Caléndula (Caléndula officinalis)

Las flores amarillas y anaranjadas de esta planta se empleaban ya en el antiguo Egipto. En la actualidad es reconocida como una de las mejores plantas para tratar condiciones de la piel. Usada externamente es de ayuda en casos tales como quemaduras, cortaduras, infecciones y picadas de insectos a causa de sus propiedades antiinflamatorias y antisépticas. Sus propiedades antiinflamatorias al parecer se deben a la presencia de sustancias conocidas como flavonoides. La flor de la caléndula también tiene la capacidad de estimular las células de nuestro sistema inmunológico conocidas como macrófagos propiciando así la destrucción de bacterias.

Usada internamente ayuda en casos de indigestión y otros problemas gastrointestinales.
La Caléndula se consigue sola o combinada con otros ingredientes en forma de jabón, ungüento, aceite, o loción para ser aplicada directamente al área afectada de la piel.
Para problemas gastrointestinales se prepara en forma de té del cual pueden ingerirse diariamente de dos a cuatro tazas.

La caléndula se considera una planta extremadamente segura y cuando se ingiere en las dosis recomendadas no provoca ningún tipo de efecto secundario.
En cuanto a su uso externo no se deben colocar sustancias grasosas como unguento o aceite de caléndula (ni de ningún otro tipo) sobre heridas supurantes. En estos casos se puede aplicar té de caléndula.