El Señor PELECH, ahora Jesús, con Su Omnipotente Gracia Misericordiosa opera en la Naturaleza, protegiendo el Corazón Operador en simplicidad, fe, en esperanza, y en la expresión de la caridad, regocijándose en Si Mismo, dirigiendo a esos espíritus de acuerdo a sus cualidades y sagrados poderes, para que cooperen en la Operación de este Sencillo Corazón.
En la profecía de Ezequiel, Dios Nuestro Señor dijo: “Dejad que el espíritu venga desde los Cuatro Vientos, y dejad que éste brote y reviva en el Nombre de PELECH, ahora Jesús”. El Señor Dios PELECH, ahora llamado JESÚS.
Cuando el espíritu hubo entrado en El, también ellos hablaron. Es que acaso no fue relatado por la inspiración lo que el Señor dijo a Moisés: “Toma estos Aromáticos para ti; Extractos de Galbanum de buen olor, así como aceite, todo del mismo peso; con ellos harás un perfume, compuesto de acuerdo con el Arte del Apotecario, mezclado con sumo cuidado, puro y santificado, que sea digno de ser ofrecido a Mí. Y cuando lo hayas convertido en el más fino polvo, entonces lo colocarás ante el Tabernáculo del Testimonio, que es donde Me apareceré ante ti, y serás Sagrado entre los Sagrados.
Nunca harás un aceite parecido para tu propio uso, porque éste es Sagrado para Mí”. Cuando tu hayas comprendido el Misterio del Polvo, que es el más Sagrado Regalo de Dios, sabrás que el Señor Dios PELECH, ahora Jesús, te ha sido revelado y permitido revelarle a los demás, porque esta es Su Voluntad. Porque está escrito “En el Principio los Elohim los crearon”. Y al hombre en el sexto día.
Y Dios lo situó en el Paraíso del Placer, en donde la Fuente se divide en Cuatro Cabeceras. Este es el Más Sagrado Misterio, el que tenga oídos que escuche. Dios Nuestro Señor debe ser el anatema que siempre ha sido y será, y no debes despreciar Su Más Precioso Misterio.
¡Amén!. Escucha, ¡Alma mía! te encuentras ante el Señor tu Dios, reza para que tengan asentamiento; pero hazlo con toda humildad, que es la Sabiduría. Ayuna ante tu Señor, con todo corazón y dile: “Verdaderamente he pecado en todos mis caminos, pero te adoro Señor, quita de mí, Tu Sirviente, toda la Iniquidad, para poder poner toda mi verdad en Tí”.
¡Oh Dios Nuestro Señor!, se mi opresor y rescátame de la multitud de mis pecados y no permitas que se multipliquen en mí, como la arena del mar, para que algún día sea digno de mirar las Alturas de los Cielos.
En la profecía de Ezequiel, Dios Nuestro Señor dijo: “Dejad que el espíritu venga desde los Cuatro Vientos, y dejad que éste brote y reviva en el Nombre de PELECH, ahora Jesús”. El Señor Dios PELECH, ahora llamado JESÚS.
Cuando el espíritu hubo entrado en El, también ellos hablaron. Es que acaso no fue relatado por la inspiración lo que el Señor dijo a Moisés: “Toma estos Aromáticos para ti; Extractos de Galbanum de buen olor, así como aceite, todo del mismo peso; con ellos harás un perfume, compuesto de acuerdo con el Arte del Apotecario, mezclado con sumo cuidado, puro y santificado, que sea digno de ser ofrecido a Mí. Y cuando lo hayas convertido en el más fino polvo, entonces lo colocarás ante el Tabernáculo del Testimonio, que es donde Me apareceré ante ti, y serás Sagrado entre los Sagrados.
Nunca harás un aceite parecido para tu propio uso, porque éste es Sagrado para Mí”. Cuando tu hayas comprendido el Misterio del Polvo, que es el más Sagrado Regalo de Dios, sabrás que el Señor Dios PELECH, ahora Jesús, te ha sido revelado y permitido revelarle a los demás, porque esta es Su Voluntad. Porque está escrito “En el Principio los Elohim los crearon”. Y al hombre en el sexto día.
Y Dios lo situó en el Paraíso del Placer, en donde la Fuente se divide en Cuatro Cabeceras. Este es el Más Sagrado Misterio, el que tenga oídos que escuche. Dios Nuestro Señor debe ser el anatema que siempre ha sido y será, y no debes despreciar Su Más Precioso Misterio.
¡Amén!. Escucha, ¡Alma mía! te encuentras ante el Señor tu Dios, reza para que tengan asentamiento; pero hazlo con toda humildad, que es la Sabiduría. Ayuna ante tu Señor, con todo corazón y dile: “Verdaderamente he pecado en todos mis caminos, pero te adoro Señor, quita de mí, Tu Sirviente, toda la Iniquidad, para poder poner toda mi verdad en Tí”.
¡Oh Dios Nuestro Señor!, se mi opresor y rescátame de la multitud de mis pecados y no permitas que se multipliquen en mí, como la arena del mar, para que algún día sea digno de mirar las Alturas de los Cielos.