Estimados Hermanos y Hermanas; en magia, esoterismo, brujería, hechicería o espiritismo, no todo está escrito; existen un sin fin de formas de montar un trabajo para causar un daño; eso es igual que es gastronomía, en donde los chef se esmeran por descubrir nuevos platos que deleiten a sus férreos clientes. En el mundo espiritual es igual, los hechiceros se desviven buscando nuevos métodos para causar daño y en efecto lo consiguen. Se utilizan toda una serie de instrumentos, útiles, materiales o herramientas que producen toda una serie de combinación de energía que se torna perniciosa para la víctima del trabajo. Los más conocidos son: el de postura de velones y el trabajo de entierro con: cocos, con botellas negras, con urna y sujets, con ahuyama o calabaza y con berenjena de la grande; pero existen otros que he visto montar, como el efectuado entre las entrañas de animales recién muertos y otros en animales vivos que van muriendo poco a poco. En casi todos, se utilizan ciertos ingredientes, como por ejemplo: el azulillo astral, el alcanfor, la sal en gema, la pimienta, el corozo, especies de varios tipos, sangre, mugre, telaraña, caraña, pergamino virgen, fotos o fotocopias de cédulas u otras pertenencias de la victima; clavos de urnas, trapo de cementerio, tierra de cementerio, etc; es decir, todo lo que el operador considera que pueda ser energía perniciosa para la victima del traicionero trabajo. De manera, que debido a la complejidad de trabajos que se pueden montar, es por lo que es sumamente importante saber con que tipo de trabajo nos estamos enfrentando, independientemente de la entidad o energía (espíritu) que custodie el trabajo; y es aquí donde entran en juego los muertos, las ánimas y los espíritus para que nos ayuden a descifrar el respectivo trabajo. Una vez que tenemos claro el tipo de trabajo que es, debemos a preparar el mismo trabajo, pero agregándole un volitivo o explosivo de amplio espectro; y agregándole bastante oración y magnetismo. La importancia del explosivo radica en el hecho de que este, al producir efecto, genera una onda expansiva disipadora o destructora (transformadora) de energía, lo que obliga a la entidad o espíritu encargado del trabajo a retirarse del mismo y alejarse del lugar. Me imagino que lo sabían, pero he aquí una sencilla explicación del tema.