Tomado de la web.

Un Espíritu de Engaño

Aquellos que persisten en que Dios “realice” alguna señal están invitando en su medio a un espíritu engañoso. Al convertir a Dios en un genio lo estamos limitando, es más, estamos recibiendo mucho menos de él de lo que él quiere darnos. Se están relacionando con Dios de una manera superficial, carnal y egoísta. Al tratar de manipular las supuestas “leyes espirituales” de Dios para lograr el éxito a través de una imaginación mental vivencial, a través del pensamiento positivo o a través de la afirmación positiva, lo que hace es imponer su voluntad y no la voluntad de Dios para su vida. En esencia lo que esta haciendo es practicando la brujería mediante “el poder de la voluntad”, tal cual como lo llamó Adolfo Hitler. Usted esta autorizando a espíritus engañosos, ángeles caídos, para que operen en su vida y que eventualmente destruirán su vida.

Jesús nos advierte que durante la gran tribulación, el tiempo del juicio de Dios en los postreros días, al cual nos estamos aproximando rápidamente, “surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos” (Marcos 13:22). El estar detrás de las señales y milagros representa un peligro inminente para las congregaciones enteras, así como ver a los cristianos correr hacia los servicios de “predicadores-artistas” quienes supuestamente hacen señales y milagros. Es importante notar que las personas con lo supuestos “dones del Espíritu” en las iglesias locales son tan culpables como aquellos ”predicadores-artistas” de alto perfil. Caen bajo la misma sospecha los estudios bíblicos semanales donde todos profetizan sobre todos.

El propósito principal de reunión de los cristianos es para adorar a Dios y estudiar la palabra de Dios. La reunión debe estar centrada en Dios y no en el hombre. Si hay manifestaciones de sanidades, profecía, palabras de conocimiento, lenguas con interpretación, de una manera ordenada en un servicio centrado en Dios, que así sea. Pero si el servicio sencillamente gira alrededor de “señales y milagros”, los dones en sí mismos, y no en glorificar a Dios, estamos sujetos al engaño. Estamos literalmente “prostituyéndonos” tras las manifestaciones sobrenaturales que probablemente no vengan de parte de Dios. C.S. Lewis describe esta palabra “prostituyéndonos” como una “lujuria por lo oculto”.

Con relación a los ministerios de fe, es importante tener fe en Dios, tal como nos lo indicó Jesús, y no fe en el hombre ni fe en nuestra propia fe, que al fin y al cabo se vuelve en un auto-melancólico viaje de tropiezos. Como mencionó una vez un cristiano: “Soy un hombre de poca fe, pero tengo un gran Dios”. Dios puede sanar y algunas veces lo hace y otras no. Dios nos ama y sea que nos sane o no nos sane, debemos amarle. No podemos forzar a Dios que nos sane a través de “fórmulas” incluyendo fórmulas de “fe”.