¿Quién fundo el Espiritismo?
Hablando, hablando así damos de repente con hermanos estudiantes de espiritismo, compañeros nuestros en busca de luz, quienes se refieren al «espiritismo», «que fundó Jesús», al «espiritismo que fundo Moisés», o al «espiritismo que fundó Kardec o Joaquín Trincado» queriendo decir con ello que el espiritismo nació exactamente cuando esos Maestros del pasado dieron a conocer polifacéticamente varias definiciones espiritistas que cada uno de ellos de verdad fundó una escuela nueva, pero nunca un espiritismo nuevo.
Ya hemos discurrido anteriormente sobre la base de que no hay más que un solo, único e indestructible Espiritismo, al cual se apellido Luz y Verdad, para distinguirlo de esa pantomima espiritera que nosotros denominamos espiritualismo como amalgama de religiones, ritos, cultos manoseados y mistificados con comunicación con los hermanos desencarnados. Pues bien, ese espiritismo Luz y Verdad, que nosotros estudiamos y al cual queremos referirnos no nació con Moisés, con Jesús, con Kardec, ni con Joaquín Trincado. Ellos fueron maestros que eficientemente nos pusieron a la mano una escuela de superación intelectual por medio de la metafísica descrita en libros espiritistas que son básicos y fundamentales como que son cimiento de la construcción de ahora se vislumbra.
De espiritismo no conocemos nosotros más que lo rudimentos y los Maestros citados no podían hacernos doctores sin haber cursado los grados elementales que nos enseñan el a, b, c del curso. Pero que de ahí a que el espiritismo haya nacido con ellos está demasiados distante por no decir imposible. El Espiritismo nació con el CREADOR, porque es el mismo, porque espiritismo es el total de espíritus y materia, más UNO, porque no se puede dejar de ser espiritista quien tiene espíritu ya sea individual o universal, pero espíritu al fin. Y ese conjunto masivo, infinito, omnipotente, es lo que conocemos como espiritismo. De ahí que sea un irrisión quererlo matar, perseguirlo, difamarlo, entorpecerlo porque estamos matándonos a nosotros mismos lo que no puede ser, estamos persiguiéndonos nosotros mismo lo que es estúpido, estamos difamándonos nosotros mismo lo que sería un fraude.
El espiritismo no es viejo, ni joven, ni anciano, ni adulto, Es Eterno. Es inconmovible porque nada puede amenguar su presencia y potencia ya que en su austeridad abarca lo conocido y por conocerse. Es fuerte de vida y provecho porque de su conjunto se deriva la Sabiduría a la orden de todos sus componentes, quienes toman lo que son capaces por asimilación. El espiritismo en su acepción genuina no necesita de ti, de mí, de mil millones de planetas habitados inmensamente más grandes que la Tierra, porque es el Universo mismo Espiritismo todo porque no hay vida sin espíritu.
Así vemos en un pasado demasiado cercano como que no pasa de unos 4.000 años a un Mesías llamado Moisés, prohibiendo el uso o mejor el abuso del espiritismo, rompiendo testas a tablazos para imponer su autoridad un tanto mermada ante el vellocino de oro. Encontramos después otro Maestro llamado Jesús, encaminando pueblos por medio de las teorías y tesis espiritistas. En seguida Kardec y luego Trincado. Todos ellos han divulgado el mismo espiritismo el mismísimo que vio la luz con el Creador mismo al poblar de espíritus plenipotentes del universo. Lo que pasa es que hemos recibido la instrucción con cuenta-gotas debido a nuestro desprecio por todo aquello que signifique progreso y aún hemos llegado a la criminalidad de sacrificar la materia de los Maestros crucificándolos en una grotesca cruz.
Porque todos ellos han practicado espiritismos y la bondad de sus palabras aceptadas por ricos y pobres, por poderosos y humildes y blancos y negros y de todo color y raza, fue cabalmente el incentivo de que hombre falaces edificaran la vergüenza de los siglos y por los siglos de la religión 666 que acaparó un crecido porcentaje de esas doctrinas sumando a reducido volumen de las otras religiones, porque se sabía de antemano que prédicas espiritistas humanas, tan sencillas y al mismo tiempo tan elevado concepto, serían aceptadas por todo el mundo conocido, pero… en esa mistificación sin precedentes, apenas se puede encontrar el espíritu de la palabra… ya que solo queda la muestra de la concupiscencia de seres que a todo trance quisieron amontonar oro y poder.
El espiritismo es conocido de todos. No se puede -imaginar que cada uno niegue su propia existencia como hombre o mujer, y por lo mismo es espiritista ya que pertenece al conglomerado de espíritus que forman el universo. Por lo mismo, es mucha honra reconocerse como espiritista porque ello indica que no estaremos en renuencia en la aceptación de las leyes universales y por ende de DIOS. Y venimos nosotros negándonos a nosotros mismos porque nos avergonzamos de llamarnos o que nos llamen espiritistas, nosotros los que estamos estudiando esa filosofía sabía, que nos abre amplios horizontes para encontrarnos nosotros mismos en el laberinto de definiciones que nos empalagan. Si el espiritismo está enfermo en este planeta, curémoslo inmediatamente y no dejemos que esa plaga horrorosa que se llama espiritualismo siga difamándolo más, no dejemos que ellos nos pongan en la triste situación de ser el hazmerreír de los hombres dúos, porque francamente, con esas prácticas de hechicería, y fanatismo religioso, es el descrédito de lo que preparan para el espiritismo ya que nadie que piense ni que como dicen, tenga dos dedos de frente, puede permitir a un fantoche que lo engañe y lo haga una piltrafa de sus convicciones.
No negamos que hay quienes tratan de matar al espiritismo, practicándolo burdamente y según sus pasiones e interés, porque como el espiritismo es tan grande y tan poderoso todo está incluido en el mismo. Sus múltiples ramas, sus inacabables dones se prodigan a todo aquel que la busca no importa que sea con mala o buena intención. Los hermanos desencarnados sirven por igual a sus fines, a su pedido. Por eso, cada nido de espiritualismo debe ser destruido y en su lugar edificar una escuela de estudio racionalista donde se conozca en todo su plenitud cuál es el camino que nos lleva a la confraternidad universal por medio del Espiritismo Luz y Verdad.
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