pidiendo humildemente al Universo, pues ya había intentado de todo para salir de aquella condición, pero no ayudaba. Veo que cuando hablé eso con sinceridad, de corazón abierto, estaba entregando plenamente mi vida al Creador… Ahora veo una esfera iluminada a mi frente, que brilla intensamente". (Pausa).

- Pida a ese ser espiritual identificarse – digo al paciente.
La esfera brillante se transforma y aparece la figura de aquel hombre barbudo que conversó conmigo en la 2da sesión, vistiendo una ropa blanca. (Pausa).

- Pregunte quién es él – pido al paciente.
Dice que es mi mentor espiritual… Estamos nuevamente en aquella sala grande, con la mesa en el centro. Nos sentamos, y él dice:
- ¡Vamos a las preguntas!
Yo le pregunto:
- ¿Por qué un padre severo, frío y distante?
Él me responde que yo necesitaba tener un padre con ese perfil, que desde temprano tenía que tener una disciplina rígida para no desviarme del camino. Esclarece que en una existencia pasada tuve una vida errática, cometí muchos errores. (Pausa).
Yo le pregunto si en la vida actual estoy cometiendo los mismos errores del pasado. Él responde que no. (Pausa).

- Pregunte si él puede revelarle cuáles errores usted cometió en la vida pretérita.
Él solo dice que cometí errores, nada más (en esta terapia, muchos mentores espirituales prefieren no entrar en detalles acerca de lo que el paciente hizo en otras vidas para no perjudicarlo).

- Pregúntele ¿Por qué usted fue criado por sus padres “como una niña”?
Dice que hacía parte de esa disciplina, fue una forma de colocarme un cabestro porque si mis padres me educasen como un niño, ciertamente iría a desvirtuarme nuevamente, o sea, iría a caer en la erraticidad como ocurrió en la vida pasada pero afirma que la educación rígida que tuve ya está surtiendo efecto, pues hoy soy una persona diferente". (Pausa).

- ¿Diferente cómo? – le pido para preguntar a su mentor espiritual.
Dice que hoy soy más disciplinado, culto, estudiado, vivido de lo que en la existencia pasada, y que aquella experiencia que tuve a los 9 años con la prostituta fue providencial, pues frenó mi vida sexual para que en la fase adulta no cayese en la promiscuidad como ocurrió en la vida pasada.

- ¿Y su falta de deseo sexual? ¿Cómo queda?
Él dice que eso va a pasar, para no preocuparme.

- Pregúntele ¿Por qué usted tuvo que pasar por aquella experiencia dolorosa como indigente, vividor de calle?
Dice que fue para servir de ejemplo para mucha gente.

- ¿Ejemplo de qué? y ¿Para quién?
De vida, disciplina, humildad y de entrega a Dios; por eso, tuve que pasar por todo eso para que todos viesen mi cambio, o sea, como volví para arriba.

- ¿Todos quién?
Mi familia y mucha gente". (Pausa).

- Pregunte a su mentor espiritual ¿por qué usted siente tanta soledad?
Por qué nadie soportaría terminar conmigo, por cuente de ese camino solitario que tuve que pasar; siendo así estaba dentro de mi programa reencarnatorio de la vida actual vivir solo, no envolverme afectivamente. Revela también que las mujeres con que me relacioné me agredieron, me humillaron para que yo desarrollase mi humildad y, con eso, no me desvirtuase del camino pero afirma que ahora estoy pronto, maduro para envolverme afectivamente. (Pausa).
Yo le pregunto de mi situación financiera, de mi actual empleo, pues no estoy satisfecho. Dice que todo va a ser resuelto.

- Pregúntele ¿cuál es su principal aprendizaje, su lección mayor en la vida actual?
Dice que es espiritualizarme, y que estoy en el camino correcto, pues no me desvirtué.

- ¿Por qué su hija peleó con usted y cortó las relaciones?
Dice que ella va a volver, que se arrepintió de lo que hizo, pues es geniosa, pero que aprendió la lección.

Está finalizando el tratamiento, diciendo que procuré la puerta correcta con esta terapia, y que hace mucho tiempo él quería este encuentro. Esclarece que fue él que me trajo a esta terapia, la TRE.
Yo le agradezco de corazón, él dice que está siempre conmigo, pide que no me olvide de eso.

Tras el termino del tratamiento, el paciente me dio hizo un comentario diciendo que no estaba más teniendo pesadillas (antes del tratamiento, casi todas las noches despertaba asustado con pesadillas que le atormentaba), se sentía más calmado, su familia estaba más unida, el zumbido que también lo atormentaba hace 30 años, había desaparecido.
Por fin, tomó consciencia de algo que no había percibido: cuando andaba en la calle vociferaba, hablaba solo, terminaba nervioso, revuelto y, tras el tratamiento su mentor espiritual le llamó la atención para ese hábito que todavía traía de aquel periodo como morador de calle, pero desde entonces, no estaba haciendo más eso.

_________________
«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.