La hija pregunta por qué tantos cambios están ocurriendo, a veces, de una forma bastante dolorosa. Entonces, el padre pide: observe hija, una gota de agua que escurre por el vidrio de la ventana y silenciosamente se sumerge en el charco, retornando a la tierra posteriormente. Aquella gota de agua pierde su individualidad al diluirse en el charco.
En el momento, este padre le habla del ego y de lo cuán es importante la renuncia de la lucha para que la inocencia venza.
Este momento pide el reconocimiento de que alguna cosa acabó, de que algo está completándose. Sea lo que fuera; como un relacionamiento, un hogar que usted amó, cualquier cosa que te pueda haber ayudado a definir quién es usted.
Llegó la hora de dejar para atrás, permitiendo cualquier tristeza que surja, pero sin intentar agarrarse a lo que se completó. Es un momento para desaparecer en las profundas aguas de su Universo Interior.
Alguna cosa mayor está esperando por usted: hay nuevas dimensiones a ser descubiertas. Usted ultrapasó el punto a partir del cual no hay vuelta, y el magnetismo está cumpliendo su función. No resista: eso significa “liberación”.
Piense, hija en la palabra entero, se trata de una indicación de la propia realidad… el todo. Su naturaleza real no es cosa muy distante: en su propia consciencia está su naturaleza real.
Y su consciencia sabe en cuales momentos sale de esa naturaleza. Ella es capaz de testimoniar las cosas que constituyen el mundo, que es la dualidad, después volver para el todo. El mundo dual llegará a un fin, pero el espejo de la consciencia permanecerá, reflejando su naturaleza real.
Aquí, una pieza más de un rompe cabezas le está siendo entregado, para que sea colocado en su lugar: el lugar de la percepción interior. Incluso en el flujo tempestuoso y mutable de la vida, hay instantes en que llegamos a un punto de realización.
En estos momentos somos capaces de percibir el cuadro completo, el conjunto de todas las pequeñas piezas que ocuparon por mucho tiempo nuestra atención. Una imagen gana forma, en el rompe cabezas de la vida. Y, a veces hija, eso es bien doloroso, exige renuncia.
En el momento de la conclusión, podemos sentirnos tanto en desespero; porque no queremos que aquella situación llegue al fin, como podemos sentirnos plenos y receptivos, agradeciendo por el hecho de la vida ser llena de conclusiones que, en verdad, son nuevos comienzos.
Lo que quiera que haya estado observando, su tiempo y su energía, ahora está llegando al fin. Al concluir eso, usted estará creando condiciones para que alguna cosa nueva pueda ser comenzada. Use esta pausa momentánea para celebrar ambas cosas: “el cierre de lo viejo y la llegada de lo nuevo”.
Al cerrar éste ciclo, usted reafirma su creencia de que todo lo que constituye el ser humano, precisa fluir en la vida completamente fundidos en el corazón. Solo así llegará a su destino en el Universo. ¡Entonces, deje lo que acabó y siga adelante!
Bendiciones de éste padre, Caboclo Ventania.
Mensaje psicografiado por:
VSL, el 03/10/2011
En el momento, este padre le habla del ego y de lo cuán es importante la renuncia de la lucha para que la inocencia venza.
Este momento pide el reconocimiento de que alguna cosa acabó, de que algo está completándose. Sea lo que fuera; como un relacionamiento, un hogar que usted amó, cualquier cosa que te pueda haber ayudado a definir quién es usted.
Llegó la hora de dejar para atrás, permitiendo cualquier tristeza que surja, pero sin intentar agarrarse a lo que se completó. Es un momento para desaparecer en las profundas aguas de su Universo Interior.
Alguna cosa mayor está esperando por usted: hay nuevas dimensiones a ser descubiertas. Usted ultrapasó el punto a partir del cual no hay vuelta, y el magnetismo está cumpliendo su función. No resista: eso significa “liberación”.
Piense, hija en la palabra entero, se trata de una indicación de la propia realidad… el todo. Su naturaleza real no es cosa muy distante: en su propia consciencia está su naturaleza real.
Y su consciencia sabe en cuales momentos sale de esa naturaleza. Ella es capaz de testimoniar las cosas que constituyen el mundo, que es la dualidad, después volver para el todo. El mundo dual llegará a un fin, pero el espejo de la consciencia permanecerá, reflejando su naturaleza real.
Aquí, una pieza más de un rompe cabezas le está siendo entregado, para que sea colocado en su lugar: el lugar de la percepción interior. Incluso en el flujo tempestuoso y mutable de la vida, hay instantes en que llegamos a un punto de realización.
En estos momentos somos capaces de percibir el cuadro completo, el conjunto de todas las pequeñas piezas que ocuparon por mucho tiempo nuestra atención. Una imagen gana forma, en el rompe cabezas de la vida. Y, a veces hija, eso es bien doloroso, exige renuncia.
En el momento de la conclusión, podemos sentirnos tanto en desespero; porque no queremos que aquella situación llegue al fin, como podemos sentirnos plenos y receptivos, agradeciendo por el hecho de la vida ser llena de conclusiones que, en verdad, son nuevos comienzos.
Lo que quiera que haya estado observando, su tiempo y su energía, ahora está llegando al fin. Al concluir eso, usted estará creando condiciones para que alguna cosa nueva pueda ser comenzada. Use esta pausa momentánea para celebrar ambas cosas: “el cierre de lo viejo y la llegada de lo nuevo”.
Al cerrar éste ciclo, usted reafirma su creencia de que todo lo que constituye el ser humano, precisa fluir en la vida completamente fundidos en el corazón. Solo así llegará a su destino en el Universo. ¡Entonces, deje lo que acabó y siga adelante!
Bendiciones de éste padre, Caboclo Ventania.
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VSL, el 03/10/2011
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.