Guaicaipuro: Este bravo guerrero, nacido en la región de los Caracas en 1530, aproximadamente; se llamó en realidad Gua-caipuro, pero la costumbre nos ha hecho recordarlo con la incorrecta denominación de Guai-caipuro. Vivía en Suruapo (hoy San José de Los Altos), en la vertiente de la Quebrada Paracotos. Su nombre significa “púa aguda”• Se lo llamó así por su coraje, su fiereza y su espíritu de conductor de pueblos. Su padre fue un guerrero Pequeño y su madre una Aricagua, de singular belleza, quienes le dieron una educación espartana, que pronto asimiló, lo que le permitió ser guerrero de confianza del gran Cacique Catuche. Al contar 20 años de edad, tiene que asumir el cacicazgo, ya que Catuche, muere y la tribu lo elige por aclamación para sustituir a su jefe.
Poco antes de la muerte de Catuche, el bravo Guaicaipuro, se enamora de la India más linda de la región, de profundos ojos negros, labios de rosado natural, pelo negro que usaba trenzado sobre sus hombros y un dulce sonrisa que cautivó al indómito Pequeño. Se cuenta que ya en el ejercicio de su inmenso poder., el Piache, mandó a reunir a las 200 doncellas más lindas de la tribu para que el nuevo Cacique escogiera las que deseara, pero Guaicaipuro, rechazó la oferta caballerosamente, expresando que “mi Urquía, vale por todas”.
Su primer hijo fue Baruta, otro gran guerrero que lo acompaño en sus luchas contra el invasor. Vivían con él sus seis (6) hermanos y sus hermanas Tiaora y Caycape. Los guerreros Pariamanaco y Quetemine, hijos de la princesa Tiaroa, eran sus asistentes en la guerra. Guaicaipuro, gobernaba a los Caracas y Los Teques, conjuntamente, ejerciendo directo control sobre los seis caseríos que circundaban su cuartel general en Suruapo.
Su gran mérito fue acaudillar la resistencia contra los españoles, que cada día cometían mayores tropelías en su zona, esclavizando indios y despojándolos de sus mujeres y de sus tierras. La hostilidad de lo nativos se traducía en enfrentamientos armados, sin que Guaicaipuro, y sus hombres lograran una batalla decisiva contra el opresor.
En 1560 el Gobernador Pablo Collado, nombra a Juan Rodríguez Suárez, Teniente General de la Provincia de Caracas y le ordena que salga a pacificar al aguerrido Guaicaipuro. Rodríguez, se alía con el mestizo Francisco Fajardo y vence al Cacique de Los Teques, en las batallas de San Pedro y La Quebrada, lo que le hace creer que había pacificado la región y deja a sus tres hijos menores en una mina de oro que había venido explotando Don Pedro de Miranda. Guaicaipuro, ataca de nuevo, vence y en esa batalla mueren los hijos de Rodríguez, lo que provoca la intensificación de los combates.
A pesar del fragor de los combates, Fajardo, intenta fundar un caserío en lo que hoy es Catia, con la idea de establecer un centro estratégico de operaciones, y le da el nombre de Hato San Francisco. Sin embargo, la guerra se torna más cruenta y ante un ataque ordenado por Guaicaipuro y ejecutado por Paramaconi, el recién fundado caserío (1560) es arrasado, quemadas las viviendas, muertos los colonos y dispersadas las reses. El año siguiente, en 1561, Juan Rodríguez Suárez, refunda al caserío con el nombre de Villa de San Francisco, pero corre la misma suerte que el anterior. Guaicaipuro, lo vence luego en Macarao, y lo despoja de su espada. El jefe español por poco pierde la vida en ese lance.
Ese mismo año desembarca en las costas de Carabobo, el tirano López de Aguirre. Collado, imparte órdenes a Rodríguez Suárez, en septiembre de 1561, para que viaje a arrestarlo. Guaicaipuro, se entera y lo intercepta en el sitio conocido como Las Lagunetas (estado Miranda), donde el bravo Teniente General, conocido por su valor como el “Caballero de la Capa Roja”, pierde la vida luchando contra las tropas combinadas de Guaicaipuro y Terepaima.
En enero de 1562, la coalición de Guaicaipuro y Terepaima, enfrentan y matan al Capitán Luís de Narváez, Guaicaipuro, convoca entonces a una alianza estratégica de todos los caciques de la región. Acuden a la cita y aceptan el pacto los jefes Baruta, Naiquatá, Chacao, Aramaipuro, Guaicamacuto, Paramaconi, Terepaima y Chicuramay. Durante años esta alianza se mostró triunfadora, pero el bravo Guaicaipuro, perdió su oportunidad en Maracapana, en 1568, batalla clave en la que participaron todas las tribus aliadas. Derrotados por el ejército conquistador en forma contundente, gracias al azar, la coalición se disuelve y los jefes regresan a sus tierras. Guaicaipuro, se refugió en Suruapo, al lado de su amada Urquía, pero su espíritu inquieto no lo dejó en paz.
Ese mismo año reorganiza sus tropas y ataca a Diego de Lozada, que un año antes, el 25 de julio de 1567, día de Santiago Apóstol, patrono de España, había logrado fundar en forma definitiva la ciudad de Santiago de León de Caracas.
Losada, fuera de sí, ordena al Alcalde Francisco Infante, que ataque a Guaicaipuro, en el propio sitio de Suruapo, hasta ese momento baluarte inexpugnable del guerrero indio. Infante, usó entonces la siguiente estrategia: buscó indios pacíficados y fieles a España que conocieran el modo de llegar a la vivienda del Cacique, protegida por loas escarpadas montañas de la zona y por los aguerridos hombres de Guaicaipuro. Logrado este objetivo, partió en una operación Comando con 80 hombres y su fiel lugarteniente Sancho Del Villar. Sobre la media noche llegaron a Suruapo y penetraron hacia el caney del jefe indio, por un camino desprotegido. Infante, cubrió la retaguardia con 25 soldados y el resto acompañó a Del Villar, Guaicaipuro, se dio cuenta del peligro, pero ya era tarde. Tomó la espada de su antiguo enemigo Rodríguez Suárez, y con ella dio muerte a los cinco primeros que lo atacaron, pero la sorpresa lo dejó sin resguardo frente a medio centenar de hombres bien armados. La noche oscura favoreció a los españoles. Los indios salieron a defender a su jefe, pero los arcabuces, las espadas y, sobre todo, la sorpresa hicieron añicos la frágil resistencia indígena. Las mujeres y los niños lloraban. El bravo Guaicaipuro, aun cuando estaba mortalmente herido, seguía luchando sin dar cuartel al invasor. Se guareció luego en su casa, pero los españoles le prendieron fuego y Guaicaipuro salió a dar su última batalla…Cuenta la leyenda de los bravos Teques, que el indómito Cacique, antes de morir, gritó a sus enemigos: Vengan extranjeros, a ver morir al último hombre libre de estas tierras. Corría el año 1568. El plan de conquista avanzaba, pero los aborígenes aún no se rendían.
Autor: GÓMEZ, Carlos Alarico
Bibliografía: Los Caciques de Venezuela
Editorial:PANAPO.
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"Que el Gran AMOR Infinito de el DIOS UNO Padre-Madre te envuelvan en la Suprema LUZ Divina. "