¿La inactividad mediumnica perturba la salud del médium?

El médium de prueba es un espíritu que antes de descender a la carne recibe un “impulso” de aceleración periespiritual más violento de lo que el metabolismo del hombre común, a fin de tornarse el intermediario entre los “vivos” y los “muertos”. Así como ciertos individuos, cuya glándula tiroides funciona en ritmo más apresurado – y por eso viven todos los fenómenos psíquicos emotivos de su existencia de modo anticipado – el médium es criatura cuya hipersensibilidad oriunda de la dinámica acelerada de su periespíritu le hace sentir, con antecedencia, los acontecimientos que los demás hombres recepcionan de modo natural.

Se comprende entonces el motivo por qué el desenvolvimiento disciplinado mediumnico y el servicio caritativo al prójimo, por la donación constante de fluidos del periespíritu, proporciona cierto alivio psíquico al médium y lo armoniza con el medio donde habita. Algo semejante a un acumulador vivo, él se sobrecarga de energías del mundo oculto y después necesita descargarlas en una labor metódica y activa, que lo ayude a mantener su estabilidad psico-física. La descarga de la energía excesiva y acumulada por el estancamiento del trabajo mediumnico, fluyendo para otro polo, no solo mejora la receptividad psíquica sino que eleva el grado vibratorio del ser.

El fluido magnético acumulado por la inactividad en el servicio mediumnico se transforma en toxico pesando en la vestimenta periespiritual y causando la desarmonía en el metabolismo neuro-orgánico. El sistema nervioso, como principal agente o enlace de conexión de la fenomenología del periespíritu hipersensibilizado por los técnicos del Espacio, y deja el médium tenso y afilado en la recepción de los mínimos fenómenos de la vida oculta. De este modo, el trabajo, o intercambio mediumnico, significa para el médium el recurso que lo ayuda a mantener su armonía psico-física por la renovación constante del magnetismo del periespíritu, que se torna más potable cuanto más la renuevan por el uso. En la donación benefactora de fluido al prójimo, el médium se afina y sensibiliza para tornarse la estación receptora de energías de mejor calidad en descenso del plano Superior Espiritual.