¡Zé Pelintra por él mismo!
Mensaje recibido por Géro Maita
¡Muchos me llaman malandro, aprovechador, engañador, hasta exu soy llamado! ¡Eeeeeee! Los encarnados gustan de colocar muchas palabras en la “boca de los muertos” lo que no siempre traduce aquello que nosotros de este lado de acá de la vida realmente somos. Pero como nuestra Umbanda ya pasó de sus 100 años resolví ahora dar mi palabra para “cerrar” un poco la boca de aquellos que mucho hablan de la Umbanda y sus entidades, pero infelizmente nada saben de la misma y muy poco de nosotros.
Cuando hablamos de “malandros”, luego recordamos a aquel que lleva ventaja en todo en la vida, engañando, mintiendo y aprovechándose de la buena voluntad de los que son conocidos como más débiles, yo José Pelintra diría “menos informados y preparados en su fe”.
Para quien tiene una mente enferma este seria el mejor adjetivo para los malandros, pero en las próximas líneas “camaradas” voy a demostrar el “otro lado de la moneda”.
Un verdadero malandro sabe:
Driblar los obstáculos que la vida le impone con una sonrisa y confianza en Dios, pues si todo en la vida tiene comienzo y fin incluye también nuestro pasaje en este mundo, sus dolores no son eternos. Sonreír cuando todo es alegría es fácil, ella ya nace en la cara, pero sonreír y tener fe cuando las cosas andan medio “de lado” es solo para quien tiene remo.
Malandraje no es juzgarse pobre, olvidado de Dios y de los Orixás, es moverse, hacer la diferencia, ir a lucha. La caída infantil fue hecha para levantarse y continuar adelante y terminar experto donde “se coloca el pie”, pues hay mucho “malandro pisando en cueva” en juegos de palabras, “tienen mucha gente escogiendo un camino más doloroso para seguir” y consciente.
Malandraje es saber su límite, donde se debe parar y no querer demostrar para los otros lo que no es y lo que no se tiene. Dios creó a mi gente todos iguales, con las mismas posibilidades. En la vida no tienen “camino dulce”, tienen es actitud de buscar mejorarse cada vez más, de aprender a vivir y ganar madurez. “solo enseña quien ya aprendió y no quien todavía esta en la primera serie”.
Muchos me critican por mis vestiduras blancas y traen su corazón oscuro por el preconcepto vacilo de quien se juzga superior a todos y sigue una verdad que ni ellos mismos conocen.
Muchos hablan de mi puñal, pero cortan y hieren a sus semejantes con sus palabras todos los días dentro y fuera de sus hogares y mi puñal “malandro” solo corta demanda.
En mi imagen “figura” el blanco, simboliza como debe ser nuestro interior, o sea, Limpio.
Mis manos juntas simbolizan la fe que de Aruanda infelizmente vemos pocos “aquí abajo” practicarla en cualquier credo.
El libro en mis pies significa que para crecer es preciso conocerse a sí mismo.
El rojo de mis adornos simboliza la vitalidad, la alegría que todo buen “malandro” debe tener para encarar los problemas que él mismo crea en su vida.
¡Muchos hablan, pocos conocen! ¡Muchos juzgan, pocos comprenden! Y así camina nuestra Umbanda esclareciendo y luchando para con mucho “malandraje” y mucho remo ganar su espacio.
Santa figura nadie es, entonces que cada un reflexione antes de juzgar…
“¿soy santo o demonio? ¿Justo o pecador? ¡Saca eso de la cabeza mi niño! Soy Zé Palintra, malandro de la luz y siervo de nuestro Señor.”
…Soy Zé Palintra como ven, él trae su magia para salvar a todos sus hijos y retirar hechicería… Savará malandraje, José Pelintra do Morro Grande.
¡Salve su Zé, salve su malandraje!
Dios proteja toda la Falange de Malandros...
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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal?
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.