San Expedito aplasta al demonio con la fuerza de la Cruz de Cristo

Al detenernos a contemplar la imagen de San Expedito, observamos que, aplastado bajo su pie derecho, aparece un cuervo. Lejos de ser el simpático animalito que todos conocemos, se trata en realidad del Demonio, que se le apareció a San Expedito bajo la forma de cuervo.
Ante esto, y como devotos del santo, nos podemos preguntar: ¿qué hace el Demonio, para ser aplastado por San Expedito?
Para saberlo, analicemos brevemente el accionar del Demonio: ante todo, el Demonio, llamado por Jesús “Padre de la mentira”, hace creer que esta vida terrena es la única que hay, y que por lo tanto es para “disfrutar”, para “pasarla bien”, y para eso elabora todo un sofisticado sistema de seducción a través de los medios de comunicación. Es así como los entretenimientos y pasatiempos humanos se multiplican y se vuelven omnipresentes, como sucede por ejemplo con el fútbol: existen torneos de todo tipo –locales, provinciales, regionales, internacionales, mundiales- que se transmiten a toda hora y por numerosos canales de televisión. Lo mismo sucede con la moda, el espectáculo, el cine, la música –particularmente nocivas y demoníacas son la “música” cumbia y el rock-: sus ofertas, sobre todo por televisión, se multiplican casi al infinito, volviéndose más y más atractivas de manera particular los fines de semana, de manera tal que se instala en el común de la gente la idea de que el fin de semana –comenzando ya incluso desde el jueves- es para “divertirse” y “hacer fiesta”, dejando de lado por completo la idea del viernes como día penitencial que recuerda a la Pasión, del sábado como día para recordar a la Virgen en soledad por la muerte de su Hijo, y del Domingo como “Día del Señor”, es decir, como el día más importante de la semana, dedicado a conmemorar la resurrección de Jesucristo.
Es así como cientos de miles y miles de niños y jóvenes, en nuestro país y en el mundo entero, han abandonado -o más bien, ni siquiera han adoptado nunca- el hábito de hacer oración, de leer la Biblia, de meditar, de leer vidas de santos y, por supuesto, de asistir a Misa dominical, todo lo cual supone un rotundo triunfo de las oscuras fuerzas del infierno. Esto se comprueba fácilmente: la gran mayoría de niños y jóvenes –y no tan jóvenes- conocen y aman más a Messi que a Jesucristo, y ante la opción de asistir a Misa en el mismo horario en el que juega la Selección, o el Barcelona, o cualquier equipo de fútbol conocido mediáticamente, la elección es por todos conocida: se prefiere al ídolo demoníaco del fútbol antes que a Jesús Eucaristía. Si se piensa que en el siglo pasado, el demonio exultó de alegría cuando difundiendo falsos rumores sobre la liberación de dos niños posesos hizo asistir en un día domingo, por curiosidad, a cientos de personas, y la causa de su alegría era haber inducido a que toda esa gente cometiera pecado mortal al faltar a la Santa Misa dominical, nos podemos imaginar fácilmente la alegría que experimenta en nuestros tiempos, cuando los estadios de fútbol, las salas de cines, los paseos de compras, están llenos los domingos, mientras que las iglesias están vacías.
Otro engaño del Demonio, muy frecuente en estos días, y aparejado con esto que venimos diciendo, es la difusión de la creencia de que la Iglesia con sus sacramentos, principalmente la Eucaristía, no son necesarios para la salvación, ya que cada uno se puede salvar a sí mismo. Así se ve el abandono masivo de las confesiones y de las comuniones eucarísticas, o también comuniones sin confesiones previas.
Otro engaño del Demonio consiste en presentar a los sentidos cosas que son malas y perversas, haciéndolas pasar por buenas, con el consiguiente daño no solo corporal, físico y mental, sino ante todo espiritual. Así es como todo lo malo se presenta como bueno: la droga, el aborto, las relaciones anti-naturales, el divorcio, el concubinato, la sensualidad en la moda y en el vestir, el poder, el dinero, la violencia, etc.
Este el accionar del Demonio en nuestros días, esparciendo errores, mentiras, falsedades y engaños, para hacer caer a las almas en pecado mortal y poder arrastrarlas al infierno, como muestra de su insaciable odio a Dios.Y tiene mucho éxito en su empeño, según las apariciones de la Virgen María en Fátima, en donde les muestra a los pastorcitos las almas que caen en el infierno, "como las hojas de los árboles caen en otoño".
Como devotos de San Expedito, le pedimos a Él y a María Santísima, que intercedan ante Jesucristo, para que también nosotros, al igual que él, podamos aplastar al Demonio con la fuerza omnipotente de la Cruz del Salvador.